La curvatura de la córnea

28 febrero 2010

39 escalones en Tardes de Blog (1/6)


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20 febrero 2010

Bukowski, la máquina de follar

Dispara Teatro presentó en el espacio parakultural Gromeló, “Bukowski, la máquina de follar” Una obra escrita e interpretada por Javier Tenías con el material proporcionado por los versos de Bukowsky. El monólogo comenzó con una silla solitaria en la tarima. El poeta surgió de la oscuridad. La oscuridad de la vida bajo el aliento de una levísima luz, candil suficiente para desgranar el viaje vomitivo que todos alguna deberíamos emprender. Un itinerario por miedos individuales y dependencias colectivas, un paseo por el presente ácido de nuestras vidas y sus miserias, el espectáculo de la decrepitud corporal y la depresión ideológica, la relación directamente proporcional entre el dinero y la felicidad. Un barrizal que Bukowsky transitó con la compañía de otros personajes, y es ahí donde la dramaturgia no funcionó.
Javier Tenías introdujo en el relato una serie de personajes, un recurso que me desorientó, me desvió de la trayectoria que el protagonista había marcado con claridad al principio de la historia y desenfocó el camino por recorrer. Una trayectoria temporal y emocional que se diluyó por la excesiva proximidad textual entre las diferentes escenas que reclamaron más oxígeno y un interludio más pronunciado, por ejemplo musical, que hubiera acentuado las transiciones hacía el precipicio que comenzó en una cama de hospital y terminó con el KO poético a un mundo que nos ahoga en el desánimo. Un combate en el que sólo vencen los valientes capaces de levantarse una y otra vez ante la adversidad.
El esfuerzo actoral que desarrolló Javier Tenías sobre el escenario tendría mucho más impacto emocional si la voz del poeta fuera la única voz en escena. Es el alma de ese luchador la que nos atrae, su búsqueda de la felicidad en algún lugar del barrizal, queremos escuchar la historia desde sus entrañas, queremos ser su cerveza, el vómito que asusta, queremos que su voz nos cuente la historia de la monja, el cura, el semen, el japonés, el camarero, el rabino y un pene erecto de nueve centímetros como único signo palpable de felicidad.
“Bukowski, la máquina de follar” es una interesante propuesta que, bajo mi punto de vista, pide un acercamiento diferente, desde el punto de vista teatral, para satisfacer el excelente valor literario del texto que la sustenta.

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19 febrero 2010

“Hombres y mujeres de papel” con Luisa Miñana


El pasado jueves 18 de febrero se celebró, en Fnac de la Plaza de España de Zaragoza, el segundo encuentro del ciclo "Hombres y mujeres de papel". Organizado por la Asociación Aragonesa de Escritores y coordinado por la psicoanalista Mónica Gorenberg.
El objetivo de estas charlas es abordar la construcción de personajes femeninos y masculinos en la obra de un autor aragonés, en este caso la invitada fue Luisa Miñana que, además de autora de la novela “Pan de oro” y el poemario “Las esquinas de luna”; coordina la edición de la revista digital “El cronista en la red”; y cuenta con un blog personal y otro dedicado a su sobrino Daniel.
La mecánica para transformar la charla en un taller fue muy sencilla. Mónica Gorenberg repartió entre el público un relato del libro-blog “La Arquitectura de tus huesos” (Esta obra de Luisa Miñana estuvo invitada a la sexta edición de las Tardes de Blog que tengo el placer de coordinar) La lectura en voz alta se detenía para analizar los materiales con los que estaban moldeados los personajes. De esa manera, la lectura se transformó en reflexión, opinión y debate. La ralentización de los acontecimientos narrados, con respecto a una lectura ordinaria, permitió ahondar en las profundidades de los personajes y, al fin y al cabo, en la condición humana.
Mónica Gorenberg lanzaba preguntas a la autora y al público, reclamos para construir una conversación que rastreó campos como la historia, la sociología, y todo un universo de sentimientos bajo la lupa de la psicología, tanto en los comportamientos sociales como personales.
El relato de Luisa Miñana fue la herramienta que nos permitió planear sobre la realidad para, a partir de la ficción, confeccionar un discurso sobre los usos, las costumbres y los códigos que rigen las relaciones humanas. Una charla dónde la inteligencia de estas dos mujeres – y alguna intervención masculina desde los asientos del público- transformaron el lugar en un espacio pedagógico y certificó, contradiciendo los cada vez más habituales guirigáis mediáticos, que el uso de la palabra es el mejor vehículo para transmitir opiniones y conocimiento.
Un ejercicio que resultó brillante desde el sosiego, entretenido desde el humor y divulgativo desde la inteligencia.

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18 febrero 2010

´dita sea


Dejé los versos ripiados de la comedia de Don Mendo en los asientos del veintidós. Estaba contento con el ensayo pero llegaba tarde a la Vía Lactea, a la sesión de poesía a cargo de La Despeinada y organizada por Amigos del Teatro, con un extracto de “Despellejada”, recital poético bilingüe (francés- español), de Céline Rainoird; y las intervenciones de Carmen Camacho y David Eloy Rodríguez, poetas de paso por la ciudad.
Me recibió la voz de Rabanaque, voz firme de marcado cariz político. La barra vacía, excepto el bigote mejicano de Paco Peco y dos jarras de cerveza. Un telón negro separaba lo bebible de lo poético.
La sala llena de ojos, oídos y el aire viciado por el poeta con palabras para describir la tortura como representación teatral que la autoridad certifica con titulares en la prensa. Mantener las apariencias tras la barbarie. Piruetas de fontaneros en las cloacas del Estado, esa de red de cañerías maniqueas que exhala fragancias primaverales si los mandamases son de nuestra cuerda, o fétidos aromas putrefactos por la acción represora de quienes nos disputan el poder. Pequeñas grietas para sustentar democracias, rendijas por las que se escapa el factor humano que debería regir la acción de los poderosos.
La primera vez que escuché a Rabanaque tiraba bolitas inalámbricas de papel para contactar con el público y dedicarles versos. Ayer, el poeta punteaba la pantalla de un ordenador. El impulso liberaba imágenes de Rubén Cárdenas que, prendidas de una tela blanca, esperaban la voz cableada del poeta. Palabras transeúntes del cobre de los hilos que penetraban en la tarima de madera, pasaban al subsuelo y se multiplicaban como raíces. El público silencioso, con las plantas de los pies sobre la tierra y el alma en el vilo de un sueño labrado por el poeta. Tierra y agua. Talones, pelvis y sal. Sal del mundo, escribe un verso, arruga un papel, nadar entre botas, peces y el ambientador de un coche que recorre la autopista a más de mil. A mis espaldas un tipo tira de la cadena, el sonido del agua se incorpora al recital. Rabanaque nos invita a recibir sus versos en el corazón. Los Zombra cierran los ojos. No me atrevo a participar en el juego. Apuro mi jarra y decido mirar por el visor de la cámara de fotos. El poeta sigue ahí. El atril se me antoja una barrera. El zoom me trae la mirada de Rabanaque y ahí, al ladito de mis dudas, siento su imponente presencia vegetal. La rama verde que cimbrea junto al río los poemas para ya. Urgencias para tiempos de olvido.

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16 febrero 2010

El bueno, el feo y el malo

Alfredo Moreno, editor de 39 escalones,
será el próximo invitado a las XII Tardes de Blog.
Hemos cambiado la habitual charla por una entrega de premios muy especial.

No te lo pierdas

sábado 20 de febrero a las 19:30 horas

El Pequeño Teatro de los Libros
C/ Silvestre Pérez 21
Las Fuentes
Zaragoza

Autobuses: 22, 24, 30, 44, Ci1 y Ci2
Parada Bizi: 36


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03 febrero 2010

Cajas de cerveza

Para Victor Morales, narrador de sueños, desde la admiración.*


En la piscina sólo se habla inglés. Maradona hace piruetas con los pies y una pelotita de papel. Mi chica se tapa la nariz y se zambulle en el agua. La Thatcher lleva el bolso vacío y Raúl Alfonsín se peina hacía atrás. Los vasos con hielos derretidos cercan las tumbonas. Maradona cuenta los toques a la pelotita de papel. Me levanto descalzo y pido una cerveza Ambar en el bar. Aún es un niño y sonríe a cámara. Mi chica sale de la piscina y se tumba al sol. One, two, three en subtítulos amarillos. El camarero me dice que no tiene cerveza Ambar. Seguro que Maradona nunca ha probado una cerveza Ambar, él sigue dándole toques a la pelotita de papel. Eleven, twelve, thirteen escritos en amarillo. Las cajas de cerveza Ambar eran amarillas cuando se llamaba La Zaragozana. La Thatcher no bebe cerveza Ambar y Raúl Alfonsín tampoco. Una zaragozana es lo que le falta a este hotel con televisión de subtítulos amarillos. Mi chica no es zaragozana, ella es de pueblo, como Maradona. El camarero espera. Un gordo sonrosado con una cruz roja en el culo se tumba al lado de mi chica. La cruz roja es diferente a la Cruz Roja de los socorristas de la playa. A este hotel le sobran cruces rojas en los balcones y le faltan socorristas con bikinis rojigualdas. Raúl. Alfonsín no usaba bañador, eso es cosa de los hijos de la gran Thatcher. A este hotel le sobran gordos sonrosados. La tiene Maradona. Le marcan dos tipos con calzones blancos pero sin cruz roja en el culo. La Sky News quita los subtítulos, es imposible escribir en amarillo la humillación. El camarero me pone una cerveza, no es Ambar. Pisa la pelota Maradona, una pelotita como un misil. El sonrosado con la cruz roja en el culo eructa junto al bronceado de mi chica. Arranca por la derecha el genio del fútbol mundial. La Thatcher apura su gin tonic. Raúl Alfonsín no respira. Le pego un trago al botellín de cerveza, no, no es Ambar pero esta fría. Mi chica vuelve al agua. Puede tocar para Burruchaga, siempre Maradona. El camarero sube el volumen de la tele. Valdano corre por la banda izquierda. El gordo vuelve a eructar. Valdano ha probado La Zaragozana cuando las cajas eran amarillas y todavía no se llamaba Ambar. Mi chica cruza la piscina buceando. La Thatcher activa los misiles intercontinentales del Imperio. Alfonsín se hunde en la poltrona. Valdano cruzó muchas veces el campo del Real Zaragoza. Unas cuantas cajas de cerveza Ambar es lo que le falta a este hotel. Valdano es listo, seguro que bebe cerveza Ambar, ¿por qué le cambiaron el nombre a la cerveza La Zaragozana y le pusieron Ambar? Mi chica camina húmeda hacía la tumbona. Apuro la cerveza de un trago. Siempre Maradona genio, genio, genio, tá, tá, tá, ¡¡¡Gol!!!. Valdano todavía corre por la banda izquierda. La Tahtcher se hace un sándwich. Raúl Alfonsin no tiene hambre. Dios Santo, viva el fútbol. Golazo. Diego Maradona es para llorar. Perdónenme. Valdano nunca llora, le encanta correr por la banda junto al Dios de los estadios. Me pido otra cerveza. El gordo se tira a la piscina en estilo bomba. La Tahcher saborea su victoria. Alfonsin la suya. Maradona en recorrida memorable, en la jugada de todos los tiempos. A Valdano le gusta estar junto a los dioses. Barrilete Cósmico, ¿de que planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés? Para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina. Maradona vino de la calle, mi chica abandonó el pueblo, el gordo tomó un vuelo charter, yo vine en utilitario, La Thatcher en porta aviones, Alfonsin salió de las urnas y Valdano llegó hasta la galaxia del dinero dónde el Dios de los estadios, en lugar de camiseta lleva gafas, corbata y una cartera junto al corazón. Argentina 2, Inglaterra 0. Mi chica me lanza un beso, sigue húmeda. El camarero sonríe mientras limpia la barra «Que cabronazo. Se chupó a todos» dice el camarero. El gordo hace contorsiones de barriga junto a mi chica. Asiento la afirmación del camarero. Diego Armando Maradona. Gracias Dios, por el fútbol y por Maradona. El servicio geográfico del Ejercito Británico confirma que los territorios del Sur siguen sin novedad. Mi chica, todavía húmeda, se tumba. Sin novedad. El gordo hace lo propio en la tumbona de al lado. La Thatcher se pone una copa de Beefeater. Raúl Alfonsin no bebe. El gordo sonrosado se bebe de un trago un litro de calimocho. Le pido una Ambar Lemon a mi chica. El camarero me dice que no tiene. Le llevo una cero cero, me tropiezo y caigo sobre la barriga del gordo. Los misiles del Imperio hacen diana en mi barbilla. Gordon Brown y Cristina Fernández de Kirchner ni se inmutan. Mi chica me acompaña, todavía húmeda, al hospital. En la calle, en el hotel de enfrente, un camión descarga cajas de cerveza Ambar.
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*En este relato he utilizado la narración televisiva que Victor Morales hizo para el partido de fútbol del Mundial de Méjico 1986 entre Argentina e Inglaterra y que puedes ver aquí.

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