La curvatura de la córnea

30 junio 2008

Refriega doméstica

LaMima habla de su padre en la entrada titulada “El niño grande” Allí nos cuenta una refriega doméstica entre nieta y abuelo. Una historia que sirve de detonante para mi melancolía. Sólo yo se las veces que he soñado con una escena entre el padre que ya no tengo y el hijo que no tendré.

Etiquetas:

29 junio 2008

Alanis Morissette

Alanis Morissette ha vendido más de 60 millones de discos a lo largo y ancho del mundo y esto es una paradoja cuando las dos únicas grabaciones de las que dispongo de la cantante canadiense en mi discoteca son grabaciones caseras. Recuerdo muy bien como las conseguí. Fue un mes de septiembre de hace diez años, era el último día de las fiestas de Utrillas y los grabé en el ordenador de mi cuñado. Los discos pertenecían a la actual Doctora García Roche que por entonces sólo era Sandra.
Tuve buenas vibraciones al llegar al Anfiteatro 43, en los altavoces sonaba Beck y eso era una buena señal. Justo antes de comenzar me encontré con Mar. Mar es una chica capaz de ponerse una cinta en el pelo que vaya a conjunto con el logotipo de sus gafas, a sus 24 años recién cumplidos desconoce que esa preocupación por la combinatoria cromática es un trabajo inútil porque con su sonrisa, la sonrisa más bonita, más grande y más blanca del mundo sería capaz de romper todos los corazones que se propusiera. Deshicimos un entuerto de esos que se provocan por correo electrónico del dónde tu entendiste “digo” yo quería decir “Diego”. Todo solucionado antes de los primeros compases.
Desde este teclado no puedo elegir cual de todas las Alanis que he visto esta noche me ha gustado más, si la folk de la armónica, la grunge de guitarras poderosas, la intimista de las baladas con sólo de piano o la de esas canciones intensas que van creciendo y creciendo hasta convertirlas en cantos heroicos. Alanis Morissette ha desarrollado un concierto espectacular con todos esos formatos, acompañada por una banda flexible con las etiquetas musicales y dinámica en el escenario. Una actuación de altos vuelos.

28 junio 2008

Dúo Dinámico & Los Brincos

Podría contar que conocí a Los Brincos a través de Fernando Arbex y su conexión con el Miguel Bosé del disco “Chicas” También podría decir que descubrí al Dúo Dinámico en ese fantástico final de la almodovariana “Átame”, podría hacerlo pero mentiría. Las canciones de Los Brincos y del Dúo Dinámico llegaron hasta mis caderas gracias a las sesiones de tarde en los bailes y verbenas de Utrillas.


La noche empezó con Los Brincos, o lo que queda de ellos tras la muerte de Fernando Abex que, junto a la inverosímil reaparición rockera de Juan Pardo, Antonio Morales Junior y Manuel González, se aleja mucho de la formación que vimos anoche y de aquellos sueños beat de principios de los sesenta con ese maravilloso tema titulado “Flamenco” Pero la historia es la historia y el cuarteto ha sufrido diversas mutaciones e incorporaciones hasta la actual formación que defendió con pulcritud los grandes temas del grupo.


El Dúo Dinámico apareció en escena con el público entregado, muchas calvas, algún sonotone y una ganas tremendas por trasladarse en la medida de lo imposible hasta los guateques de “aquellos años”, y que ningún moderno sonría querido lector, porque cada uno de nosotros tiene “sus años”
Ojillos de emoción, cardados de rubio rabioso y más de un achuchón pude ver entre la veteranía que coreó, alguna estrofa se perdía en la memoria, bailó y sobre todo rememoró aquellos años sesenta en blanco y negro.
El repertorio del Dúo Dinámico, así, todo juntito, es apabullante. Salieron con fuerza, con ganas, con esa profesionalidad que se exige a un intérprete, de buen humor y con ganas de agradar. La banda imponente, músicos veteranos con gran soltura y empaque que envolvieron a la perfección todos y cada uno de los temas que ¡oh maravilla! me conocía prácticamente de pe a pa. ¿De dónde ha sacado a ese grandísimo saxofonista? sus intervenciones fueron magistrales y en la cajita de las maravillas guardo su spreengstiniano sólo en el tema “Oh Carol” El grupo entregó lo que el público quiere oír y todo es una fiesta, un concierto por su sitio dónde el revival cutre no apareció en ningún momento.
Pero también tuvo sus lagunas. La primera fue el sonido, durante todo el concierto se colaron de manera aleatorias unos graves saturados que resultaban muy molestos, algo imperdonable en un grupo que reclama la leyenda de su historia en el pop-rock español ¿dónde estaba el ingeniero de sonido para subsanar aquello?
Como ya he dicho antes, aprendí las canciones del Dúo Dinámico en las verbenas de mi pueblo, tal vez esa sea la causa de lo peor de la noche. A esa banda les falta una trío de vientos para conseguir que el sonido de sus directos sea espectacular, para suplir esa carencia cuentan con un excepcional teclista que tapa todos los agujeros a base de sustituir arreglos de viento y cuerda con una maestría indudable, pero a mi, ese apaño me sonaba a Bodas, Bautizos y Comuniones, un grupo legendario como este merece que los temas suenen lo más potente posible. Es una cuestión que su público no reclama, y seguramente a muchos de ellos ese detalle les trae sin cuidado, pero deberían ser los propios músicos los que buscaran ese puntito de mejora, creo que sería la mejor manera de ensalzar su música, unas canciones que marcaron toda una época y que aún cuentan con una importante cantidad de fans.
Y termino con una reflexión que me atacó mientras regresaba a casa pasadas las dos de la madrugada a bordo del ExpoBus3 ¿Dentro de veinte años acudiré a un concierto en el que intervengan Radio Futura sin los hermanos Auserón y El Último de la Fila como representantes del mejor dúo pop de los ochenta? Me da un poco de miedo contestar pero se admiten respuestas en la zona de comentarios

