La curvatura de la córnea

31 enero 2022

Resistencia 1992






 Sobrevivir a los recuerdos

El pasado siempre es una elaboración al gusto de cada uno, un proceso que recolecta pequeños fragmentos de realidad captados por nuestros sentidos para destilar una vida de sueños, tristezas y alegrías que, inoculados en forma de recuerdos, ordenan la volatilidad inesperada de la vida en un relato coherente. Nadie identifica sus recuerdos con un material imperfecto, subjetivo o defectuoso.

‘Resistencia 1992’ es un proyecto de investigación teatral para desarrollar una historia de autoficción: El trayecto que recorre una mujer para asumir la muerte de su madre. La dramaturgia construye un espacio doble con el vestuario como frontera. La vida transcurre entre la trampa de una mentira vestida de azul turquesa y el espacio privado, una guarida donde la realidad se desmaquilla y los recuerdos, materializados en un registro mecánico de los acontecimientos, son tesoros escondidos en cajas, audios y un diario que tan solo son la sombra lejana del pasado que deseamos aprehender: Los textos son un ejercicio poético de descripción, no hay ritmo cardiaco en la chapa de una lata y los cachitos de metal no pueden grabar los requiebros y matices de una voz que nuestro cerebro está olvidando porque las neuronas almacenan recuerdos nuevos.

La protagonista de la función descubrirá que la ausencia definitiva de su madre es una catarsis para olvidar las máscaras del pasado y revelar un futuro libre de cargas. En su viaje utilizará elementos escénicos y narrativos que favorecen un ambiente propicio a la reflexión mediante el pentagrama, la palabra, los silencios y la expresividad de Ana Rut Serrano, una actriz que atesora en su mirada y su voz la alquimia para transformar los sentimientos propios en material dramático, un peso que abandonó la delgadez de su cuerpo y arrasó el patio de butacas.

 

Ficha Técnica de ‘Resistencia 1992’

Calificación: 3 estrellas

Producción: Proyecto ALTAR en el programa de Residencias Artísticas del Teatro de la Estación. Concepto: Ana Rut Serrano. Dramaturgia y dirección: Ana Rut Serrano y Felipe Romero. Asesora vocal y musical: Miriam Baselga. Asesor de movimiento: Víctor Meléndez.

Teatro de la Estación. 29 de enero de 2022.

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29 enero 2022

En tierra extraña

 



'En tierra extraña': la copla de la ucronía (heraldo.es)

La copla de la ucronía

‘En tierra extraña’ imagina un encuentro entre Concha Piquer, Rafael de León y Lorca. La ficción tiene la ventaja de que solo responde al marco que ella misma establece, en este caso la acción transcurre el 12 julio de 1936. Un fecha que permite al relato navegar en las aguas de la ucronía, preguntar ¿qué habría ocurrido si…? y componer una dramaturgia que, con fabulosas canciones atemporales y un texto de solidez desigual, también hace una lectura revisionista de la historia inventando acontecimientos sin justificación dramática: Modifica los hechos cuando olvida que fue la censura de la dictadura la que quiso cambiar el inicio de la canción ‘Ojos Verdes’. Sitúa a la reina de la copla en una equidistancia ideológica que es tan injusta como el sambenito que le colgaron de franquista. Licencias que van un poco más allá de manejar acontecimientos que, sin suceder en la realidad, podrían haber ocurrido.

Un piano de pared es el cuarto protagonista de una función que abre atractivos debates como la importancia del ensayo, la chispa de la improvisación, cuánto de andaluza tiene la canción española, o si la copla se canta desde el diafragma o con el corazón.

La acción dramática palidece con algunos fraseos precipitados, chascarrillos y la relación estereotipada entre los personajes. Se prioriza las piezas musicales en las que Diana Navarro muestra una voz portentosa, técnica encomiable y la versatilidad que le permite jugar con florituras de adorno y viajar a Broadway. Avelino Piedad, chispeante en las teclas y el diálogo, cumple a la perfección como contrapunto de las divas; mientras Alejandro Vera, con una excelente interpretación del tema ‘Y sin embargo te quiero’, compone un Lorca jovial, profundo y vehemente. ‘En tierra extraña’ defiende una patria para todos. Tomemos nota.

