La curvatura de la córnea

31 mayo 2023

la chica de San José

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Fecha de Caducidad

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17 mayo 2023

Adiós




 El viaje de las decisiones

El concepto «teatro sin palabras» nos lleva intuitivamente a la idea de silencio, sin embargo estaríamos cometiendo un error. 'Adios' es un espectáculo de creación en el que ese binomio que nos parece indispensable de gesto y palabra, se ha sustituido por la fusión entre una música incidental magnética para aprehender el gesto y la expresión corporal situadas en un medio escénico que tiñe un particular costumbrismo cotidiano con la magia de lo poético. El trabajo del espectador en estas latitudes escénicas ya no consiste en decodificar los dos lenguajes clásicos del teatro. En esta función la melodía y los ritmos musicales te mecen pero también te guían para centrar la atención y advertir como el gesto subraya y evoca todo lo que no se nombra.

La peripecia puede parecer evidente. Dos jóvenes enamorados que se despiden para encontrarse en el futuro. Él se enfrenta a la aventura de quien da un paso más allá de su entorno cotidiano. Ella espera en la estación de trenes como si viviera en una canción de Serrat, hasta que decide marchar. El viaje de los dos personajes tiene en común la relación que se establece con... no estoy muy seguro si es un ente, una persona, una sombra o una ilusión, lo que parece evidente es que alumbra a los perdidos para ayudarles a encontrar el camino. Puede ser el eco del soporte de que nos encontramos ante la figura oracular que ayuda al héroe para continuar la aventura. A partir de aquí todo se complica. La función se bifurca y es muy probable que cada espectador decida cuál es el camino que está tomando la narración. Los espectadores acostumbrados a las historias enrevesadas con final feliz se abrazaran a la esperanza y al aliento del optimismo, pero otros estarán pendientes de cómo se despliegan los elementos del drama hasta que se imponga un final absoluto y desolador. En esta encrucijada es donde se advierte la ventaja de enfrentarnos a la ausencia de las palabras, porque así la historia se puede adaptar a la realidad que cada Espectador decide. Quizás por eso es una experiencia inmersiva que te invita a reflexionar sobre la dificultad del camino y como, tanto si regresamos al hogar inicial como si nos quedamos arrojados en el arcén de la existencia, todos sufrimos una transformación que nos impide volver a ser los mismos que éramos en el pasado.

El desarrollo escénico tiene un marcado carácter cinematográfico donde cada plano termina en un fundido a negro. Es una dinámica muy visual que nos reta a mirar la función como una película muda para descifrar todo el catálogo gestual que se despliega ante nuestros ojos. Se trata de encontrar el significado de acciones y expresiones. Coreografías que van desde la demostración de un sentimiento hasta la reacción del instinto.

El trabajo actoral es determinante para que todo el conjunto alcance un elevado grado de emoción, y me atrevo a señalar los aspectos de interpretación que se transmiten con mayor intensidad y quizás representen a los personajes. Inma Oliver enmarca con especial intensidad su mirada, sus ojos son la parte más determinante de un potente gesto facial. Todo lo que hace sobre el escenario se percibe delicado, una manera diferente de enfrentarse a las mismas vicisitudes a las que se enfrenta su compañero y que marcarán el Devenir final del personaje. Manuel López-Vigo reproduce con una delicadeza desasosegante los modos más cotidianos y monótonos de la vida. El arco de su personaje le permite mostrar desde un alto nivel de energía hasta la quietud mínima. Arantxa Azagra construye un personaje de dinámica pausada dentro del caos al que no le vemos el rostro, y que ejerce de contrapunto onírico al devenir terrenal en el que se desarrolla la peripecia.

El programa de mano de 'Adios' estaba en lo cierto. Montón encontramos ante sesenta minutos tan intensos como emotivos. Un viaje que te pone delante de tus decisiones para saber de qué manera manejamos el devenir de la vida. ¿Todas las decisiones que tomamos nos hacen más libres? ¿En la perpetuación consciente del daño nos sentimos esclavos de la rueda en la que giramos, o es un lugar seguro donde escondernos? Son solo dos preguntas de las muchas que genera está interesante propuesta.

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'Adiós'

Producción: Cia. INTERMITENCIAS. Idea y dirección: Arantxa Azagra. Intérpretes: Inma Oliver, Manuel López-Vigo y Arantxa Azagra. Vestuario y espacio escénico: Laura Sanz. Diseño de iluminación: Roberto Gregorio (Txutxi). Técnico en sala: Ester Gascón. Diseño gráfico: Laura Sanz y Manuel López-Vigo. Espacio sonoro: Faustino Cortés y Manuel López-Vigo. Música: Joan Valent, Portico Quarter y Faustino Cortés / Fotografía: Iván Miguel.

Viernes 12 de mayo de 2023. Teatro Arbolé.




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15 mayo 2023

Voz(es): Pato Badián & Cristina Verbena


 

Voz(es) Un dúo que a veces son dos

Ayer se produjo en Zaragoza un acontecimiento que pone en Solfa a los Sabiondos de la Astrofísica que van diciendo por ahí que la aproximación entre dos soles provoca un agujero negro. Pues hay que pregonar que no se cumple en el Barrio de La Jota porque, cuando Pato Badián y Cristina Verbena ocuparon el escenario del Centro Cívico Distrito 14 el universo en lugar de fundirse a negro, explotó en una inmensa ovación.

Badián y Verbena son dos soles que tienen sus sistemas solares propios. Alrededor de Pato orbitan la interpretación de una actriz que trabaja con la verdad, y la música de unas cuerdas vocales que a veces son las teclas de un piano o el cuero de un tambor. En torno a Cristina giran cientos de cuentos, historias estrafalarias de risas y amoríos, de princesas con sapiencia o de ogros que se comen niños. Usted entra en su colmado y ella elijo el surtido. Las dos comparten las herramientas del ritmo y la palabra como modo de expresión, y quizás por eso cuando se juntan, ellas dicen que sus voz(es) crean una pieza músico-narrativa pero, ¡ay mi madre! lo que yo vi el domingo por la tarde fue mucho más que una representación, fue una experiencia cósmica de hormigueo en barriguilla, cosquillitas en el corazón y una risas que nos echamos entre brujas, hechizos, y la lista de medicamentos para quitar la tos.

Voz(es) parte de una premisa muy escasa en estos tiempos de bulla, zaranga y confusión: Se trata de escuchar. Pato escucha los cuentos de Cristina, mientras Verbena escucha las canciones de Badián. Un ejercicio de ida y vuelta para crear ecos en los que enredar sus voces, pero tanto se enredaron que necesitaron la dirección de Magda Labarga para poner orden en el escenario y dibujar esos caminitos por los que fluyen melodías, ritmos y una excelente dicción. No se trata de un partido de tenis donde el turno lo marca el capricho de una bola que viene y van. Voz(es) es un delicioso baño compartido, un mar de olas que te mece en calma hasta que llega el tiempo de chapotear.

Pato Badián y Cristiana Verbena son las artistas de la pista que entretienen a la tribu con pellizquitos de reflexión. Ellas ni se pintan la cara ni se cardan el pelo, si acaso se visten de negro con un toque de rojo y estrujan su voz. Son las brujas pirujas del cuento, las divas divinas de la canción, comediantas, chamanes, dos mujeres que brillan como el sol. Historias contadas, canciones cantadas y la mezcla de las dos.

Voz(es) es una invitación para que vuelen los sueños y renovar el arte que nació en una caverna, en el perímetro de una hoguera o junto a la estufa de carbón. Un espectáculo que chisporrotea energía, embellece la vida y lubrica la imaginación.



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13 mayo 2023

Celestina



Gozos de un mundo traidor

'La Celestina' es una obra a medio camino entre la Edad Media y el Renacimiento que nos habla de amor, avaricia y venganza. La versión de Eduardo Galán acierta olvidando la revancha para sintetizar la tragicomedia de una muerte compartida por la codicia, el destino y la pasión. Desde el insaciable apetito sexual de quien roza piel con piel, hasta las lisonjas del amor cortés que riman versos y tañen cuerdas. El espectador tiene un amplio catálogo para decidir si atiende al mensaje moralizante y evita el pecado, o por el contrario cae en sus fauces para saciar los sentimientos humanos propios del deseo carnal, y situar a la amada por encima de sacramentos y del mismo Dios.

La escenografía tiene el aroma fronterizo de las vallas que separan a los amantes en West Side Story, pero aliñadas con un bolero de Nat King Cole. Algunos elementos móviles ayudan en el tránsito de los personajes para recrear con sencillez espacios nuevos, y colaborar en coreografías con un interesante valor narrativo.

La función comenzó dubitativa pero muy pronto alcanzó un vuelo fiable con algunos altibajos. José Sáiz está lustroso en el fraseo cómico de criado pero pelín afectado como padre. Victor Sáinz compone un amante flojo y con tan poco peso que a veces parece un chiquillo enfadado. Claudia Taboada se ocupa con solvencia de doblar personajes en un ir y venir de la pasión Casquivana a las melindres de la oración, y a los brazos del amor. Anabel Alonso hace un trabajo contenido con buen ritmo y dicción hasta alcanzar un punto muy alto en el trágico final. Es difícil enfrentarse a su edad al papel de Celestina porque su perfil no termina de encajar en el tantas veces repetido «vieja» y así, se crea una atmósfera más cercana a la bullanga del pícaro que a los Hechizos de una anciana alcahueta.

'La Celestina'

Calificación: 3 estrellas

Producción: Secuencia 3, Pentación Espectáculos, Focus, Saga Producciones. Autor: Fernando de Rojas. Versión: Eduardo Galán. Dirección: Antonio Castro Guijosa. Reparto: Anabel Alonso, José Sáiz, Víctor Sáinz, Claudia Taboada, Beatriz Grimaldos y David Huertas.

11 de mayo de 2023. Teatro Principal de Zaragoza.



 

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08 mayo 2023

Tercer Cuerpo

 


Soledad de plastilina

Einstein afirmaba que el significado físico del concepto «tiempo» se podía establecer relacionando diferentes «espacios» En el teatro esa tarea de conexión recae en las «acciones» Tolcachir destruye este equilibrio de tres vértices, esparce sobre el escenario los materiales que construyen la peripecia y reta a la imaginación del respetable para que mire desde su propia perspectiva como moldea texto, sentimientos e interpretación en busca de la felicidad. Parece un zagal jugando con los diferentes colores de unas barras de plastilina que mezcla en un batiburrillo de discusiones cotidianas. El resultado es un recorrido patético por la condición humana de quienes esconden la soledad mientras buscan un hogar donde compartir el tesoro de su amor.

La escenografía permanece invariable mientras una filigrana engarza el jaleo de palabras y movimientos hasta diluir las certezas sobre si la situación es un drama o una comedia y así, cuando la sonrisa brota no sabes muy bien si el motivo es trágico o cómico. El elenco ejecuta con brillante precisión los diferentes grados de intensidad por los que trascurre la función. Desde la perfecta armonía de un coro de voces en el que cada uno va a la suya, hasta una sinfonía de silencios para que la ficción y los espectadores puedan respirar.

El caos se ordena cuando las acciones se concentran en un espacio-tiempo de los de toda la vida y los conflictos cruzados, que tan solo se había esbozado, aumentan la energía dramática y consiguen explotar. Tras la sorpresa inicial todo vuelve a la calma de unas criaturas aisladas en su incapacidad para relacionarse. Parecen unas barras de plastilina sin estrenar y cuando la función termina en un apagón a negro, me asalta la idea absurda de cinco personajes esperando al autor que solucione sus vidas.

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Ficha técnica: 'Tercer cuerpo'

Calificación: 4 estrellas

Producción: Producciones teatrales contemporáneas, Timbre 4 y Sebastián Blutrach. Autor, dirección y espacio escénico: Claudio Tolcachir. Reparto: Natalia Verbeke, Carmen Ruíz, Carlos Blanco, Nuria Herrero y Gerardo Otero.

Teatro Principal de Zaragoza. 6 de mayo de 2023.




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06 mayo 2023

Mundopolski. La guerra contra los tristes

 


Una guerra deliciosa

‘Mundopolski. La guerra contra los tristes’ transcurre en un universo onírico degradado en lo material pero con un objetivo encomiable que parte de una premisa: El mundo está lleno de tristes y necesita de una revolución de amor para renovar la ilusión por vivir

La disposición física del escenario deja el proscenio para el meollo donde se fabrica la ficción. Es el territorio de los payasos. El fondo está ocupado por un demiurgo en funciones de Corifeo para armonizar a su antojo el desarrollo de la peripecia. Escucha las peroratas de los personajes, traduce al pueblo el lenguaje serpenteante de la trama mediante palabras, muecas y mugidos, y hasta le da vidilla a la música de tambores y guitarras para que las canciones empasten unas veces con el mensaje y otras en la pista de baile.

Mika Y Mundo son dos payasos de chapa y chaqueta que pueden decir Chaikovski y sin embargo conservar una identidad que va mucho más allá de la sílaba “cha” Ese es el verdadero meollo de la cuestión. La diferencia entre Mundo y Mika. Mundo es el rey de la pista, un comunista trotskista con pocos amigos y algunos lejanos camaradas, el que se regodea en una rueda de palabras rimadas, el que parece que abarca mucho pero de identidad anda flacucho. Mika de identidad va sobrada. Idealista y guerrillera de raigambre aragonesa canta como los viejos árboles de la ribera, con los verbos hace volteretas, con los bailes bulerías, la sonrisa por bandera y una falda de mil capas que agita como una pandereta. Revuelo de mil giros sueña con dragones de fuego ataviados con manguera de bombero.

Mundo y Mika son seres complejos y singulares que asumen su diversidad frente a la peligrosa monotonía de quien se define con respecto al otro, al diferente. Ellos tienen dos personalidades que muestran la riqueza de su individualidad. Mundo un poco cansado está en el camino de vuelta, él que conoce la cumbre de la risa  también ha visto la soledad, y ahora se acerca al lado oscuro del pesimista. Una deriva que no sabe muy bien cómo gestionar. Mika es la marejada de la utopía que quiere esparcir la alegría, imagina una avalancha de chanzas, chistes y picardías, pero si para llegar a ese cambio hay quien promueve el despiste, no duda en montar una barricada y apuntar con su mosquetón a todo el que esté  triste.

Dos energías tan distintas que al principio se abrazan en vendaval pero… que el tiempo, la conciencia y la diferencia en la identidad terminan por separar. Son razones psicológicas, distintas maneras de pensar, que Mundo de repente comprende su mundo, y a Mika eso le da igual. Ella, perdida un segundo en el desengaño, está a puntito de rendirse y de llorar, pero la jotera resiste y, aunque despierta en la implacable realidad. Ella que ha bebido de los dulces manjares del arte de soñar, se resiste temeraria al siniestro final.

El mundo de Mundo derrotado es un aviso a los navegantes de prismáticos para otear el horizonte con la retórica de lo teórico, cuando la lejanía permite parlotear de batallas culturales y plantar la trampa del olvido, que el primero de muchos males es simplificar nuestra identidad. Mika cabalga sobre el viento aunque nadie sabe dónde está. El Corifeo, atado al suelo que no le deja ir más allá, concluye la parodia, el entretenimiento y los mensajes de libertad para recordarnos que la tristeza también es parte de nuestra personalidad, que no pasa nada, que eso es lo normal pero… mientras el escenario se funde a negro una pregunta flota en el patio de butacas: ¿Quién defiende a los que sueñan en esta ciudad? ¿Quién escucha a los payasos que desmontan la tristeza de un mundo que necesita vivir con palabras, rimas y canciones que nos hablen de amor, hostia, de amor?

La función se sustenta sobre tres aciertos. La adaptación de Jorge Huertas para trasladar el imaginario original de carácter vasco y dotarlo de aromas aragoneses. Un trasvase en su justa medida, sin sobresaltos folcloristas o subrayados catetos que hubieran dado al traste con el equilibrio poético que desprende la peripecia, a la que deja respirar, crecer y complicarse hasta el vuelo de la resolución final.

La dirección de Amparo Nogués consigue una dramaturgia en la que combina con la precisión del buen gusto todos los lenguajes que pasan por el escenario, dando a cada uno de ellos el valor teatral que en cada momento necesita la función. El secreto está en ajustar la dosis en el tono imprescindible del clown, y tener la buena mano de maridar la mirada de Mika, siempre pendiente del futuro, con el aroma de melancolía que envuelve a Mundo. A partir de ahí todo lo domina un movimiento constante. El énfasis del ritmo van más allá de una coreografía exenta, se incorpora con naturalidad a las intenciones de los personajes, hasta combinar perfectamente con su forma de hablar, de deslizarse por el gozo simple de repetir una y otras vez las mismas fórmulas en un degradado progresivo, de la alegría de cantar tan  fuerte y tan alto como los latidos del corazón. La mezcla de todos estos elementos es deliciosa y solo encuentro un pero muy personal. Jaime Ocaña compone una personaje que somardea con la naturalidad marca de la casa con una presencia que percibo excesiva, y que sin embargo la platea recibe con gozosas carcajadas. Mucho más interesante son esos breves momentos cuando su discurso gana en solidez y pide más cuerda, que la ruptura entre la carga de profundad filosófica y el petardazo del chascarrillo tenga un poco más de recorrido para aumentar la tensión y así, que el contrapeso de su personaje como custodio de la realidad cotidiana, gane en densidad y contundencia para estar a la altura de las dos criaturas que maneja a su antojo, y potenciar la comedia en esos esos momentos musicales llenos de chispa y sabor.

La función da un salto de calidad gracias a la interpretación de los protagonistas que se percibe liviana, y sin embargo es capaz de condensar literatura y expresión corporal. Un trabajo que aúna sensibilidad y eficacia para subrayar el arco dramático de los dos protagonistas. El personaje de Jorge Huertas, aunque parece estar muy arriba, siempre está acompañado por un cierto aire taciturno hasta que ya no puede más y todo va cuesta abajo. Huertas contiene los excesos, amarra los dramas al suelo mientras la pena nos desgarra. La belleza de su derrota es el contrapunto necesario para que el trabajo de Lorena Soler brille sin paliativos, una actriz con esa mirada que solo puede nacer de la profunda conciencia de su oficio, una expresividad que conecta con la butaca, te atrapa y ya no te suelta. Todo en ella es verdad: las notas que salen de su garganta, la alegría del rostro y esa dificultad de mantener la alta intensidad que necesita se personaje para, en un breve momento, dar un volantazo a tanta energía positiva y cambiar todos los registros de expresión para dejar la sala en silencio, los espectadores con el estómago encogido y los ojos asomados al borde del precipicio por donde se despeñan las lágrimas.

‘Mundopolski. La guerra contra los tristes’ nos recuerda que los cuentos son mapas para recorrer la vida y que, mientras las payasas van por el mundo para poner una sonrisa allá donde hay una paters, un muro de concertinas, un puchero vacío o el socavón de un proyectil, no debemos olvidar otro mundo mucho más cercano a nuestra piel donde anida la tristeza.

La productora Salvache Cultura se estrena con esta obra y deja sobre el escenario del Teatro del Mercado un sugestivo rastro de talento.

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‘Mundopolski. La guerra contra los tristes’

Producción: Salvache Cultural. Guión original: Jon Gerendiaga y Unai Gárate. Adaptación: Jorge Huertas. Dirección: Amparo Nogués. Reparto: Jaime Ocaña, Lorena Soler y Jorge Huertas. Escenografía: Raúl Castillero. Vestuario: Raquel Poblador (Obsidiana Atelier) Iluminación: Saúl Blasco. Música en directo: Jaime Ocaña. Técnico: Ricardo Juan Amador. Fotografía.  Más Mastral. Ayudantes de dirección.   Yolanda Catón / Sara Bilotto Pons.

Teatro del Mercado. 5 de mayo de 2023.


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02 mayo 2023

El Plan

 





Un plan magnífico

La escenografía parece la de un enredo de sofá y puertas para que salgan las sorpresas, pero en cuanto el texto entra en escena se despejan todas las dudas. Tres amigos le pegan una buena tunda a la sinhueso para dibujar una situación económica y social en caída libre. El contrapunto perfecto para que la literatura dramática juegue con la crítica burlesca y la ironía hasta llevar la trama al terreno de lo cómico, y definir perfectamente el arquetipo de los personajes. Cartesiano, reflexivo y anárquico están un poco perdidos. Son incapaces de comprender que Julio Iglesias se equivoca cuando canta que las cosas vienen y van, pero la vida sigue igual. Los neurocientíficos lo denominan ceguera al cambio.

La acción avanza entre carcajadas mientras a la chita callando una idea contamina la totalidad de la peripecia: La percepción del mundo y de uno mismo no siempre coincide con la realidad de los hechos. Entonces llega la detonación. El argumento golpea el estómago de los espectadores, congela las risas y deja en silencio la sala. La tragedia fulmina la comedia. Pero no se preocupen, la ironía vuelve casi de inmediato aunque solo sea para certificar que la vida no va a seguir igual.

Esta estructura narrativa requiere de un trabajo de interpretación tan sobresaliente como el realizado por Jordi Ballester, Diego Braguinsky y Ángel Fígols, actores con recursos para dotar de credibilidad a los personajes, y al mismo tiempo empujarlos sobre el arco dramático que los lleva a la cúspide catártica que exige la función. La dirección de Ignasi Vidal propicia la armonía de un libreto con movimientos de frescura pop y tempo de balada, vértigo rapero en los diálogos y el virtuosismo del jazz cuando parece que cada uno toca a su bola, y sin embargo el resultado final es un plan magnífico.

Ficha Técnica: 'El Plan'

Calificación: 4 estrellas

Producción: Olympia Metropolitana y El Punt de la i. Dramaturgia y dirección: Ignasi Vidal. Intérpretes: Jordi Ballester, Diego Braguinsky y Ángel Fígols. Espacio escénico: Josep Simón y Eduardo Díaz.

30 de abril de 2023. Teatro de la Estación.




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