26 junio 2008

Wagon Cookin´

El disco “Appetizers” de Wagon Cookin´ fue un deslumbrante descubrimiento: Los sonidos orgánicos, con la sección los instrumentos de viento a la cabeza, voces negras y el compás de las máquinas para virar desde el jazz hipnótico al house más bailable, una senda por la que este grupo caminó con eficacia. La fórmula funcionó con éxito en todas las pistas de baile europeo y viajó hasta las murallas romanas de Zaragoza en un concierto memorable de hace más de seis años. Esa noche, como hoy, el cierzo agitaba la ciudad.
El Balcón de las Músicas estaba, un segundo antes de las 00:30 horas, tan desangelado como congelado. Fue la cantante quien nos invitó a acercarnos al escenario, después nos pidió que nos levantáramos y por último consiguió que los pocos allí congregados termináramos por bailar al ritmo de “2Face” el último trabajo discográfico de Wagon Cookin´
Muchas cosas han cambiado en este grupo desde la primera vez que los disfruté en directo, obviaremos su viaje a Brasil del que tienes una muestra en el video que cierra esta reseña, una experiencia que tiñó de carioca su segundo álbum, después de que los sonidos de Santiago de Bahía me alegraran muchas horas no se que pasó pero les perdí la pista. Esta noche me he reencontrado con ellos y las buenas vibraciones han regresado.
La proporción de los elementos para conjugar la química del ritmo han cambiado, la sección de vientos ya no son fundamentales aunque estén presentes en forma de saxofón, las voces ya no son tan de soul y lo que predomina son las máquinas, el ritmo y las mezclas. Sin embargo, la experiencia es muy similar a la primigenia: Un apetito enorme por bailar y si de eso se trata, Wagon Cookin´ lo consigue de sobra. Hoy lo han demostrado con una noche fría, escaso público y pese a tener casi todo en contra han conseguido que los presentes hayamos disfrutado de una fiesta. No les pierdan el ojo, estos chicos son unos llenapistas.