Ficha Técnica de ‘En tierra extraña’

Calificación: 2 estrellas                     

Producción: SOM Produce / Teatro Español Dirección: Juan Carlos Rubio. Dirección musical: Julio Awad. Reparto: Diana Navarro, Alejandro Vera y Avelino. Piedad.

Teatro Principal. 27 de enero de 2022.


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21 enero 2022

Don Gil de Olmedo es un sueño

 



Una comedia descacharrante

El teatro del Siglo Oro sumó el espectador popular al público de clase alta, la representación cambió el Palacio Real por el Corral de Comedias donde lo importante era pasarlo bien. ‘Don Gil de Olmedo es Sueño’ cumple con esa pretensión y sitúa en la actualidad las características que Lope de Vega expuso en 1609 sobre el ‘Arte nuevo de hacer comedias’, y lo hace en una escenografía que recuerda un bar de carretera anclado en los años setenta con su barra mullida, la sinfonola de los grandes éxitos y un buen número de puertas que anuncian el ritmo trepidante de unos personajes que salen de escena y vaya usted a saber quién vuelve a entrar.

El texto de la función es un excelente ejercicio de estilo que combina fragmentos del teatro barroco y personajes arquetípicos como la doncella, el galán y el caballero, con jerga y modelos contemporáneos como la pija de rosa palo, un farsante con calzas verdes y una pareja de la Benemérita. La dramaturgia se apoya en el vodevil para que la música sea un importante elemento dramático que rompe el corsé temporal, a veces empuja la acción, y otras es un nutritivo entremés para que la comedia respire antes de transformarse en intriga y enredo, que tan pronto se alimenta de exageraciones artificiales del gesto traducidas en placentera comicidad, como se detiene en un trágico remanso poético donde florecen versos que hablan de amor, mentiras y verdades, de quien está perdido sin saber su identidad y sueña con estar aquí o en otro estado más lisonjero, mientras uno coro anuncia el desenlace fatal: Que de noche lo mataron.

El elenco mueve con eficacia la maquinaria de la comedia, se sube a la montaña rusa de las risas y muestra un excelente trabajo que salta de un registro a otro, de la predestinación a la libertad para darle gusto al vulgo.

 

Ficha Técnica de ‘Don Gil de Olmedo es sueño’

Calificación: 3 estrellas

Producción: Lagarto Lagarto – Zazurca Artes Escénicas. Dirección Alfonso Palomares. Reparto: Minerva Arbués, Elena Gómez Zazurca, Manuel López y Alfonso Palomares. Escenografía: Circoku / Teresa Pérez.


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17 enero 2022

Paulina Cifuentes: Una pícara del siglo XXI. Tal vez seas tú.

 



Hace unos días leí en la prensa que la Dirección General de Instituciones Penitenciarias invitaba a todos los interesados un nuevo experimento judicial que se iba a desarrollar en el Teatro del Mercado. Paulina Cifuentes había sido condenada por un tribunal tradicional de estafa, fraude fiscal y hurto. Se trataba de escuchar sus razones durante 70 minutos. No teníamos que decidir si era culpable o inocente, eso ya había quedado sustanciado en el juicio, el reto era votar por mayoría si merecía la libertad o permanecer en prisión.

El abogado defensor de Paulina apareció a lo largo de la semana en diversos medios de comunicación. Su idea era relacionar la imagen de la su defendida con los protagonistas de la novela picaresca del siglo XVII: Buenas personas de excelente corazón que tan solo eran las víctimas de una realidad circundante que los había moldeaba en fullerías y así, asediados por las malas compañías terminaban por caer en el mundo de la delincuencia.

