La curvatura de la córnea

31 julio 2007

Utrillas Bar Crawl

Fernando García Roche fue a Londres después de las Fiestas Patronales de Utrillas del año 1990. El propósito del viaje era aprender inglés y obtener una titulación que diera fe de ello. Regresó doce meses después con fuerte acento gallego, experiencia como frega platos y el Circle Line Certificate.
La Circle Line es la línea amarilla de la red de metro de Londres. Recibe ese nombre desde 1949 cuando se formó tras la fusión de otras dos líneas. El viaje completo viene a durar unos 45 minutos, cuenta con 27 estaciones, una longitud de 22,5 Kilómetros y un trazado circular.
El Circle Line Certificate se obtiene tras completar la denominada Circle Line Pub Crawl. El examen es muy sencillo, se trata de recorrer la línea amarilla de metro de una estación a otra, bajar en cada una de ellas y tomar una cerveza en el bar más cercano a la misma. Este evento se puede realizar en cualquier momento del año, pero es muy popular durante el sábado más cercano al día Waitangi, que se celebra 6 de febrero y conmemora la firma del Tratado que en 1840 proclamó la fundación de Nueva Zelanda.
Fernando García Roche y el que esto suscribe vamos a inaugurar, con un considerable retraso de 16 años, la que hemos denominado Utrillas Bar Crawl en honor a su origen anglosajón.
Esta nueva ruta tiene sus propias particularidades. La primera radica en su recorrido, en Utrillas no hay estaciones de metro así que los desplazamientos se recomiendan a pie. En nuestro caso optamos por el automóvil hasta la hora de comer y el paseo durante el resto de la jornada. La segunda regla debería regular el itinerario pero en este punto también queremos ser flexibles, la ruta comienza por dónde quieras y acaba dónde tú decidas, eso sí, tendrás que recorrer todos y cada uno de los bares de Utrillas. La tercera es la única norma que nace con intención de hacerse cumplir, por aquello de crear nuevas tradiciones: La Utrillas Bar Crawl se celebrará durante las Fiestas de los Mozos en honor a los mártires San Abdón y San Senén devorados por los leones, y cuyos fastos acontecen a finales del mes de julio, lo dicho no es obstáculo para que cualquier acontecimiento, tales como bodas, despedidas o divorcios, sirvan de excusa para hacer esta ruta en cualquier otra fecha del año. Para finalizar, no es obligatorio detenerse en todas y cada una de las paradas, el personal se puede incorporar al libre albedrío y abandonarla allí dónde bien le parezca, pero para que tenga validez, al menos uno de los que hayan estado integrados en el grupo tendrá que completarla en su totalidad.
Se acabaron los preámbulos y allá vamos con la crónica de la Utrillas Bar Crawl en el transcurso de la cual consumimos una cerveza, como mínimo, en cada una de las paradas.
La cita era a las once de la mañana en Las Casas Nuevas, como era de esperar, Fernando se quedó pegadito a las sábanas y tuve que ir a buscarlo a su casa. Pili Pérez, de la Peña Las Chamas, y su hija Irene tuvieron el honor de dar el pistoletazo de salida que nos llevó hasta las Barriadas del Sur dónde nos esperaban los tres primeros bares del recorrido.
1 Bar Restaurante Gasolinera

Se inauguró cuando la familia Beltrán abrió la estación de servicio en la que nunca deja de sonar la música. En su interior podrás encontrar una interesante colección de fotos con los mineros como protagonistas, además de un precioso mosaico de baldosas con el castillete del antiguo Pozo de Santa Bárbara.
La primera foto que acompaña a esta crónica fue disparada por Jesús Mochi que repostaba el autobús.
2 Bar Pegaso

Histórico establecimiento presidido por varias fotos del sevillano pueblo de Villanueva del río y minas. Una leyenda cuenta que El Cid Campeador, en su ruta desde Zaragoza hasta Valencia, pasó por estas tierras como así lo atestigua una abundante toponimia comarcal, sin embargo, lo que olvidan las crónicas oficiales y que en esta bitácora reivindicamos es la voz popular que recuerda como tan afamado viajero detuvo su camino en el Bar Pegaso de las Barriadas del Sur y se tomó un café, algunos afirman que bien cargado y otros que era cortado.
Desde estas líneas hago un llamamiento para la participación de todos en la difusión a tutiplé de este acontecido.
3 Bar Elvis

Uno de mis establecimientos preferidos por su imponente personalidad que mezcla lo internacional de su nombre con el estilo cañí de su decoración. Una visita imprescindible. Lo encontramos cerrado porque, según nos informó un vecino, no abría hasta pasado con creces el medio día y a veces a la hora del café.
Abandonamos las Barriadas del Sur para llegar hasta las Cincuenta. Barrio que debe su nombre a las primeras cincuenta viviendas que allí se construyeron y en cuyos locales se encuentran nuestras dos próximas paradas.
4 Bar La Charanga

Tuvo otros nombres pero todo el mundo lo recuerdo como Los Pacos, ahora lo regenta Pedro, heredero generacional de los primeros dueños. En sus paredes queda constancia de dos tesoros locales: La primera camisa de la Peña La Charanga de color blanco con listas azules en las mangas y letras del mismo color, así como el primer escudo, datado en 1981, que formó parte de la vestimenta oficial de charanguero.
Fue en este bar dónde se nos preguntó por primera vez si nos habíamos acostado. Nadie creyó que, pese a que las fiestas ya llevaban un par de días de funcionamiento, la noche anterior nos retiramos a una hora prudencial para estar en forma y cumplir con el reto que nos habíamos marcado. Esta predisposición de los parroquianos a pensar que alargábamos la juerga nocturna nos dio que pensar… sobre una merecida fama ganada a pulso a lo largo de los años.
5 Bar Mancheguin

