Bukowski, la máquina de follar
Dispara Teatro presentó en el espacio parakultural Gromeló, “Bukowski, la máquina de follar” Una obra escrita e interpretada por Javier Tenías con el material proporcionado por los versos de Bukowsky. El monólogo comenzó con una silla solitaria en la tarima. El poeta surgió de la oscuridad. La oscuridad de la vida bajo el aliento de una levísima luz, candil suficiente para desgranar el viaje vomitivo que todos alguna deberíamos emprender. Un itinerario por miedos individuales y dependencias colectivas, un paseo por el presente ácido de nuestras vidas y sus miserias, el espectáculo de la decrepitud corporal y la depresión ideológica, la relación directamente proporcional entre el dinero y la felicidad. Un barrizal que Bukowsky transitó con la compañía de otros personajes, y es ahí donde la dramaturgia no funcionó.
Javier Tenías introdujo en el relato una serie de personajes, un recurso que me desorientó, me desvió de la trayectoria que el protagonista había marcado con claridad al principio de la historia y desenfocó el camino por recorrer. Una trayectoria temporal y emocional que se diluyó por la excesiva proximidad textual entre las diferentes escenas que reclamaron más oxígeno y un interludio más pronunciado, por ejemplo musical, que hubiera acentuado las transiciones hacía el precipicio que comenzó en una cama de hospital y terminó con el KO poético a un mundo que nos ahoga en el desánimo. Un combate en el que sólo vencen los valientes capaces de levantarse una y otra vez ante la adversidad.
El esfuerzo actoral que desarrolló Javier Tenías sobre el escenario tendría mucho más impacto emocional si la voz del poeta fuera la única voz en escena. Es el alma de ese luchador la que nos atrae, su búsqueda de la felicidad en algún lugar del barrizal, queremos escuchar la historia desde sus entrañas, queremos ser su cerveza, el vómito que asusta, queremos que su voz nos cuente la historia de la monja, el cura, el semen, el japonés, el camarero, el rabino y un pene erecto de nueve centímetros como único signo palpable de felicidad.
“Bukowski, la máquina de follar” es una interesante propuesta que, bajo mi punto de vista, pide un acercamiento diferente, desde el punto de vista teatral, para satisfacer el excelente valor literario del texto que la sustenta.
Javier Tenías introdujo en el relato una serie de personajes, un recurso que me desorientó, me desvió de la trayectoria que el protagonista había marcado con claridad al principio de la historia y desenfocó el camino por recorrer. Una trayectoria temporal y emocional que se diluyó por la excesiva proximidad textual entre las diferentes escenas que reclamaron más oxígeno y un interludio más pronunciado, por ejemplo musical, que hubiera acentuado las transiciones hacía el precipicio que comenzó en una cama de hospital y terminó con el KO poético a un mundo que nos ahoga en el desánimo. Un combate en el que sólo vencen los valientes capaces de levantarse una y otra vez ante la adversidad.
El esfuerzo actoral que desarrolló Javier Tenías sobre el escenario tendría mucho más impacto emocional si la voz del poeta fuera la única voz en escena. Es el alma de ese luchador la que nos atrae, su búsqueda de la felicidad en algún lugar del barrizal, queremos escuchar la historia desde sus entrañas, queremos ser su cerveza, el vómito que asusta, queremos que su voz nos cuente la historia de la monja, el cura, el semen, el japonés, el camarero, el rabino y un pene erecto de nueve centímetros como único signo palpable de felicidad.
“Bukowski, la máquina de follar” es una interesante propuesta que, bajo mi punto de vista, pide un acercamiento diferente, desde el punto de vista teatral, para satisfacer el excelente valor literario del texto que la sustenta.
Etiquetas: dispara teatro, gromelo, reseña, teatro
3 Comments:
...interesante radiografía...interesante percepción de la obra...infinitos besos de bolsillo...
Hola arcademonio
para interesantes... tus comentarios
;-)
Salu2 Córneos.
El título lo deja pensando una cosa a uno, yo quisiera que toda las mujeres me catalogarían como la máquina de follar, primero es ficticio y lo deberían poner en un libro o en el teatro, seguro así surgió esta obra.
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