Cuando llegué al teatro la taquillera no sabía nada de una invitación penitenciaria y me cobró la entrada a un precio razonable. El patio de butacas presentaba un lleno absoluto y lo que yo esperaba como una pequeña representación para un número reducido de ciudadanos con la inquietud de sentirse jurados por un día, tenía todos los ingredientes para convertirse en un espectáculo teatral de los de todo vendido, luces y acción.

Paulina Cifuentes utilizó muy bien el tiempo del que disponía y su intervención fue muy entretenida en un ir y venir de la  ironía a la persuasión y hasta tuvo sus momentos de seriedad, al fin y al cabo había mucho en juego, y dejó claro que esto de la picaresca, aunque ella nunca lo llamó así, era prácticamente una forma de vida que se reproducía de forma natural en esos ambientes vulgares donde no hay ni heroísmo ni santidad. La pícara del siglo XXI se basó su discurso en dos pilares: El imperativo categórico de Kant y el punto de vista.

Kant provocó un cambio radical en la filosofía cuando defendió que la ética es autosuficiente, un mandamiento autónomo que no depende ni de la religión ni de la ideología y que rige el comportamiento humano porque la voluntad de cada uno de nosotros se sustenta en nuestra propia racionalidad, y eso es un principio moral. En el caso de Paulina se trataría de que mi racionalidad ejerciera un acto de buena voluntad para devolverle la libertad. El valor ético y moral de esa decisión pertenecería a mi intimidad y, sin tener relación con nada externo a mi buena voluntad, su ejecución no dependería de los efectos que pueda producir. Este razonamiento que me recordó un artículo de Manuel de Prada, en el que aludía al teólogo francés Garrigou-Lagrange para sostener que tan importante es no transigir de los principios, como tener la capacidad para ser tolerante con ellos en la práctica, algo que solo se puede conseguir si de veras tienes un ramalazo de amor frente a quienes, por no creer en ningún principio, transigen con todos, muchas veces por falta de amor. Y ese era el caso de Palomina Cifuentes. Es decir, aunque deploremos y no esté de acuerdo con sus actos, mi buena voluntad de liberar a la presa es un acto íntimo de amor que me representa como buena personas, y que no tiene ninguna relación ni con la maldad determinada por la justicia ni con la posibilidad de su liberación. El razonamiento era impecable y me convenció. Estaba dispuesto a votar por la libertad de Paulina. Pero entonces empezó el asunto del punto de vista.

Paulina Cifuentes apeló a que sus andanzas picarescas se perciben de una manera u otra dependiendo del punto de vista. Me recordó una viñeta de El Roto en la que ve a un delfín a punto de comerse una sardina que su entrenador lleva en la mano. El texto dice: “El público aplaudía al delfín, pero nadie se acordaba de la sardina”. Paulina puso todo su esfuerzo para que el público dejara de verla como la listilla bien entrenada en forma de delfín y la percibiera como la pobre sardina cuyo destino final está predeterminado por el hecho impepinable de ser una sardina. En realidad solo hay que cambiar el punto de vista para dejar de aplaudir al delfín y apiadarse de la sardina.

La gran baza de Paulina era que podía elegir el punto de vista desde el que se contar su vida, tenía la potestad de erigirse en el autor, al fin y al cabo, el público no le queda otra opción que seguir la construcción dramática que el autor ha diseñado. Y Paulina se decidió por utilizar tres maneras diferentes de contarnos su vida.

La primera y más brillante fue el diálogo con el público. Ustedes me dirán que eso es imposible porque el público no es un personaje. Eso podría ser verdad en una representación convencional pero les recuerdo que nos encontramos inmersos en un experimento que tiene como objetivo principal que Paulina conecte con el público, toque su corazón, active su cerebro o cualquier otra circunstancia que la lleve hasta la libertad. Así que hubo diálogo y muy nutritivo. Fueron los mejores momentos de Paulina: Ella, la coreografía de sus manos y la mirada de tú a tú sobre las personas que la teníamos que decidir sobre su futuro inmediato.