25 junio 2008

"Obra selecta" de Jack El Destripador

“Obra Selecta” es una recopilación epistolar del afamado Jack el Destripador, publicada por Elipsis, una edición al cuidado de Javier Terrisse y Gonzalo Torné que también son los autores del prólogo. Javier Terrisse es egiptólogo, ripperólogo, asesor literario y traductor, en 2008 publicó “Miss”. Gonzalo Torné también es asesor literario y ha publicado la novela “Lo inhóspito
Será difícil encontrar a alguna persona de nuestro entorno que no conozca el nombre de Jack El Destripador. Pero muchas de esas personas también serán incapaces de aportar datos más concretos sobre sus crímenes. Este libro viene a corregir el desfase que existe entre la fama nominativa del autor y el desconocimiento de las circunstancias que rodearon sus macabros asesinatos.
La primera característica destacable de “Obra Selecta” es su particular formato narrativo que se inicia con un menú gastronómico en el que se resume los nombres de las victimas, sus edades, la hora estimada de la muerte, la hora a la que salió el sol, además de los lugares y horarios a los que fueron asesinadas,
La siguiente página nos muestra un plano del barrio londinense de Whitechapel sobre el que se sitúan los crímenes, un preludio geográfico que nos ayuda a introducirnos en el prólogo, un viaje que comienza en el exterior de la galaxia hasta aterrizar, a modo de vertiginoso plano de un documental para la televisión, sobre el Whitechapel de finales del siglo XIX. El cronista Blanchard Jerrold ejerce de cicerone en este regreso al pasado y nos ayuda a situarnos en la escenografía donde se desarrollaron los acontecimientos, un itinerario que nos sitúa frente a sus habitantes, los mercados, los antros de la diversión y que terminará mostrándonos todos los detalles de la trama, las diferentes visiones de la policía, la prosa propia de los médicos, un exhaustivo análisis de la vida y las circunstancias personales de las víctimas y la particular visión de algunos periódicos a la hora de publicar los hechos. El prólogo avanza gracias a un espectacular trabajo narrativo de Terrisse y Torné que utilizan multitud de puntos de vista para introducirnos en las interioridades de las investigaciones, en las reflexiones de sus protagonistas. Los autores elaboran con maestría un desarrollo expositivo a lo largo del cual me he encontrado con infinidad de posibles subrayados para destacar en esta reseña, pero renuncio porque temo desvelar algunas claves para el futuro lector. Sin embargo, no puedo evitar transcribir una de las respuestas a la fatídica pregunta que sobrevuela toda esta historia “¿Por qué mata? Por motivos artísticos. Porque es capaz de trabajar la carne desvinculándola del uso práctico. Un hombre que no considera a las mujeres más que materia para moldear”
Pero lo más sorprendente de estas páginas, por inesperado, ha sido encontrarme con una de las ideas que más me han preocupado desde que era muy joven, el motivo que me ha llevado durante años a mantener un alto nivel de información sobre realidades que siempre me han interesado, tanto en ámbitos políticos, culturales, sociales y económicos, una estrategia vital para evitar en lo posible llegar a la situación que se revela en esta cita: “ Una opinión no exige esfuerzo, encierras algo en una frase y crees que lo dominas, es el estilo de la ignorancia: el clima de nuestro futuro. Seres pequeños en un mundo interpretado” Contundente revelación para quien esto escribe que, consciente de la amplitud de su ignorancia, siempre ha intentado disminuir su tamaño.
El libro termina con una selección de las cartas que Jack El Destripador escribió durante 1888. Uno de los aciertos de esta edición es la publicación de esas misivas en tres formatos diferentes: Una imagen del original, el texto en inglés y su traducción a cargo del propio Javier Terrisse que ha respetado “las particularidades, en ocasiones patológicas, sintácticas y ortográficas”
“Obra Selecta” de Jack El Destripador es un excelente libro, una pormenorizada autopsia que pone sobre la mesa una apabullante cantidad de datos sobre unos hechos que han sobrevivido en el imaginario popular después de ciento veinte años, una invitación al lector para construir su propia teoría sobre la identidad y la personalidad de Jack El Destripador. Con ese mismo objetivo me he atrevido a poner en esta bitácora mi granito de arena:

24 junio 2008

Santiago Auserón y la Original Jazz Orquesta

Una de las virtudes que más admiro en Santiago Auserón es su capacidad para ser entrevistado; hace tiempo, cuando aún no existía la opción “Guardar como...”, recortaba sus respuestas y me las dosificaba en pequeñas dosis, una cantidad suficiente para que mis entendederas las pudieran asimilar, era maravilloso comprobar como el mismo tipo que me hacía bailar con sus tonadas conseguía hilvanar de manera brillante un discurso en torno a la música sin el comodín de acudir al tópico.
Santiago Auserón tuvo, además, la capacidad crítica para desmontar Radio Futura (decisión compartida con Enrique Sierra y Luís Auserón) en su fase de mayor éxito para crear un personajes tan variopinto, como interesante, que responde al nombre de Juan Perro. No era fácil continuar una carrera musical después de haber construido un sonido propio, innovador, influyente y con tanta carga energética, así que Santiago Auserón se aferró a su manejo del lenguaje, a las letras exquisitas, imaginativas, populares a veces y muchas, me atrevo a decir, filosóficas, e incluso históricas. Y con esa baza entre sus manos diseñó un sonido con diversos trajes que tenían en común las hechuras de la elegancia y en los que utilizó desde retales del son cubano hasta tonalidades jazzeras.
Un viaje que se veía reflejado en sus actuaciones en directo, en cada gira, las canciones sufrían las modificaciones lógicas que las acercaban a la nueva etapa por la que circulaba su autor, de esa manera el trabajo artístico nunca dejó de rolar y el público podía disfrutar de viejas canciones vestidas con nuevos colores.
La última parada de este viaje a los sonidos partió de Enric Palomar, director de la Original Jazz Orquesta del Taller de Musics de Barcelona. Lo que nació como un ejercicio para conmemorar el cuarto de siglo del Taller de Musics terminó por convertirse en todo un programa de Big Band con las canciones de Radio Futura y Juan Perro como protagonistas absolutas. Santiago Asuerón declaró que este proyecto había sido el más fácil desde el inicio de su carrera, al fin y la cabo, afirmó, Enric es el responsable de todos los arreglos y orquestaciones, yo sólo tengo que cantar unos cuantos temas que aprendí hace tiempo. El invento funcionó a la perfección, tanto en los preludios es los que era imposible adivinar el tema original, como en aquellos otros en los que la melodía se adivinaba sin problemas, en ambos casos la brillantez de la ejecución fue apabullante.
La noche guardaba un suculento regalo. Santiago Auserón esta preparando un nuevo trabajo discográfico para su alter ego Juan Perro, un nuevo disco que saldrá a la venta durante el próximo otoño y del que se interpretaron tres temas inéditos, el primero de ellos fue una nana titulada “Duerme zagal” con el maestro Enric Palomar al piano, una violinista neoyorquina (de la que no recuerdo el nombre) y el dúo vocal formado por Santiago Auserón y Carmen Paris, un momento mágico que embelesó al público del Anfiteatro 43.
Orquesta y vocalista, tras casi dos años de conciertos, forman un equipo compacto y sin fisuras. Los músicos pusieron empaque, solvencia, jóvenes intérpretes que se entregaron a la causa de transformar los mejores temas de Radio Futura y Juan Perro en estándares propios de un repertorio jazz. Mientras el cantante, fiel a su característica y personal actitud sobre el escenario, discurrió con maestría entre la chulería canalla por derecho y las buenas maneras, entre el bailecito simplón pero simpático y unas interpretaciones excelentes tanto en la parte vocal como corporal.
Una velada para quitarse el sombrero.

