La curvatura de la córnea

29 septiembre 2009

El placer de participar en La Noche Sin Techo 2009

El pasado sábado se celebró en Ateca La Noche Sin Techo 2009. Hace unas semanas tuve la suerte de cara cuando Marian Lacarta me invitó a participar en el espacio “Espikercorner”, un lugar dónde la palabra es la protagonista.
Después de pensarlo muy poco me decanté por contar un cuento. Narrar una historia de forma oral para reivindicar esos momentos mágicos donde la voz es la protagonista, el pasaporte por el que se deslizó Alicia.
Al principio pensé en contar un cuento que publiqué en esta bitácora en el año 2007. Un cuento dividido en dos partes, la primera se titula “
La última actuación” y la segunda, escrita por Carla González desde Santiago de Chile, “Las ranas del Manubles”. Pero después de darle un par de vueltas al asunto me pareció demasiado evidente contar en Ateca un cuento que transcurre allí mismo.
Fue entonces cuando topé con el autor Luís Mateo Díez y su cuento “El difunto se llamaba Ezequiel Montes” Tras una lectura apresurada, de esas que no te dejan respirar, vi en cada párrafo la posibilidad de remasterizar la historia para dotarla de algunos tonos personales tan necesarios en la narración oral. Así que me puse manos a la obra.
Os evitaré las reflexiones críticas sobre mi intervención pero, sin embargo, quiero compartir con los lectores de esta bitácora el texto que fue la base de la narración oral.

El difunto se llamaba Ezequiel Montes*


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El difunto se llamaba Ezequiel Montes aunque cuando apareció aún no era difunto. Era mediano de estatura, alto de cuello y corto de brazos. Fue un agosto caliente. Los chavales de la Peña los Apaches nos bañábamos en calzoncillos en las pozas del riachuelo sin nombre que discurría entre el Barrio del Piojo y el huerto del Torrino. Allí aprendíamos a nadar al estilo perro y cazábamos cucharetas.
Nos preguntó por el nombre del pueblo mientras liaba un cigarro. Ninguno de Los Apaches nos atrevimos a contestar, sin embargo, seguimos sus pasos hasta la Fonda La Talega dónde alquiló una habitación y pagó un mes por adelantado.
La llegada de Ezequiel Montes provocó numerosos comentarios en las calles, recelos en las cocinas y variadas teorías sobre el motivo de su visita. Cecilio, el dueño de la fonda, siempre lo defendió. «Es un hombre de pocas palabras» decía «Y su dinero es tan bueno como el de cualquiera»
Ezequiel Montes pasaba las mañanas en la cantina de la fonda, trasegaba copas de orujo y escribía cuartillas con una estilográfica. Por las tardes, tras la siesta, paseaba por el pueblo. Los Apaches le seguíamos por las veredas junto al río y en su ruta por la Peñuela y la Tejería.
Ezequiel Montes llevaba un mes entre nosotros cuando comenzaron las fiestas patronales. Ese día metió todas las cuartillas en un sobre y le pidió a Cecilio que se lo entregara a Doña Sagrario, la maestra que nos obligaba a cantar a la Virgen antes de comenzar las clases.
La noticia corrió como la pólvora y cuando Cecilio regresó, un nutrido grupo de vecinos, entre los que estábamos Los Apaches, esperábamos acontecimientos. El cantinero volvió sin contestación y confesó que Doña Sagrario había rasgado todas las cuartillas en cuanto supo el nombre del remitente.
Durante la cena conté en casa lo sucedido. Mi madre suspiró y dijo que era muy bonito estar enamorado. Mi padre tentó el porrón y sentenció «Pobre desgraciado»