El segundo tipo de diálogo ampliaba en número de personajes. A un lado su padre y al otro su madre. Juego de voces muy bien caracterizado. Su padre siempre en movimiento, excepto cuando estaba en la cárcel. Su madre siempre quieta excepto cuando seguía a su marido hasta la ciudad donde lo habían encarcelado. Pero Paulina aún dio un paso más.

Algunas de las historias que nos contó estaban compuestas por personajes a los que no veíamos, que decían palabras que no entendíamos y que provocaban diálogos en los que solo escuchamos la voz de la pícara. El número de personajes había aumentado más allá del entorno familiar, la comunicación se hizo más compleja y, aunque Paulina se desenvolvía muy bien en un trajín que iba de la intriga a la comedia, la verdad es que poco a poco fui perdiendo su punto de vista, la conexión emocional se cortocircuitó y, aunque la narración perdió su voz para alejarse en lo esencial: Examinar con atención si merecía una segunda oportunidad.

Antes de votar que Paulina Cifuentes permaneciera en la cárcel pensé en la viñeta de El Roto. Si algo tenía claro era que Paulina no tenía nada en común con una sardina que se deja comer. Ella es un delfín surcando los mares de la vida, y aunque a veces nade fuera de tiesto y merezca pasar un tiempo a la sombra ¿Quién sabe?, estoy seguro que la Dirección General de Instituciones Penitenciarias le dará una nueva oportunidad de luces, escenografía y dramaturgia. Una próxima ocasión para la que ya conozco el camino hasta la taquilla.


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16 enero 2022

¡Que salga Aristófanes!

 


Más discurso que comedia

Els Joglars celebra 60 años de trayectoria proclamándose herederos de Aristófanes, que en siglo IV a.C. pateó a la tragedia griega donde reinaban los dioses para situar la comedia en el escenario y satirizar costumbres sociales, gobiernos y tribunales de los hombres. ‘¡Que salga Aristófanes!’ aspira a la carcajada desarrollada en una interesante escenografía de planos inclinados que invitan a conectar pasado y presente mediante una lectura crítica de la realidad.

La dramaturgia utiliza la parábasis y el corifeo de la comedia clásica griega para dirigirse al público y exponer las opiniones del autor. Es un preludio discursivo que debería dar paso al diálogo, al conflicto y a la acción de la parodia que ocupa la primera parte de la función donde se confrontan valores y actitudes pretéritas puestas en valor, frente a sus relevos más actuales que reciben guasa y desdén. Este ejercicio dramático prioriza el discurso de un texto que dice más que hace, provoca una deficiencia en la acción y cojea en el tratamiento teatral de unas frases y modismos que repetidos mil veces han alcanzado el tufillo del tópico y tal vez por eso, su enunciación y poco más desactiva toda la carga cómica.

La función eleva el tono cuando la sátira y el detector de ofensas entran en escena para disparar la acción dramática y criticar las prácticas sociales que nos han traído las redes sociales, el narcisismo del selfi y el ejercicio de la cancelación que bloquea a cualquiera situado a un milímetro de distancia de mis verdades que, auto convertidas en certezas sin dudas, piden a gritos parodia, chistes y burlas.

Estos altibajos dificultan que la comedia, sometida al reino de la subjetividad, cumpla con su función esencial de hacerme sonreír. Buena parte de la media entrada aplaudió con fuerza.

 

Ficha técnica de «¡Que salga Aristófanes!»

Calificación: 2 estrellas

Dramaturgia: Els Joglars. Dirección: Ramón Fontseré. Dirección de escena: Alberto Castrillo-Ferrer. Artistas: Ramón Fontseré, Pilar Sáenz, Dolors Tuneu, Xevi Vilá, Alberto Castrillo-Ferrer, Angelo Crotti.

Teatro Principal. 14 de enero de 2022.