23 junio 2008

de la olas

21 junio 2008

Carmen París a la orilla del Ebro

No me gusta la jota aragonesa. Al menos fue así hasta la primavera del año 2002. Por entonces ya hacía días que en las discusiones musicales reclamaba para el folclore de esta tierra un cambio de rumbo, aire fresco para abrir ventanas a nuevas letras y dar un paso adelante en la concepción musical, la “Zarajota Blues” de Labordeta había sido una pica en Flandes pero faltaba ese salto a la modernidad que otras músicas de raíz ya habían dado con resultados sobresalientes.
La escuché por la radio. La renovación de la jota había llegado y los locutores se negaba a darme el nombre de la responsable del evento. Fueron días duros, de ir y venir por el dial en busca de la tonada. Cuando me encontraba con ella la escuchaba muy atento pero, al terminar la canción ni una sola pista de quien interpretaba aquella maravilla. Entonces caía en manos de la melancolía, una sensación que sólo era capaz de superar frente a las empapeladas fachadas del pretérito Centro Comercial Gay de la calle Alfonso, y al fondo la Basílica del Pilar. Pasaba horas mirando los ojos enigmáticos de una moza con rastas en el pelo y una frase prometedora a su vera: Pa´mi genio. Me costó un par de semanas relacionar la canción de la radio con la chica del cartel publicitario, las dos eran la misma y respondían al nombre de
Carmen Paris.

Después vino el verano y pude verla en directo una ristra incontable de veces, y el éxito rotundo en Aragón, y en toda la piel de toro, y la venta de discos, tantos vendió que a la discográfica le dio por editar el embrión de Pa´mi genio, unas sesiones con Chano Domínguez como maestro de ceremonias, unas grabaciones que me enseñaron todo lo bueno que puede hacer una excelente producción para modificar unas canciones que ya eran maravillosas. Era evidente, desde la perspectiva de una multinacional de la música, que aquellos sonidos primeros eran demasiado atrevidos, así que la propuesta más jazzera se quedó en el frigorífico y sólo vio la luz después del triunfo en ventas de las versiones más étnicas.
Carmen Paris ha publicado su tercer trabajo discográfico bajo el título de “Incubando” unas canciones nacidas al arrullo de la isla de Cuba. Esta estancia ha provocado en la cantante aragonesa una transformación que la deja en las alturas de una escalinata y bajo el neón rosa que la anuncia como La Perla del Caribe, y es que anoche, Carmen Paris nos enseñó que el trópico puede sobrevivir a las orillas del Ebro. En este experimento se apoyó en Ludmila Mercerón — una perla negra que dejó su marchamo caribeño en las notas del oscense Juanjo Javierre y su grupo Nu Tempo. — En Santiago Auserón con gorrito de paja, gafas negras de sol y ese andar gatuno de los que saben bailar bolerazos en las noches cálidas de verbena y ron. Así que suma y sigue, que si Carlos Cano (Dios lo tenga en su seno) nos recordó que hay una línea que va desde el malecón de La Habana hasta la bahía de Cádiz, no menos importante son los sones que rescató Juan Perro disfrazado de Santiago Auserón (o viceversa), una proeza arqueológica y musical que me contó Compay Segundo en la barra de Interpeñas durante unas Fiestas del Pilar.
Con todo este bagaje y mucho más Carmen París se fue a Cuba en busca de inspiración y trajo, además de un buen puñado de canciones, ocupadito su corazón. Pero de los amoríos de nuestras estrellas no se habla en esta bitácora, aquí venimos a ensalzar la puesta en escena, la contundencia de una banda, suvecita, melosa y aterciopelada, a una Carmen París gustándose, simpática en las explicaciones, feliz de cantarnos sus experiencias, jotera en los bailes pero internacional en los ritmos calientes, sabrosos y elegantes, pero el terruño termina por imponerse — Esta mujer consigue algo que pensé imposible, hace que me identifique con motivos, expresiones y chascarrillos de la más pura raigambre aragonesa — así que termino con uno de los gritos que sobre el escenario se dijeron: Me voy pa´
Longares dónde cuatro huevos son dos pares
No se la pierdan allá donde la puedan ver.