-2-

Ezequiel pasó el invierno encerrado en su habitación de la que sólo salía para comer la mitad de la mitad de lo que le servían y consumir las reservas de orujo de Cecilio. Sus borracheras eran silenciosas.
En la primavera se rasuró las barbas, estrenó una camisa de colores chillones y comenzó de nuevo a escribir con la estilográfica. Escribía a todas horas y con un ánimo tan desaforado que muy pronto hubo apuestas sobre el número de cuartillas que sería capaz de enviar a su amada.
La inspiración le duró hasta el último viernes de junio y solicitó a Cecilio que volviera a ser su mensajero. El cantinero se disculpó con excusas incomprensibles y deslavazadas. La tensión se podía cortar cuando me ofrecí a llevar aquel montón de cuartillas. Los hombres pararon las partidas de guiñote, las mujeres lanzaron grititos de admiración y el resto de Los Apaches vitorearon mi nombre hasta que desaparecí por la cuesta del Castillo en dirección a la casa de Doña Sagrario, la maestra que nos golpeaba con el borrador cada vez que olvidábamos el nombre de algún río por pequeño que fuera.
Regresé al anochecer. Entré en la cantina dónde los ojos de mi padre me auguraban una buena tanda de zurras. Ezequiel me preguntó si traía respuesta. Le dije que si, que Doña Sagrario había leído su carta con parsimonia y que había escrito una nota. Le entregué el sobre con toda la solemnidad de la que fui capaz. Lo abrió con paciencia, gustándose, con el placer de quien se siente observado. Sacó una tarjeta. Nadie pudo ver lo que en ella estaba escrito. Ezequiel suspiró, llenó su vaso de orujo, se lo bebió de un trago y, mientras sus ojos se iban apagando poco a poco, sacó su estilográfica del bolsillo superior de la chaqueta y me la entregó.

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Ezequiel celebró el 22 de noviembre “las bodas de oro de un soltero”. Acodado en la cantina recordó historias de esas que de tanto contarse terminan en leyenda. Los hombres del pueblo le acompañaron en copioso trasiego orujo hasta que la noche terminó en borrachera de cánticos regionales, exaltación de la amistad y los ecos amargos que trajo el alba, cuando Ezequiel regresó a su habitación con los ojos vidriosos.
Las mujeres cuchicheaban en las cocinas, los hombres mascaban la tragedia y los niños, al salir de la escuela, jugábamos a tula con un ojo en quien la lleva y otro en la puerta de la fonda.
Una semana más tarde Ezequiel puso pie sobre la nieve que cubría el pueblo. Había untado las botas de sebo y llevaba puesta toda la ropa que tenía. Algunos quisieron seguirle con al intención de vigilar su precaria salud, otros por el morbo de ver como Doña Sagrario le negaba el amor por tercera vez.
Ezequiel sintió la mirada de todo el pueblo sobre sus espaldas. Avanzó muy despacio para no resbalar. A mitad del recorrido, un extraño fenómeno meteorológico desbarató la expectación. Las nubes se arremolinaron sobre el pueblo, el aire construyó ventisqueros y los copos de nieve, silenciosos, densos y constantes naparon calles y plazas como no recordaban los más viejos del lugar. Todos nos fuimos a recoger bajo el techo de nuestras casas. Todos menos Ezequiel que siguió caminando hasta que la nieve lo cubrió por completo.

-4-

Lo desenterraron cuatro días después en la esquina de la calle de su amada. El velatorio se hizo en los bajos del Ayuntamiento porque Cecilio no quería muertos ni en la fonda ni en la cantina «Esa malo para el negocio» decía.
El entierro de Ezequiel fue mi debut en las tareas de monaguillo. Lo fuimos a buscar con cruz, hisopo y agua bendita. Mosen Marcelino habló del difunto como si lo conociera de toda la vida. Las plañideras lloraron con una profesionalidad digna de admiración.
Al terminar la ceremonia religiosa los hombres cargaron a hombros el ataúd hasta el cementerio, las mujeres volvieron a sus casas y yo me fui hasta la barra de la cantina de la Fonda La Talega. Me senté en la banqueta que siempre ocupaba Ezequiel, cogí algunas de sus cuartillas y escribí, ayudado por la estilográfica que me había regalado, la historia que les acabo de contar.