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10 enero 2022

Las guerras de nuestros antepasados



 

La palabra atada al escenario

Delibes publicó ‘Las guerras de nuestros antepasados’ como un ejercicio de estilo para enfrentarse al reto de escribir una novela completamente dialogada entre un condenado a muerte y el médico del Sanatorio Penitenciario, y demostrar su capacidad para definir personajes mediante la forma de hablar. Más tarde escribió junto a Ramón García una adaptación teatral que Haro Tecglen calificó de monólogo, o de un falso diálogo entre un personaje “de servicio” y los largos párrafos del protagonista.

La acertada escenografía nos aleja de la cárcel hasta que los barrotes cambian su configuración para ilustrar como el reo construye los limites perimetrales de su vida. El primer contacto entre los personajes mejora la acotación de Delibes al propiciar un clima de tensión para trenzar el diálogo de una relación directa con la realidad representada por el doctor que interpreta Javier Bermejo. Sin embargo, la acción dramática poco a poco se detiene hasta anclar a los personajes en dos sillas justo cuando el discurso tiende al monólogo y las palabras de Pacífico, interpretado por Juan Manuel Pérez, piden escapar del diálogo, soltar amarras del presente y expandirse hacia el patio de butacas para que el espectador reciba de primera mano toda la complejidad que emana nuestro protagonista. La función pierde fuerza cuando se produce esa falta de concordancia entre discurso y acción atados al espacio del proscenio. La excelente calidad del texto y el buen trabajo actoral consiguen mantener la expectación hasta el momento final cuando la moraleja que quiere transmitir Delibes se muestra con toda crudeza: “La libertad individual muchas veces no pasa de ser una entelequia” frente al entorno familiar que presiona al sensible hasta convertirlo en un “hombre gratuitamente agresivo y escéptico”.

Ficha Técnica de ‘Las guerras de nuestros antepasados’

Calificación: 2 estrellas                                         

Compañía: La Quimera de Plástico. Adaptación teatral: Miguel Delibes y Ramón García. Dirección: Luisa Hurtado. Reparto: Juan Manuel Pérez y Javier Bermejo. Escenografía: Luisa Hurtado y Damián Galán.

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09 enero 2022

El alma de Valle Inclán

 



La vacuna del teatro

«El alma de Valle Inclán» nació durante el confinamiento del año 2020 que Rafael Álvarez, El Brujo pasó en su casa cacereña de La Vera, desde donde publicó una serie de videos en su canal de You Tube en los que muestra la forma nutritiva de acercarse a una obra literaria, los primeros pasos de un método de trabajo que convertirá “Divinas Palabras” en una función de agudo humor coronavírico, una “tragicomedia aldeana” que pone a bullir en un matraz una mezcla de monólogo, erudición y comedia.

La escenografía reclama nuestra imaginación para que las sillas sean iglesia románica, bosque atlántico y cabaña de pecado hasta concretarse en los cuadros que ilustran la tentación, el diablo y el gozo. La función se aproxima a la figura de Valle Inclán como el creador del esperpento definido en una triada: El hombre druida, culto y levantisco que usa las palabras para pintar acotaciones entre la filigrana y el sabor popular. El artista que tan solo crea a los personajes para que sean libres de pensamiento, palabra y omisión. La máscara de la ficción para perderse entre la transcendencia de la filosofía y la mugre de la vida.

La estructura narrativa también se construye sobre una trinidad: Álvarez es el dramaturgo que desmenuza el significado de la obra, rosiga los detalles como un divulgador y mezcla fuentes históricas con sucedidos y chascarrillos. El Brujo es voz y mueca que transforma el texto en revieja, farandulero o una perrita que baila con campanillas de feria. Rafael es el hombre atento a la actualidad que te hace la vida más feliz entre ironías y carcajadas. En una esquina Javier Alejano subraya con acierto musical los tres actos de la obra: Tragedia de acordeón, coreografía del pandero y un milagro de violín.

En tiempos de pandemia El Brujo te inocula la vacuna del teatro.

