Juan Morales tiene un huerto
Mi amigo Juan tiene un huerto a la vera del río Martín. Juan cuenta con la colaboración técnica de Benito, su padre. Yo he estado en ese huerto entresacando una bolsa de patatas y los he visto juntos entre bancales, azadones y acequias, un espectáculo. El pique generacional es muy sano, sobre todo si las discrepancias versan por la separación entre caballones, la orientación de las tomateras o la mejor manera de combatir el ataque de los mosquitos. Una pareja de lujo la de los Morales porque mantienen una relación entre padre e hijo que aporta transferencia de conocimiento, sabiduría popular, tradición y respeto por los mayores.
Juan, como tantas otras veces, me ha preparado una selección de productos de su huerto aprovechando que he pasado unos días en las fiestas de Utrillas: Cebollas, pepinos, calabacines, judías verdes, borrajas, un muestrario de color que va a llenar de olor campestre la cocina zaragozana de mi casa durante los próximos días.
Pero lo que a mi me ha vuelto a dejar maravillado ha sido la experiencia de abrir un tomate de verdad, cortarlo en gajos de un rojo intenso, llevarte uno de ellos a la boca y masticar el sabor olvidado de la infancia que regresa por el paladar. Veranos de excursiones en bicicletas hasta los huertos situados frente a la mina del Sur para robar un tomate, si a eso se le puede llamar robar, y comerlo a bocados de sol y felicidad.
Juan, como tantas otras veces, me ha preparado una selección de productos de su huerto aprovechando que he pasado unos días en las fiestas de Utrillas: Cebollas, pepinos, calabacines, judías verdes, borrajas, un muestrario de color que va a llenar de olor campestre la cocina zaragozana de mi casa durante los próximos días.
Pero lo que a mi me ha vuelto a dejar maravillado ha sido la experiencia de abrir un tomate de verdad, cortarlo en gajos de un rojo intenso, llevarte uno de ellos a la boca y masticar el sabor olvidado de la infancia que regresa por el paladar. Veranos de excursiones en bicicletas hasta los huertos situados frente a la mina del Sur para robar un tomate, si a eso se le puede llamar robar, y comerlo a bocados de sol y felicidad.
Etiquetas: Relato
8 Comments:
No sabes lo que los echo de menos....
Mi madre ha tomado el testigo y cultiva también estas joyas en el huerto (Getsemaní I lo llamaba mi padre. Conseguía "ejemplares" sencillamente divinos) pero no podemos disfrutarlo con frecuencia. Espero traerme unos cuantos este fin de semana que vamos por allí.
Mi suegro tampoco puede ya obsequiarnos con esos tesoros pero bueno, me siento tremendamente afortunada por haber conocido DE VERDAD como sabe un tomate: a sol y felicidad.
¡Que golpe de nostalgia me traes!
Besicos.
No sé que pasa con los tomates en Zaragoza este verano. Siempre han sido muy buenos aquí pero aún siendo la temporada, en las tiendas mañas no se ve mas que el de Almeria. Si no fuera por los de mi suegro...¿Alguien ha probado el tomate llamado "Corazón de buey"? Es exquisito pero yo no lo veo nunca en las verdulerías.
Ese amigo te conviene Javier.
Maravilla de las maravillas...obra de arte colosal y megaonírica... el auténtico retrato de Dios: el tomate.
Me recuerdan a unos que nombra sara fedrika y que no he podido probar este verano....
Nunca ansié tanto el contenido de una fotografía.
Hola Lamima
Eso es lo que me fascina de los aficionados que cultivan tomates: Los consideran su propia obra, yo creo que ese el motivo por el que nos gustán tanto... porque nos dan algo suyo.
Me alegro que la nostalgia, en su justa medida ;-), te haya llegado con esta entrada.
Salu2 Córneos y besicos.
HOla Sara.
Reconozco que algunas veces en las verdulerias del barrio se encuentran tomates excelentes pero, ay, debe ser el cariño del recolector el que los dota de algo especial.
"Corazón de Buey" ahí tienes el título para una de tus entradas ;-)
Todavía, querida Sara, no mido a mis amigos por la conveniencia, todavía no.
Salu2 Córneos.
Si señor Mister Retruécano: Reclamemos al tomate como obra de arte.
Salu2 Córneos.
Pues moi tiene la suerte de comer de esos tomates tan ricos a diario, en tiempo de cosecha.
Este año lo que nos ha pasado es que no ha acompañado el tiempo y se plantaron, por lo menos nosotros, muy tarde en comparación con otros años...ahora la ventaja es que nos los comemos en estos meses tan tardíos para el huerto, y de todas formas:en zumo, en ensalada, los guardo ya fritos con pimientos y cebolla y lo que más me gusta es su mermelada...con un buen queso es una de mis perdiciones. (También doy a la familia y a amigos ¿eh? jaja)
Como nota curiosa, el otro día comieron de estos tomates unos franceses que también tienen huerto allí, y admitieron que como el de estas tierras, ninguno, y en todos los sentidos. Pues me puese muy hueca.Sol, la simiente, mucho cariño, agua...qué se yo
Un abrazo.
Hola Mamen.
¡Madre mía! Me has dejado la boca agüita con tanto tomate de alto standing.
Y es cierto, en cualquier cosa que se ponga cariño, ay, todo cambia a mejor.
Salu2 Córneos y hortelanos.
Publicar un comentario
<< Home