La curvatura de la córnea

31 mayo 2010

Mirecetario.es en Tardes de Blog_La charla.

Primera Parte

Segunda Parte

Tercera Parte

Cuarta Parte

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29 mayo 2010

Juan Luís Saldaña presentó “Hasta agotar existencias” en la Feria del Libro

Llegué a la Feria del Libro en una BiZi Municipal. Quería ver a Juan Luís Saldaña en directo, quitarle las 625 líneas de la tele de antes de la TDT y de mi actual conexión ADSL. Siempre me gustó su estudio de televisión con la calle como telón de fondo, porque la realidad delante de la realidad parecía menos engañosa, pero aún así tenía la curiosidad de ver a Juan Luís Saldaña de verdad, sin la mediación de un realizador.
La excusa era la presentación de su último libro “Hasta agotar existencias”, una colección de relatos dentro de un bote de mermelada de plátano con color de frambuesa. Tomó la palabra Cristian Peribañez que habló de su amistad con el autor, una de esas amistades con algunos gustos comunes y una enorme disparidad en todo lo demás, amistades de verdad porque es la verdad la que las orienta. Como el libro de Juan Luís Saldaña, que parte de la inocencia hasta llegar a la reflexión con el humor como vehículo, eso más o menos dijo Enrique Cebrián que, además de leerse el libro, ha escrito la contraportada. Es una afirmación que enlaza al escritor con el presentador de la tele: Un tipo con posturas propias, capaz de recitar unos versos de Manuel Vilas cuando cierran el McDonalds de la Plaza de España, o nos demuestra la mejor manera de comerse un Calipo, ahora que llegan los calores.
El autor confesó su sorpresa cuando los lectores le confiesan que sus relatos les provoca la risa — “que se descojonen” fue la expresión que utilizó — Incluso se mostró preocupado porque lo empiezan a etiquetar de humorista cuando él, lo que quieres de verdad, es cambiar con la literatura la vida de los demás, pero claro, con afirmaciones como estás tiene muy difícil salirse de la etiqueta de la honorable profesión de gentes tan ilustres como Tip y Coll.
Juan Luís Saldaña se transformó en un buen vendedor de feria para contarnos una anécdota que mezclaba, fiel a su estilo literario donde cabe de todo, los profesionales de los concursos literarios, el vengativo western albaceteño y el tertuliano, además de escritor, Juan Manuel de Prada (si, aunque parezca increíble, el autor zamorano puede aparecer en una historia y no se corta el buen rollo) Anécdota que no relataré para no chafar futuros bolos del autor, eso sí, les confesaré que el marketing le funcionó, al menos conmigo. Compré un ejemplar de “Hasta agotar existencias” y ¡coño!, ya se esta zurrando la badana con los libros que tiene delante de la fila.

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28 mayo 2010

Primer Festival de Teatro Alternativo OFF “Límites”

La realidad diaria nos sitúa dentro de unos límites que aceptamos y nos mantienen en un ámbito del que somos incapaces de salir. El hecho artístico, reflejo y representación de la vida, también sufre esos límites.
“Límites”, el Primer Festival de Teatro Alternativo OFF de Zaragoza, pretende subvertir esas barreras y nos invita a modificar, con la mirada o la participación, el punto de vista artístico. El lugar de encuentro será la ciudad, de esta manera, el teatro se hace más libre al acoger y sumar diferentes puntos de vista en lugares que parecerían pocos convencionales para la representación teatral: Un bar raposo dentro de un caracol, el almacén de un bar con nombre de televisión, un centro cívico para recordar que los espacios públicos son de todos y para casi todo, y la Kalle que se escribe con “K” por aquello de lo parakultural y el espíritu OFF.
La inauguración del Festival se celebró ayer en la Plaza de San Agustín, una gala en la que participaron algunas de las compañías que conforman el cartel del festival. El dúo de presentadores se atildó el traje de la pedagogía y nos mostró, ayudados por la maquinaria sonora de la Escuela Municipal de Teatro, la importancia del trabajo en equipo, nos hablaron de algunos conceptos teatrales, del vaivén del teatro con las instituciones y de todos esos otros entretenimientos que nos impiden, precisamente, ir al teatro. Dos payasos separados por un muro, esa tapia que casi siempre está en nuestra imaginación. Los chicos de PezKao sirvieron una degustación de teatro alternativo con batín, presupuesto, escenografía y unos salarios anticrisis. El Yin y el Yan en calzoncillos, un espeluznante duelo de disco espadas del espacio y un match de improvisación con participación ciudadana puso el telón.
“Límites” es un festival que te invita a degustar un teatro de pequeñas dimensiones espaciales pero con grandes dosis de talento. Prueben algunas de sus tapas, seguro que no se arrepienten.