 

Ficha técnica de «El alma de Valle Inclán»

Calificación: 4 estrellas

Versión y dirección: Rafael Álvarez, El Brujo. Música original: Javier Alejano. Jefe Técnico: Oskar Adiego. Vestuario: Talleres Moustellier. Teatro de la Esquinas. 5 de enero de 2022.


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02 enero 2022

Sira Quiroga, una vida de esperanza y un tiempo entre costuras


 

“El tiempo entre costuras” es un musical de beon Entertainment inspirado en la novela homónima de María Dueñas que, estrenado en el Teatro Principal de Zaragoza, nos cuenta la historia de Sira, una modista que abandona Madrid en los prolegómenos de la guerra civil para vivir una vida que nunca había imaginado, y tal vez por eso decide coser los retales de su vida para confeccionar el traje a medida de una mujer que avanza pese a las dificultades, vence al desengaño, y olvida los tonos más oscuros del marco histórico que acoge a una acción dramática representada en una interesante escenografía que comenzó un poco dubitativa, pero poco a poco fue ganando en presencia. La construcción de la dramaturgia es un gran reto por lo que significa traducir el lenguaje literario al teatral, y que en este caso se divide claramente entre las soluciones musicales y discursivas: Mientras las canciones originales empujan con solvencia la acción y la música instrumental arropa el discurso narrativo, este último, que solo tienen sentido se alimenta la tensión entre palabra y acción, pierde energía cuando voces ajenas a Sira toman el mando y relatan desengaños y aventuras; se diluye entre la gran calidad de todas las interpretaciones musicales, a las que siguen algunos registros mucho más discretos en los diálogos; se esconde en el momento clave de Sira al borde del fracaso, donde todo se solventa con un par de frases, hasta que de repente vuelve la acción vertiginosa con la simple y eficaz escenografía de un tren.

Estos desequilibrios se compensan con escenas muy potentes en las que música, discurso y acción se complementan, como en la irrupción del humor que se contrapone al drama gracias a las refrescantes actuaciones de los nuevos amigos de Sira que le dan un tantarantán a la narración, los sentimientos de unos y otros se relacionan con intensidad y me atrapan, y sin embargo la pincelada más importante para entender el musical llega al final del espectáculo cuando Sira Quiroga rompe la cuarta pared y confiesa que todo lo sucedido en las dos horas anteriores tan solo sea un recuerdo, un vestido confeccionado con los retales que la vida te pone ahí, que el relato de su vida es el cuento que ella ha decidido contar y así, aunque la década europea y española entre 1935 y 1945 fue de las más oscuras de la historia, en el recuerdo de Sira brilla la lucha por el amor , y todas las dificultades tamizadas por el filtro que colorea un tiempo que la historia desvela negro y gris.

El Madrid de antes de la guerra tan solo es un pincelada sin precisión pero que anuncia terrores suficientes como para que Sira huya del país, su destino y un mal consejo la llevan hasta el Protectorado de Marruecos, ese último sueño imperial con el que los gobernantes españoles quería enjuagar la debacle colonial de finales del siglo XIX mediante la implantación en 1912 de un tratado Hispano-Francés que se repartían el sultanato de Marruecos en forma de sendos protectorados. La categoría jurídica del protectorado se define cuando una potencia extranjera, sin imponer una forma de gobierno, se limita a ejercer una tutela política y económica sobre un territorio. El protectorado de Marruecos es de gran importancia en la historia de España porque los oficiales que estuvieron al mando en la Guerra de Marruecos fueron los mismos que organizaron la sublevación que desembocó en la guerra civil. Sin embargo muchos de los civiles españoles que vivían en aquellas tierras se encontraban, en palabras de Jordi Busqué, “funcionarios, médicos, maestros de escuela, dueños de pensiones, sastres, barberos, tenderos y buscadores de fortuna. Además, años más tarde se sumarían las personas que buscaban una vía de escape de las penalidades dela España de la posguerra.”