El escudo del Sevilla F.C. y Manolo que nos habló de La Masada, de Barranco Malo y de porque ha decidido volver a fumar. La charla conlleva varias rondas y en una de ellas Migue se incorporó a la ruta.
6 Café Goya

Segundo bar, y último, que encontramos cerrado.
Cambiamos de barrio para adentrarnos en el más nuevo del pueblo. Oficialmente se bautizó como La Vega pero todo el mundo lo conoce por Los Colorines.
7 Bar 103

El hilo musical inundaba la terraza de sol con la voz de Perlita de Huelva y esa tonada que nos aconseja precaución amigo conductor. Importantes claves para comprender una de las claves de la personalidad de este pueblo turolense pero trufado de Andalucía. María Moya la Relojera, tía de Nuri Cañas, me cató al segundo como el hijo del Isaac. Presidía la decoración del bar un platillo de los que usaban los mineros en las duchas del pozo Santa Bárbara, sobre el que dejaban sus pertenencias y colgaban sus ropas para elevarlo hasta el techo, Evaristo, el hermano mayor del Mafia, nos confesó con orgullo de minero retirado que aquel platillo era el suyo.
8 Bar El Punto

Migue, Fernando y yo nos sorprendimos porque desconocíamos la apertura de ese bar. Esa fue una de las espoletas que nos llevó a nombrar todos los bares que en Utrillas han sido, pero esa es otra historia que contaré en otra ocasión. Abandonamos Los Colorines y nos dispusimos a recuperar fuerzas.
9 Hotel, Restaurante y Cafetería Villa de Utrillas

A sus puertas descubrimos el motivo que había llevado a Migue a incorporarse a la ruta: Comprobar que la comida fuera Dios manda. Y vaya si lo fue. Ensalada ilustrada en el centro de la mesa, revuelto de gambas para la señora y entrecot poco hecho para los caballeros. Hablamos de cuando en aquellos locales estaba la Peña El Petete y de nuevo se abre una nueva vía de investigación. La pitanza culminó con tartas variadas, los cafés de rigor, un par de copazos de ponche con hielo y el abandono momentáneo de Migue que escogió una siesta en vez de continuar ruta, eso sí, lo hizo con la promesa de incorporarse más tarde.
10 Bar Las Piscinas

La camarera andaba triste tras la barra. Le preguntamos por sus pesares y señaló a su camiseta amarilla con la foto de un huevo frito. Era la indumentaria oficial de la Peña el Huevo Frito de Barrachina, que por esas mismas fechas celebraba la festividad de Santa Ana, a las que ella no podía asistir porque antes era la obligación que la devoción. Intentamos animarla pero su corazón y su sonrisa se habían quedado en la Comarca del Jiloca.
11 Bar Residencia de Ancianos

La localidad de Utrillas dispone de una residencia para la tercera edad a cargo del Instituto Aragonés de Servicio Sociales. Su amplia cafetería es visitada por la población en general y los amantes del dominó en particular. En tó lo alto, un plato con el escudo del Betis.
12 Bar Nayara

La localización geográfica de una exuberante cascada de agua, cuya fotografía decoraba la pared, fue motivo de disputa, Pedrico nos sirvió un par de quintos y terció en la discusión que acabó por llegar al Chorredero, el Hocino y el Pozo de las Palomas, tres enclaves preciosos en el entorno de barrio de Las Parras.
Un momento de terror recorrió nuestros pensamientos porque no habíamos contado con ese barrio a unos ocho kilómetros de Utrillas. La sangre no llegó al río porque concluimos que contaba con ningún establecimiento hostelero permanente.
La conversación regresó a lo fluvial, al río Moral, al Mena y al Malacara.
13 Las Vegas

Esta parada en la ruta era mucho más que entrar a un bar, era regresar al segundo hogar. Entre sus cuatro paredes o en la terraza con vistas a los Jardines he pasado gran parte de las mejores horas de mi vida, confesiones inconfesables, retransmisiones deportivas a altas horas de la madrugada, el diseño del futuro, besos, broncas, risas, algunas lágrimas, siestas festivas en los butacones, manguerazos para mitigar el calor picajoso de los veranos más osados, tardes en las que soñamos con cambiar el mundo y los bocadillos de jamón con tomate que me traía Migue cuando éramos novios.
La singularidad de este bar con respecto a nuestras vidas tenemos hay buscarlas en el día de su inauguración. Celso Acosta y José Luis Lleida ejercían de los camareros más serios que jamás se hayan visto y nuestra cuadrilla se coló de rondón porque Javier Acosta, hijo de Celso y que más tarde también trabajó allí de camarero, nos llevó para bebernos una Coca-Cola ¡que para eso invitaba la casa!. Seguramente fue la primera vez que entrábamos a un bar en comanda, en esa edad de incertidumbre entre la infancia y la adolescencia, cuando los lazos de la amistad parecen indestructibles.
Allí nos encontramos con El Cuerva, Mario y el primo del Zipi que, una vez informados de nuestro propósito no dudaron en comenzar su propia ruta pero con una brillante idea añadida: Cada camarero tenía que plasmar su rubrica en una hoja para certificar el paso de la comitiva.
14 Bar Casa de Andalucía

Un lugar entrañable de los tiempos cuando uno todavía era capaz de viajar desde Zaragoza hasta Utrillas por el simple placer de tomarse una barracha junto a la bufanda del Betis y con las botellas que el Beni te dejaba sobre la barra, una barracha de autoservicio.
Media docena de jaulas mantenían esa costumbre de tener colorines y verderones a la sombra de los toldos. Un sinfín de hermosuras nos mira ataviadas con faralaes para dejar constancia de la belleza de las Majas con sangre andaluza de la Comarca de las Cuencas Mineras. La virgen de la Macarena también llora en la provincia de Teruel.
15 Bar La Parada

Hubo una época en la que este bar lo regentaban la María y el Ángel, fechas de madrugadas con huevos fritos y broncas de la cocinera por el estado en el que llegábamos, broncas tiernas y cervezas con dos cubitos de hielo. Aquello si que fueron otros tiempos.
16 Hostal Los Ángeles

La ruta integrada por tres charangueros que comenzó en Las Vegas se fusionó con la nuestra en esta etapa y, cuando El Cuerva instó al camarero Miguel Belles a firmar en la hoja del recorrido, el recuerdo le trajo una sonrisa y un sin fin de anécdotas sobre el Camino de Santiago, las ampollas en los pies, las discotecas gallegas y cuatro tíos que recorrieron más de ochocientos kilómetros en 23 días, a saber: Antonio Cuerva (padre), Miguel Belles, Pedro Torreblanca y Juan Liñares. Ya andan pensando en volver a hacerlo y buscan compañeros de viaje. ¡Buen Camino!
17 Pub Terminal

Antes fue el Pub Las Torres pero todo el mundo lo llamaba El Moro, y tanto lo llamaban que en un traspaso el nombre popular se convirtió en oficial. Al final de las antiguas escaleras que daban acceso al local, ahora se hace a pie de calle, aprendí a jugar a los dados.
18 El Fogón

La ruta se vio ampliada con la llegada de Pablo y Suso que venían bastante acelerados y con mucha ganas de fiesta. Estas incorporaciones trastocaron la velocidad de crucero que llevábamos en las consumiciones y a partir de aquí no supimos controlar los excesos. El resultado fue evidente en las notas de mi libreta que pasaron del castellano al lenguaje de los signos jeroglíficos. Un segundo antes de salir del local vimos con asombro como los políticos comarcales entraban en tropel a llenar la barra, las mesas y los retretes.
La parte final de nuestro trayecto transcurrió en los bares que están en el entorno de la Plaza del Ayuntamiento, una zona conocía como “El Pueblo”. A partir de este punto las incorporaciones fueron múltiples y en cada parada las rondas se hicieron mucho más numerosas.
19 Mesón Pepe

El viaje merece la pena para probar la excelente tapa de riñones que allí se sirve. En nuestro caso continuamos con las cervezas y una gran noticia vino a añadirse: Migue volvió a la ruta para el sprint final y se hizo cargo de la cámara de fotos.
20 Bar Niza

Un clásico. Cada vez que traspasó las puertas de este bar tengo un recuerdo para las enteritas de sepia que me tomaba con mi hermana y mi cuñado a finales de los setenta, ellos invitaban. Tras la barra sigue Felipe y en la cocina su señora.
21 Bar Los Hermanos

Toda una institución. Las tardes de los domingos mi padre se sentaba a sus mesas para jugar al subastado, mi madre lo iba a buscar conmigo de la mano, se paraba en la puerta. yo entraba más tieso que una vela, cruzaba el bar hasta ponerme a la altura de mi padre, él terminaba la partida la mano al subastao, recogía las monedas de su lado del tapete, siempre se despedía con la misma frase «Señores, ha llegado la Jefa», posaba su mano sobre mi hombro y salíamos en silencio.
22 Pub El Perdigacho

La referencia juvenil durante muchos años en los que se llamó El Valencia. Tras la barra El Perdi, un camarero que ya es un clásico.
23 El Templo…

Los puntos suspensivos más sospechosos del lenguaje dejan en suspenso cual es el Dios al que allí se venera. Antes fue el Gran Carusso.
24 Los Mayorales

El recorrido lo teníamos planificado de antemano porque nos preocupaba la duración del mismo, queríamos hacerlo en menos de doce horas y terminar en la Plaza de Ayuntamiento cuando el baile de la tarde estuviera tocando a su fin, eso fue un error por nuestra parte porque, con los nuevos tiempos, la tendencia a eliminar la sesión vespertina en favor de la madrugada esta calando hondo. La Utrillas Bar Crawl terminó su peregrinaje en la barra de los Mayorales 2008 sin el broche de oro que hubiera significado un recibimiento con Orquesta.

25 julio 2007

Plegaria

Ángel Gracia me dijo que este poema era una anti-oración pero mi Miguelita, veinte años después de dejar el coro parroquial, lo ha elevado a plegaria, sólo tienes que pulsar play.

