ExpoCena
Para Sagrario Manrique
Elegimos una de las mesas iluminada por la penumbra, junto a la enorme cristalera desde la que se podía contemplar un iceberg perdido sobre las aguas del Ebro.
La elección fue mucho más sencilla de lo esperado: Una ensalada como las de antes para compartir, perdiz escabechada para la señora, solomillo para el caballero y una botella de Gran Vos reserva. La espera fue breve y aderezada con una degustación de aceite de oliva de la ribera del Queiles, ese detalle se volvió lujuria porque si algo nos gusta es rebañar el plato y aquel líquido untuoso, que se reveló afrutado, pedía a gritos el sabroso chapuzón de un pedazo de pan.
Lo más sorprendente de la ensalada fue su presencia en un cubo blanco de jardinero con el asa plateada, un menaje al que estamos poco habituados. El solomillo no me deparó ninguna sorpresa pero la perdiz en escabeche resultó deliciosa para ella. De entre sus labios brotaban los huesos limpitos de la contra ala del ave cuando levanté mi copa y la felicité por su cumpleaños. Ella apresuró el bocado, tomó la copa en la mano y respondió a mi brindis con un beso lanzado al aire. Los labios en piquito granate estaban enmarcados por el brillo ligero que el guiso dejó en ellos, entonces confirmé que aún la quiero, que sin ella nada podría hacer pese a esas extrañas mañanas en las que nos enzarzamos sin saber muy bien porque en dimes y diretes sobre la conveniencia de conectar la campana extractora 54 segundos antes de poner la cafetera, y otra semana que no has puesto el programa número 6 de la lavadora, ni has pasado la mopa por los 12 metros cuadrados dónde pasas el día encerrado frente a... Apuramos el vino.
La tentación llegó con la carta de los postres y una torrija cubierta con helado al güisqui, acompañada de yogurt. Pecaminoso. ¿Qué eligió ella? No lo recuerdo porque bastante tuve con disimular, con esconderme, pero mi cielocariñotesoromiamor es uno de esos seres incapaces de comprender una máxima gastronómica: Los postres no se comparten.
La estrategia del despiste me sirvió de poco, aguanté la cadencia del chist, chistst, chiststst pero nada pude hacer contra los tirabuzones de su melena, los ojos achinados de su visión en cinemascope y esa sonrisa de cuando, tumbados a la sombra de la chopera al ladito del río Martín, nos prometíamos amor eterno con mi cabeza apoyada sobre las florecillas de su vestido. El despiadado verano quemaba el asfalto que se llevaría mi juventud a otras latitudes.
— He leído que este entramado de pilares consigue el frescor de una chopera. — Lo dijo mientras señalaba el peculiar revestimiento exterior del edificio. — Hmmm. Has elegido un postre excelente, cariño.
La penumbra se había extendido a todo el recinto expositivo del que nos separaban cuatro pasos pero antes de dar el tercero ya habíamos perdido la compostura. Ella corrió en zigzag, esquivó los pilares forrados de arcilla y aún tuvo tiempo para mirarme en un escorzo y sonreír y dejarme sus caderas como señuelo y acelerar el paso hasta perderla y dibujar círculos y desprender su aroma y envolverme en él y se dejó coger.
Me esperó apoyada en uno de aquellos chopos de diseño. La observé despacio, recobré la respiración, un pasito y otro. Recibió mi beso con los ojos cerrados y descendimos con los labios enredados hasta dejar nuestra desnudez sobre la hierba. Rasgué el sobre y esparcí el sabor a fresa ácida sobre la eclosión del volcán sonrosado de su cuerpo. El sonido house inundó la ribera. La deliciosa humedad que me disponía a libar hizo chisporrotear el montoncito granulado de Peta Zetas.
Elegimos una de las mesas iluminada por la penumbra, junto a la enorme cristalera desde la que se podía contemplar un iceberg perdido sobre las aguas del Ebro.
La elección fue mucho más sencilla de lo esperado: Una ensalada como las de antes para compartir, perdiz escabechada para la señora, solomillo para el caballero y una botella de Gran Vos reserva. La espera fue breve y aderezada con una degustación de aceite de oliva de la ribera del Queiles, ese detalle se volvió lujuria porque si algo nos gusta es rebañar el plato y aquel líquido untuoso, que se reveló afrutado, pedía a gritos el sabroso chapuzón de un pedazo de pan.
Lo más sorprendente de la ensalada fue su presencia en un cubo blanco de jardinero con el asa plateada, un menaje al que estamos poco habituados. El solomillo no me deparó ninguna sorpresa pero la perdiz en escabeche resultó deliciosa para ella. De entre sus labios brotaban los huesos limpitos de la contra ala del ave cuando levanté mi copa y la felicité por su cumpleaños. Ella apresuró el bocado, tomó la copa en la mano y respondió a mi brindis con un beso lanzado al aire. Los labios en piquito granate estaban enmarcados por el brillo ligero que el guiso dejó en ellos, entonces confirmé que aún la quiero, que sin ella nada podría hacer pese a esas extrañas mañanas en las que nos enzarzamos sin saber muy bien porque en dimes y diretes sobre la conveniencia de conectar la campana extractora 54 segundos antes de poner la cafetera, y otra semana que no has puesto el programa número 6 de la lavadora, ni has pasado la mopa por los 12 metros cuadrados dónde pasas el día encerrado frente a... Apuramos el vino.
La tentación llegó con la carta de los postres y una torrija cubierta con helado al güisqui, acompañada de yogurt. Pecaminoso. ¿Qué eligió ella? No lo recuerdo porque bastante tuve con disimular, con esconderme, pero mi cielocariñotesoromiamor es uno de esos seres incapaces de comprender una máxima gastronómica: Los postres no se comparten.
La estrategia del despiste me sirvió de poco, aguanté la cadencia del chist, chistst, chiststst pero nada pude hacer contra los tirabuzones de su melena, los ojos achinados de su visión en cinemascope y esa sonrisa de cuando, tumbados a la sombra de la chopera al ladito del río Martín, nos prometíamos amor eterno con mi cabeza apoyada sobre las florecillas de su vestido. El despiadado verano quemaba el asfalto que se llevaría mi juventud a otras latitudes.
— He leído que este entramado de pilares consigue el frescor de una chopera. — Lo dijo mientras señalaba el peculiar revestimiento exterior del edificio. — Hmmm. Has elegido un postre excelente, cariño.
La penumbra se había extendido a todo el recinto expositivo del que nos separaban cuatro pasos pero antes de dar el tercero ya habíamos perdido la compostura. Ella corrió en zigzag, esquivó los pilares forrados de arcilla y aún tuvo tiempo para mirarme en un escorzo y sonreír y dejarme sus caderas como señuelo y acelerar el paso hasta perderla y dibujar círculos y desprender su aroma y envolverme en él y se dejó coger.
Me esperó apoyada en uno de aquellos chopos de diseño. La observé despacio, recobré la respiración, un pasito y otro. Recibió mi beso con los ojos cerrados y descendimos con los labios enredados hasta dejar nuestra desnudez sobre la hierba. Rasgué el sobre y esparcí el sabor a fresa ácida sobre la eclosión del volcán sonrosado de su cuerpo. El sonido house inundó la ribera. La deliciosa humedad que me disponía a libar hizo chisporrotear el montoncito granulado de Peta Zetas.
Etiquetas: Relato
12 Comments:
Buen texto, y buenos recuerdos.
Cuando propuse en la tertulia que todos us�semos los petazetas para ver quien ganaba con el poema escrito por las sensaciones, nadie dijo ni mu, tal vez por la deslenguada lengua de quien proced�a.
La verdad es que hace falta pareja para tal uso, as� que no todos lo hicieron, pero si hubieses estado en ese concurso, estoy segura de que te hubieses llevado el premio.
Gracias por todos tus detalles, y sobre todo...no te olvides de llevar siempre un sobrecito encima, casi, casi despu�s de probarlo tan necesario como llevar un preservativo.
Besos.
S.Manrique.
Esta noche ya estoy cenando alli. Si me llegan la mitad de sensaciones que a ti me quedo mas que satisfecho.
CHAPO
J
bah¡ todo este rollo para decirnos que has estado en la expo, que has cenado de puta madre, que has estado en el pabellon de españa y que quires mucho a tu pareja..
pues dilo joder.
jajajaja.
eres el mas grande.
saludos. expues (de expo, se entiende)
agustin martin.
bpvyey
Hola Sagrario.
Me alegro que te guste el texto.
Sobre el concurso del que me hablas te dará dos razones por las que nunca lo hubiera ganado: Lo aqui escrito no es poesía y segundo, no se habla de las sensaciones post PetaZetas :-)
Salu2 Córneos
Hola George.
Me pondré estupendo: Muchas veces lo único importante es como miramos los sucesos, ese es no de los pocos privilegios, la libertad de verdad.
Salu2 Córneos, alicate.
Hola Agustín.
Estuve en la Expo, cené en la Expo, no tan de puta madre como dices, y si, me parece que la quiero.
Salu2 Córneos.
PD, con este calor el color blanco de la camiseta del que pues se verá de lujo durante la próxima semana en el meandro de Ranillas, permanezcan atentos a la pantalla.
Estupendo el texto y estupenda Migue.
Mis sensaciones sobre la expo son totalmente contrarias a las tuyas. Lo mío fué una comida con mis hijos en el restaurante de comida rápida. De allí salimos sin comer lo que no pudimos distinguir como "comida". El Mac Donalds ha su lado es maravilloso. Fíjate que lo añoramos...
La sofoquina y la espera en las largas colas consiguieron hacerme desistir de volver en un tiempo cercano.
Eso sí, todo espectacular. Mi rincón favorito es la torre del agua, donde pude contemplar boquiabierta el monumento de la gota estrellándose contra el suelo. Creo que se llama Splash. No estoy segura.
La elegancia del pabellón de España y del pabellón puente son indiscutibles.
Un abrazo
Hola Sara Fedrika.
Lo cierto es que de momento sólo conozco la Expo de noche o de muy tarde (¡qué sólo hace una semana que la inaguraron!)
La verdad es que se habla muy mal del fast food expo, a mi me han recomendado el Pabellón de las Comunidades Autónomas, es un poco más caro pero la comida es reconcible, insisto, me dicen. De todas formas aún te queda el tradicional bocata de lomo empanado con pimientos verdes que tan bien sienta.
Yo estoy decidido, al menos al principio, a no hacer colas, me niego, aún quedan tres lagos meses por delante para verlo todo.
Yo también estoy deseando ascender por ese espacio vacio y alucinar con splah y... y me callo que si empiezo no paro.
Salu2 Córneos y un abrazo. REcuerda: Gorritos, parasol o paraguas para lo mismo, crema bronceadora, remojete en las fuentes y cascadas y paciencia.
Hay relatos que son muy poéticos, y en los toyos es algo que no falta.
Si que nos falta el post, así que ese hubiese sido el fallo para no fallar en tí.
En cuanto a la expo no me gusat la expo, no me gustan las colas, no me gusta que cobren 3 euros por una cañita y 2 por un paquete de papas.
No me gusta que los maderos aporreen a la gente, al grupo argentino de TEATRO OJALA, que han sido contratados poe la expo para actuar en la misma, ni que les profieran insultos xenófobos, joder, ni que los reyer hubiesen nacido en Jaén.
Esperemos no acobar como en la expo de Sevilla, con un herido de bala, y cientos detenodos.
No me gusta la expo. No me gusta que el alcalde se quede con 1000 entradad por el morro, y los concejales con 14.000 entre todos.
No me gusta la expo.
Prefiero la taberna de mi barrio que también hay floclore, y nadie empuja.
Besos.
S. Manrique
Hola Sagrario.
Me alegra que la percepción de mis textos sea poética, al menos en parte.
¡Los precios de la Expo! yo también añoro los quintos a 0.80 en el Bar La Parada de mi pueblo.
A mi tampoco me gusta que las fuerzas de seguridad profieran insultos xenófobos. De todas formas recomiendo la lectura de la prensa local del lunes 16 de junio, para ponderar todas las responsabilidades, creo que el asunto esta en manos de los jueces.
Lo de las entradas para los concejales es un escándalo. Devolución ya, o sorteo popular.
Y estoy deseando saber el nombre de esa taberna dónde hay tanto folclore... que tengo unos días de fiesta y siempre está bien conocer garitos nuevos!!!!
Salu2 Córneos y venga esos besos
Bueno, de momento solo he servido a la Expo: fui una de las que entraron a la primera "prueba de carga" (cielos, escrito así no me mola nada,arg) y la cosa fue para poco romanticismo. (Sobre todo porque mon mari se tuvo que marchar a currar a mediodía y me quedé con los cachorricos sola).´
Los conciertos los oigo tranquilamente desde casa así que prepararé una cenilla chuli a ver si os emulamos.
Eso si, no se donde me voy a hacer esa foto.......
Hola Lamima
Al parecer, tras las quejas vecinales, se ha moderdo el volumen y modificado el horario de los conciertos. Yo escuché la prueba de sonido de DJ Moral a las ocho de la tarde y aquello era una locura.
Salu2 Córneos.
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