En la función aparece otro personaje histórico que, para desengrasar el drama con unas gotitas de humor, se le define en un tono muy ligero y a modo de chascarrillo como el “cuñadísimo” apelativo que se ganó Ramón Serrano Suñer porque estaba casado con una hermana de Carmen Polo, esposa de Franco, pero el tono amable en el que se nos presenta no debería hacernos olvidar que fue el segundo hombre más poderoso de la dictadura.

La carrera política de Ramón Serrano Suñer empezó a tener relevancia cuando José Antonio Primo de Rivera lo designó, junto a Raimundo Fernández Cuesta y antes de morir fusilado el 20 de noviembre de 1936, como albacea de su testamento y de esa manera tuvieron un papel muy importante en la unificación de la Falange.

La muerte de Primo de Rivera descabezaba el liderazgo de la Falange y permitía la opción de utilizar su partido como un mecanismo de movilización política de la población civil. Franco decretó que las milicias falangistas bajo las órdenes de la autoridad militar y así, todo combatiente quedaba subordinado a la acción del Generalísimo. Era su movimiento para comenzar la controlar los centros autónomos de poder. Pero a este movimiento táctico le faltaba la pata política, mediante un movimiento de masas que fuera el mecanismo de identificación con sus aliados fascistas y nazis. A finales de 1936 todas las fuerzas políticas que apoyaban la sublevación asumían el mando supremo de Franco pero faltaba concentrar todavía más su poder en su persona mediante, al modo del fascismo italiano, con un partido de corte nacional.

Ramón Serrano Suñer fue el personaje clave para la creación ideológica de ese modelo que se materializaría la idea final de Franco de crear un régimen de partido único y el plan era unificar la Comunión Tradicionalista Carlista con la Falange y sus ambiciones totalitarias que, tras la muerte de Primo de Rivera, andaba revuelta por el enfrentamiento de diferentes líderes para alcanzar el poder del partido que culminó en una reyerta con dos muertos, lo que aprovechó Serrano Suñer para elaborar un decreto de unificación en una sola entidad política nacional que se llamaría Falange Española Tradicionalista de las JONS, un enlace entre la sociedad y el estado dotado de la espiritualidad católica de los requetés integrada en la fuerza nueva del fascismo. Monárquicos y otras fuerzas de la derecha se quedaron fuera mientras, falangistas disidentes como Manuel Hedilla, fueron condenados a muerte por adhesión a la rebelión, resistencia al cumplimiento del decreto y finalmente indultado.

Serrano Suñer fue hasta seis veces destacando su labro como ministro de Interior y de Asuntos Exteriores desde donde inició una política de aproximación de Alemania e Italia pero, la hegemonía del Eje flaqueaba y Franco comprendió que un ministro pro-nazi con los Aliados cada vez más fuertes no era lo más oportuno, así que el cuñadísimo se quedó desenfocado de la política, apartado por el régimen y volvió a ejercer de abogado, a podía compliar con el final de la II Guerra Mundial a favor de los aliados precisaba de un nuevo enfoque que dejó desenfocado al cuñadísimo de Franco cuyo recuerdo también ha perdurado gracias al romance extramatrimonial que mantuvo con Sonsoles de Icaza, musa de Balenciaga, mujer del marqués de Llanzol y dicen que la española más elegante de la época.

El mensaje que Sira termina por lanzarnos desde el escenario es esencial: Da igual las peripecias por las que pase nuestra vida y el marco histórico que las contiene porque lo realmente importante para nosotros, para nuestra memoria y recuerdo será la confección que seamos capaces de realizar con esos retales. Quizás por eso es tan importante que el final de la función sea un hecho colectivo que va más allá de la peripecia personal, que la selección y la tonalidad de los recuerdos sean la tabla de salvación para que el mundo negro y gris no consiga vencernos y así, cuando todo parece convertirse en un cuento, el elenco unido por las manos lanzó la nota más aguda para terminar la función en todo lo alto.


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