23 julio 2007

Museo Minero de Utrillas

El motivo de esta entrada es recomendar la visita al Museo Minero de Utrillas en la provincia de Teruel.
El Hospital Minero de Utrillas fue inaugurado en 1920 y fue atendido por la orden de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl. La construcción de este servicio fue una iniciativa de Minas y Ferrocarriles de Utrillas (MFU) ante los peligros e incidencias propias de la explotación minera.
Ochenta y siete años después el municipio de Utrillas recupera este emblemático edificio como Centro de Exposición de la Ciencia y de la Arqueología Minera, y según se puede leer en una placa conmemorativa agradece las aportaciones, la ilusión, el empeño y el trabajo a D. MANUEL BELTRÁN CORBATÓN, en nombre de la Corporación Municipal y de todo el pueblo de Utrillas.
La exposición esta divida en torno a las tres plantas que conforman el edificio.
En la planta baja encontramos la historia del ferrocarril que MFU que fue inaguurado en 29 de septiembre de 1904. La historia de esta infraestructura gira en torno en torno a los hitos arquitectónicos imprescindibles para acometer una obra de esta envergadura, así se numeran a lo largo de los 125 Kilómetros de los que disponía la vía de 23 estaciones, 64 viviendas a pie de vía para el personal de mantenimiento y un sin fin de casillas para guardar los enseres propios del trabajo, varios puentes entre los que destacan el viaducto de la Hoz y el de Aguas Vivas, así como dos túneles.
Un amplio apartado enumera las locomotoras que trabajaron en la línea así como sus características técnicas y constructivas.
Un apartado especial se dedica al ferrocarril auxiliar de 800 milímetros de ancho que unía los lavaderos de carbón hasta la mina Sur. Un ferrocarril de 7 Kilómetros de longitud y que se mantuvo en servicio hasta el 14 de noviembre de 1966.
Uno de los motivos del cierre del ferrocarril fue sin lugar a dudas el auge del transporte por carretera. Los camiones sustituyeron a las vías y ese es el motivo por el cual mi padre, uno de los conductores pioneros, empezó a trabajar para MFU
La visita continúa a lo largo de una breve recreación de lo que sería el trabajo dentro de la mina. En este apartado recomiendo la visita al Museo de la vecina localidad de Escucha, una aventura inolvidable a las entrañas de la tierra.
La última de las salas de la planta baja esta ocupada por una enorme maqueta con el trazado del ferrocarril.
En el descansillo de la segunda planta nos encontramos con la maqueta del Pozo Santa Barbara que se comenzó a perforar en 1914, fue terminado en 1920 e inaugurado en 1923. Contaba con un castillete que soportaba la estructura por la que se desplazaban dos jaulas para transportar material, maquinaria y a los mineros y mulos que trabajaban en las galerías. Este pozo se cerró en 1981.
A través de varios paneles informativos podemos descubrir la formación geológica y la estructura tectónica de Utrillas
Una vitrinas recogen el material que se utilizaba en la explotación tradicional de los pozos.
Además de una maqueta de una rozadora, máquina dotada de un brazo por el que circula una cadena de cuchillas cortantes y que conseguía una mayor producción de mineral.
Gran parte de la segunda planta recoge la historia de la minería en Utrillas desde 1851 cuando el Duque de Rivas impulsa la investigación geológica de esta cuenca. Pasando por hitos tan importantes como la constitución de la sociedad Minas y Ferrocarriles de Utrillas en el año 1900.
El documento fechado en marzo de 1944 por el cual Don Benito Lewin como presidente de MFU rechaza el envío de penados para el trabajo en las minas y solicita el cierre definitivo del Destacamento Penitenciario, así como una lista que quiere honrar la memoria de todos los trabajadores que tras sobrevivir a una guerra sufrieron prisión en los batallones de trabajo.
En encierro, en abril de 1974, de 170 mineros que permanecieron encerrados cinco días a 200 metros de profundidad en el Pozo Santa Barbara para reivindicar las negociaciones rotas por un nuevo convenio.
El comienzo de la extracción a cielo abierto en el año 1979, así como la explotación de la mina Pozo Pilar ubicado en la localidad de Escucha.
El creciente malestar en el sector a mediados de los años ochenta y como el 2 de noviembre de 1999 cesa la actividad de MFU, aunque continúe hasta el año 2002 con las explotaciones a cielo abierto.
La tercera planta nos recibe con una maqueta de la Central Térmica de Escucha.
Diversas vitrinas con una amplia exposición de minerales.

Así como la datación en el municipio de Utrillas en el año 1873 del primer dinosaurio español. A parecer Juan Villanova i Pera descubrió “dos huesos largos” de Iguanodon. Estos restos fueron identificados por José Royo y Gómez como el extremo proximal y distal de una tibia de terópodo en 1927. Estos restos están desaparecidos en la actualidad y sólo queda constancia de ellos a través de un dibujo que se conserva en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid.
La visita culmina con un excelente audiovisual que hace un exhaustivo y entretenido recorrido por la historia de la minera en Utrillas.









Me gustaría terminar esta entrada con el texto recogido en uno de los paneles de la exposición y que dice:
“Este museo quiere rendir homenaje a nuestros mineros. A ese espíritu de generosidad y sacrificio que tanto les ha caracterizado. En situaciones muy difíciles, se comportaron como verdaderos héroes”









19 julio 2007

Pato y Hernán

El aviso me llegó a través de un correo electrónico de Alvaro, guitarrista de Don Nadie, y ante una fuente de información tan fiable no lo dudé. Miércoles 18 de julio en el ciclo “Noches de Verano 2007” organizado por la Fundación CAI en sus locales de la calle San Braulio de Zaragoza, la actuación se titulaba “Pato y Hernán cantan a María Elena Walsh”
Comencemos reconociendo la verdad de los hechos, seguramente iba a ser la primera vez que asistía a un concierto desconociendo todo de los tres nombres propios anunciados, o al menos eso pensaba cuando tuve que desembolsar el doble de euros de los que disponen de una tarjeta CAI.
No hizo falta ningún conocimiento musical para descubrir, desde el primer segundo, que Patricia Badián a la voz y Hernán Flippini a la guitarra son unos músicos con mayúsculas. Ella un portento vocal que matiza e interpreta cada uno de los temas, cada frase, cada palabra, cada sílaba adquiere una medida diferente gracias a una técnica vocal perfecta y abrumadora. Él siempre hizo hablar a las seis cuerdas con precisión, elegancia y guardando la educación de no comerse a la vocalista, siempre a su disposición para llenar todos los huecos, enhebrar la melodía y puntear lo imprescindible, un músico excepcional.
El reto del recital radicaba, al menos para nosotros, en nuestro total desconocimiento de la obra de María Elena Walsh. Así que tal vez por eso nos quedamos colgados ante tanta perfección en los ejecutantes que acabó por abrumarnos en la distancia corta que permitía el recinto. Esto es una manía mía, esa sensación interior de saber de antemano que todo va a salir sobre ruedas, ni un acople, ni una ligera salida de tono, esa consciencia de estar ante dos grandes profesionales que van a bordar una actuación y que precisamente esa perfección puede restar un poco de brillo, lo se, son manías propias de un friki, pero… así es uno.
Y en esas disquisiciones andaba cuando Migue, mi señora y acompañante al concierto, me dijo «Estoy segura, es Azucena» Me disponía a recordarle que en el programa la cantante figuraba bajo el sustantivo de Pato y que respondía al nombre de Patricia Badián. Fue entonces cuando me detuve un siglo en su sonrisa y…¡Claro que era Azucena!
Hace menos de un mes vimos en la Sala Gromeló la representación de “La Irrdenta” una obra de Beatriz Mosquera dirigida por Javier Harguindeguy. Fue una noche memorable, una muestra de cómo los actores, cuando tienen sangre para serlo, son capaces de hacer viajar al público hasta el lugar y los sentimientos que nos quieren enseñar. Me quedé tan impactado por aquella representación que fui incapaz de escribir una reseña, uno es demasiado pequeño y con excesiva falta de talento como para reponerse de impactos tan soberbios. Pues bien, la Patricia Badía que nos estaba embelesando con su cántico de matricula de honor era la misma que viste y calza, la excelente actriz que encarnó el papel de Azucena en “La irrredenta” y esto señores, esto son palabras mayores. Reunir las cualidades vocales que he visto esta tarde y además poseer una técnica interpretativa como la desplegada en la Sala Gromeló sólo esta al alcance de las grandes, de las más grandes, de las soberbias, de esas artistas a las que los simples mortales sólo tenemos el derecho de pisar por donde pisan y enviarles ramos con docenas de rosas con poemas de entrega, amor y la promesa de una vida disoluta en la Costa Azul.
Algunos pensarán que exagero o que la mezcla de Enate con Viñas del Vero no es la más adecuada, ¡ilusos!, yo me postro ante los pies de Patricia Badián y soy feliz.

18 julio 2007

El último día de verano

La primera vez que hablé con Sergio Algora, la pescatera del Pryca cortaba en rodajas una pescadilla. Le pregunté, al cantante no a la pescatera, por la desaparición de “El niño gusano”. La respuesta fue que las buenas críticas, el reconocimiento general y todos los halagos del mundo no dan para pagar una pescadilla.
*Para escuchar el poema de Sergio Algora sólo tienes que pulsar play.

Actualización del 9 de julio de 2008.

Pido disculpas y lamento profundamente que el audio no funcione, un problema que soy incapaz de solucionar y que tal vez tengan que ver con mi antiquísima cuenta en evoca.com

17 julio 2007

Día de Fernando Esteso

Dando vueltas por la blogosfera me encuentro con una iniciativa de Estalentao que consiste en publicar en el día de hoy una entrada con Fernando Esteso como protagonista. Así que allá voy:
El banquete de la boda de Jesús y Carmina se celebró en el Rogelio´s. Durante la sesión de pasodobles acudí a los retretes para aliviar tanta barra libre. A mitad de la faena me lleve una gran sorpresa, Fernando Esteso ocupó el mingitorio de al lado. Me hice el longis de puertas para afuera, pero en mi fuero interno intentaba recordar a todo meter los grandes éxitos de mi vecino de urinario. La Ramona es pechugona y el Zurriagazo acudieron puntuales a la cita. Los eventos cinematográficos vinieron representados por Los bingueros y el día de su estreno mundial en el Cine Paris, o al menos eso me vendió mi hermano mayor, pero mi elección estaba clara y una sola frase se repetía una y otra vez en los recovecos setenteros de mi cerebro.
Acabamos la faena casi al mismo tiempo, nos lavamos las manos muy concentrados en la tarea, en mi caso para evitar el cristal como canal de comunicación, nos dimos la espalda mientras los secadores de aire eliminaban la humedad. El silencio me dio valor suficiente para cortarle el paso junto a la puerta de salida y soltarle a bocajarro aquello de “Coñac La Parra quien la bebe la agarra”
Fue una imitación insuperable, llena de matices en cada una de las palabras, es cierto que mi condición de invitado de boda con barra libre me ayudó a conseguir el tonillo de borrachin, pero aún con todo obtuve como recompensa la sonrisa de Fernando Esteso que me dio un par de palmaditas en señal de agradecimiento, o al menos eso me gusta pensar.
En ese gesto demostró valía personal y gran capacidad de encaje ante el abordaje de un frki en un retrete.
Día de Fernando Esteso:

16 julio 2007

La mañana de un domingo de julio

Rosario regresó a su pueblo transcurrido el tiempo que dista desde la zoqueta y la gavilla hasta las cosechadoras de luxe y las alpacas cilíndricas. Miraba con curiosidad la transformación del frontón en farmacia cuando las campanas de la torre de la iglesia repicaron el tercer toque para la misa de once. El interior del templo presumía de mano de pintura blanca para los murales y ocre para las estrechas bandas que circunvalaban el templo, Santa Rita continuaba en una capilla lateral como si el tiempo no hubiera pasado.
El sermón versó sobre la capacidad personal que tenemos todos los mortales para distinguir cuando hacemos el bien o el mal, el sacerdote concluyó que no hace falta ser religioso para saber que obras son piadosas y cuales otras no lo son y, en eso, como en la obligatoriedad de pasar la Inspección Técnica de Vehículos estuvimos de acuerdo.
Rosario recibió la sagrada comunión y ese paseo a lo largo del pasillo central de la nave principal provocó la curiosidad en el resto de los feligreses, cuando regresó al último banco ya era La Canterra.
La entrada al templo viene precedida por un porche sobre el que se puede leer en forma de semicírculo “Al único Dios verdadero”, bajo esa sombra se vio Rosario La Canterra rodeada de sus paisanos a los que hacía 58 años que no veía. Las sonrisas, los abrazos y los besos se multiplicaron, rebasaron los límites eclesiásticos, cruzaron las cuatro esquinas y la carretera hasta alcanzar el viejo molino de agua. El cauce cansino del Jiloca se alegró de la avenida pero continúo su discurrir con la tranquilidad del que se sabe testigo de un tiempo que fue.
Los recuerdos volvieron por oleadas, sin orden ni concierto en un mar de emociones que desbordaron los cuerpos enjutos de los abuelos y nos alcanzó a los forasteros con tanta energía que sucumbimos a las mil y unas explicaciones que situaron nuestro desconocimiento genealógico del lugar en la familia de Serafín el Volquetes y Felipe el Canterro, o que nos indicó las propias de la tía Pilar la Caracola o la Dolores la Musina, si hombre sí Pedro el Rebollo y Rafaela la Peseta, ese es el nieto de Mariano Golelas el que era vecino de los Porreto, claro, claro, entonces tu eres el primo hermano de Mari Carmen la Masadera, el hijo del Deal que me enteré de la muerte de tu padre por la Revista de Santa Rita y te acompaño en el sentimiento pero así es la vida y ya ves que Julián el Rosito ni levantarse puede, si a mi me tienes que conocer que me críe junto a la casa del tío Santetes…y de poco a poco se despejó la plaza.
El viento continuó acompañándonos hasta la casa de Grabiela que atendió a los golpes de la puerta desde el cerrojo del corral con morera, cuatro sillas de anea a la sombra, una torta de nueces, vino dulce y noventa y cinco años. La mujer se emocionó con la visita y tanto quiso contar que las lágrimas le impidieron relatar lo acontecido en aquellos días en los que, como Rosario nos recordó más tarde, se portó con ella como una madre más que como una vecina.
Un paseo hasta casa de mis tíos que nos sirvieron de cicerones para reseñar todas las novedades arquitectónicas del pueblo en forma de casas con ladrillos cara vista, turistas valencianos y jóvenes pastores en bicicleta que rezan a otros dioses. La maleza en el antiguo salón de baile que fue sustituido por un flamante edificio multiusos, la plaza dónde aún se celebran las fiestas, la casa que fue de mi padre, la casa de dos pisos dónde nació mi madre y que ahora con tres alturas es un horno de pan, la tierra cubierta por el cemento a lo largo de todas las calles y dos niños que juegan al fútbol, recogen la pelota y nos dicen buenos días con acento del Este. La educación siempre fue el mejor patrimonio de los pueblos.


15 julio 2007

Concha Buika en Jaraba

El cierzo de la última quincena fue sustituido por el aire amarillo que nace en el Sahara. Ese un fue otro de los motivos para dejar atrás Zaragoza Ciudad De Exposiciones y llegar hasta dónde el agua, además de correr, produce placer y satisfacción.
El río Mesa enhebraba su tintineo entre los balnearios de Sicilia y Serón formando un pequeño soto a la vera su margen derecha, un delicioso rincón de ribera que invitaba a refugiarse del sol, del asfalto y de los horarios; un remanso de otro siglo dónde abrir un libro y apurar algún licor espirituoso. En la otra orilla, las adustas casas de Jaraba, un prado y el escenario del Festival de Agua.
La primera vez que fui consciente del nombre de Concha Buika fue en un correo electrónico del poeta Alejandro Pastor « ¿Esto es copla?» me preguntaba. Copla y mucho más, le respondí, porque el sonido del segundo disco de esta mallorquina se apoya en el sabor de la canción española pero viene aderezado de limón, flamenco y albahaca.
No tardé en identificar aquella voz como la guinda al wawanko “Bahía negra” editado en el primer disco de Casa Limón, y entonces caí en mi falta de tacto, ¿cómo se me había pasado por alto la cantante elegida para acompañar a tres monstruos como Bebo Valdés al piano, Javier Colina al contrabajo y Piraña a la percusión, todos ellos bajo la dirección de la magistral batuta del productor Javier Limón? Ese era un despiste imperdonable.
El concierto comenzó a cargo de la guitarra flamenca de Daniel López que fue derramando infinidad de sabores entre salitre y mar, luz y color, un comienzo luminoso y que anticipó la excesiva ecualización del sonido, quitándole naturalidad a favor de acústicas metálicas muy alejadas de la calidez que la noche demandaba.
Concha Buika surgió ataviada de blanco vaporoso y un chal granate. Deslumbrante, desgarradora, un prodigio de transmisión. El Porrinas y su cajón llegaron con la tercera canción y se formó el trío perfecto. Un cuadro flamenco de postín, garra y poderío. Para el desván de las preguntas sin respuesta me guardo el siguiente pensamiento ¿Cómo hubiera sido el concierto con esa excelente configuración de trío? Sólo de pensarlo se me escurren las carnes.
Pero Concha Buika ha decidido que la mejor manera de mostrarnos su arte es subirse a la locomotora musical que vino de las manos de Iván González al piano, Alain Pérez al bajo y Enrique Emilio a la batería. Una maquinaria en perfecto estado de funcionamiento que ofrece un viaje de garantías en lo melódico y en lo rítmico, un tren que algunas veces se desboca por pasajes más propios del virtuosismo y la preciosidad, olvidando durante muchos tramos de la actuación los terrenos suaves, sencillos y terrenales. Y es precisamente en las estaciones más naturales, desprovistas de filigranas, dónde se produjeron todos los escalofríos de mi cuerpo: En la cercanía de la piel, en el matiz, en el gesto gitano, en el ahora me ahogo y me marco por derecho un “Ojos Verdes” a capella, ahí, en el paraje de los sentimientos, ahí es dónde Concha Buika traspasa los corazones.


12 julio 2007

Algunas mañanas de verano

Algunas mañanas de verano, mientras estoy de vacaciones, sólo me levantaría para cagarme en la puta biología, coger a la Gonadotropina Coriónica por los pelos y arrastrarla hasta los lodazales que encharcan mis pensamientos.
Algunas mañanas de verano, mientras estoy de vacaciones, sueño con cepillar cien veces su melena, diseñar simetrías imposibles entre kirikis, coletas y lazos a juego con las florecillas de unos pantalones pirata de mercadillo; con bañadores rosas de topos rosas, toallas rosas de Pocoyo y mira-rosa-como-me-tiro-de-cabeza; divisiones con decimales, escribir un cuento a medias y contar con los dedos de la mano; corre-corre-que-te-pillo, el día del visitante en unas colonias y preparar bocadillos de jamón con tomate.
Algunas mañanas de verano, mientras estoy de vacaciones, siento que paso por la vida, que sólo paso, que paso solo.

11 julio 2007

Doce botones o más

Cualquiera que haya tenido la suerte de escuchar la voz del poeta Alonso Cordel sabe de su excelente técnica en el arte de recitar, casi tan excelsa como cuando se mueve al ritmo del tango. Sin embargo he cometido la osadía de grabar uno de sus poemas con la intención de homenajearle. Te invito a pulsar la tecla del play: Va por el maestro y por Valdepeñas.


10 julio 2007

+ ó -

El manda + y el manda - se chupan las pollas mientras la centralita emite música clásica a través del teléfono. El resto de los mortales reza lo que sabe. Continuará (o no)

09 julio 2007

Corredor

Lo elegí el primer año que la televisión llevó hasta mi casa los encierros de San Fermín. Es un tipo calvo, vestido de blanco tradicional con pañuelo rojo al cuello y corre que se las pela desde hace más de quince años.
Hoy lo vuelto a ver en la recta de Mercaderes. Apostado perfectamente entre los pitones de dos negros zainos. Avanza en línea recta, meciéndose entre los cuernos, sin tocarlos, sólo los siente a un milímetro de su cuerpo. La calle esta despejada y puede alargar la carrera hasta que el resuello lo abandona, entonces se aparta con ligereza. Una carrera clásica, siguiendo los cánones y otro año que siento la felicidad de reencontrarme con mi corredor.

06 julio 2007

Infinito

Rumbas de Los Chichos, la Ramona es pechugona tiene dos cantaros por pechos, Luís Cobos acribillando el ritmo del pasodoble, una canción de El Último de la Fila, las mil y una rancheras de Rocío Durcal transformadas por el dance, explota, explótame, explou, explota, explota mi corazón y, sin transición ni misericordia, sonido maquinero del más puro estilo trance.
La discoteca mantenía el sabor pretérito del la disco music con el suelo de luces multicolores, la gran bola de cristales y las butacas rosas como testigos mudos de los primeros besos de tornillo, viscosos e interminables. Aún flotaba en el aire el aroma a Varón Dandy, el trapicheo con las drogas, los vapores del alcohol de garrafa y las vertiginosas secreciones corporales.
Una sonrisa antigua que ya tenía olvidada iluminó mi rostro. No lo había visto, ni durante la ceremonia, ni en el banquete, pero ahí estaba contorneando sus caderas en mitad de la pista.
Pelo engominado y peinado hacia atrás, patillas gruesas y teñidas, cadena de oro sobre el pecho lobo, camisa negra de enormes cuellos que descansaban sobre las solapas de una inmaculada americana tan blanca como los pantalones campana marcando paquete, y una hebilla de extravagante tamaño dónde se podía leer en letras de oro: Tony Manero.
Algunos de mis amigos habían decidido no cambiar nada, como si no hubieran pasado más de veinticinco años desde aquellas fiebres de los sábados por la noche cuando soñábamos ser los mejores y cambiar el mundo mientras bebíamos Martini Blanco. Noches sin parar de hablar, sin parar de reír. Noches sin límites dónde todo estaba por descubrir.
La silueta de María cruzó la pista y me devolvió a la realidad. Una realidad de la que ella había estado ausente durante más de veinte años. Jamás pregunté por ella durante todo ese tiempo y me pareció una mala idea que nos sentaran juntos durante el banquete. «Para que podáis recordar los buenos tiempos» dijo la novia. Pero todo se volvió a repetir: La velada terminó como el rosario de la aurora y las heridas mal cerradas del pasado agriaron la tarta nupcial. ¿Cuáles fueron los motivos? Como entonces, no me atreví a contestar.
Serpenteó entre las cadenetas formadas por el cha-ca-cha del tren para dirigirse hacía los cielos. El acceso a los baños estaba jalonado por un pequeño pasillo de unos tres metros de largo. Un día lo alicataron con baldosas blancas y lo iluminaron con el exceso suficiente para transformarlo en el camino más corto hacia el Reino Celestial. Tanto fulgor fue apagado por los rotuladores de todos los colores. El corazón fue la forma geométrica que más se dibujó. Grandes y rojos. Pequeños y negros. Tallados a punta de navaja con un trazado perfecto o de pulso tembloroso. Junto a los corazones todos los nombres del santoral, incluidos el suyo y el mío.
Los destellos aleatorios de las luces estroboscópicas sumían su rostro en la oscuridad. En una de aquellas ráfagas la vi llorar abrazada por la que ella nombró como su mejor amiga. Las lágrimas roturaban el maquillaje hasta formar un río de rimel.
Los decibelios y la distancia me impidieron escuchar sus palabras pero las adiviné. Describió nuestra última discusión, la eterna discusión que nos perseguía sin descanso. Fue entonces cuando lo sentí. Un golpe duro y seco en la boca del estómago fijó el dolor en las entrañas más profundas y el riego sanguíneo aceleró el ritmo de las pulsaciones hasta sonrojar mis mejillas. Eran las pruebas físicas e irrefutables que la designaban como el amor de mi vida. ¿Por qué no evité la discusión durante el banquete? ¿Qué maleficio hizo imposible nuestro amor?
Las preguntas flotaban sobre la cabina del pinchadiscos y entre los invitados sodomizados con el remix de la Tuna. Salí de la discoteca consciente de mi huida, me alejaba de la posibilidad de cambiar mi vida, como hice veinte años atrás, el mismo miedo, la misma carrera y las mismas estrellas del firmamento. Me refugié en la suavidad del volante con la intención de poner tierra de por medio. El trazado de la carretera serpenteaba y zigzagueé siguiendo los nítidos recuerdos de mi memoria. Tras pasar la Fuente del Mocho metí la cuarta, pisé a fondo hasta llegar a la siguiente curva, perdí el control y conté hasta cuatro vueltas de campana mientras el lector de CD´s contestaba a todas mis dudas:

02 julio 2007

Nocturnidades que Declarar

La Caja Nocturna experimenta un especial y entusiasta agrado, un palmada furiosa, amiga en la espalda, en presentar, coordinando junto a Ignacio Escuín este esperado recital, David González viene a Zaragoza para decir junto a nosotros nocturnidades que declarar. David González es una de las figuras claves de la actual poesía española, ha logrado con ingenio y franqueza articular en su obra los códigos necesarios para poder leer con desenfadada libertad todos los plieges de la realidad y las inesperedadas cuadraturas de su circunsferencia. Brindará una lectura de no ficción, repasando por lo más destacado de su trayectoria poética: "Reza lo que sepas" (Eclipsados, 2006) y "Algo que declarar" (Bartebly, 2007), la antología personal "El amor ya no es contemporáneo" (Baile del sol, 2005) y la antología "Once poetas críticos en la poesía española reciente" ( Coord. Enrique Falcón, Baile del sol, 2007). Además contaremos con la lectura poética de Eduardo Fariña, Diego Palmath y Almudena Vidorreta, Las últimas videoproyecciones de Nacho Comeras. Al final del evento tendremos además micrófono libre para quién quiera sumarse a nosotros compartiendo pathos y versos.Todos invitados, este Viernes 6 de Julio a las 22 hrs. Estarán a la venta ejemplares de la última Caja Nocturna. En el bar Interferencias ( Benavente 11). Asegurada la marcha después, en un nuevo Aftersótano, ¡¡¡Os esperamos!!!.
Noticia extraída de la caja nocturna
Un poema de David González: