La curvatura de la córnea

25 abril 2011

“Fuera de temario” once asignaturas de Manuel Espada



Los fásmidos son unos insectos que presentan tres tipos morfológicos en forma de hoja, palo o corteza para confundirse con el entorno y sobrevivir. Que levante la mano quien no haya deseado alguna vez ser un insecto palo y pasar desapercibido. Da igual que no hayas tenido la voluntad de hacerlo porque el simple paso del tiempo se encarga de convertirnos en otros insectos.
Los personajes de este libro de relatos se transforman. La lectura de sus páginas conlleva el peligro de sucumbir a la arrebatadora imaginación de su autor y protagonizar, por osmosis inversa, un trasvase sensorial, que las historias desborden las páginas y se implanten en tu entorno, se adapten y sean capaces de sobrevivir en el patio de butacas de tu cine favorito. Las palabras experimentaran con el método Stalisnavski, imitaran tus gestos y poco a poco infectaran tus pensamientos hasta cambiarlos.
Quien maneja el tiempo maneja nuestras vidas. ¿Podrías modificar el rumbo de tu destino con el uso ordenado del tiempo? ¿Las horas de sueño son horas perdidas? ¿Venderlas al mejor postor mejoraría tu maltrecha economía doméstica? Esta noche deposita todos los relojes en el cubo de la basura y regresa al sueño vivir entre las sombras del sol y el sonido de las clepsidras.
Este libro me ha enseñado el ciclo Non Stop de mi vida, los grilletes de un calendario laboral diseñado como un círculo que se repite una y otra vez. Una vida alrededor de una sola forma geométrica y la ilusión de comer hamburguesas hasta que mi barriga sea la figura perfecta: Un círculo, tres ciento sesenta grados de felicidad. He decidido ser académico de la lengua, tan magna institución merece un miembro que cometa faltas de ortografía y que sueñe con un diccionario en el que todas las palabras comiencen por zeta minúscula. Desde que me nutro con ensaladas musicales y sinfonías vegetales, las semicorcheas de mis glóbulos rojos marcan mi vida a ritmo de vals. Tecleo mi nombre en Google y viajo al pasado. Solo soy carbono mezclado con agua y la luna de los poetas una piedra que flota ahí, al alcance de los cursis.
Me parece que he caído en la trampa de Manuel Espada. El autor de estos relatos te enseña el camino y luego, en la última curva, esa que lleva a la meta… te deja fuera de temario, al azote de tu imaginación y con una sonrisa en los labios.

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24 abril 2011

Resucitar




Ya es un ritual. Paso las páginas del periódico dominical recién comprado en una de las banquetas del Bar Atlantic. Una mañana escuché una copla con suficiente poderío como para arrastrar mis pasos. Entré y pedí un café con leche. En la pantalla de televisión, junto a un cartel que rezaba los partidos de fútbol del día anterior., una cantaora culebreaba sobre el logotipo de la televisión autonómica de Andalucía mientras daba alma y fuego a Rocío ¡ay mi Rocío! manojito de claveles.
Esta mañana de resurrección he entrado en el Bar Atlantic con el hábito de la costumbre. Un café con leche y una torrija (estaba deliciosa) Pero me faltaba algo. Busqué en la tele mi ración dominical de faralaes y me encontré con una serpiente que se deslizaba sobre la hierba, parecía que iba a comerse el logo de la televisión autonómica de Galicia. El plano cambió y un águila culebrera me habló en gallego. Me dijo que las cabras montesinas, recién incorporadas a su hábitat natural, atraían al turismo pero eran bastante molestas a la hora de cazar. El silencio llegó con un plano general. El águila prendió un vuelo en picado y atrapó a la serpiente sin más ni más. Las cabras, expectantes, aplaudieron. La emisión de la televisión gallega continuó con un programa informativo dónde se relacionaban chubascos y procesiones, y yo seguí con mi rito.
Hoy es domingo de resurrección y Manuel Vicent, desde su columna, me invita a recordar las veces que me he librado de la pena de muerte, amnistiado por la suerte, esa ocasión en que estuve a punto de irme al otro mundo. Una manera humana de resucitar después de dos curvas peligrosas y una recta aburrida.
La rueda reventó en mitad de la curva y puso a prueba la pericia de mi padre. Seis volantazos hasta que no pudo dominar el destino de acabar dando vueltas de campana sobre un trigal. En la segunda curva era yo quien conducía. Pensaba que dos meses era poco tiempo para despedirme de mi madre cuando me di de bruces contra un bancal y sentí la extraña alegría de viajar solo. Una noche en la recta de Belchite abrí los ojos cuando el coche circulaba por el carril contrario. Las ruedas lamían la raya continúa que separaba el asfalto del desierto. Migue dormía a mi lado y el corazón desbocado me obligó a parar. Estaba asustado. Esa fue la primera vez que lloré bajo las estrellas.
Así que hoy, en lugar de celebrar mis resurrecciones, voy a celebrar la suya… ya huele a paella de domingo.