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* Remix de un cuento con el mismo título de Luís Mateo Díez

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28 septiembre 2009

Aceituneros, un poema de Miguel Hernández

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18 septiembre 2009

Tuco Requena: Nuevas canciones


Tuco Requena tiene nuevo disco en la calle, bueno, en la calle no, ni tampoco en tu tienda de discos favorita, vaya antigualla, dirán algunos: Tienda de discos favorita. Tuco Requena tira pa´lante con genio, mostrando al artista por los cuatro costados, un tipo cuyo máximo interés es dar a conocer sus creaciones, que si, que ya sabemos que los músicos no se merecen ni el agua que beben, eso piensan algunos desaprensivos. Pues ahí esta Tuco para dar manija al invento y viene dispuesto a regalar sus canciones, o si quieres puedes poner precio a tanto arte y poderío, tu eliges. Es muy fácil, sólo tienes que ir hasta www.tucorequena.es y allí te lo explican.
Un evento de tanta envergadura, y no hablamos de sexo, necesitaba una puesta de largo de alto copete, así que nada mejor que la celebración del veinte aniversario de La Campana de los Perdidos para que Tuco Requena nos ofreciera un concierto con nuevos temas trufados de los grandes éxitos de su anterior trabajo discográfico.
Tuco Requena y su banda, que imagino aún puedo llamar “de soniquete van” nos regaló el ritmo. La máquina de las buenas vibraciones se sustentó en el gusto genético de la música latina que va de la rumba hasta dónde usted quiera, caballero. Ritmos grabados en la memoria de cuando aún había bailes populares atestados de parejas dispuestas a bailar. La música de este oscense tiene apariencia de sencilla porque la música de baile nunca ha tenido el prestigio de otras tonadas, sin embargo, detrás de las metáforas frescas y la brillantez de las letras, se atisba el gusto musical de Tuco, su preocupación por llenar de melodía unas canciones con historias casi siempre se teñidas de ironía. Lo demostró la cadencia elegante del piano (y la fregona) de Hugo Romero “Pollito” que surcó pentagramas en su cabeza con el feeling de quien lo esta pasando en grande. Las pulsaciones del bajo de Javier Crianzon “Suavito” y me atrevo a pedirle a Tuco más minutos funkies para este músico de Benidorm con acento del barrio de La Jota. La elegancia de las más bellas, el coro más guapo, las voces más contundentes, las guardaespaldas de la voz solista, la Reina y la China, ver y escuchar a estas dos cantantes es un deleite. Y dejo para el final a Javier Moreno “El gordo” amarrado al ventilador de seis cuerdas, fino en los solos, energético con el rasgueo, tanto poderío se le escapa por los ojos, me encantó el ansía en su mirada por encontrar el camino, por comunicar, por dejar el ritmo de sus dedos plantatito en un corazón rumbero, y yo lo miraba y me lo quería comer.
Y cuando parecía que todo había terminado comenzó una free jam rumba. El público elegía una palabra (carburador, pusilánime) o una frase (Cristina es divina) y el combo improvisaba un tema, pero, si al grupo no le gustaba lo dicho por el público ocurría lo nunca visto: Los músicos ponían en canción la escasa preparación cultural de la audiencia, es lo que tiene tocar gratis y hacerlo bien.
Tuco Requena se mantiene fiel al espíritu de su música, ritmos bailables a bordo de la ironía, el amor y una visión de la vida que, aunque cargada de problemas, siempre guarda un momento para dar palmas al compás. Tuco Requena nos regaló energía y buenas vibraciones con las que sazonar el invierno que se aproxima.

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13 septiembre 2009

El buen yantar de Sefa en las Tarde de Blog

La séptima edición de Tardes de Blog en la librería El Pequeño Teatro de los Libros contó con la presencia de “El buen yantar de Sefa”. La cita con mi invitada estuvo programada para el mes de junio, pero unos problemas con mi calendario me obligaron a trasladar la conversación hasta este mes de septiembre, así que comencé por pedirle disculpas y agradecer su paciencia.
Sefa tiene unos hermosísimos 65 años y pertenece a una generación de mujeres que ha sido capaz de sustentar familias, hacer malabares con la economía doméstica y caminar desde el color sepia hasta el mundo pixelizado del siglo XXI. Unas señoras que se merecen respeto, admiración y un monumento, por eso le insté a cambiar el texto de bienvenida en su blog en el que espera “no defraudar”. Estas mujeres nunca defraudan porque siguen la máxima de la abuela de Sefa que dice «Muriendo y aprendiendo». Sefa representa a la perfección a esa mujer en constante aprendizaje, capaz de transmitir conocimientos y buenas vibraciones.
Sefa nos contó que los ordenadores eran elementos habituales en casa porque su marido los utilizaba como docente. Ella nunca estuvo interesada por el software pero un día se animó a dar sus primeros pasitos por Internet. Fue entonces cuando leyó un artículo de Sergio del Molino en el Heraldo de Aragón dónde se hablaba del mundo de la cocina en al blogosfera aragonesa. Ese fue el disparadero que la llevo hasta una academia donde afianzó los conocimientos adquiridos con el autoaprendizaje y los amplió con la idea final de construir su propia ventana abierta al mundo y mostrar las recetas que ella usa para alimentar a la familia, nada de sofisticación ni enredaderas, comida para el día a día.
Sefa, durante toda la conversación, sostuvo en su regazo el libro de recetas de su madre, un homenaje para la mujer que le dejó en herencia la satisfacción de pasar un buen rato en la cocina. De su padre aprendió el amor a los libros y el conocimiento acumulado en ellos. Sefa nos contó como ante cada duda, su padre siempre la invitaba a consultar el “espabila burros” como primer paso para una explicación posterior. Esa combinación entre los guisos y el diccionario se condensa a la perfección en la bitácora de Sefa: Un excelente territorio de respuestas cuando llega la duda del ¿qué hago para comer? En El buen Yantar de Sefa las verduras son las estrellas por el número de recetas publicadas. A mi gusta mucho esta sección porque huye del tradicional hervido con patatas. Sefa siempre juega con ellas y las combina con otros ingredientes. Aproveché para preguntarle por la conveniencia de cocer algunas verduras sumergidas en agua. La respuesta fue clara, contra menos agua mejor, por eso es aconsejable usar una rejilla que separe el agua de la verdura. Aquí, tras una intervención por parte del público asistente, se mantuvo un debate sobre la borraja, la conveniencia de una limpieza exhaustiva – que Sefa desaconseja - y el punto de cocción adecuado para conseguir texturas y colores más interesantes. Fue entonces cuando le recordé que un gran número de sus recetas tiene la olla rápida como protagonista. Sefa defendió su utilización frente al tradicional guiso chup-chup de toda la mañana en la candela y lo hizo, además de por la inexistente diferencia en el sabor, por motivos económicos: Es más barato quince minutos de olla express que dos horas y media de cazuela, además de contribuir al ahorro energético y a la reducción de emisiones de CO2. La utilización de la tecnología con criterios económicos y lúdicos — al fin y al cabo amplían nuestro tiempo libre, — también se puede aplicar para los electrodomésticos como el micro ondas, el horno o el congelador, utillajes que es preciso conocer en profundidad para aprovecharnos de sus características, optimizar sus prestaciones y convertirlos en nuestros «pinches de cocina» Aunque, el pinche que más quiere Sefa tiene el nombre de Marta y es su nieta, la esperanza para una tercera generación de mujeres encantadas de guisar para sus seres queridos, un trabajo tan importante como, a veces, poco valorado.
En los segundos platos de Sefa las carnes triplican su presencia con respecto al pescado. La explicación a este fenómeno regresó al uso doméstico de la bitácora: En casa de Sefa gusta más lo terrestre que lo acuático y, por lo tanto, eso se refleja en el blog.
En la sección de postres se pueden encontrar hojaldres, tartas, natillas, pudín y frutas frescas pero Sefa reconoció que este tipo de recetas no son su especialidad, al menos por el momento, entre otras cosas porque “en casa no somos muy de dulces”.
La sección “platos de aprovechamiento” me tiene ganado el corazón porque me recuerda la preocupación de mi madre por no tirar nada de comida, esa filosofía de poner en el plato lo que te vas a comer, ni un gramo más y, si sobra en la cazuela, aprovecharlo. En ese concepto de reutilización entran los tradicionales purés de legumbres que Sefa enriquece con costrones de pan y aceite, pero también un lado más creativo para conseguir que los restos se transformen en “hamburguesas de garbanzos” o “pastel reciclado”. El buen yantar de Sefa tiene un amplio abanico de enlaces hacía otras bitácoras culinarias, de esa forma se convierte en lanzadera hacía la exploración del maravilloso mundo de los fogones. Caracoles Juan es uno de esos blogueros que tuvo la idea de seleccionar un puñado de recetas y auto publicarlas, en esa selección entró el buen hacer de Sefa que, como proyecto de inmediato futuro, también esta pensado en autoeditar un libro.
Un pajarito me había dicho que Sefa cantaba jotas, así que le pedí una tonada para terminar, ella se excuso por cuestiones de gargantas y nudos estomacales, pero para compensar nos contó una historia.
El 16 de octubre de 1917 su abuelo Domingo Martínez se presentó por primera vez al tradicional festival de jotas que se celebra durante las fiestas del Pilar. Miguel Fleta se presentó ese mismo año. El abuelo de Sefa ganó y una cazatalentos francesa le puso el ojo a Fleta que pasados un par años debutó en Trieste como cantante tenor con la opera Francesca da Rimini.
Algunas veces Sefa canta mientras cocina, o viceversa. Le gusta hacerlo a dúo con el Pastor de Andorra. El consejo final fue que, si además de aderezar las recetas con cariño, las acompañas de una buena jota, todo sabe mejor.
El colofón final llegó cuando Sefa repartió entre los asistentes una quesada que acompañamos con un vinito Canasta bien fresquito.

Fotografías de Migue

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10 septiembre 2009

Días raros

Días raros. Noto la presión de no tener nada que publicar. Muchos relatos dando vueltas pero ninguna capacidad de sentarme a escribir, ni siquiera ese guión que soñé rodar este verano, pero ya estamos en septiembre y el teclado sigue cojo.
Regresa La Noche Sin Techo: Ateca el 25 y 26 de septiembre. Este año no he encontrado nada interesante que ofrecer a los organizadores, sin embargo vuelve Demetrio Aldous, los más veteranos de esta bitácora, si queda alguno, tal vez lo recuerden. El Cuento de Demetrio ocupará el espacio del speaker corner para contarnos la historia de un difunto, un remix sobre un texto de Luís Mateo Díez, algunos lo llamaran plagio pero es que Demetrio no da para más.

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07 septiembre 2009

Vuelve Tardes de Blog.

La nueva temporada de Tardes de Blog se inicia con María José. Sefa nos hablará de cocina, de sus recetas fáciles y baratas para tiempos de crisis. y tendremos sorpresa final.
en la librería
El Pequeño Teatro de los Libros
C/Silvestre Perez 21 (Las Fuentes) Zaragoza
Autobuses 22,24,30,44
Sábado 12 de septiembre a las 18: 00 horas


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02 septiembre 2009

Long Walk Faro

Fernando Sarría me ofreció abrir una vía de colaboración que se concretó en la realización de cinco videos alrededor de algunos de sus poemas dedicados a los faros. Fue un momento muy importante para mi. Hasta entonces, casi todos los video poemas que había construido tenían en común mi voz en la pista de audio y como material visual las imágenes prestadas del You Tube. La serie “Faros” me ha dado la opción de pensar en imágenes propias, un detalle que lo cambió todo, y la posibilidad de trabajar con el poeta que puso su voz en cuatro de las cinco entregas.
“Long Walk Faro” es la última parada en este camino. Un video que nace para resumir la idea que impregnó cada una de las entregas anteriores y la pretensión de contar una historia con sólo las imágenes.
Esta serie de videos ha sido posible gracias a Fernando Sarría, sus poemas, su presencia y la energía de su personalidad. La amabilidad de Ciro y Carolina de la librería El Pequeño Teatro de los Libros. La bronca que me pegó Nacho Escuín en el Paseo Independencia desde el stand de la editorial Eclipsados. Fernando García y Susana Mazo tras la cámara. Adrian Mazo que nos dejo el salón de su casa. Migue combinó la cámara en mano y su imponente presencia en escena. Antonio Feria condujo una Vespa y sufrió la profesionalidad de la Policía Local que nunca creyó que sólo estábamos grabando un video. Y Guillermo Gaviro, un compañero de trabajo que, después de currar las ocho horas del duro turno de noche, me acompañó de madrugada a grabar la Torre del Agua.

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