La curvatura de la córnea

29 septiembre 2008

La Noche Sin Techo 2008


La semana pasada se celebró la V edición de La Noche sin Techo en la localidad de Ateca. Desde principios del verano había recibido la invitación oficial para participar en cualquiera de los espacios artísticos que se habilitan durante la muestra. Fue un gustazo caer en la tentación, así que hablé con el poeta Alejandro Pastor que se puso inmediatamente manos a la obra y confeccionó un texto poético, un híbrido de autores y al que buscamos alojamiento bajo la denominación de “Poética Sostenible”, por entonces Patricia Vidal ya se había integrado en el proyecto como protagonista femenina del texto.
El último sol de septiembre me acompañó por la autovía hasta el río Manubles. Llegué al frontón de Ateca pasaditas las cinco de la tarde. Las paredes blanqueadas ya habían sido tomadas por el Danger, Chikita y Ledésert que trabajan con sus sprays bajo la implacable solera. Estuve mucho tiempo observando sus movimientos, me gustó descubrir los pequeños trazos, la precisión en los movimientos de sus brazos y muñecas, la elección de los colores, la agitación casi litúrgica de los botes de spray, presenciar cómo estos artistas urbanos consiguen que el graffiti sea la representación estética de una manera de ver el arte.
El puesto de acreditación de “artistillas”, así, sin complejos estaba instalado en el interior del polideportivo dónde comenzaba el taller de estampación para niños, y un poco más allá, dónde la piscina de verano había dejado su lugar al espiquercorner, a la sombra de un platanero la palabra elevaba su voz para textos leídos por autores locales, la presentación del video “Zaragoza Poética” a cargo de la Asociación Cultural TresVersos y las rimas rapeadas por Luzía de noche y de día con el alegato de que el rap también es poesia. En el escenario del polideportivo las imágenes NoN StoP de video poemas para homenajear a Sergio Algora, Ángel González y Gabriel Celaya. Al ladito, en lo que de ordinario es un gimnasio, una sesión de cortos, y en el interior del frontón las primeras pruebas de sonido para los grupos Hydrophonic, Sr.Zellaby, Los Turbios y Dadá. Ese es el espíritu de La Noche Sin Techo, un espacio al servicio de todo tipo de actividades protagonizadas por artitas, artistillas y otras especies similares caracterizadas por la ilusión y las ganas de mostrar el talento que recorre sus venas.
“Poética Sostenible” abrimos la sesión nocturna del espacio Cabaret. La experiencia fue muy satisfactoria, notamos el silencio atento del público que se rompió con el aplauso final y ahí fallamos, porque abrumados por nuestra bisoñez en estos acontecimientos, olvidamos agradecer al equipo técnico, encabezado por Armando, su buena disposición para que nuestras voces sonaran fetén, tan poco acostumbrados como estamos a hablar a través de un micrófono.
Los conciertos continuaron en el frontón con ritmos potentes y poderosos pero nosotros nos quedamos en nuestro Cabaret viendo como Zombra+Don Nadie+Rabanaque montaban sus instrumentos. Lo digo bien alto y orgulloso: Fue un honor ejercer de teloneros para ese maravilloso combo que inyectó pasión, talento y energía a la música, a la poesía y al diseño gráfico.
El inconmensurable Jaime Ocaña accedió borracho a la palestra, pero con motivos de sobra. Acusó a la organización de las tres horas de retraso que había acumulado su actuación y claro, con las cañas a un euro, los resultados eran evidentes. Ocaña hizo un monólogo que fue más allá de lo actoral, hizo eso que esta al alcance de muy pocos, improvisó con la situación, con los presentadores del evento, enlazó lo local con un cuento entre los surrealista y lo esquimal, aderezó sus bromas con chascadillos locales y nos mostró su talento sin trampa ni cartón. Excepcional. Pero eso no fue todo, también participó en los match de improvisación a cargo de algunos jovencísimos actores de la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza. De “Los Sin Futuro” mejor no hablar porque su nombre los dice todo.
Dadá en el frontón generaba megavatios para iluminar las seis de la madrugada. Hora de partir. La organización se puso en contacto con nosotros segundos antes de abandonar el recinto para darnos un último regalo: Jaime Ocaña se había quedado sin medio de transporte y nos pedía que lo lleváramos hasta Zaragoza. La respuesta fue afirmativa y jacarandosa. Me veía conversando con el actor para sonsacarle anécdotas del mundillo farandulero, le tiraría de la boca para que me contara como trabaja los textos, como los escribe, como los piensa para llevarlos al escenario. Me lo dijo con mucha educación «No os preocupéis por mi, yo me pongo en el asiento de atrás, cierro los ojos y me echo una cabezadita» Mi señora sonreía en el puesto de copiloto.
Dejamos a Jaime Ocaña en la puerta de su casa y nosotros, como cuando las noches de sábado siempre terminaban al alba, nos fuimos a la Churrería Los Ángeles del barrio de Las Fuentes, nos regalamos un par de tazas de chocolate, dos pares de porras y tres pares de moscateles que, ante la sorpresa del resto de parroquianos, culminaron con cuatro pares de vibrantes vítores al grito de ¡Viva La Noche Sin Techo!


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28 septiembre 2008

Cineclub Los Peliculeros: Quiero ser como Beckham

La temporada del Cine Club Los Peliculeros comenzó con la película “Quiero ser como Beckham” de la directora Gurinder Chadha. El fútbol es la excusa para plantearnos el eterno dilema que separa las costumbres de los padres de las aficiones de los hijos, una distancia que se acrecienta si la pretensión de ser futbolista parte de una chica que además es hindú. La película sirve como ventana para mostrarnos algunas características de la vida hindú, de sus ritos y costumbres. Una historia que nos enseña como la distancia que tenemos que recorrer para cumplir nuestros sueño esta plagada de problemas, de la virtud de ser fiel a uno mismo y de las pruebas que esa actitud nos obligará a superar.
Los chicos del Club andaban un poco nerviosos, tal vez por ser la primera sesión de esta nueva temporada, y mi intento por debatir tras la película ha sido un arduo trabajo. Hemos hablado de las localizaciones donde se desarrolla la historia y ellos, los niños, se han mojado poco cuando les he preguntado por los conflictos que hemos visto entre padre e hijos, sus relaciones, el uso de la mentira y la importancia de sentirse arropados por una familia. También les ha llamado la atención las diferencias entre una boda al «estilo español» y la celebración hindú que hemos visto durante la película con preparativos gastronómicos, estilistas y musicales. Durante el film se le insulta a la chica hindú utilizando el termino «Pakistaní» esa fue la excusa para hacer un breve repaso a la historia del conflicto entre India y Pakistán Eso sí, son hemos vuelto a reír recordando algunos gags y esos bailes de Bollywood que se vislumbran a lo largo del metraje.

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27 septiembre 2008

La Piedra en el Charco salpicó Zeta

La Piedra en el Charco fueron unas jornadas literarias que se celebraron en Teruel los días 23, 24 y 25 de Septiembre y dedicadas a los jóvenes autores. El evento tuvo una sesión replicante en el barrio de Las Fuentes de Zaragoza con una lectura poética.
Las luces perdieron intensidad sobre los anaqueles, un efecto teatral que algunos libros aprovecharon para escapar de su posición lateral, los más osados asomaron sus ojillos al mundo azulado y circular de una mesa, que a esas horas de la noche dejó de serlo para transformarse en escenario. Un espacio diáfano, orbital y elevado del suelo por el que transitamos los mortales, tres escalones para cambiar la condición humana por la de poeta, trovador o titiritero. La mágica superficie de la mesa redonda de la librería El Pequeño Teatro de los Libros provoca mutaciones.
Nacho Escuín comenzó el recital con los ojos cerrados, el libro suspendido en la mano izquierda y los ojos cerrados. Los versos ofendidos se organizaron para una asonada, un motín para exigir la merecida atención de ser leídos, porque la generalización del recuerdo, el ejercicio abusivo de la memoria haría inútiles la elegancia de sus grafías y la textura voluptuosa del papel. Los versos amainaron sus ánimos cuando descubrieron el delicado ambiente de la sala y recordaron la veteranía del poeta en este tipo de envites. Nacho Escuín, ignorante de la malograda revolución de sus textos, terminó su intervención como la había empezado: Manteniendo el tipo y con los ojos cerrados.
Pablo Lorente se congratuló porque la extraña sensación inicial de subirse a una mesa para leer mudó en agradable sorpresa. Entonces recordé la canícula de los veranos de los años ochenta en Utrillas cuando mi sobrina Natalia se revestía de seriedad, cogía su libro de aventuras infantiles y ascendía a lo más alto de una escalera de tijera que mi hermana usaba para desenmarañar algunos rincones inaccesibles de aquella casa que había sido Cuartel, allí pasaba la tarde leyendo, en otro planeta.
El poeta aderezó su intervención como a mi me gusta. Introdujo cada uno de los poemas, proporcionó una pequeña pista, atisbó una pincelada que ayudó al oyente a situarse. Así, Pablo Lorente nos habló de la costumbre búlgara de mantener durante décadas las esquelas de los fallecidos a la vista de los viandantes, una práctica que le inspiró tanto como el euribor, tema de su siguiente poema, y no se asusten los hipotecados entre los que me encuentro, pero la actual e imparable subida de tipos de interés terminará por llevarse a más de uno a la tumba.
Hace un año disfruté de los versos de Diego Palmath en la IV edición de La Noche Sin Techo, en aquella ocasión acompañado de Fariña y Comeras, los activistas de La Caja Nocturna. Entonces atribuí su gesto afilado y adusto durante la lectura con la discutible iluminación de una madrugada poética entre lo veraniego, los litros de cerveza y un concierto punk. Las condiciones medio ambientales del recital de ayer eran exquisitas y sin embargo, Palmath ciño de nuevo la mirada, visión escoltada por gruesas gafas negras y apuntalada por nariz de afinado tirador, Palmath recitó un poema para ser juzgado, solicitó el veredicto del respetable, pidió que hacer con aquellas palabras. Los asistentes acertaron al permitir que aquellos versos regresaran a la carpeta del autor y olvidaran el terrible destierro de la papelera. Palmath alivió la mirada por el texto indultado, giró la cabeza en busca de su compatriota peruano Miguel Ildefonso, le dedicó el siguiente poema y, ya lo saben, afiló de nuevo la mirada, una mirada de ave rapaz, esas majestuosas siluetas que adoro.
Almudena Vidorreta fue la sorpresa de la noche, al menos para mí. Aquella cara aniñada, la delicadeza de sus pasos, la elegancia de sus facciones, ese rostro no era el que yo asociaba a ese nombre. En el escaso almacén de mi memoria, Almudena era una chica de pelo muy largo, muy moreno y muy alisado, nariz prominente como para morirse, rostro perfilado, mirada enigmática y un estilismo de ligeras reminiscencias niponas. No me pregunten de dónde saqué esa imagen porque busqué el evento en mi recuerdo y no conseguí descifrar de dónde partió el error. Entonces tuve miedo, miedo a ser la presa de la poeta y sus intenciones confesas de cometer un crimen metafórico y dejar que el papel empape la sangre «Su papel y mi sangre» pensé. En esas temeridades me hallaba cuando la autora pronunció el título de una de las cumbres pop en la carrera de Bunbury. «Lady Blue» fue motivo de inspiración para la autora y una de las 37 resacas de los hijos de Satanás. Aquella referencia nos acercó en gustos musicales pero reconozco que permanecí grogui durante toda su intervención, incapaz de recuperarme de la disociación entre nombre y rostro.
Javier Ramón subió al escenario con el desparpajo del que esta muy nervioso. Afirmó que lo suyo era la historia, que venía a leer unos «poemillas» Se lanzó a una prolija, acelerada y entrecortada explicación de su poética, la relacionó con el binomio vida y muerte bajo la estructura del réquiem. La definición confirmó que su obra será muchas cosas menos «poemillas» Apuró la lectura del primer poema con un «Joder los putos nervios» Justificó su estado de ánimo porque, como había llegado a la carrera y un poco tarde, no le había dado tiempo a tomarse un güisqui. La aseveración levantó algunas sonrisas entre el público, sin embargo, las botellas de vino de la Denominación de Origen Campo de Borja que esperaban pacientes a ser degustadas, pusieron morros por la ingerencia en los ambientes literarios, tan propicios a la deleitación de los caldos propios de la vid.
El poeta peruano Miguel Ildefonso agradeció la organización de encuentros literarios como La Piedra en el Charco porque era una ocasión inmejorable para apuntalar contactos, constató lo importante de lo presencial en las relaciones literarias para evitar que Internet sea el único foro de conocimiento mutuo y renovó su fe en la palabra y la poesía. Estuvo un poco azorado cuando pidió disculpas por algunos leves tropiezos en la lectura, y reconoció que era por un problema de falta de ensayos, a él le gustaba elegir los poemas con la inmediatez del momento, confiando en la intuición de acertar con lo adecuado para cada recital. Así llenó la sala de olores, colores y matices del otro lado del océano, reclamó la presencia de Lorca en su obra con remedos como un «romancero chichero», acentuó la amarga experiencia del exilio y leyó un poema dónde la voz de Bunbury volvió a estar presente. El tema “Apuesta por el rock and roll” tuvo la culpa y yo me quedé con la duda, ¿sabría el poeta que esa canción pertenecía al grupo zaragozano “Mas birras”, versionada posteriormente por Héroes del Silencio para, finalmente, incorporarse de manera permanente en el cancionero de Bunbury? No pude comprobarlo porque en mi reloj, como en el cuento de Blancanieves, eran las nueve y media de la noche, la hora justa en la que la más cruda realidad se hizo presente para recordarme que el turno de noche me esperaba detrás de un reloj de fichar.

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26 septiembre 2008

Homenaje a Sergio Algora letrista

El concierto comenzó con una acertada afirmación de Octavio Gómez Milián: Sergio Algora revitalizó las letras en español en la música Indie durante aquellos años de la agobiante expansión del splanglish casposo, en ese panorama, inyectó talento, frescura y oxígeno pop. Ese era el motivo de la reunión: Homenajear la faceta de letrista de Sergio Algora.
El Forum de la FNAC recibió con aromas boscosos a los miembros de Experimentos in da notte, un grupo que navega por los mares que van de lo musical a lo poético, un ejercicio que la prensa especializada ha bautizado como spoken word, y que consiste en la fusión del recitado de versos con la música, algo muy distinto del tradicional acompañamiento musical de fondo al declamado más o menos dramático de un poema.
Luis Cebrián se estrenó con elegancia a la guitarra acústica, Pablo Malatesta ejecutó excelentes melodías y estuvo muy acertado en el diseño de los ritmos, Octavio Gómez Milián al micro de las palabras, excelente en las cadencias, apasionado en el fraseo, personalísimo en el acento, disfrutó como una lombriz con esas canciones a las que ama, eso se nota y se agradece. Sólo una objeción, cuando se esta al frente de un micro con dos buenos guitarristas a la espalda, es necesaria una pose más potente, más firme, más consistente, el público necesita más fijación, más energía postural para mantener la tensión que se consigue con la palabra y que se difumina un poco con la dispersión corporal de no saber muy bien que hacer.
En mitad del concierto se reclamó la presencia de un cantante, así que al estrado se subió Richi Vicente, antiguo miembro del grupo local Tachenco y compañero de Sergio Algora en La Costa Brava, su último proyecto musical. Estaba pelín descolocado, pidió disculpas porque lo suyo no eran las palabras, son las canciones, pensé. Se colgó la guitarra, colocó la cejilla y confesó que iba a interpretar una canción que nunca había tocado con Algora «Esas ya me las se» balbuceó nerviosillo. Los acordes tomaron la sala para regalarnos uno de esos momentos mágicos que con el tiempo resultan inolvidables: Un músico capaz de transmitir emoción, una guitarra afinada y una buena canción, ¿alguien puede pedir más?
Broche de oro para esta semana de homenaje a Sergio Algora. Un evento que Ángel Gracia ha organizado en la FNAC como consecuencia de la amistad y de la pleitesía al talento de su compañero, de su amigo y de su hermano.

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25 septiembre 2008

Homenaje a Sergio Algora dramaturgo


El Fórum de la FNAC apareció vestido bajo las indicaciones con las que Sergio Algora abre su obra de teatro “La lengua del bosque” Un escenografía de lianas verdes, un paraguas verde, las hojas que, aún caídas y por el suelo, también eran verdes y la mejor de las recomendaciones, según cuenta Sebas Puente Letamendi en la contraportada de la edición de Chorrito de Plata, al parecer, Sergio Algora recomendaba asistir a la representación de esta obra bajo el influjo de alguna sustancia, en el caso de ayer se trataba de un coctel peligosamente verde con los aromas dulces del pipermint y la chispa del cava.
El Hombre Verde Oscuro se plantó entre la vegetación y dijo “He llegado aquí de donde uno se vuelve para verse marchar, esperando que lo vivido no haya sido verdad y un nuevo camino me salve” Y esa es toda la esperanza, nada más, porque cuando aún estamos prendados por la naturaleza la sentencia final del primer párrafo de la obra no deja lugar a dudas: “Pero no esperaba ver tan pronto la monstruosidad”
La función de ayer fue un interesante híbrido que los actores resolvieron con soltura. La ambientación prometía una representación teatral al uso, nada que ver con la anunciada “lectura” Sin embargo la propuesta navegó entre los mares de la lectura — los actores leían sus intervenciones — y la representación clásica. La mezcla de formas resultó satisfactoria porque los libros se mostraron como generosos aditamentos del atrezzo, fueron incorporados a la escena con naturalidad, en nada estorbaron a los movimientos y a las acciones, ese ejercicio de integración fue una de las virtudes de los actores, además de una buena composición de los personajes y una excelente fluidez en la declamación de los textos.
La representación fue breve, un resumen del primer acto de la obra que culminó con el reparto de chucherías con forma y color de ranitas, también se vació la ponchera del cóctel en generosas dosis para los poetas, y mucho más exíguas para los profanos que tomamos al asalto el manantial verde de la dulzura y la chispa.
Mientras atendía a lo teatral con los cinco sentidos, el ojito izquierdo bizqueaba alcahuete la presencia de Ana Muñoz sentadita en el suelo como si de un prado se tratase. ¡Ay! Fue un deleite contemplar su manzana tatuada, y me dice un pajarito que su piel guarda otras dos piezas de fruta.

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24 septiembre 2008

Homenaje a Sergio Algora músico

Ayer se proyectaron en el forum de la FNAC de Plaza de España los videos clips de El Niño Gusano, grupo al que pertenecía el homenajeado Sergio Algora. Fueron quince minutitos de nada, tan rápido se pasó el tiempo que el público asistente pidio un segundo pase, y Rafa Dominguez, al mando de la nave audivisual, — y que no hace tanto era el mariachi de El Huracan Ambulante, — los volvió a pasar.
Algo quedó claro tras el día de ayer, es necesaria una revisión en profundidad de la obra musical de los grupos por los que pasó Sergio Algora. Desde esta bitácora lanzo a Ángel Gracia, responsable de la agenda cultural de la FNAC, la propuesta de una audición. La futura edición de un disco homenaje en el sello Grabaciones en el Mar puede ser un buen momento para recordar el trabajo como músico de Algora, una sesión en la que cada canción este precedida por una presentación a cargo de algún compañero de viaje, una excelente ocasión para recordar la historia interna de estos grupos, anécdotas, chacarrillos, formas de trabajo, correrías de tourné, los entresijos inconfesables de la industria y las reseñas en las revistas especializadas.

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23 septiembre 2008

Homenaje poético a Sergio Algora

El 22 de Septiembre se celebró en la FNAC un homenaje póstumo al poeta Sergio Algora. El acto consistió en una lectura colectiva, un viaje por sus poemas, una reunión de poetas, amigos y familiares que empezó con las palabras entrecortadas de Jesús Jiménez Domínguez. El autor de “Fundido en negro” hizo una breve y emotiva reflexión en torno a la obra poética del homenajeado, nos contó como su amigo se le había aparecido en un sueño mientras tomaba una copa en el Bar Bacarach, lo festivo de su presencia culminó en carcajada circense, en una de esas piruetas humorísticas que sólo esta al alcance de los más grandes: Sergio Algora dejó la cicatriz de su pecho sobre la barra y la dejó marchar en comparsita de lamentos mortuorios.
La rueda de la lectura continuó con Octavio Gómez Milián, Miguel Ángel Ortiz Albero, escuchamos la voz de Manuel Martínez Forega en una grabación impecable, con las paradas, los tiempos y las entonaciones de los maestros, Alfredo Saldaña, Miguel Serrano, Nacho Tajahuerce, Ana Muñoz, Manuel Vilas, Ferando Ardú, José Luís Mallada y Cristina Járboles.
Angel Gracia, al mando del área de comunicación de la FNAC, de su agenda de actividades y, por lo tanto, responsable final del homenaje, cerró la parte reservada a los poetas. Lo hizo a lo grande, en señor, como él sabe, con la chispa en la mirada y revestido del maestro de ceremonias que lleva dentro. Recordó que una de las grandezas de Algora era que no pertenecía a nadie, a ningún conjunto, a ningún grupo, y que por eso pertenecía a todos. Se conjuró con el futuro para apostar sobre seguro que la obra poética de su amigo no caerá en el olvido, que los cinco libros publicados por Algora, y los que están por venir, seguirán siendo referencia dentro de varías décadas. Cerró como tenía que hacerlo, con el tono delirante del último poema de Algora, un poema que colgó en la que fue la última entrada en su bitácora, unos versos titulados “Poema” y destinados a cerrar el círculo para regresar al autor festivo de sus inicios, la descripción casi antropológica de su viaje a Etiopia, una viaje que alguno de sus amigos debería contar al resto del mundo.
Los familiares de Sergio Algora también se sumaron a la lectura colectiva, lo hicieron un poco apurados, abrumados, navegando entre el orgullo de comprobar como la amistad hará perdurar la figura de Sergio Algora y el rictus amargo por la pérdida de quien dejó de acompañarles en las coordenadas cartesianas de este mundo para quedar suspendido junto a las musas.
El padre de Sergio Algora, dicen que nada causa tanto dolor como la pérdida de un hijo, tomó la palabra para agradecer a todos los amigos de su hijo la amistad que los había unido. A ellos se dirigió, entero en la voz, buscó las palabras que se le escapaban y mantuvo firme la mirada. Una lección.

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22 septiembre 2008

ETA NO ETA EZ


19 septiembre 2008

EXPOZARAGOZA 2008

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18 septiembre 2008

Azud Running Conection

Javier López cruzó por primera vez el azud que remansa el río Ebro a su paso por Zeta. Lo hizo al habitual trote cochinero que caracteriza los inicios de sus entrenamientos atléticos cada mes de septiembre, aunque me temo que ha llegado el año en el que el trote cochinero se va a instalar definitivamente en sus prácticas deportivas, un cambio que afectará a su aceleración sostenida, a su demoledor cambio de ritmo en la última curva y a su vertiginoso sprint final. Trote cochinero forever.
El azud une las últimas estribaciones del barrio de Las Fuentes antes de convertirse en Cantalobos y lo más nuevecito del barrio Vadorrey asomado el río. El cierzo corría suave para rebajar la intensidad del sol de septiembre, los bancos semicirculares estaban vacíos bajo la visera ondulante que los protegerá de las lluvias que aún estaban por llegar. Un ciclista perfectamente pertrechado de escama de la serpiente multicolor lo adelantó, cuando lo perdió de vista atendió a la conversación de una pareja de abuelos que discutían sobre la conveniencia de aquel puente, una infraestructura que los dejaba a cinco minutos de sus indeseables, chillones y caprichosos nietos.
Recuperó la ribera del río por un camino jalonado de unas minúsculas farolas de intención marinera que lo acompañaron hasta las instalaciones prefabricadas del embarcadero fluvial. Dos chavales subían su skate a los bancos del paseo bajo el Puente de Las Fuentes, una gigantesca botella de plástico prensada manaba agua y abría el camino generoso en árboles que regalaban su sombra a un par de pescadores más preocupados en la búsqueda terrenal de lombrices que en la vigilancia acuática. Un hombre armado con una pistola de lo amenazó desde un graffiti bajo el Puente de Hierro, un poco más adelante le acompañaron los sonidos lounge de un verano que ya pensaba en el otoño. La carrera ribereña terminó en una valla instalada por las autoridades municipales para preservar las ruinas romanas del Balcón de San Lázaro.
Javier López se detuvo para otear un nuevo camino que le permitiera continuar el entrenamiento pero la mirada derivó a estribor, cruzó el río y se detuvo en la majestuosa imagen gótico mudéjar de La Seo. El éxtasis arquitectónico fue aprovechado por un micro perrillo lanudo, un perrito con coletas de colores, una mierdecilla de perro, un come chochos de muy malas pulgas se abalanzó sobre su pierna derecha y mordisqueó los calcetines blancos del pague cinco y llévese seis de la última oferta del Decathlon. La reacción al ataque fue tan simple como agitar la pierna en un intento ridículo por deshacerse de aquella incomodidad. Las alocadas dentelladas del can aumentaron su frecuencia a la vez que las sacudidas incrementaban su potencia hasta que toda la energía centrífuga se concentró en el movimiento propio de los pateadores de rugby.
El animalillo salió disparado en dirección al Ebro mientras el grito histérico de su dueña paralizaba a todos los viandantes, tenderos y vecinos que hicieron el tradicional corro de alcahuetes alrededor de un Javier López que sonreía y disfrutaba de aquella visión aérea del perrillo dando vueltas con el efecto cambiado y ganando altura hasta que, el muy ladino, cuando las leyes de la física indicaban que debería perder altura, adoptó una posición rígida similar al diseño aerodinámico de un bumerang y cambió de dirección, ganó velocidad y se dirigió hasta el punto de partida con la precisión de un misil. El impacto fue brutal.
La dueña histérica vio la posibilidad de recuperar al canino sano y salvo. Tiró de él, tiró y tiró hasta que las mandíbulas caninas hicieron trizas los pantalones Niké del atleta que entonces tuvo su oportunidad para escapar de aquella agresión, pero el micro perro, en lugar de cobijarse en el regazo de su dueña, hizo gala de una deslumbrante habilidad propia de un miembro de los Servicios Secretos, cimbreó su cuerpo menudo en un salto acrobático, mostró sus poderosos colmillos y los clavó en sálvese las partes pudendas de Javier López.

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13 septiembre 2008

La Noche Sin Techo 2008

Sólo falta una semana para la 5ª edición de La Noche Sin Techo en Ateca

LA NOCHE SIN TECHO 08

Viernes 19 de Septiembre

pasacalles nocturno

timbalada con Shumba Kele

conciertos: Deficiencia Radiaktiva + Electrotaska DF

Sábado 20 de Septiembre

CONCIERTOS

Hydrophonic (Barbastro) Funk-metal

Sr.Zellaby (Zgz) Rock canalla

Expreso de Medianoche (Zgz) Rock bueno de toda la vida

Los Turbios (Alagón) Garaje-Rock

Dadá (Zgz) Punk / Rock / Pop

DJ’S

Dj Barbara Garland

Mur&Eketor

Voltereta Mental

D'stroyer Dj

ESPACIO CABARET

Poética Sostenible (versoteatro)

Don Nadie (poemas musicados)

Gabriel (Imitaciones, música)

Jaime Ocaña (Este creo que hará lo que quiera)

Los Sin Futuro (Canciones de DesHumor)

Match de improvisación

CINEMATECA : noche de cortos

NAVE *527 de Iván Castell.

EL FINIQUITO de Andrés Chueca

UÑAS de Victor Bonet

ABOUT SOFÍA de Luis Zamora

ZARAGOZA ES CI-FI Videoclip grupo SERRUCHAZO por Sergio Duce

NINGUNO DE NOSOTROS ESTAMOS HECHOS CON FRÍO

Homenaje a A.González, G.Celaya y S.Algora

(videocreación + diapoesías)

ESPIQUERCORNER

Luzía de noche y de día. el rap también es poesía + lecturas +Zaragoza Poética

ARTE EN ACCIÓN

Taller de estampación masiva + graffiti

Chikita+Danjer+Ledésert

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12 septiembre 2008

Pensión la Peña

Uno de mis amigos propuso ir a cenar a la Pensión La Peña y yo puse cara de póquer para disimular mi alegría. La idea me pareció genial por puro egoísmo, por la ansiedad vampirizadora de los mediocres, por la ilusa quimera de respirar el mismo aire que los poetas del “Grupo del 22” que allí se reúnen en torno a la mesa. Me dejé llevar por una ilusión teórica que se basaba en transitar por las mismas baldosas y sentarme en las mismas sillas que frecuentan estos escritores de Zeta para que alguna ley física, formulación química, o absorción osmótica trasegara sus talentos hasta mis entendederas.
La pensión estaba en el primer piso, accedimos a un pasillo que a mano derecha dejaba paso a un primer comedor, supuse que era el que utilizaban los clientes alojados porque a nosotros nos pasaron a un segundo comedor.
El camarero dejó sobre la mesa un par de botellas de vino y de gaseosa sin pregunta de por medio y esa primera impresión fue excelente. Dos chicas cenaban en la mesa de al lado, se ventilaban un par de platos de chuletas de cordero y las miradas entre la zona masculina y la zona femenina derivaron más pronto que tarde en frases entre el vacile y la información. Ellas nos dijeron que allí se servían tres platos y nosotros las invitamos a ir juntos al nuevo estreno del Café Cantante El Plata.
De primero sopa, de segundo merluza en salsa y, efectivamente, de tercero chuletillas de cordero. A esas alturas de la cena los ánimos ya estaban caldeados por el vino y eufóricos por la abundancia casera de las viandas, así que me levanté para hablar con el camarero al que encontré en la puerta de la enorme cocina. Le di las gracias por el servicio y le confesé que hasta esa noche las únicas veces que había cenado tres platos había sido en las bodas y que, por lo tanto, me veía en la obligación de pedirle permiso para lanzar mis dos gritos favoritos. El camarero, sin perder la seriedad, me concedió el capricho.
Regresé a la mesa, tomé la copa de vino, invité a mis amigos a levantarse y con toda la potencia de mis cuerdas vocales grité de un tirón: ¡Viva los novios! y ¡Qué se besen los padrinos!
La conversación entre las dos mesas fluía por chascarrillos varios, bromitas de segunda lectura, y lo que parecía buen rollito all over the World hasta que uno de los chicos preguntó por la localidad de procedencia de las chicas. Eran de no me pregunten que pueblo de Huesca y ellas, por corresponder, preguntaron lo mismo y alguno de nosotros nombró nuestro pueblo natal. Las caras de las comensales mudaron de color, sus colmillos aumentaron de tamaño y las babas del odio escupitejearon toda la estancia al aullido de «En Utrillas sólo hay gentuza»
Gentuza es un adjetivo muy feo, alguno de nosotros se contuvo como yo nunca me hubiera esperado y eso me alegró. Lo que me dolió fue la generalización. Todos sabemos que las generalizaciones suelen ser injustas y en fin, no era la primera vez que había escuchado comentarios similares entre el gremio de maestros, médicos y otros funcionarios. No seré yo quien se rasgué las vestiduras por un quítame unos insultos motivados por alguna mala experiencia profesional, personal o medio pensionista, pero de algo si estoy seguro: En mi pueblo hay mucha gente estupenda.

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11 septiembre 2008

El Pequeño Teatro de los Libros ha llegado a Las Fuentes

Enrique Ponce, ex fotógrafo, canario y nada que ver con el torero homónimo me dejó hace mucho tiempo “Libro del desasosiego” de Pessoa. Era un ejemplar manoseado por el uso, subrayado hasta la extenuación, con círculos, elipsis y múltiples formas geométricas que atrapaban palabras, frases y párrafos.
Comencé su lectura a salto de mata, de aquí para allá, aquellos brincos eran un ejercicio nuevo, mis modos de lectura siempre habían sido los tradicionales, ya saben, empezar por el principio y terminar por el final, pero aquellas normas no servían para aquel libro. Nunca logré dominarlo, eran sus páginas las que me guiaban hacía textos que siempre me invitaban a la reflexión, tal vez porque yo no estaba preparado para el juego, o simplemente porque no había llegado la hora de leerlo, el caso era que, cada vez que me enfrentaba a sus páginas, sucumbía en el desasosiego. Lo abandoné con mala conciencia, con el gusto amargo del traidor, como si aquella renuncia fuera la prueba palpable de mi fracaso como lector.
La calle Silvestre Pérez esta de enhorabuena. En el local del número 21 han abierto una librería, aunque me temo que El Pequeño Teatro de los Libros va a ser mucho más, en sus cristales ya se anuncian diversos clubes de lectura, cursos de escritura creativa y presentaciones de libros. Los metros cuadrados que antaño ocuparan automóviles de segunda mano han sido sustituidos por estanterías de libros, telones de color rojo y hasta un escenario redondo bañado por la luz natural que llega desde una claraboya, y dónde ya he soñado varías veces con subirme para declamar yoqueseelque.
Lo primero que me llamó la atención fue la amplitud del local, las estanterías ocupaban el perímetro para crear una amplía zona por la que pasear, meditar y hasta pintar en el suelo, también tienes un par de sillones en los que ojear con comodidad. Los libros no están colocados por temas, de eso nada, su lugar en la librería esta determinado por el orden alfabético, y eso se agradece. Además de las novedades, tiene una amplia sección dedicada a las artes escénicas, tanto en textos literarios como en cuestiones técnicas, una potente sección de poesía y una sugestiva zona infantil. El ambiente es acogedor y sus dos dependientes desprenden ese aroma que deja en la piel el amor a los libros. Les pregunté por el tipo de enajenación mental que les había llevado a abrir una librería en el Barrio de Las Fuentes, me hablaron de diversificar los eventos literarios, siempre situados en el centro de la ciudad, de un intento por ser faro de actividades que ayuden al barrio a sentirse cómoco con la cultura, incluso soñamos con las posibilidad de que Paul Auster presentará su nueva novela en esta deliciosa librería.
Y claro, me di un paseo por las estanterías y allí estaba. Cuando lo descubrí pasé del él y tomé entre mis manos “El Guitarrista” de Landero, lo hice para despistar, supongo. Continué mi visita, me detuve en decenas de obras relacionadas con el teatro, ojeé libros de poemas pero al final lo compré. El “Libro del desasosiego” de Pessoa huele a nuevo, esta aquí, a mi lado, aún no lo he abierto y ya siento un sospechoso cosquilleo en el estómago.




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Los silencios de Sara Baras

Andaba un día por el Coso despreocupado de mis asuntos, pendiente de memorizar mi próximo monólogo no me percaté de la valla que interrumpía el paso de los peatones, con ella tropecé y por ella caí de bruces al suelo mientras Sara Baras, desde el otro lado, se reía con la risa más bonita que jamás he visto. Antes de desmayarme contemplé el porte elegante y garboso de su figura al caminar.
De aquella mirada aún no me he repuesto. En el Anfiteatro 43 sólo la he mirado yo. Elegancia, portento físico, dominio de la técnica, expresividad, infinita capacidad para transmitir y todo sería decir poco, pero cuando más me ha llegado su arte, ¡vaya por Dios!, ha sido en sus silencios, silencios después del mínimo taconeo y antes de mover las manos para envidia del cielo, un silencio que ha sido respetado hasta por la megafonía de la Expo.


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10 septiembre 2008

Juan Morales tiene un huerto

Mi amigo Juan tiene un huerto a la vera del río Martín. Juan cuenta con la colaboración técnica de Benito, su padre. Yo he estado en ese huerto entresacando una bolsa de patatas y los he visto juntos entre bancales, azadones y acequias, un espectáculo. El pique generacional es muy sano, sobre todo si las discrepancias versan por la separación entre caballones, la orientación de las tomateras o la mejor manera de combatir el ataque de los mosquitos. Una pareja de lujo la de los Morales porque mantienen una relación entre padre e hijo que aporta transferencia de conocimiento, sabiduría popular, tradición y respeto por los mayores.
Juan, como tantas otras veces, me ha preparado una selección de productos de su huerto aprovechando que he pasado unos días en las fiestas de Utrillas: Cebollas, pepinos, calabacines, judías verdes, borrajas, un muestrario de color que va a llenar de olor campestre la cocina zaragozana de mi casa durante los próximos días.
Pero lo que a mi me ha vuelto a dejar maravillado ha sido la experiencia de abrir un tomate de verdad, cortarlo en gajos de un rojo intenso, llevarte uno de ellos a la boca y masticar el sabor olvidado de la infancia que regresa por el paladar. Veranos de excursiones en bicicletas hasta los huertos situados frente a la mina del Sur para robar un tomate, si a eso se le puede llamar robar, y comerlo a bocados de sol y felicidad.

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09 septiembre 2008

II UTRILLAS BAR CRAWL

Los más fieles lectores de esta bitácora recordarán la entrada del año pasado en la que se detallaba la génesis neozelandesa-londinense de esta ruta lúdico-festiva-cultural, así que quien este interesado en conocer el origen de esta nueva tradición sólo tiene que pinchar aquí.
En la anterior edición la ruta transcurrió durante las Fiestas del los Mozos del mes de julio, en esta ocasión utilizamos el domingo de las Fiestas Patronales del actual mes de septiembre. Fue un cambio muy poco meditado y que ha resultado un pequeño lastre para la ruta, así que para próximas ediciones se intentará recuperar la fecha original.
Comenzamos por el Bar Restaurante La Gasolinera, su colección de fotos mineras sigue siendo un archivo para la memoria colectiva, algunas de ellas están en el Museo Minero pero aquí, junto a la barra, me temo que son mucho más visionadas. Además de los obligatorios quintos de cerveza, la mañana comenzó con un plato de jamón de Teruel y unas rebanadas de pan untadas con tomates de la ribera del río Martín.
El Bar Pegaso estaba cerrado y yo me quedé con las ganas de volver a recordar aquel día que El Cid Campeador se tomó un cortadito en las Barriadas del Sur. Pero la decepción aún fue mayor cuando también encontramos el Bar Elvis cerrado y ya era el segundo año que no podía contar en estas líneas las maravillosas mezclas decorativas, musicales y conceptuales de este garito enclavado en medio de la provincia de Teruel, pero que podría estar en cualquier ciudad fronteriza y al aldito de un desierto.
Dejamos las Barriadas para ir hasta Las Cincuenta. Tras la barra del Bar La Charanga ya no estaba Pedro, sus nuevos dueños han quitado las emblemáticas camisetas que jalonaban la historia de esa institución pachanguera y las han cambiado por retratos de personajes de bosques oscuros, góticos y tétricos. El Bar Goya estaba cerrado y tras algunas indagaciones se nos informó que no abriría hasta una semana más tarde, cuando las clases del cercano Instituto estuvieran a pleno rendimiento, que profesores y estudiantes también tienen derecho al gozoso placer de tomarse unas cañitas.
Algo ha ocurrido con la fotografía que nos hicimos en la puerta del Bar Mancheguin después de meternos entre pecho y espalda un taco de bacalo en salazón, que nos obligó a pedir alguna ronda más de cervezas. Fue aquí dónde nos enzarzamos en una de esas discusiones históricas sobre vaya a saber usted que acontecimientos, la cosa se pudo reconducir, aún era pronto para defender con pasión de beodo los distintos puntos de vista.
El Bar de las Piscinas ejerce de puesto fronterizo entre Las Cincuenta, Los Alemanes, Las Casas Nuevas y Los Colorines. Fue extraño comprobar como había clientes esperando en la barra para comprar pan. Uno piensa que las piscinas cubiertas sólo son para el verano pero en Utrillas esa condición depende de los caprichos del clima continental.
Nos adentramos en el Barrio de Los Colorines (oficialmente La Vega) en busca del Bar El Punto, tras varías vueltas y con la cara de los tontos desorientados preguntamos a una vecina que tendía la colada, nos informó que había cerrado para convertirse en Ultramarinos Merche. Lo mejor, como el año pasado, ocurrió en el Bar 103. Es un gustazo que María La Relojera te vea entrar por la puerta, te señale y te diga con una sonrisa «Tú eres hijo del Isaac» Un ejercicio de identificación que repitió con mis acompañantes, un viaje al pasado lleno de detalles que reconfortan, que abonan la sensación de pertenencia, más que aún territorio, a unas gentes que nos vieron nacer.
Hora de comer en el Hostal Los Ángeles dónde, como es tradicional, Miguel Ángel Belles nos recitó el menú con el porte de un rapsoda y la pícara mirada del humorista que cuando dice «melón» te mira a los ojos.
Café, chupitos de hierbas, gin tonic, el escudo del Betis y una ronda de cervezas en la Residencia de Ancianos a precios del Servicio Aragonés de Servicios Sociales. El Bar Nayara cerrado porque para eso hay festejo taurino en la plaza de toros. Escapada a Las Vegas, ya lo saben mucho de ustedes, un lugar mítico para quien esto escribe y dónde nos echaron porque también a estas chicas les gustan los toros, y las cervezas a la carrera para ira a La Casa de Andalucía con nuevas dueñas muy jovencitas que también, también se querían ir a los toros y nos ponen las consumiciones y nos cierran el bar y nos quedamos a la sombra de la terraza, la misma sombra que me hizo reflexionar sobre el error al elegir una fecha para la Utrillas Bar Crawl que nos obliga a sufrir estas prisas, cuando todo el mundo sabe que las prisas son tan malas para asuntos de bares como de toros.
En los servicios del Bar Restaurante Hotel Villa de Utrillas para caballeros de la planta -1 se pueden ver unos lavamanos a la altura del suelo, todo un prodigio. Me quedé encerrado en el váter por un fallo en el mecanismo del picaporte. Al principio intenté guardar la calma, pensé en alguna broma pero cuando mis berreos al grito de socorro no fueron atendidos me entró el sudor frío. Llamé por teléfono a mi amigo Fernando que me rescató sin darse importancia y me llamo “exagerado”. De allí al Bar La Parada para conocer de cerca los mejillones ensartados del cretácico superior y una colección de pinchos para valientes. Fue un momento peliagudo. Propuse ir a la exposición que el mayor de los hermanos Vallejo había montado en las antiguas escuelas de las monjas con el título de “Nostalgias” y que recogía una docena de óleos con diversos rincones del pueblo. La propuesta fue aceptada y allí nos vimos delante de muchos recuerdos y presentes: La Fuente del Mocho que ya no vemos porque desde el volante del coche es imposible captar su paciente goteo, las calles de nuestra infancia, la plaza con el Chapito y el recuerdo de las tiendas de telas, los ultramarinos y una cabina para llamar a la familia de Huelva. A la salida Pablo saludó al cantante del grupo rock Escombro al que conoció cantando jotas colgado como un murciélago.
En el Bar el Fogón siempre es grato encontrase con ese camarero joven, atento, profesional del que desconozco el nombre pero que nos puso una excelente ración de morro, para tomar fuerzas y adentrarnos en el Pub Terminal dónde son recibió una señorita y su exuberantes pechos.
Recta final en los bares de esa zona que cualquiera llamaría Casco Antiguo pero que en Utrillas es El Pueblo. Las mesas del Mesón Pepe estaban ocupadas como siempre a la espera de sus tradicionales tapas, como las sepias de mi memoria en el Bar Niza. En el Pub El Perdigacho aún me siento como un disco man de los setenta, con esos acolchados en la barra de cuando se llamaba El Valencia.
Y el final oficial de la II Utrillas Bar Crawl en el Bar de los Hermanos porque ahí mismo, cuatro horas más tarde, construí una escultura conceptual con unos botes de pepinillos y unas cervezas, autenticas protagonistas de esta ruta. Hubo más en la barra de La Comisión y repetimos en algún que otro bar pero eso, conforme avanzaba la noche, es otra historia que ha quedado diluida entre vapores.

06 septiembre 2008

La marea naranja

Llegué a la Plaza de Toros de Utrillas con más de media hora de adelanto sobre el horario previsto para la exhibición de ganado vacuno. La cerveza estaba fresquita y me senté a sol y sombra, en la grada de toriles. Desde allí dediqué el tiempo a otear el desfile de público, sobre todo joven, que fue poblando el recinto taurino. Cada una de las cuadrillas lucían los colores distintivos de sus respectivas peñas: Rojo muleta, verde lima, amarillo limón, topos multicolores y rosa chillón. La novedad para quien esto escribe fue que ninguno de ellos portaba la tradicional camisa de La Charanga.
Fue en 1980 cuando la Peña La Charanga adoptó el naranja como divisa y color de su camisa. La marea naranja creció hasta teñir las fiestas, muchas bandas verbeneras se asombraban de tanta uniformidad en la vestimenta, una homogeneidad que a mi me llenaba de orgullo porque, tras la primera impresión, se podía comprobar que las cuadrillas seguían luciendo distintivos de sus propias peñas pero, a la vez, todos de naranja.
Esa característica creo que se esta perdiendo, las nuevas generaciones hacen gala del orgullo local con sus propios colores, como debe ser, pero muchos de ellos ya no se revisten de naranja, una evidencia que me entristeció hasta que llegué a una conclusión: Si la biodiversidad es un acierto de la naturaleza, lo variopinto en la vestimenta festiva de Utrillas también lo será.

Crónica escrita con resaca desde La Tejería (Utrillas) Gracias Ana Morales que ha tenido a bien dejarme su ordenador para calmar mis ganas por mantener viva esta bitácora durante las Fiestas Patronales.

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03 septiembre 2008

Disco Dance: Love Zaragoza

Por fin. Han tenido que pasar once semanas hasta que ha llegado el momento, uno de los momentos que más he esperado y que, sin embargo, se ha repetido lunes y martes desde la inauguración de Expo Zaragoza. Ayer estuve bailando con Natalia en la Disco Dance: Love Zaragoza.
Reconozcamos la travesía por el desierto que supuso para muchos, entre los que me encuentro, la incomprensión durante demasiado tiempo de la revolución de los bits en manos de los pinchadiscos, mucho antes ya renunciamos a los neo románticos cuando inundaron la música de cajas de ritmos.
En mi caso tuvo que venir mi sobrina Natalia a rescatarme, para eso me dejó el primer disco de los Chemical Brothers (memorable la primera vez que los vi en la Cubierta de Leganés) y The Prodigy, después descubrí yo solito el “No Blood” de Najwajean dónde la música electrónica se reveló con alma, o el día que Carlos Jean dio una master class en la FNAC para enseñarnos como era el trabajo de un DJ o un remezclador del siglo XXI, un lujo señores. Más tarde llegó el house y desde entonces ha sido un NoN StoP.
La fórmula que Pedro del Moral utilizó en la Disco Dance: Love Parade de Zaragoza consistió en dar vitaminas orgánicas a las grabaciones digitales, aunque fui incapaz de distinguir que fuente de alimentación usó en sus mezclas (vinilos, compactos o disco duro) La utilización de instrumentos tan analógicos y clásicos como la percusión, el saxo y el violín aporta a la música de baile los ritmos humanos del corazón. Si además cuentas con una voz esplendorosa el éxito esta garantizado.
Para dar pátina al evento se sucedieron Go-Go´s de ambos sexos, números de circo y un público jovencísimo que jaleó los “subidones”, elevó las manos al reclamo del DJ y agitó sus cuerpos con la felicidad que produce el baile. En mi caso disfruté del house latino y, en fin, me quedé un poquito más parado con los ritmos hardcore, este body ya no esta para desafueros.

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02 septiembre 2008

Camino Soria en ExpoZaragoza

El marcado carácter soriano del fin de semana en la capital zaragozana tuvo como guinda un concierto en el Anfiteatro 43 de la Expo con la participación de Ana Belén y Victor Manuel, Jaime Urrutia, el Mester de Juglaría y la Banda Municipal de Soria.
Llegue hasta el lugar del evento tras los pasos de una cuadrilla de amigos de Garray y los primeros acordes de la Banda Municipal de Soria que abrió la noche con un excelente sonido para dejar el listón muy alto a un Jaime Urrutia y media docena de los grandes éxitos que cosechó con Gabinete Caligari, unas versiones ralentizadas por desconozco los motivos y una presencia tristona. La cosa mejoró mucho cuando la Banda Municipal de Soria acompañó al antiguo rockero-cañí en un pasodoble y en la ya clásica “Camino Soria” Fue una lástima que ese final instrumental no derivara hacía sonidos swing para rematar el tema a lo grande.
Tantos años en la palestra musical nacional y jamás los había visto en directo. Victor Manuel y Ana Belén estuvieron decepcionantemente correctos. Arropados por un sonido excelente pero frío nos regalaron media docena de temas muy populares, de esos que yo he cantado, he bailado y he coreado en multitud de verbenas. Un recital que me ha llegado con más de veinticinco años de retraso y la amarga sensación de que nada nuevo ocurría sobre las tablas, más de lo mismo, más de lo de siempre y nada de emoción, y la música sin emoción no es nada.
Desbanda del público y vuelta al escenario de la Banda Municipal de Soria para acompañar al grupo de raíces castellanas Mester de Juglaría, formación que recibió el adjetivo de “kisth” por parte del periodista Pablo Ferrer del Heraldo de Aragón, tanta ignorancia y desfachatez en la prensa local produce vergüenza ajena. Qué alguien le cuente a ese señor que el último disco del Mester esta dedicado al río Duero y en ese trabajo podrá encontrar una canción dedicada a Soria.
Llegó la fiesta a ritmo de cierzo, jotas y sanjuaneras. El escaso público que allí nos congregábamos bailamos con las músicas ancestrales que recorren todos los rincones de este país, los ritmos básicos con los que nuestros abuelos celebraban las cosechas, los amoríos y a la Virgen de cada lugar. Un grupo segoviano de folk, acompañado por músicos sorianos y unos cuantos ExpoDanzantes. Delicioso fin de fiesta dónde sentí el gustito de estar arropadito, integrado y tan a gustito con la cuadrilla de Garray que cité al principio de esta reseña. Un feeling como para solicitar la fusión de los gentilicios y gritar ¡Viva los soriagozanos! ¡Viva los zaragozasianos!
El día más soriano en la Expo terminó con una noticia deportiva: El equipo más modesto de la Primera División venció por la mínima al Todopoderoso Barcelona en el Campo de Los Pajaritos. Numancia 1 – Barcelona 0

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