La Noche Sin Techo 2008
La semana pasada se celebró la V edición de La Noche sin Techo en la localidad de Ateca. Desde principios del verano había recibido la invitación oficial para participar en cualquiera de los espacios artísticos que se habilitan durante la muestra. Fue un gustazo caer en la tentación, así que hablé con el poeta Alejandro Pastor que se puso inmediatamente manos a la obra y confeccionó un texto poético, un híbrido de autores y al que buscamos alojamiento bajo la denominación de “Poética Sostenible”, por entonces Patricia Vidal ya se había integrado en el proyecto como protagonista femenina del texto.
El último sol de septiembre me acompañó por la autovía hasta el río Manubles. Llegué al frontón de Ateca pasaditas las cinco de la tarde. Las paredes blanqueadas ya habían sido tomadas por el Danger, Chikita y Ledésert que trabajan con sus sprays bajo la implacable solera. Estuve mucho tiempo observando sus movimientos, me gustó descubrir los pequeños trazos, la precisión en los movimientos de sus brazos y muñecas, la elección de los colores, la agitación casi litúrgica de los botes de spray, presenciar cómo estos artistas urbanos consiguen que el graffiti sea la representación estética de una manera de ver el arte.
El puesto de acreditación de “artistillas”, así, sin complejos estaba instalado en el interior del polideportivo dónde comenzaba el taller de estampación para niños, y un poco más allá, dónde la piscina de verano había dejado su lugar al espiquercorner, a la sombra de un platanero la palabra elevaba su voz para textos leídos por autores locales, la presentación del video “Zaragoza Poética” a cargo de la Asociación Cultural TresVersos y las rimas rapeadas por Luzía de noche y de día con el alegato de que el rap también es poesia. En el escenario del polideportivo las imágenes NoN StoP de video poemas para homenajear a Sergio Algora, Ángel González y Gabriel Celaya. Al ladito, en lo que de ordinario es un gimnasio, una sesión de cortos, y en el interior del frontón las primeras pruebas de sonido para los grupos Hydrophonic, Sr.Zellaby, Los Turbios y Dadá. Ese es el espíritu de La Noche Sin Techo, un espacio al servicio de todo tipo de actividades protagonizadas por artitas, artistillas y otras especies similares caracterizadas por la ilusión y las ganas de mostrar el talento que recorre sus venas.
“Poética Sostenible” abrimos la sesión nocturna del espacio Cabaret. La experiencia fue muy satisfactoria, notamos el silencio atento del público que se rompió con el aplauso final y ahí fallamos, porque abrumados por nuestra bisoñez en estos acontecimientos, olvidamos agradecer al equipo técnico, encabezado por Armando, su buena disposición para que nuestras voces sonaran fetén, tan poco acostumbrados como estamos a hablar a través de un micrófono.
Los conciertos continuaron en el frontón con ritmos potentes y poderosos pero nosotros nos quedamos en nuestro Cabaret viendo como Zombra+Don Nadie+Rabanaque montaban sus instrumentos. Lo digo bien alto y orgulloso: Fue un honor ejercer de teloneros para ese maravilloso combo que inyectó pasión, talento y energía a la música, a la poesía y al diseño gráfico.
El inconmensurable Jaime Ocaña accedió borracho a la palestra, pero con motivos de sobra. Acusó a la organización de las tres horas de retraso que había acumulado su actuación y claro, con las cañas a un euro, los resultados eran evidentes. Ocaña hizo un monólogo que fue más allá de lo actoral, hizo eso que esta al alcance de muy pocos, improvisó con la situación, con los presentadores del evento, enlazó lo local con un cuento entre los surrealista y lo esquimal, aderezó sus bromas con chascadillos locales y nos mostró su talento sin trampa ni cartón. Excepcional. Pero eso no fue todo, también participó en los match de improvisación a cargo de algunos jovencísimos actores de la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza. De “Los Sin Futuro” mejor no hablar porque su nombre los dice todo.
Dadá en el frontón generaba megavatios para iluminar las seis de la madrugada. Hora de partir. La organización se puso en contacto con nosotros segundos antes de abandonar el recinto para darnos un último regalo: Jaime Ocaña se había quedado sin medio de transporte y nos pedía que lo lleváramos hasta Zaragoza. La respuesta fue afirmativa y jacarandosa. Me veía conversando con el actor para sonsacarle anécdotas del mundillo farandulero, le tiraría de la boca para que me contara como trabaja los textos, como los escribe, como los piensa para llevarlos al escenario. Me lo dijo con mucha educación «No os preocupéis por mi, yo me pongo en el asiento de atrás, cierro los ojos y me echo una cabezadita» Mi señora sonreía en el puesto de copiloto.
Dejamos a Jaime Ocaña en la puerta de su casa y nosotros, como cuando las noches de sábado siempre terminaban al alba, nos fuimos a la Churrería Los Ángeles del barrio de Las Fuentes, nos regalamos un par de tazas de chocolate, dos pares de porras y tres pares de moscateles que, ante la sorpresa del resto de parroquianos, culminaron con cuatro pares de vibrantes vítores al grito de ¡Viva La Noche Sin Techo!
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