Puedes consultar la programación del festival en el blog: http://www.teatrolimites.blogspot.com/

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27 mayo 2010

A todos nos matan antes de morir (Así se hizo)

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26 mayo 2010

“A todos nos matan antes de morir”, es una novela de Pilar Bellver

“A todos nos matan antes de morir” es la última novela de Pilar Bellver y en sus páginas nos encontramos con la siguiente definición “Quizá la vida sea el lapso de tiempo durante el cual olvidamos o no nos importa conocer el final” Ese momento final es el que recorre este libro.
Van diciendo por ahí que, cuando la muerte llama a la puerta, tiene la deferencia de proyectar un resumen de la vida del candidato a finado. Esa imagen de la muerte dando manivela al Cine Exin me resulta inquietante, un doloroso ejercicio de compendio, la decisión más importante de nuestra vida: Elegir nuestros recuerdos antes de abandonar el mundo de los vivos.
Pilar Bellver elige la muerte como disparadero narrativo para contarnos la historia de unos personajes que, quizás de una manera involuntaria, recuerdan sus vidas. Si has estado a punto de perder la vida, o la muerte se ha llevado a alguno de tus seres más queridos, conoces el mecanismo de reflexión que te lleva al pasado, que sobrevuela los acontecimientos de nuestras vidas, a veces anecdóticos y a veces definitivos, ese tobogán que se presenta de repente junto a la inquietante figura de la expiración. Una estampa que todo lo ocupa y da, en el mejor de los casos, sentido a toda una vida.
Pilar Bellver se acerca a ese ejercicio escribiendo tres historias con tres puntos de vista diferentes, en un texto sin fisuras, salpimentado de ironía y con suficiente dosis de intriga para alentar la curiosidad del lector. Un viaje que no adentra en los límites emocionales de los protagonistas, sus frustraciones y aspiraciones. La autora recorre terrenos que nos sitúan frente a espejos generacionales en los que es muy fácil verse reflejado, una excusa para contarnos, además de como plantarse la muerte, como nos enfrentamos a la vida.
El libro comienza con una potente narración en primera persona llena de magnetismo. La sangre fresca todo le embadurna, sangre derramada y ginecología, un terreno acotado que los hombres afrontamos entre la veneración y el mito. Una mujer se desangra. La consciencia del duerme vela le lleva a reflexionar sobre su vida, el enfrentamiento con la figura paterna, la frustración de una generación amamantada con el esfuerzo de los hombres del campo y que ha sido incapaz de dignificar la palabra y la condición de obrero.
Pablo, el segundo protagonista, nos cuenta la vida desde la mirada torva del mejor de sus amigos. Los esparadrapos de las gafas de Bartolo son un tobogán para lanzarse al mundo de la única patria posible, cuando la camaradería infantil regía nuestras vidas, la radiografía de unos personajes que perdieron el rumbo de la amistad, un lazo muy fuerte que se desvaneció por el camino que lleva a la edad adulta.
La memoria septuagenaria de Dora escucha a los muertos, una voz peculiar donde las palabras tejen historias en espiral, como las que fabrica mi suegra, dónde las historias forman volúmenes volátiles, algodones rosas de las ferias. Dora es una mujer de mundo, trabajo y coraje que elige la soledad con la misma determinación que usó mi madre para decidir sobre sus últimos años de vida. “Que ya te lo he dicho mil veces que lo de irme a vivir con mi hija no depende de que ella me lo diga o me lo deje de decir. Que soy yo la que no quiere” Una mujer que opta, ante la presencia brutal e inesperada de la muerte, por refugiarse en los recuerdos, desenterrar vida y desgracias para, con la determinación de las palabras y sus significados, dejar que la literatura y la ficción se rindan a los pies de la copla y bolero porque, la vida de Dora es la letra de una canción, una melodía que ella se atreve a cantar con la pasión de los supervivientes.
Pilar Bellver nos regala la historia de gentes pegadas al mundo cotidiano, personajes tan reales como la tierra que pisamos, tan vivos como lo sean nuestros sueños, tan frescos como permitan nuestros recuerdos. Tres relatos sobre los trenes que han pasado, los errores cometidos y esos traumas que tenemos escondidos en el baúl cerradito de la memoria.
“A todos nos matan antes de morir” esta plagado de lugares propicios para la reflexión sobre ese ínfimo lapso de tiempo que precede a la eternidad de la muerte. Y como dice la autora: “El truco esta en vivir como ya hubiéramos vivido todo eso. Es la parte de atrás del título, darnos cuenta de que a todos nos matan antes de morir. Así lo veo yo. No cantearnos demasiado de donde creemos que está lo justo, lo bueno, lo digno... por larga o corta que sea nuestra vida, o por accidentado o tranquilo y vulgar que haya sido nuestro viaje.”