20 junio 2008

Mayumana-Sicomoro

Seguro que alguna vez has utilizado los cubiertos a modo de baquetas y con ellos has golpeado platos como platillos, vasos como cajas y cazuelas como bombos. El menaje como set de percusión sólo fue el primer paso, ¿verdad? De ahí pasaste a las manos aporreando la barra de algún bareto o la circunferencia del volante de tu utilitario. Seguro que alguna vez has intentado dar palmas al compás de la rumba, las bulerías o las sevillanas. En esta adicción al ritmo también entran en juego las extremidades inferiores y ese pie derecho que se mueve tras escuchar esa pieza verbenera que precipitará nuestro body en el vacío de la pista de baile. La empatía que surge por la generalización de este comportamiento es la base del espectáculo que Mayumana presentó en el Anfiteatro 43: Golpear sobre cualquier objeto y hacerlo con cualquier cosa.
La propuesta parece sencilla pero sin embargo es muy difícil calificar el ámbito artístico en el que se mueve esta compañía. ¿Teatro, mimo, baile, música, circo o todo a la vez? Bidones, cubos de la basura, latas de pintura, cada una de las partes del cuerpo, todo esta al alcance de los golpes de estos magos del ritmo que además juegan con la voz para crear momentos de humor recibidos con aplausos y sonrisas por el público.
Ya se había anunciado que el agua sería uno de los factores del espectáculo y así fue: Un balde medio lleno de agua y un frasco vacío se convirtieron en una sugerente caja de ritmos, además de una espectacular composición dónde las aletas de buzo fueron las protagonistas de una coreografía al más puro estilo claque.
Y me atrevo a darte un consejo: Se precavido, la asistencia a un espectáculo de Mayumana produce efectos secundarios:


Sicomoro es el árbol que utilizaban los egipcios durante la época de los faraones para fabricar los sarcófagos. Un precedente funerario muy alejado del sonido que estos andaluces nos regalaron en el Balcón de las Músicas. Flamenquito sumergido en esa etiqueta tan de moda y que responde al nombre de “Chill Out” ¡cómo si algunas piezas clásicas de Felipe Campuzano o Manolo Sanlucar no nos dejaran relajaditos hace más de veinte años!
Un concierto exquisito por bajíos de espuma y mar, sonidos raciales entreverados de modernidad rítmica, aderezados por unos excelentes audiovisuales y con el regalo de una bailarina que empezó con movimientos sinuosos de cercano Oriente para navegar hacia expresiones corporales más modernas y contemporáneas. Un concierto exquisito al que se sumó una esplendorosa luna llena.

