Pensión la Peña
Uno de mis amigos propuso ir a cenar a la Pensión La Peña y yo puse cara de póquer para disimular mi alegría. La idea me pareció genial por puro egoísmo, por la ansiedad vampirizadora de los mediocres, por la ilusa quimera de respirar el mismo aire que los poetas del “Grupo del 22” que allí se reúnen en torno a la mesa. Me dejé llevar por una ilusión teórica que se basaba en transitar por las mismas baldosas y sentarme en las mismas sillas que frecuentan estos escritores de Zeta para que alguna ley física, formulación química, o absorción osmótica trasegara sus talentos hasta mis entendederas.
La pensión estaba en el primer piso, accedimos a un pasillo que a mano derecha dejaba paso a un primer comedor, supuse que era el que utilizaban los clientes alojados porque a nosotros nos pasaron a un segundo comedor.
El camarero dejó sobre la mesa un par de botellas de vino y de gaseosa sin pregunta de por medio y esa primera impresión fue excelente. Dos chicas cenaban en la mesa de al lado, se ventilaban un par de platos de chuletas de cordero y las miradas entre la zona masculina y la zona femenina derivaron más pronto que tarde en frases entre el vacile y la información. Ellas nos dijeron que allí se servían tres platos y nosotros las invitamos a ir juntos al nuevo estreno del Café Cantante El Plata.
De primero sopa, de segundo merluza en salsa y, efectivamente, de tercero chuletillas de cordero. A esas alturas de la cena los ánimos ya estaban caldeados por el vino y eufóricos por la abundancia casera de las viandas, así que me levanté para hablar con el camarero al que encontré en la puerta de la enorme cocina. Le di las gracias por el servicio y le confesé que hasta esa noche las únicas veces que había cenado tres platos había sido en las bodas y que, por lo tanto, me veía en la obligación de pedirle permiso para lanzar mis dos gritos favoritos. El camarero, sin perder la seriedad, me concedió el capricho.
Regresé a la mesa, tomé la copa de vino, invité a mis amigos a levantarse y con toda la potencia de mis cuerdas vocales grité de un tirón: ¡Viva los novios! y ¡Qué se besen los padrinos!
La conversación entre las dos mesas fluía por chascarrillos varios, bromitas de segunda lectura, y lo que parecía buen rollito all over the World hasta que uno de los chicos preguntó por la localidad de procedencia de las chicas. Eran de no me pregunten que pueblo de Huesca y ellas, por corresponder, preguntaron lo mismo y alguno de nosotros nombró nuestro pueblo natal. Las caras de las comensales mudaron de color, sus colmillos aumentaron de tamaño y las babas del odio escupitejearon toda la estancia al aullido de «En Utrillas sólo hay gentuza»
Gentuza es un adjetivo muy feo, alguno de nosotros se contuvo como yo nunca me hubiera esperado y eso me alegró. Lo que me dolió fue la generalización. Todos sabemos que las generalizaciones suelen ser injustas y en fin, no era la primera vez que había escuchado comentarios similares entre el gremio de maestros, médicos y otros funcionarios. No seré yo quien se rasgué las vestiduras por un quítame unos insultos motivados por alguna mala experiencia profesional, personal o medio pensionista, pero de algo si estoy seguro: En mi pueblo hay mucha gente estupenda.
La pensión estaba en el primer piso, accedimos a un pasillo que a mano derecha dejaba paso a un primer comedor, supuse que era el que utilizaban los clientes alojados porque a nosotros nos pasaron a un segundo comedor.
El camarero dejó sobre la mesa un par de botellas de vino y de gaseosa sin pregunta de por medio y esa primera impresión fue excelente. Dos chicas cenaban en la mesa de al lado, se ventilaban un par de platos de chuletas de cordero y las miradas entre la zona masculina y la zona femenina derivaron más pronto que tarde en frases entre el vacile y la información. Ellas nos dijeron que allí se servían tres platos y nosotros las invitamos a ir juntos al nuevo estreno del Café Cantante El Plata.
De primero sopa, de segundo merluza en salsa y, efectivamente, de tercero chuletillas de cordero. A esas alturas de la cena los ánimos ya estaban caldeados por el vino y eufóricos por la abundancia casera de las viandas, así que me levanté para hablar con el camarero al que encontré en la puerta de la enorme cocina. Le di las gracias por el servicio y le confesé que hasta esa noche las únicas veces que había cenado tres platos había sido en las bodas y que, por lo tanto, me veía en la obligación de pedirle permiso para lanzar mis dos gritos favoritos. El camarero, sin perder la seriedad, me concedió el capricho.
Regresé a la mesa, tomé la copa de vino, invité a mis amigos a levantarse y con toda la potencia de mis cuerdas vocales grité de un tirón: ¡Viva los novios! y ¡Qué se besen los padrinos!
La conversación entre las dos mesas fluía por chascarrillos varios, bromitas de segunda lectura, y lo que parecía buen rollito all over the World hasta que uno de los chicos preguntó por la localidad de procedencia de las chicas. Eran de no me pregunten que pueblo de Huesca y ellas, por corresponder, preguntaron lo mismo y alguno de nosotros nombró nuestro pueblo natal. Las caras de las comensales mudaron de color, sus colmillos aumentaron de tamaño y las babas del odio escupitejearon toda la estancia al aullido de «En Utrillas sólo hay gentuza»
Gentuza es un adjetivo muy feo, alguno de nosotros se contuvo como yo nunca me hubiera esperado y eso me alegró. Lo que me dolió fue la generalización. Todos sabemos que las generalizaciones suelen ser injustas y en fin, no era la primera vez que había escuchado comentarios similares entre el gremio de maestros, médicos y otros funcionarios. No seré yo quien se rasgué las vestiduras por un quítame unos insultos motivados por alguna mala experiencia profesional, personal o medio pensionista, pero de algo si estoy seguro: En mi pueblo hay mucha gente estupenda.
Etiquetas: Relato
8 Comments:
Estas seguro que esas zagalas eran de Huesca y no de Montalbán...jejeje
Doy fe, que el 100% de los que yo conozco de Utrillas (unas seis personas "all the world") son gente de puta madre(unos tales: Javier,Migue, Fernando,Natalia,Xuxo,Nati...)
No le des más vueltas Javi...no merece la pena comentar memezes como las que dijerón esas dos.
Saludos y ¡Viva Utrillas!
¡Venga, Javi! El 22 a "La Peña".
Abrazos.
Hola Retruécano.
Pues eso ¡viva!
¿Nati? ¿Quien es esa Nati?
Salu2 Córneos.
Hola Manuel.
jajaajaj En la mesita de al lado con las orejas bien abiertas jajajajaaja
Salu2 Córneos y abrazos.
PD: ¿Has visto el cartel de La Noche Sin Techo en Ateca?
Bonita historia aunque el final no lo esparaba. Generalizamos sobre la mayoría de las cosas con mucha frecuencia y la mayoría de la veces erramos. En tu pueblo, como en todos habrá gente de todo tipo y seguro que más bueno que malo.
El mío también tiene fama de que la gente es un poco especial, la frase de "solo teneis en el pueblo guardias civiles y gitanos" es el pan nuestro de cada día, pero yo te aseguro que hay de todo, como en botica. Un abrazo.
Hola Gubia
...una frase, la que citas, que jamás había oído pero que tiene miga.
Salu2 Córneos.
De Utrillas, tan apenas sé mucho. De las cantidad de compis que han trabajado allí, cuentan en general, que son cursos duros pero todos, y digo que no he oído a nadie decir lo contrario, de verdad, son los años de ejercicio que más han marcado sus amistades para bien...los que pasan por esas tierras suelen mantener una amistad duradera.
Este finde he estado por allí por primera vez. Comí fenomenal, la gente majísima y guardo muy buen recuerdo.
Está claro que no se puede generalizar.
Un abrazo
Hola Mamem
No seré yo quien defienda a quienes hacen de la profesión del maestro (una palabra que deberíamos recuperar) más difícil de los que es. Ese no es el tema.
El asunto, como bien dices, es la generalización.
No le daré la razón a quienes no respetan la autoridad del profesor, a quienes mal educan y permiten lo que permiten a sus hijos, vuestros alumnos. Esa no es la cuestión.
La cuestión es que se meta en el mismo cesto a tirios y troyanos, sólo por su procedencia.
Y si de algo estoy seguro es de que yo no soy "gentuza", por muy duros que sean los cursos para los maestros que van a mi pueblo.
Salu2 Córneos.
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