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24 mayo 2010

Perdidos_The End en en Barrio de Las Fuentes

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22 mayo 2010

Mi Recetario en Tardes de Blog (el anuncio)

Mi recetario
es el próximo invitado a la XV edición de
Tardes de Blog.

No te lo pierdas tendremos sorpresas gastronómicas

sábado 29 de mayo a las 18 horas

El Pequeño Teatro de los Libros
C/ Silvestre Pérez 21
Las Fuentes
Zaragoza

Autobuses: 22, 24, 30, 44, Ci1 y Ci2
Parada Bizi: 36

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19 mayo 2010

Alquitrán y miedo


I
La espesa realidad se acuesta en los desvanes de la memoria y ahoga los traumas que nunca se olvidan. Los estertores de la consciencia se asoman al borde del abismo para, durante un breve segundo, mirar de frente a la soledad de vestido virginal y chaqué arrugado. Disfraces para quienes nunca levantamos los ojos más allá de nuestras propias miserias. Y cuando lo hacemos, abrumados por la maloliente compañía de hipócritas y traidores, somos incapaces de valorar las esencias del camino: Colores agudos, luz codificada, astigmatismo de mediocres, estrabismo de piel de oro y sábanas descoloridas por el semen amargo de la insatisfacción miope. Dos bestias ahogadas en la negra saliva de la lascivia.
II
Vomitarnos fue la promesa. La mujer de alquitrán y el hombre de miedo fermentaron bilis para expulsarla por la boca. A ella le costaba respirar, no es fácil respirar después de abrir el abismo de las entrañas y derramar nauseas de ano, clítoris y vagina. Vomitar sólo era retórica para el hombre de las palabras. La mujer era sustancia y hedor. El hombre sólo mentira. Ella se peinó los cabellos negros antes de caminar. Él no se levantó. Ella diluida sobre la tierra, resbalaba y se deshacía. Él abría las grietas del mundo mientras se preguntaba por la esencia femenina, que hacer con ella, que decirle, como esconder tanta acidez. Ella boca. Él labios de sal. La mujer vertida por el alcantarillado se abandonó en un poema. El hombre, temeroso y perdido, abrió sus fauces en busca del último beso de tornillo.

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16 mayo 2010

Sin retorno. Un homenaje a Antonio Machado

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12 mayo 2010

Te voy a cantar


Te voy a cantar las horas de espera
en las mesas del bar,
en el sofá de tu madre,
escai bajo faisanes blancos,
en los bancos fríos
delante del neón
donde las viejas te piden fajas.
Así como me gusta,
con blondas y florecillas,
broches y encajes.
Cuantas mujeres hay en ti.
Cual de ellas me encontraré hoy.
Te voy a cantar las horas de sueños
bajo el platanero
de ladrillos granates
mientras,
al refugio de la noche,
el verano desabrocha tus secretos.

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10 mayo 2010

Arar, un poemario de Ángel Gracia

En la primera lectura de Arar descubrí una estructura sólida, un poemario diseñado al milímetro, la obra de quien sabe lo que quiere contar y como hacerlo. Recorrí el entramado formal con la sensación de visualizar las claves generales del poemario, las más evidentes para un lector poco habituado a la poesía, los trazos gruesos, las vigas maestras.
La segunda lectura fue la del placer por las palabras y la sabiduría de los silencios. Me acompañó un lapicero con el que dibujé flechas, cuadrados y una estela de imágenes que surgían a cada paso: Fusilados que no vuelven, ríos reversibles que mueren en las montañas, palabras de cuando no comprendía a mi padre porque nunca nos sentamos a beber de la misma fuente, incendios calientes a la solera del primer beso, rastrojos bajo la manta, la luna y el amor, tormentas que iluminan el miedo y empapan la vida, versos que son aperos de labranza. Reconocí el erial que me rodea y me contiene. Aboné los versos con los mejores recuerdos de mi experiencia. Recibí la simiente poética de una voz que me mostró el mundo de la creación asociado al trabajo manual y a la aparente sencillez de mirar. Transporté estos elementos hasta el almacén de las ideas y allí están, esperan a mi laboriosidad, a que olvidé inspiraciones y musas y me dedique a buscar el espacio que separa las palabras del silencio para, una vez encontrado el hueco, escuchar.



Arar, el último poemario de Ángel Gracia, guarda sus secretos bajo tres llaves, tres círculos concéntricos. El primero lo dibuja el silencio de Sergio Algora y Paul Celan. William Blake cierra el segundo con broches de cita. El tercero enlaza los versos inicial y final en un canto meta poético: “No se trata de escribir. Aro, camino sobre lo arado”
La voz poética de Arar se deleita con la contemplación de los misterios que la naturaleza nos depara. Un ejercicio de observación que se confunde, en palabras del poeta Jesús Jiménez Domínguez, “con el elemento de la tierra en su sentido más amplio. Tierra como ser vivo, como claustro maternal y como urna cineraria a la vez. Tierra como principio y fin de todo.”
Arar tiene vocación de silencio, muchos versos ahondan en el universo de la muerte, y otros, tal vez ante la mirada sorprendida del lector, tintinean con la felicidad de vivir. Palabras imprescindibles para los urbanitas del siglo XXI, animales anclados en las aristas de una nueva forma de vida, un buen caldo de cultivo para olvidar el ciclo que une la vida y la muerte, de nuevo un círculo, un círculo trazado por Ángel Gracia alrededor de cuatro puntos esenciales.
I. Erial
Que no esta cultivado. La hoja en blanco. Tierra que necesita oxígeno para que las palabras puedan respirar. Ante la nada que todo lo ocupa, ese es el trabajo previo para soñar con un poema y su floración. Nada tan cercano al erial como un muerto o el papel sin palabras, y en las tumbas la esencia de tantos pasos por escribir.
Vive el momento, dice el poeta que dicen los muy, muy viejos. En la vida radica el futuro. La muerte de los hombres es yerma, heces que no abonan, almas sin sal. Estar vivo o muerto depende del capricho tenebroso del azar: Mirar morir y dar muerte resume al hombre como asesino, como borrador del poema que nos une, prototipo del amar cada vez menos.
El poeta regresa al panteón, un osario donde la muerte, versos y memoria, son cabellos de ceniza.
II. Fiemo
Estiércol. Materia orgánica en descomposición imprescindible para el aprendizaje. Muertos que horadan la tierra. Lección matinal en la escuela de tiza, pizarra y sol. Un atlas para situar las coordenadas de los hombres y los pueblos muertos: Abuelos sin regreso de pasos acompañados y manchas azules donde flotan los campanarios de la fe.
Sísifo cabalga por los eriales sin aire cargado de muertos que antes fueron fugitivos. Estiércol de expiración bajo la tierra que pisamos, copula sin amor para quien tiene la fuerza de los riscos, esterilidad perpetua bajo coces tozudas.
La fuente de los machos como simbiosis entre mandarinas y hormigas. Fuente de agua para un mundo heredado de vencejos que huyen del frío, que traen el silbido de los que llegan, la sabiduría de los que callan. Amor de verano, de resina y relámpago. El poeta se funde con el fiemo, que regenera y engendra, y espera la tormenta Scardanelli, rayos para llenar balsas y lagunas: La esperanza del agua se abre camino.
III. Sementera
Tiempo de siembra. El campo abonado. La luz que sigue a la tormenta. El chisporroteo de un río abajo con destellos de sol. El optimismo deslumbra al lector que, como un niño, recorre la vida de savia para, gota a gota, desembocar en el meandro que se adentra en el mar. Pero la ilusión de una existencia de tiralíneas sólo dura una página y, como el río ebrio de Claudio Rodríguez, el niño que ya es hombre busca el atajo de decir la vida a contracorriente.
El poema se hace camino de maleza y hojarasca, combustible para el fuego, vasallo de la palabra violenta que no deja crecer. Y pese a todo aire fresco. Simiente por bulerías, que cada uno planta como quiere. Abrazados como la tierra a la azada. Luz. El esplendor de la muerte. Fuente. Regresa el ciclo de la vida
IV. Laya
Herramienta de trabajo. Pienso al poeta en la contemplación de quien ni abraza ni ahorca. Lo imagino pedaleando en el paréntesis que precede a la faena y en el sosiego posterior al viaje. Labor de labranza. Respeto por el pasado antes de explorar nuevos surcos blancos de letras azules. Sintagmas como raíces donde los poemas, frutos de tierra y mar, se aferran a lo arado por los aperos del verso. Laboriosidad. Comenzar de nuevo. Escribir en el aire y caminar sobre lo arado.
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(Nota: Este texto esta plagado de expresiones, palabras e ideas extraídas de las páginas de “Arar”. He renunciado a la utilización de comillas para facilitar su lectura)
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Arar
Editorial: Prames
Colección: Poesía
Autor: Ángel Gracia
I.S.B.N: 978-84-96793-24-8
Formato: 13 x 21 cm / rústica / 61 pág.

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09 mayo 2010

V Encuentro “El Señor de los Anillos”

Este año era año de novedades. La primera era el lugar. El largo pasillo de la casa de Jesús y Carmina nos llevó hasta una de esas nuevas televisiones tan grandes y tan planas. La segunda fue el horario. La anfitriona, atendiendo a su condición de profesora y madre de tres soles, nos envió un riguroso horario. Es cierto que hicimos mofa de tan exhaustiva jornada pero el itinerario previsto nos permitió disfrutar de un descanso para comer alrededor de la mesa en lugar de hacerlo frente al televisor. También hubo novedad en las viandas: A los tradicionales pollo al ajillo de Brandivino y albóndigas de La Comarca, se añadieron fajitas picantes de Rivendel, manitas de cerdo con la salsa de tomate de Rosita, pimientos de Rohan rellenos en la Cima de los Vientos, longaniza de Gondor y un excelente vino de las tierras de Valinor.
La aventura me volvió a emocionar en los pasajes que ya forman parte de mi memoria sentimental: La dignidad en la muerte del héroe guerrero, la promesa de amor eterno, la imprescindible intervención de los sencillos y valientes frente a la interesada dualidad de los poderosos, siempre al borde del precipicio que separa el honor y la gloria, de la traición y la villanía.
Un gustazo que quiero agradecer a Sandra, que vino desde Barcelona, Carmina, Esther, Migue, Suso, Fernando y Jesús. Ocho aventureros, el mismo número de miembros de La Comunidad del Anillo que sobreviven a la aventura de salvar el mundo. Un mundo que, como dice el poeta Ángel Gracia “esta bien hecho porque lo hizo mi padre”

07 mayo 2010

Ejercicios de amor

En una función teatral todo esta ligado a una convección entre público y actores. El público sabe que asiste a una representación y acepta los códigos que la dramaturgia y el espacio imponen a lo largo de la obra. El espacio no tiene porque limitarse al escenario, ya saben, derribar la cuarta pared y que todo el teatro forme parte del espectáculo.
La compañía El pont flontant esta habituada a romper los límites del espacio teatral y en esta ocasión, con la obra “Ejercicios de amor” va un poco más allá. La función comienza antes de que los espectadores tomen asiento, los mismos asientos que utilizaran los actores. La mezcla en el patio de butacas es chispeante, el inicio necesario para crear un ambiente de complicidad.
El argumento de la obra es el amor, y nada mejor para empezar que una lección teórica de cómo el amor se modifica a lo largo del tiempo, una metamorfosis que lo hace diferente, ni mejor ni peor, simplemente la variación matemática asociada al comportamiento humano. La información que recibimos es muy interesante porque te permite conocer los parámetros que influyen en la evolución del amor, y así, si queremos, podemos mejorar nuestra manera de amar, de recibir amor y, por lo tanto, de vivir. Esa es la propuesta: Amarnos mucho mas de lo que hacemos, olvidar las justificaciones, asumir la verdad de nuestros sentimientos y mostrarnos ante los demás como somos y como nos sentimos.
El pont flotant rompe el espacio escénico de tal manera que la representación salta la línea de la ficción e irrumpe en la realidad con un cambio geográfico dónde no hay ni escenario, ni público, ni actores, sólo amigos alrededor de una cocinera, o incluso desconocidos pero con la misma pulsión, los mismos sentimientos que los actores se encargan de subrayar. Pero una vez que todos hemos asumido que el teatro se ha instalado en la realidad y, por lo tanto, es un poco nuestro, un poco de casa, entonces la propuesta cambia, y cambia el espacio.
Ahora es el público, la realidad, quien se apodera de la ficción y de su espacio natural: El escenario deja de serlo para convertirse en círculo de amigos en torno a una vela, o el largo pasillo de una boda que certifica el compromiso con los demás. El juego funciona. El público se siente como en casa y participa de las propuestas que los actores lanzan entre bromas y veras, que nos recuerdan cuales fueron nuestros sueños, nuestras debilidades, esas que escondemos por miedo a perder, esas que deberíamos mostrar a la luz del día para que del juego de la verdad surja el amor mas potente, el amor fraguado al calor de la tolerancia, el respeto y la sinceridad.
A estas alturas de la representación el espectador ya no sabe si esta en el teatro, en una fiesta con amigos, o en el banquete de una boda de un primo lejano. La duda de si todo aquello es ficción o simplemente es un trocito de realidad deja de tener importancia cuando “Ejercicios de amor” se convierte en una fiesta donde el espectador ejerce de invitado. Bombillas de colores, las canciones de la Carrá y el aire desenfadado de la amistad.
Los actores, que uno nunca sabe a ciencia cierta cuando dejan de serlo, son unos excelentes maestros de ceremonia. Vale la pena pagar la entrada sólo por ver la escena dónde los personajes, si lo son, dejan el instituto y crecen y crecen y crecen entre pantalones, camisas y un vestido rojo. El difícil trabajo actoral juega con los límites entre la ficción y la realidad, miden exactamente la dosis de ambos elementos que mezclan con precisión, intensificando la presencia de uno o de otro hasta conseguir una perfecta comunión con el público, espectadores que olvidan que lo son para formar parte de la fiesta y claro, como todo el mundo sabe, dónde hay fiesta hay comida, así que olviden sus cabezas, corran a ver la función y vayan sin cenar.

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Teatro de la Estación
C/ Teniente Coronel Pueyo, 8-10
Zaragoza
Tlfno: 976 46 94 94
VIERNES 7: 21.00 h.
SÁBADO 8: 21.00 h.
DOMINGO 9: 20.00 h.

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04 mayo 2010

Roberto Malo en Tardes de Blog. La charla

Primer parte

Segunda parte

Tercera parte

Cuarta parte

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