18 junio 2008

ExpoCena

Para Sagrario Manrique

Elegimos una de las mesas iluminada por la penumbra, junto a la enorme cristalera desde la que se podía contemplar un iceberg perdido sobre las aguas del Ebro.
La elección fue mucho más sencilla de lo esperado: Una ensalada como las de antes para compartir, perdiz escabechada para la señora, solomillo para el caballero y una botella de Gran Vos reserva. La espera fue breve y aderezada con una degustación de aceite de oliva de la ribera del Queiles, ese detalle se volvió lujuria porque si algo nos gusta es rebañar el plato y aquel líquido untuoso, que se reveló afrutado, pedía a gritos el sabroso chapuzón de un pedazo de pan.
Lo más sorprendente de la ensalada fue su presencia en un cubo blanco de jardinero con el asa plateada, un menaje al que estamos poco habituados. El solomillo no me deparó ninguna sorpresa pero la perdiz en escabeche resultó deliciosa para ella. De entre sus labios brotaban los huesos limpitos de la contra ala del ave cuando levanté mi copa y la felicité por su cumpleaños. Ella apresuró el bocado, tomó la copa en la mano y respondió a mi brindis con un beso lanzado al aire. Los labios en piquito granate estaban enmarcados por el brillo ligero que el guiso dejó en ellos, entonces confirmé que aún la quiero, que sin ella nada podría hacer pese a esas extrañas mañanas en las que nos enzarzamos sin saber muy bien porque en dimes y diretes sobre la conveniencia de conectar la campana extractora 54 segundos antes de poner la cafetera, y otra semana que no has puesto el programa número 6 de la lavadora, ni has pasado la mopa por los 12 metros cuadrados dónde pasas el día encerrado frente a... Apuramos el vino.
La tentación llegó con la carta de los postres y una torrija cubierta con helado al güisqui, acompañada de yogurt. Pecaminoso. ¿Qué eligió ella? No lo recuerdo porque bastante tuve con disimular, con esconderme, pero mi cielocariñotesoromiamor es uno de esos seres incapaces de comprender una máxima gastronómica: Los postres no se comparten.
La estrategia del despiste me sirvió de poco, aguanté la cadencia del chist, chistst, chiststst pero nada pude hacer contra los tirabuzones de su melena, los ojos achinados de su visión en cinemascope y esa sonrisa de cuando, tumbados a la sombra de la chopera al ladito del río Martín, nos prometíamos amor eterno con mi cabeza apoyada sobre las florecillas de su vestido. El despiadado verano quemaba el asfalto que se llevaría mi juventud a otras latitudes.
— He leído que este entramado de pilares consigue el frescor de una chopera. — Lo dijo mientras señalaba el peculiar revestimiento exterior del edificio. — Hmmm. Has elegido un postre excelente, cariño.
La penumbra se había extendido a todo el recinto expositivo del que nos separaban cuatro pasos pero antes de dar el tercero ya habíamos perdido la compostura. Ella corrió en zigzag, esquivó los pilares forrados de arcilla y aún tuvo tiempo para mirarme en un escorzo y sonreír y dejarme sus caderas como señuelo y acelerar el paso hasta perderla y dibujar círculos y desprender su aroma y envolverme en él y se dejó coger.
Me esperó apoyada en uno de aquellos chopos de diseño. La observé despacio, recobré la respiración, un pasito y otro. Recibió mi beso con los ojos cerrados y descendimos con los labios enredados hasta dejar nuestra desnudez sobre la hierba. Rasgué el sobre y esparcí el sabor a fresa ácida sobre la eclosión del volcán sonrosado de su cuerpo. El sonido house inundó la ribera. La deliciosa humedad que me disponía a libar hizo chisporrotear el montoncito granulado de Peta Zetas.

Etiquetas:

16 junio 2008

Acróbatas

13 junio 2008

Zaragoza Poética


Ayer se presentó en el Centro de Historia de Zaragoza la Asociación Cultural Tresversos, una plataforma que nace con el propósito de darle un meneito a la vida literaria de la ciudad, la primera piedra de ese camino la colocaron ayer con el estreno mundial de “Zaragoza Poética”, primer proyecto auspiciado por Tresversos y del que ya te hablé en esta bitácora (pinchar aquí)
El documental, patrocinado por el Pabellón de Zaragoza en Expo 2008, nos muestra como la poesía camina por las calles de esta ciudad, desde los poetas consagrados hasta los niños de la diversidad, desde los componentes de las tertulias literarias hasta los ciudadanos que dejan de ser anónimos para asomarse a la ventana de los versos y dejar constancia de que la poesía forma parte de nuestras vidas, de la vida de camareros, sanitarios, carniceras y currantes.
“Zaragoza Poética” es un muestrario de palabras, la visualización de las mil maneras con las que se puede contar la realidad y las emociones, un mosaico en el que tengo el privilegio de participar con una intervención pelín deslavazada en el fraseo, pasadita en el gesto in the face con mofletitos, de intensidad e intención mejorable y en la que no utilicé el tono irónico que imaginé para los versos del poeta Alejandro Pastor, eso si, la lotería del montaje me ha situado entre Sergio Algora y Octavio Gómez Milián y eso, ¡eso es un gustazo señores!
A modo de muestra os dejo con una de las intervenciones más interesantes del documental. Los espectaculares ojos de Elena Val me cautivaron tanto como esa manera tan sencilla y diáfana de recitar los versos de Poe:


11 junio 2008

Una cruz en el calendario

Javier heredó la costumbre materna de apuntarlo todo en el calendario. Ella lo hacía para recordar las onomásticas y los cumpleaños, y él hacía lo propio con fechas de los conciertos, representaciones teatrales y la frecuencia de los polvos.
Javier se alejó durante unos años del tradicional calendario de Santa Rita, y en un acto de rebeldía estética se pasó a los calendarios mudos impresos en papel couche de gran gramaje con colores chillones, números diminutos, y días y meses escritos en inglés. Terminó por odiar tanto diseño y regresó al papelote marrón con las fiestas de guardar en rojo, las fases de la luna y un nombre de santo para cada jornada.
Javier marcó con una cruz el dos de octubre, festividad de San Saturio, patrón de Soria, y cumpleaños de su madre. Aquella cruz no era el recordatorio para descolgar el teléfono y cantar happy birthday mami, aquella cruz señalaba una premonición, un juego macabro que, en lugar de hacerle gracia, lo dejó varado en la categoría de los guilipollas.
La ocurrencia partió después de una conversación con su madre, un ritual que se repetía semana tras semana durante los últimos dos años y que comenzaba con los besos de rigor, tres por mejilla, continuaba con un inventario de lo ocurrido durante los últimos siete días, un cóctel elaborado con la sinopsis de la homilía dominical, los últimos chismorreos políticos sociales del municipio para terminar con la actualización del censo de enfermos y fallecidos. Ahí, llegada la hora de recordar los muertos de ayer, los de ahora y los que vendrán, ahí fue donde la madre de Javier repitió su premonición
— Tu abuela Ramona se murió sin estar mala. Se puso un poco resfriada y a la noche le di una aspirina. «Mañana te llevo al médico» Esas fueron mis últimas palabras, al día siguiente amaneció muerta. Tenía ochenta y siete años. Los mismos que cumpliré yo este año, así que todo eso me queda de vida.
Javier escuchó la profecía de la muerte de su madre con la ironía de todas las semanas y continuó con el guión establecido por la costumbre
— Pero mama, es que para aquellos tiempos, los ochenta y siete años de la abuela serían como ahora más de cien.
— Claro hijo, pero tu madre no tiene la misma salud que tenía la abuela.
— Venga mama que estás estupenda.
— Ya, lo que estoy es vieja, fea, sorda, tonta y cigarrita.
— De tus cinco males ninguno es enfermedad. Es cierto que estás vieja, sorda y un poco cigarrita de un ojo, por lo demás, te lo repito, estás estupenda.
Javier regresó a Zeta como cada lunes y tuvo la estúpida ocurrencia de marcar con una cruz el día que su madre cumplirá ochenta y siete años, un banderazo para la cuenta atrás de saber si la señora Rosario se morirá con la misma edad que la abuela Ramona.
Cuando se vuelvan a ver, Javier le contará semejante ocurrencia a su madre y los dos se reirán un rato pero, no se, ahora me gustaría poder borrar esa marca.

09 junio 2008

Camino del trabajo

04 junio 2008

El error de las hormigas

La relación con el mundo exterior a nuestro ser viene determinada por los sentidos. Un cóctel compuesto por imágenes, sonidos y otras sensaciones que son transportadas hasta nuestro cerebro para tejer un tapiz que llamamos “realidad” Un complejo sistema sustentado sobre impulsos eléctricos, efectos ópticos, movimientos mecánicos y reacciones químicas; toda una maraña abocada a sobrevivir evitando las averías de calado, los defectos de apreciación y las taras de fábrica. Cada uno de nosotros deberíamos tener en cuenta estas limitaciones para preguntarnos si las cosas son como nos parecen y, una vez instalados en la atalaya de la duda, elegir las diferentes maneras de ponderar nuestra mirada sobre el mundo, sus habitantes y la manera de relacionarnos con ambos. Fernando Sarría conoce a la perfección esas limitaciones humanas para la correcta percepción de la realidad y nos recomienda una solución: «Unos ojos cargados de ilusión»
La cita anterior resume una brevísima introducción que Fernando Sarría nos regala en la contraportada de su primer poemario titulado “El error de las hormigas” (Editorial Eclipsados), y que bien podría titularse «El error es nuestro», el error de asignar a nuestra mirada la capacidad exclusiva de definir todo lo que nos rodea.
El autor nos ofrece, para luchar contra esa percepción, una mirada cargada de ilusión (mis manos son un barco) y optimismo (todavía quedan regiones inexploradas de tu cuerpo) Pero también queda sitio para la reflexión, para certificar que el error de nuestras apreciaciones es inevitable (mis manos comenten el error de las hormigas / y buscan alrededor de tu cuerpo su supervivencia) Fernando Sarrría conoce la importancia que tiene la mirada para moldear una realidad que potencia la felicidad, una dicha que sólo es posible en el ámbito interno del yo, ni siquiera el amor será el asidero al que agarrarnos (Nunca me has de amar / como en este instante en que te sueño)
“El error de las hormigas” es un poemario que gira alrededor de cuatro conceptos. El primero de ellos es el deseo, un apetito que desplaza al amor como término para definir las relaciones (Porque quizás del amor / sólo vale el verso incontestable / de un cuerpo a cuerpo) Un deseo explicito que reclama el deleite del tacto (metiendo entre tus labios / las yemas de mis dedos), que prima lo físico ante la retórica de las florituras verbales (y en ese juego de tus labios con los míos, / apenas queda lugar a los recuerdos) El deseo es la solución, el oráculo dónde (la llama nos hacía / despejar todas las dudas)
El segundo concepto tiene como escenario la Naturaleza, el territorio preferido por el autor para deleitarse (entre el bosque de cedros y de hayas / que forma el deseo de tu cuerpo) Y si Ángel Guinda nos confesó (entro en tu cuerpo como en un museo), Fernando Sarría prefiere nominarse (como la piedra / que abona en el agua quieta, / así entré en tu cuerpo), recorrer (las carreteras del mar) hasta llegar al lugar donde (los sueños se hacen tangibles) y deleitarse (entre las uvas)
El tercer concepto tiene como protagonista (el poder inagotable de nuestro silencio) Un silencio complaciente (el silencio que el cuerpo necesita / tras una gran batalla), privilegiado status cuando te encuentras en la mejor compañía (en el silencio de la tarde, / tu piel) (ella me dice que no hay mayor ternura que mi silencio)
Al hablar del cuarto y último concepto que distingue este libro nos encontremos ante una contradicción, al menos teórica. Fernando Sarría hace un canto a la soledad, una expresión que nos aproxima al abandono, la tristeza y la incomunicación. Sin embargo, “El error de las hormigas” es un aleluya a la soledad como territorio dónde buscar, encontrar y disfrutar del deseo, porque la soledad siempre se nos presenta acotada por la persona amada, una soledad dual, de dos, una soledad en pareja que quizá por eso no lo sea tanto. (Pero puede también que yo no tenga nada más / que esta piel, este deseo, / esta sincera soledad que compartir contigo) (Te amo sin más paliativos que la soledad, / en su luz oscurecida cabemos los dos) (estas horas / en que tú y yo no existimos para nadie)