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23 abril 2011

Jugando con Panero

El poeta se había afeitado el bigote y volvía a ser reconocible. Traía una bolsa de plástico con versos guillotinados. Versos sueltos de Panero cortados en juliana. Esbriné ocho de ellos y jugué a combinarlos. Este es el resultado:

Esta en venta el jardín de los cerezos.

Una rana que croa
cerca de esos fríos estanques
es sútil y muy ligera.

Lo he olvidado todo
no hay otra vez
a menos que te amen.

Y el jardín se agitó, y la casa fue insomne.

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18 abril 2011

Presentación de “Tangos para una milonga” de Aloso Cordel

El pasado viernes 15 de abril se presentó en el Instituto de Enseñanza Secundaria Goya el poemario “Tangos para una milonga” de Alonso Cordel. El director del centro mostró su alegría por el lleno que presentaba el salón de actos para celebrar un acto cultural que servía de puente entre un espacio educativo y la sociedad. Los pasos cruzados de dos parejas arrebatadas por el tango fueron el preámbulo para dar la voz a Alonso Cordel, tanguista, manchego de cuna y maestro de poetas aragoneses. Cordel excusó la ausencia de Eva Vives, prologuista del libro. «Prologar un poemario es poco habitual» afirmó Cordel que recordó que la voz del poeta esta en los versos y es el lector quien debe encontrar su propia conexión con el texto, pero en este caso las palabras de Eva Vives sirven para subrayar la presencia del tango en todas y cada una de las páginas del libro. Alonso Cordel cambió el acento del discurso y se fue allende los mares para leer una parte de lo escrito en el prólogo. Su voz nos llevó al lugar dónde los poetas arrastran las frases: « El tango es como un sueño. Te arropa. Te mece en calesita. Te retiene. Te atrapa de tal forma que no quieres despertar. No distingue colores. Ni naciones. NI razas, Ni edades. No importa si estás solo o tienes compañera. No importa lo que hagas o la posición social que tengas. El tango nos iguala a todos. Nunca hubo un lenguaje tan sencillo y al mismo tiempo, más universal. Sobran las palabras: escuchas, abrazas, interpretas y te deslizas» Regresó la música de blanco y negro. El ceñido vestido de una mina, sombrero y pedigrí. El editor, arrebatado por los versos de Cordel, recordó su primer viaje a Buenos Aires tras la lectura de la novela “Corazón de Tango”, y como disfrutó de las atmósferas de Caminito y Boca dónde todo el mundo tiene una historia que contar. El viajero con apetito de milonga se sentó entre chinos y nipones para observar como los bailarines levantaban cátedra de un rito que mezcla culturas, contiene la gestualidad de una pasión, y convierte una cita en el encuentro entre dos almas dispuestas a elevarse y trazar poemas. Los versos de “Tangos para una milonga”, afirmó el editor, evocan esos ambientes, el perfume de un universo para soñar giros imposibles. Alonso Cordel agradeció el mimo de la editorial con un libro que es historia del tango, su recorrido personal por una emoción, un compás de dos por cuatro que el poeta recomendó escuchar a la par que se lee el libro. Los músicos, continúo Cordel, creen que la esencia del tango radica en los ritmos. Sin embargo, afirmó, los bailarines pensamos que el tango esconde planos sentimentales de una pasta especial en gestos como la distancia entre los cuerpos, el equilibrio y los vaivenes. El líder en el tango no es el hombre que conduce, es la sensibilidad que genera la pareja, el diálogo, la emoción en el diseño y la amplitud de los pasos, es la creación de un espacio propio dentro de la milonga, arrastrar las pasiones y dejar aire al resto de las sensibilidades que bailan a tu lado. El poeta dejó las teorías sobre la mesa, citó a su pareja en el estrado y ambos, fundidos en un abrazo, demostraron que la poesía también se construye con la cadencia de del corazón a ritmo de tango.


____ Le dejo con la voz más reivindicativa del poeta:

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16 abril 2011

Tardes de Blog con Oler y Saber: Una charla para EnarOmarse


El primer recuerdo olfativo de mi invitada es un paseo por el campo de la mano de su tío. Un viaje iniciático dónde descubrió el aroma del espliego y asumió la responsabilidad de disfrutar y preservar tan bello regalo. Fue un poco más tarde, antes de cumplir los diez años, cuando decidió ser perfumista. Ocurrió en el huerto de su abuelo, un jardín dónde crecían los pétalos de rosa que, de una manera completamente intuitiva, transformó en perfume. Un viaje a la infancia de Isabel Guerrero, perfumista y editora del blog Oler y Saber, fu el inicio de la vigésimo segunda edición de Tardes de Blog en la librería El Pequeño Teatro de los Libros. La infancia, un territorio dónde esta creadora independiente comenzó a forjar un sueño que hoy es realidad, las primeras páginas de un libro que aún esta por escribir. Isabel ha construido este sueño con los mismos materiales que componen la inspiración: Muchos años de esfuerzo y trabajo que comenzaron con una titulación universitaria en Químicas, y el aprendizaje específico en el Laboratorio de Investigación de Puig Perfumes, que completó en París, en la Escuela de Perfumería Cinquème Sens. Isabel adquirió en este nutritivo periodo de aprendizaje la experiencia y los conocimientos necesarios para levantar una empresa dedicada al desarrollo de la cultura olfativa, un proyecto transversal de marcado carácter formativo que nació para dar a conocer el mundo de los aromas como una parte esencial del desarrollo personal. Cuando Isabel habla de perfumes su cara se ilumina y sus ojos, muy abiertos, proyectan la sabiduría de quien pisa con seguridad un terrero en el que se siente feliz. Me gustó su forma de expresarse, con la cadencia justa de quien busca lo conceptos apropiados al mensaje que quiere transmitir. La imagino recorriendo los puentes pedagógicos que conectan la sabiduría de su olfato con la ignorancia de mi nariz. Y de narices hablamos, de la importancia de mantener en perfecto estado de revista nuestro sistema olfativo, un mecanismo que se puede entrenar para, por ejemplo, ampliar la relación con el mundo exterior añadiendo la percepción olfativa de nuestro entorno cotidiano y así, modificar nuestro grado de relación con él, o educar el olfato para ampliar nuestra biblioteca de olores y asignar el aroma correcto a sintagmas tan bellos como bergamota o magnolia. Porque entrenar y ampliar el sentido del olfato significa aumentar la inteligencia y la intuición; ampliar la autopista del conocimiento para conseguir que los estímulos externos en forma de aromas inunden de manera directa y agradable nuestro cerebro. Por eso Isabel ha diseñado una serie de catas de olores en las que podemos tomar conciencia de nuestro sentido del olfato a través de una interpretación libre del Kodo, un ritual de relajación japonesa para escuchar la poesía que atesora el incienso; o de un acercamiento olfativo al vino y de allí nos fuimos al olor de las cocinas, ese refugio de lentejas y garbanzos que mi recuerdo mezcló con las tizas, las pizarras y, ¡¡de repente!!, la presencia inmaculada del olor de las gomas Milán como pasaporte a un paraiso de sensaciones olvidadas. Las mismas sensaciones de Proust frente al té y la magdalena. Porque ese es otro camino que Isabel nos invitó a recorrer: El disparadero creativo que va del olfato a la literatura. El otro campo profesional de Isabel Guerrero es la creación de perfumes a medida para particulares y empresas. Le pregunté como se enfrentaba a ese reto y si existía diferencia por cuestiones de género. Nos contó que su método para diseñar un perfume consistía en conectar con los deseos del cliente a través de entrevistas personales para conocer sus gustos y anhelos. Isabel también crea el ambiente oloroso de un evento, como por ejemplo mis bodas de plata. Para eso necesitaba saber cual era mi deseo para conmemorar esa celebración. Elegí el concepto “futuro” y ella, afinando sus instintos, nos confesó que su trabajo consistía en conectar, a través de enlaces químicos y creatividad, lo intangible de mi deseo con la percepción real de un aroma. Esta relación aromática se puede llevar desde la identidad corporativa de una empresa hasta la ambientación de un lugar. Las respuestas de Isabel me permitieron apreciar desde un punto de vista totalmente nuevo la utilidad de gozar de un buen sentido del olfato, desde la optimización de la compra en un supermercado, hasta la evaluación de prendas de vestir dependiendo de todo el rastro olfativo que van acumulando desde su fabricación, transporte y lugar de venta. Levantar una topografía olfativa de nuestra vida para ampliar la percepción de todo los que nos rodea. Abrir la mente hasta comprender la importancia de todos los aromas que nos rodean, distinguirlos, separarlos y almacenarlos para disfrutar del puro ejercicio mental, para inspirar nuestros textos literarios o para dar un nuevo ámbito de comprensión al mundo. También hablamos del futuro porque Isabel esta preparando catas olorosas alrededor de los aromas del té, y tiene previsto escribir algunos cuentos para niños que le ayuden a transmitir su pasión por las fragancias. Para terminar regresé al inicio de la charla y le pregunté por la importancia que había tenido su madre en el desarrollo de su proyecto profesional. Isabel alabó su comportamiento, la sabiduría de permanecer siempre a su lado y el hálito aportado para teñir de seguridad un camino que empezó durante una tarde de verano en la que Isabel transformó unos pétalos de rosa en fragancia, y decidió ser perfumista. Isabel, para concluir, nos regaló un pedacito de nieve que a mi me trajo aromas a limpieza, al balde de la ropa limpia que mi madre traída colgado de una sonrisa.

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14 abril 2011

Babel y Coplas: Sarría y Yusta


Lo confieso: He leído muy poco a Borges y en mi juventud tildé a la jota aragonesa, a excepción de las de picadillo, de aburrida, monótona y poco gratificante. Con estas premisas poco o nada se me había perdido en la presentación dos por una que la Editorial Olifante organizó ayer en la Biblioteca de Aragón: “Babel en las manos” de Fernando Sarría surgió tras una de las muchas lecturas del autor sobre la obra de Borges; y “Cancionero de coplas aragonesas” de Miguel Ángel Yusta dónde las cuartetas piden cuerda de guitarrico y aire jotero.
El irresistible motivo que me llevó hasta allí fue, además del respeto que guardo a los dos poetas, el elenco de presentadores: Manuel Martínez Forega, Roberto Malo, Javier Barreiro y José Luís Melero, una cuarteta de gran interés literario e intelectual. Forega y Malo repartieron juego con el poemario de Sarría; Barreiro y Melero sentaron cátedra con la jota y los versos de Yusta.
Forega abrió fuego, prometió brevedad y fue al grano. El último poemario de Fernando Sarría, afirmó, es una agradable sorpresa porque abandona el instante arrebatado, lo depura y lo deja al sol, al tacto carnal; desaparece lo anecdótico y gana lo lírico. Forega estuvo untuoso, con esa lubricidad en su verbo que envuelve y excita, un oleaginoso oleaje cultista que aliña, mece y te cuenta, bañadas por latines y giros inalcanzables del lenguaje, sus sensaciones. Un discurrir que ayer fue ducha laudatoria para un poemario que celebra los sentidos frente a la descripción, la intima sensualidad frente al realismo.
Malo llevó la frescura, esa impagable forma de convertir todo en cuento, en historieta, su impronta natural de saltimbanqui y narrador oral arrancó carcajadas. Agradeció a Sarría la invitación para compartir mesa “con estos grandes” y también prometió brevedad porque ya que Malo, al menos breve. Confesó que su presencia estaba sustentada por dos motivos. El primero era que, aunque experto en Borges, no tenía ni idea de poesía y esa mirada interesaba mucho al autor. El segundo era su condición de “hombre talismán” para Sarría desde que compartieron charla en los pasillos de Borradores, programa cultural de la televisión aragonesa al que Malo estaba invitado para hablar de su primer libro de relatos, cuando Sarría, que sólo acompañaba a Luisa Miñana, vaticinó que él también pasaría por aquel plató con sus libros. Porque como todo el mundo sabe, subrayó Malo, los escritores aragoneses publican libros con el objetivo fundamental de salir en Borradores. El autor de la novela “Asesinato en el club nudista” ha leído tres veces el poemario “Babel en las manos”. En la primera no se enteró de nada, la segunda cazó las referencias a la obra de Borges, y fue a la tercera cuando disfrutó, dejó volar la imaginación y concluyó que estos versos, cuando se traduzcan al francés o al italiano, ganaran una barbaridad.
Javier Barreiros comenzó con la segunda parte de la presentación, un salto, afirmó, de lo culto a lo popular, de lo escrito a lo hablado. Un nuevo evento para levantar la voz y defender la jota frente a su desvalorización entre los zaragozanos, y poner en valor los pueblos dónde se ha seguido cantando y a gentes como Miguel Ángel Yusta que, con su sección “Rincón de coplas” en el Heraldo de Aragón, mantienen vivo el interés por estos octosílabos que conservan la naturalidad del verbo y el sabor popular junto a autores como Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado.
José Luís Melero estuvo brillante y mostró el camino de regreso a la jota. Porque la jota, afirmó, extracción popular de ingenio y grandes composiciones, no tuvo la renovación necesaria para pasar de la instrumentalización religiosa y política, al ámbito sentimental dónde todos los aragoneses nos veamos reflejados. Una renovación que Demetrio Galán Bergua pedía en 1966 y que pasaría por desvincularla de las épocas predemocráticas, evitar certámenes dónde las jotas sean parlamentos de ideas para y buscar la unidad exenta de ideologías, que todo el mundo pueda vibrar con la jota. Tiempos nuevos para cantar a Buñuel, Costa y Goya dónde intelectuales como Miguel Ángel Yusta se acercan sin complejos para ponerse a la cabeza y conseguir que todo el mundo cante sus coplas sin saber la autoría, la máxima expresión del éxito popular.
Nacho del Río puso broche de oro a la presentación con tres jotas en las que mostró su poderío vocal

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04 abril 2011

Anuncio_Oler y Saber en Tardes de Blog


XXI edición de Tardes de Blog


Isabel Guerreo
es una perfumista que edita la bitácora


Charlaremos sobre la química del perfume,
las catas de olor y el aroma de la vida.


“El olfato es el lazo más fuerte que tenemos con el pasado, nuestro más estrecho compañero de viaje hacia el futuro. El perfume puede que sea la firma de la eternidad”

(Tom Robbins. Perfume de Jitteburg)


Jueves 14 de abril a las 19:30 horas.

El Pequeño Teatro de los Libros
C/Silvestre Pérez 21
Las Fuentes
Zaragoza


Autobuses: 22, 24, 30, 44, Ci1 y Ci2


Parada Bizi: 36

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03 abril 2011

No hay muerte

“La literatura no sirve para iluminar nada, sólo sirve para ver un poco mejor cuánta oscuridad hay alrededor” (Javier Marías)

El Clown le preguntó que hacía allí y tartamudeó. Su compañero de clase de interpretación se lo había advertido. No te cierres. La nariz no es una careta, cuando te la pones te quedas en pelotas. No le hizo caso y en pelotas se sintió. Ahora recordaba aquel desequilibrio emocional al que se enfrentó tres años atrás, y como le ayudó a encontrar algunas de las respuestas que había obviado con respecto a una vida que estaba muy lejos de parecerse la que dibujó en sus sueños. Hizo gala de su condición de mamífero, olvidó muy pronto las conclusiones y volvió a la agradable tentación de pensar que el arte evitaba la realidad, que la interpretación o la literatura eran las vías de escape para las carencias emocionales que amontonaba en el baúl del desván del último rincón oscuro al que jamás llegaría un ápice de desaliento. Pero de nuevo se equivocó. El desaliento llegó a los dos años y la falta de oxígeno se hizo algo cotidiano, daba igual la gravedad de las puñaladas que a veces eran machetazos y otras caricias de pitiminí, el desánimo había regresado para quedarse y una tarde de otoñó lo tiró sobre el sofá. Sabía que se ahogaba pero nada podía hacer ante la majestuosidad desconsolada de la tristeza. El salvavidas llegó en la evocación de un puñado de aplausos que paralizaron el tiempo del reloj y la muerte. De nuevo sintió el cosquilleo que provoca la tentación de engañar a la vida, de situarse en el centro del ruedo para recibir los desdenes con un brillante volapié y las zancadillas con verónicas de alelí. Olvidó la cobardía que atenazaba labios, pensamientos y dignidad, y asumió que, aunque la vida no se puede ensayar, tal vez sea posible entenderla desde la pátina de un personaje o la quimera de un párrafo. Torear por el gusto de hacerlo, los pies juntos, asentados y quietos sobre el albero para que cuando el toro enhebré sus pitones en la talega, la costalada lo lleve un segundo a la enfermería y el resto de la vida para dar la vuelta al ruedo. Curar las heridas, regresar de la muerte y apretar los dientes para no morir.

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