Deseo, Naturaleza, Silencio y Soledad son los cuatro elementos que forjan los poemas de este libro. En la página 47 del mismo encontramos reunidas tres de estas ideas ideas (Todas mis amantes se sacian en la soledad, / quizás por eso en su silencio / se esconden las sombra de su estirpe) La última palabra de “El error de las hormigas” esta reservada para la Naturaleza (En el viento, silencio y desierto)
_______
Fernando Sarría, acompañado por el escritor Manuel Vilas y el editor Nacho Escuín, presentaron “El error de las hormigas” en el Forum de la FNAC. El autor, después de los discursos y los agradecimientos de rigor, nos regaló una sesión de lectura. El primer poema fue un texto que no aparece en el libro y que al parecer fue la génesis de todo el proyecto. Fernando Sarría no pudo o no quiso explicar el motivo de esa ausencia. El editor, desde un lateral de la sala y sin micrófono que recogiera sus palabras, afirmó que sabía el motivo pero de ahí no paso. En cualquier caso ninguno de los dos explicó la ausencia del poema, unos versos que Luisa Miñana ha colgado en su bitácora y que yo he tomado prestados para hacer mi propia versión. Espero que te guste:

02 junio 2008

Entregarte a los silencios

Durante el mes de agosto de 2007 mis visitas a la bitácora de Fernando Sarría se hicieron más que diarias. Tantas idas y venidas me obligaron a escribir una entrada en La Curvatura de la Córnea dónde calificaba el trabajo poético de Fernando Sarría como de oasis literario, una atalaya poética en el territorio mítico de Zeta, un lugar lírico y necesario, unas aguas que casi siempre desembocaban en veredas de reflexión sobre el amor, la vida y lo cotidiano.
Fernando publicó el poema que sigue el seis de agosto de ese año:


El juego del azar

Se va el suave día con su brisa de estancias
abotonando la camisa de la noche,
y en el refugio del crepúsculo,
encendidas las últimas nostalgias,
tú y yo convivimos,
sabiendo de antemano,
que a pesar de todos los silencios
no hay entregadas más cartas al azar
que las que siempre su mano ha poseído.

Tras la lectura del mismo dejé mi huella en la zona de comentarios:

Javier López Clemente dijo...
Los juegos de cartas como dios manda se juegan en silencio. Pero ese silencio no es el más importante. Una mujer me dijo un día que cuando eres capaz de soportar el silencio de otra persona no hay dudas.No me dijo que dudas dejaban de existir, aquella mujer hablaba mucho pero concretaba poco.Pero es cierto que cuando conduzco con ella a mi lado me gusta ir en silencio, sólo los faros, ni siquiera las estrellas.Salu2 córneos.
7 de agosto de 2007 23:16


Diecisiete minutos después Fernando me contestó:

Fernando dijo...
Entregarte a los silencios de los faros, ese será un poema hermoso que escribiré en las vacaciones para ti, pero el azar y la fortuna son ingredientes que no soportan la tenue mirada de la estadística. No hay mujeres que sepan reflexionar, ni hombres que lo hagan mejor que ellas, quizás saber sostener una mirada como un beso, eso trae más fuerza a la relación. Abrazos Javier, y ya siento que M.Vilas siga en la playa y en las dunas del delta...
7 de agosto de 2007 23:33

El poema me llegó a los pocos días a través del correo electrónico. Estuvo muchas lunas en la bandeja de entrada, no me atrevía a leerlo. Ahora, casi un año más tarde, esos versos forman parte de “El error de las hormigas”, el primer poemario de Fernando Sarría publicado en la editorial eclipsados y que suenan así: