La curvatura de la córnea

30 abril 2009

Tardes de Blog: La arquitectura de tus huesos (video)

Chesus Yuste ha editado un video de seis capítulos con la visita de Luisa Miñana y su bitácora “La arquitectura de tus huesos” a las Tardes de Blog en la librería El Pequeño Teatro de los Libros
Lo puedes ver pinchando aquí.

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28 abril 2009

Faros 2, un poema de Fernando Sarría

Faros 1

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26 abril 2009

Tardes de Blog: La arquitectura de tus huesos

La sexta edición de Tardes de Blog en la librería El Pequeño Teatro de los Libros contó con la presencia de Luisa Miñana. La charla comenzó con un pequeño viaje a la biografía de nuestra invitada. Luisa nació en la Plaza Real de Barcelona y no pude por menos que confesarle mi devoción por ese lugar, por las farolas de Gaudí, por los magníficos soportales y porque allí me tomé mi primer Doner Kebab en suelo hispano, pero claro, ella puntualizó que la plaza de su infancia era muy diferente a la que yo descubrí.
Recordamos a sus padre, dos oriundos del valle del Jalón que se conocieron en las esperanzas de la inmigración y que tras el periplo oriental propiciado por el desarrollismo ibérico de a mediados del siglo pasado, se instalaron en el popular barrio zaragozano de San José dónde Luisa pasó la infancia al lado del Canal Imperial de Aragón y eso, como confesó, “es un referente”, aunque en la actualidad se define como “acturiana”, un término netamente local y que nada tiene que ver con la cordillera cantábrica. El barrio del Actur es otra cosa en esta Zeta, un barrio que se asentó sobre la huerta y que por la noche adopta el espejismo de gran urbe internacional con su propia catedral
gótico-comercial que hace bien poco ha sido rematada en su cabecera con dos imponentes torres.
Nos habló de la pasión de una recién licenciada en Filosofía y Letras, unos amigos y un ford fiesta azul con dos chicos delante y tres chicas detrás recorriendo las tierras aragonesas con la ilusión de catalogar parte de su patrimonio artístico. De aquellos viajes surgieron varias tesinas y la necesidad de rellenar con la imaginación de la novelista los huecos vacíos que la historia no podía explicar, así nació la novela “
Pan de oro”, que pasado el tiempo dio nombre al primer blog de nuestra invitada.
Luisa nos habló de la fascinación inmediata y explosiva que sintió con el descubrimiento de Internet, de como atisbó grandes posibilidades para utilizar esta nueva herramienta como vehículo en la comunicación inmediata y sin fronteras, y como un nuevo formato para la relación cultural entre ciudadanos. La idea se consolidó con la llegada de las bitácoras y la magnífica oportunidad de convertir a los usuarios de la red en generadores de contenidos culturales. En esa tarea de vestir con decencia los marea de Internet Luisa gestiona su
blog personal, se encarga de coordinar y editar la revista digital “El cronista en la red”, realiza una impecable labor social y de concienciación con “Un blog para Daniel”, esta a puntito de salir un poemario en formato libro titulado “Las esquinas de la luna” y, además de trabajar en el Gabinete de Comunicación de la DGA, visitó el pasado sábado las Tardes de Blog para hablarnos de “La arquitectura de tus huesos”, una “instalación literartística” que nace con vocación “rayuelistica” para que el lector elija el rumbo y la deriva de su lectura y mucho más.
El origen esta en la preparación de textos para la edición de un libro. La desventura del proyecto editorial se transformó en la ventura de apostar por un formato nuevo que Luisa llama “libro-blog” y que atiende a dos factores estilísticos fundamentales: Fragmentación y vitalidad.
La fragmentación viene determinada por la mezcla de géneros que van desde la memoria histórica hasta la literatura de viajes pasando por veredas costumbristas, la sucesión de todo tipo de longitudes que los expertos determinaran si son relatos o microrelatos, el maridaje de verso y prosa, la incorporación de otro autor como
Fernando Sarría y el aliño visual de las estructuras de Calatrava fotografiadas por Miguel Ángel Latorre.
Le pregunté por los motivos de tanta variedad y ella me respondió que, si ahora mira hacia atrás, comprueba que “La arquitectura de tus huesos” ha sido el banco de pruebas para gustar, medir y olfatear el tono que va a presidir sus obras futuras, las mil puertas que han sido necesarias abrir para meditar cual va a ser el paso siguiente en el “tono” de su obra literaria.
El otro concepto que sustenta el proyecto es vitalidad, lo eterno, lo imperecedero del formato. Si todas las mezclas citadas con anterioridad nos hablaban de las características clásica de los que podría haber sido libro, el factor que cambia por completo la idea original de este proyecto es su edición en formato de blog. Una bitácora en la que cada semana se ha colgado un capítulo hasta llegar al final, pero que, sin embargo sigue viva gracias a la zona de comentarios, ese lugar dónde los lectores pueden entrar en relación con la obra, opinar sobre ella y abrir nuevos caminos, nuevas propuestas para navegar en la red y ampliar las bifurcaciones. Una posibilidad que la autora incentiva en cada una de las entradas con enlaces hacía otros lugares que nos muestran lo simbólico del texto, nos ayudan a situar geográficamente la acción, nos muestran - mediante música o imágenes - las influencias culturalares de la autora y nos señalan las motivaciones o las consecuencias de los textos. De esta manera el viaje por “La arquitectura de los huesos” se dibuja como un enorme árbol por el que trepar, el deleite de comenzar la lectura por cualquiera de sus ramas y dejarse llevar en la aventura de recorrer todo el laberinto que intuimos pero que somos incapaces de abarcar. Una nueva manera de leer que, según puntualizó Luisa, no difiere tanto de la manera clásica de lectura que también esta plagada de saltos imaginativos propiciados por nuestra propia experiencia, la novedad fundamental es que este libro-blog permite orientar los pasos hacía donde nos invita la autora, y hacía cualquier lugar que proponga el resto de los lectores. Lo moderno del formato radica en la variedad de las oportunidades pero permanece la clásica función activa del lector, del buen lector de historias.
Existe la posibilidad de conseguir el texto completo de “La arquitectura de tus huesos” en formato
.pdf - más de tres mil descargas hasta ahora - pero, después de todo lo expuesto, la autora recomienda sumergirse en las aguas de la bitácora de forma on line. Si de algo vale mi consejo, que para eso he probado ambas modalidades, yo estoy de acuerdo con Luisa: Pincha aquí, confecciona tu propio itinerario, disfruta del viaje y deja huella, entonces notarás la gratificante sensación de contribuir a mantener viva esta “instalación literartística”
El evento terminó con broche de oro: Elena Val y Susana Mazo tuvieron la amabilidad de regalarnos con su voz algunos de los muchos matices que contiene la escritura de Luisa Miñana.
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Fotografías: Migue

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22 abril 2009

Ahora que ya sabemos, un poema de Carlos Bozalongo

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20 abril 2009

Bilbao-Varekai


En el lenguaje romaní de los gitanos, Varekai significa “dondequiera”. La pasión varekai llevó al Cirque du Soleil junto a la ría de Bilbao para recordarnos que el alma circense atesora esa manera de vivir.
Durante unas semanas, allí dónde antes había astilleros y altos hornos, se cuenta la historia de un hombre que fabricó sus propias alas para aprender a volar. El vuelo sólo le alcanzó para encontrarse con una criatura capaz de enamorarlo. Ocurrió en un bosque de cañas, un laberinto habitado por seres aéreos, saltimbanquis, malabaristas, danzantes, criaturas marinas y la capacidad catártica del humor por el humor. Dos horas y media de magia, el tiempo necesario para volver a confirmar que el Circo es el mayor espectáculo del mundo. Fue emocionante viajar a un universo al que sólo pude llegar por inmersión, me zambullí en sus aguas sin prevenciones adultas y descubrí alborozado al niño que todavía llevo dentro.
Aprovecho esta ventana al mundo para dar las gracias a todos los artistas que me han recordado la importancia de sentir la piel erizada, la boca abierta y el agradable dolor de aplaudir hasta la extenuación. Todo eso ha sido posible en un mundo llamado Varekai.




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16 abril 2009

Presentación de “Orbita” en la FNAC

Un trasbordo equivocado en el transporte público me hizo llegar un poco tarde a la presentación en la FNAC de “Orbita”, el último libro de Miguel Serrano Larraz (Zaragoza 1977). La sala estaba llena, uno de esos días en los que da gusto sentir como el calorcito humano se suma a los grados centígrados aportados por los focos que circunvalan el foro fnacquiano.
José Luis Calvo Carrilla hablaba desde la mesa de invitados y confieso que en esos primeros minutos estuve demasiado preocupado por desembarazarme del abrigo empapado, colocar el móvil en silencio y atisbar de pasadillo y con disimulo todo lo granado de la audiencia. Con tanto quehacer poco les puedo contar de lo dicho por el primer compareciente que terminó su intervención con una salva de aplausos. En la pausa descubrí entre el público al periodista Sergio del Molino. Me puse a cien. Sentí con claridad la excitación que anunciaba el gustito de un combate dialéctico de altos vuelos.
El pasado 13 de abril Sergio del Molino escribió una reseña sobre “Orbita” en “De reojo”, el nuevo blog literario alojado en las páginas digitales del Heraldo de Aragón. La brillante nota comenzaba por disentir, desde la amabilidad y el respeto, con las tesis propugnadas por el escritor Manuel Vilas en prólogo del libro a la hora de situar, definir y analizar la obra de Miguel Serrano.
La situación era interesantísima: Sergio del Molino de pie con camisa blanca y barba todavía rebelde. En frente, al otro lado, a la máxima distancia posible y a punto de tomar la palabra, Manuel Vilas con camiseta negra y puntiagudas botas de piel de serpiente. El duelo estaba servido.
Manuel Vilas asignó a la obra de Miguel Serrano la condición local de esa corriente de la nueva literatura que se ha dado en llamar “afterpop” y que busca narrar el presente histórico de una sociedad en constante cambio, determinado en muchas ocasiones por los avances tecnológicos. Una postura que defendió bajo premisas temporales. El tiempo, como en otras épocas, determina la forma de narrar, del mismo modo que la novela del siglo XX rompió con la formalidad de la novela del siglo XIX, no cabe otra posibilidad: La novela del siglo XXI romperá con las formas del siglo precedente. En ese terreno recordó la “obcecación” de algunos por empeñarse en no ver esos cambios, y asignar a las historias contadas en la actualidad y sobre la actualidad, referentes del pasado.
A esas alturas de la intervención yo estaba a cien: Atendía a las palabras del Manuel Vilas, miraba con el rabillo del ojo las reacciones de Sergio del Molino y recordaba sus opiniones sobre la novela.
Sergio del Molino define “Orbita” como un libro iniciático, el clásico viaje hacia el descubrimiento del mundo, de la vida y, por lo tanto, un trayecto que nos habla de la nostalgia del pasado, aunque sea tan cercano, antes que mostrarnos el rabioso presente. El periodista califica los textos de este libro como vanguardistas, entre otros motivos, por la maestría que ha utilizado Miguel Serrano para construir con la precisión del relojero unos relatos con excelente sabor literario, “una delicada y elegante narración”.
Sufrí/disfruté la máxima tensión cuando Manuel Vilas terminó su intervención, atronaron los aplausos y se abrió el turno de preguntas. Fijé la mirada en Sergio del Molino. Estaba inmutable, como esos jugadores de póker que ahora se pueden ver en las noches catódicas de la TDT. Los segundos pasaban. En su rostro quise ver al forajido que elige el armamento adecuado para comenzar el duelo. Ahí lo deje. Volví a Vilas enfundado en negro, impasible, esperando en el tercio como los buenos maestros: Dispuesto a salir al centro del la polémica con la tranquilidad de la experiencia y el dominio de la materia. Deseché el símil taurino y regresé al Far West. Sergio no movía ni un músculo, hasta que de improviso su mano derecha se introdujo en el bolsillo del pantalón para empuñar un inofensivo teléfono móvil. Regresé a Vilas, en la recámara aún quedaba la reacción del poeta que, en lugar de saltar por encima de la mesa y buscar la boca de su rival intelectual, se difuminó entre los presentes. El silencio diluyó los aplausos. El duelo dialéctico con el que había soñado se esfumó antes mis narices mientras la presión sanguínea aligeró de tensión mis partes más lúbricas. Fue entonces cuando Miguel Serrano desenfundó del bolsillo interior de la chaqueta una pluma sin estrenar y, en un alarde de simpatía, retó a los presentes: Estoy dispuesto a firmar ejemplares hasta terminar con la tinta.
Mis ánimos estaban tan desairados que renuncié a la poblada fila de futuros lectores con el propósito de adquirir “Orbita” el próximo 23 de abril durante la celebración del Día del Libro. Espero encontrar a Miguel Serrano en alguno de los tenderetes que libreros y editores van a montar en el Paseo Independencia, me gustaría preguntarle como va el nivel del cartucho de tinta de su pluma.

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15 abril 2009

Algunos hombres insaciables. Carta V, de Almundena Vidorreta

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13 abril 2009

“Guantes negros” de Fede Durán


“Guantes negros” es el primer libro de Saymon Ediciones. Fede Durán (Sevilla 1977) nos ofrece once relatos donde el perfil de los personajes determina situaciones que, aunque puedan parecer increíbles, terminan por delimitar realidades reconocibles para el lector, lugares literarios donde el autor muestra la potencia de una prosa musculosa y dinámica, textos sin grasas, construcciones narrativas ágiles y un discurso entretenido que atrapa tanto por la forma, como por lo variado e imaginativo de las historias propuestas.
Un libro cimentado en tres bloques que el autor sitúa en los terrenos de la oscuridad, la opresión y la acidez.
Oscuridad. Las atrocidades históricas en la Europa del primer tercio del siglo XX han terminado por pertenecer al mundo de las imágenes televisivas en blanco y negro, y por lo tanto, a una zona filtrada de nuestro cerebro que a veces se desconecta del pánico. Fede Durán transita por las tinieblas de un estado opresorcamuflado en lo cotidiano de la vida doméstica, una treta que aumenta el espanto cuando el miedo, la traición y el amor como vía de liberación son sólo el atrezzo de una vida impregnada por el horror. “La mente es el reducto último de la libertad y que por ello uno debía mantenerla siempre en forma, liberada de la distorsión, de los tapones y las orejeras”
Opresión. Mateo, Churruca, Julio y tres maneras de mirar los acontecimientos: El temor a afrontar las responsabilidades de encontrarnos con “el yugo de la verdad”. El valor de quien es capaz de darse cuenta del desastre y sin embargo continúa al mando de su propio destino. Las gafas de pasta que me recordaron los días de desmayo de cuando, rota por enésima vez una de las patillas, tenía que esperar hasta una semana para, una vez reparadas en la capital, el conductor del autobús de línea que hacía la ruta Utrillas-Teruel me devolviese la nitidez del mundo, o eso pensaba, tal vez mi mundo fuese aquel otro desenfocado y borroso donde nada era lo que parecía.
Acidez. Los ámbitos culturales como itinerario dónde casi cualquier cosa de dudoso mérito se convierte en un mundo de oropel, la excusa para que tal vez el autor ponga en boca de uno de sus protagonistas una declaración que no estoy seguro se esta en el ámbito del los principios estilístico o en el terreno del humor: “Escribo porque no valgo para otra cosa. Es, por decirlo así, mi gasolina existencial. Y las historias surgen, como en tantos otros casos, de la mera observación. Estamos rodeados de suficiente materia prima. Maniáticos, enfermos, asesinos, maltratadores, psicóticos, neuróticos y políticos, toda una fauna”
Uno de los relatos del este buen libro se construye sobre el decorado de un concurso musical y ejerció de disparadero para trasladarme hasta el año 1978, al Barrio del Piojo, a los días de sábados por la tarde cuando me colocaba una toalla por melena y cogía el palo de la escoba a modo de guitarra o micrófono, de tal guisa alternaba las pose de Jagger o las de Richards hasta que la fuerza dinámica de la batería se inoculaba en mis venas, entonces me deshacía de todo lo material y centraba mis inspiraciones musicales en unas imaginarias baquetas con las que conformaba un ballet para golpear con esmero la caja, los platillos y el compás “pla, tu plá, pla, pla” del rock, unas gesticulaciones muy alejadas de la elegancia de Mister Charlie Watts.
“Guantes negros” es una excitante lectura que consigue mantener viva curiosidad durante todas las páginas porque lo intuido, muchas veces no es lo que parece.



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09 abril 2009

Los enviados de Dios


El Cristo de la Humildad viene a paso de costalero por la calle Doctor Palomar. A mi lado una señora cacarea y da la espalda a la sección de bombos y redobles que sobrepasa las luces centelleantes de un coche policial. El Cristo llega hasta el Coso Bajo y comienza el giro para enfilar la avenida. Pasan unos zagales atronando reggaeton en sus móviles. La sección de viento de la cofradía consigue sobreponerse al sonidero. El Cristo termina el giro de noventa grados, se detiene un segundo y avanza al trote como si la calle Sierpes estuviera en el Barrio de La Magdalena. El rosario que el Cristo lleva entre las manos aumenta la frecuencia armónica del movimiento. Los aplausos de concurrencia acallan la tontería de la madre y la estupidez de los jóvenes. El Cristo se pierde por la calle Heroísmo. Los aplausos vuelven pero esta vez a mis espaldas, los sigo, van en aumento. La jarana viene de un bar. Negros, gitanos y payos miran en la misma dirección, elevan sus ojos hacía lo que por unos segundos creo que es el cielo. Los aficionados sin pay per view doméstico dejan ver en sus rostros la alegría que les transmite el último enviado de Dios a la tierra:

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07 abril 2009

Faros 1, un poema de Fernando Sarria



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06 abril 2009

Los viajes de Marta, Marcos y Carmelo


Durante el mes de marzo se celebraron en el barrio de Las Fuentes unas jornadas interculturales organizadas por la Asociación de Vecinos.
La Fundación Tranvía, entre otras muchas actividades, organizó un encuentro con a Marta, Marcos y Carmelo, tres viajeros incansables que nos contaron sus andanzas por el mundo gracias a un cuaderno en el que apuntan los lugares por los que pasan, sus peculiaridades geográficas, las gentes que los habitan y sus costumbres.
Nuestros amigos comenzaron su relato por América del Norte. La tierra de las grandes llanuras dónde todavía subsisten pueblos como los Pocaplumas y sus vecinos los Plumaninguna, dos tribus con la capacidad mágica de hablar con el sol, la luna y los animales.
La charla continuó con una clase de baile. Los tres viajeros movieron sus cuerpos al ritmo sinuoso de la danza del vientre que aprendieron en Marruecos, la tierra de los Zocos dónde el olor de las especias impregna a mercaderes, turistas y a las viejas contadores de historias de la plaza Djemaa el Fna.
La siguiente etapa nos llevó hasta el sur del Sahara, un viaje entre dunas y el siroco, un viento que grita los lamentos de los que han perecido en el intento de cruzar este océano de arena.
El clima tropical que disfrutan los Yoruba entre Gambia y Senegal fue irresistible tentación para, desprovistos de todo tipo de atadura en lo que a calzado y vestimenta se refiere, vivir por unos días como sus anfitriones, así que nuestros tres amigos, por aquello de aclimatarse a las costumbres de los lugareños, también se desnudaron.
Magüel Guleyma era el jefe de la tribu y les explicó como la falta de lluvia durante más de un lustro les empezaba a causar problemas, los campos se secaban y el agua escaseaba para cocinar, beber y bañarse. Aquella noche se celebró una liturgia con bailes y canciones, rituales ancestrales para llamar a las nubes. Marta, para ayudar a sus amigos, cantó una tonada que aprendió de niña, al momento se unieron Marcos, Carmelo y todos los habitantes del poblado. Pero ni las canciones de los Yorubas, ni las que adornaron la infancia de nuestros amigos, consiguieron que las nubes volvieran a dar vida a los campos de África.
El viaje continuó hasta China, allí les esperaba Chuan-Li, un viejo amigo de Marcos, de cuando los dos trabajaban hombro con hombro en una empresa textil del cinturón industrial de Barcelona. Chuan-Li les enseñó una ínfima parte de los 7.300 kilómetros de La Gran Muralla, los secretos milenarios de la gastronomía de su país y el manejo de los palillos como sustitutos para el cuchillo, la cuchara y el tenedor.
El saltó final nos llevó hasta Oceanía. Los tres viajeros nos hablaron de una gran isla donde habitan los koalas, los canguros y los maoríes, unos furiosos aborígenes que les enseñaron el Haka, la danza que utilizan para asustar a los enemigos.
Marta, Marcos y Carmelo terminaron su aventura en las antípodas. Se despidieron a toda prisa de niños y adultos, y partieron veloces hacía el aeropuerto dónde les esperaba un avión con destino en Groenlandia. Se fueron con la promesa en los labios de volver al barrio para contarnos un nuevo cargamento de historias que nos hablan de otras gentes, otros lugares, otros pueblos que también están aquí, al girar la esquina.

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03 abril 2009

Al final del pasillo


El quiosquero de la calle Doctor Iranzo esquina Batalla de Lepanto mercadeaba con sospechosas bolsas de deporte que siempre repartía entre los mismos clientes: El mecánico del taller de la esquina, el camarero del bar Arizona y un señor con un traje muy caro para el barrio de Las Fuentes que aparcaba en doble fila un BMW metalizado, recogía el botín y se escabullía pisando zapatilla.
Una tarde, cuando el mecánico me había anunciado la defunción de mi Seat Ritmo, el trajeado y el barman aparecieron en el taller de la esquina con sendas bolsas de deporte. Los tres traficantes hicieron un círculo y ejecutaron una engrasada coreografía que me pareció mil veces repetida: El mecánico entregó una bolsa de deporte al tipo del coche, que a su vez cedió la suya al camarero, que hizo lo propio con el mecánico. El círculo se cerró y los dos visitantes se largaron sin mediar palabra. El mecánico introdujo la mano en la bolsa que le había tocado en suerte, rebuscó entre un montón de sobados libritos y eligió un ejemplar en cuya portada se veía a un vaquero que desenfundaba su revólver nacarado. Unas letras rojas anunciaban título y autor: Arizona de Marcial LaFuente Estefanía.
“Al final del pasillo” es una colección de relatos seleccionados por Octavio Gómez Milián y editados por Comuniter en la recién inaugurada colección “Voces de Margot”. Un libro que nace con vocación de cultivar la literatura de género. “Terror, ciencia ficción y literatura pulp en Aragón” El término pulp proviene de las novelas o tebeos manufacturados con papel de de baja calidad, dudosa calidad literaria y en las que se destilaban historias de suspense, acción y fantasía, y que Tarantino convirtió en paradigma del cine con la aclamada película “Pulp Fiction”. De una manera instintiva, y sin ningún tipo de criterio academicista, relacioné aquellas publicaciones anglosajonas con las tradicionales novelas del Oeste que había visto trasegar por el barrio y en los vestuarios de varías factorías zaragozanas.
Con estas premisas personales, y antes de abrir las páginas del libro, me encontré con una aparente contradicción entre el uso del término “pulp” (tal y como yo lo entiendo) y el peso específico que suman la nómina de autores que completan esta antología de cuentos: Ángel Gracia, Daniel Gascón, Eva Puyó, Ignacio Escuín, Juan Luís Saldaña, Magdalena Lasala, Manuel Vilas, María Frisa, Miguel Serrano, Óscar Sipán y Patricia Estaban Erles. Una interesante lista dónde la transversalidad de estilos y edades se pone al servicio de la literatura de género. Cada uno de los once autores ha utilizado un personalísimo filtro literario para concebir once relatos que nos muestran diferentes facetas del terror y la ciencia ficción.
1 La manía generalizada de volver una y otra vez sobre las mismas ideas, esa obsesión tan de viejos, o de jóvenes, redundar una y mil veces las mismas historias para, tras caer envueltos en la monotonía de la repetición, hablar de multitud de asuntos como el cansancio de la pantomima del Gran Hermano, la deleitación cibernética de los placeres, la gerontofilia y el instinto autodestructivo como preámbulo a la propia muerte. La ciencia ficción esta aquí, entre nosotros. 2 Siempre existe la posibilidad de que la parrilla televisiva sea el reflejo de los que la producen. La vida a veces regala la posibilidad de convertirte en un asesino, sólo tienes que llegar a siguiente curva. 3 El miedo cotidiano cruzó por la pasarela que salva el cauce del río Ebro. 4 Una conferencia sobre el miedo o la exégesis del miedo no se elige, “o lo tienes o no lo tienes” Se precavido, tus miedos sobre la nunca, mira a tus espaldas porque quizás te ha llegado la hora. 5 La obsesión por los espacios cerrados, contenedores de hombres que son seleccionados por los caprichos de la fuerza mecánica de los fluidos, la hidráulica de la agonía. 6 ¿Quién no ha barajado la posibilidad de saltar las tapias de un cementerio? 7 “Algún día lo conseguiré, conseguiré vincular dialécticamente la existencia del demonio a la revolución, a la izquierda revolucionaria” 8 No te mires al espejo, toda precaución es poca. 9 Planta un olivo para darle sentido a la vida. 10 Mira bien a tu alrededor porque el mundo esta lleno de micromalajes: “Los oigo copular a todas horas, tras la pared de mi habitación. Quizás debí emparedarlos por separado” 11 Selecciona tus compras porque en el joyero de la bisutería guardas piedras que vaya usted a saber.
“Al final del pasillo” es una exquisita edición que empieza por el sugerente trabajo gráfico de Álvaro Ortiz y Víctor Montalbán para la portada, Emilio Cebrián para la contraportada y Octavio Gómez Milián en esa ardua labor del editor en busca de los autores, convencerles de lo apropiado de esta antología y conseguir que una editorial especializada en libros de historia abra una nueva puerta que da acceso al final del pasillo.

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01 abril 2009

Darwin´s twist

Álvaro Delgado Val citaba en el suplemento cultural del diario ABC a Darwin. El columnista empezaba su articulo* con una referencia a la afamada teoría sobre la selección natural que el biólogo británico desarrolló en su libro “El origen de las especies” Un preámbulo necesario para llegar a “Origen del hombre”, segunda publicación de Darwin en la que desarrolló la teoría de la selección sexual, una hipótesis que responsabiliza a la hembra, y su capacidad para decidir cual de todos los machos disponibles va a fecundarla, como factor determinante a la hora de mejorar la especie. En ese sentido, el citado articulista hace las siguientes comparaciones: “la hembra, en rigor, es a los machos lo que el criador a los perros o los caballos. Lo mismo que el criador, apartando a unos individuos y cruzando a otros, logra al chihuahua y también al galgo, la hembra, movida por sentimientos de los que no cabe excluir el instinto estético, lanza a los machos a una competición de gestos, denuedos y despliegues anatómicos cuya acumulación produce efectos extraordinarios.”
Todos hemos visto algún documental con carneros a topetazos por las serranías ibéricas o el gorjeo de pájaros multicolores con el buche hinchado, estrategias milenarias para conseguir el favor de la hembra. Lo curioso de este asunto es el comportamiento que Álvaro Delgado Val asigna al hombre en estas cuitas antropológicas del apareamiento: “Los hombres salvajes se hacen tatuajes o ejecutan danzas inexplicables. Los civilizados, escriben endecasílabos.”
Tal vez esa sea la explicación a tanto poeta de pensión completa, media pensión, alojamiento, desayuno y todo incluido, hacedores de versos libres en longitudes, clasicismos métricos y latitudes; hijos del arte mayor se revelan contra la rima para redondear una bonita explicación antropomorfosexual a la proliferación de vates en nuestros bares y otros establecimientos lúdico-culturales.
Mi receta para encandilar a las féminas con intención copulativa esta muy alejada de la literatura y aún más de la poesía. Para aparearse, con independencia de si la intención es reproductora o simple deleite, es recomendable una actitud natural y sincera, muy alejada de poses frívolas o falsas representaciones que terminan por ahogarse en la bobería y el ridículo. Hazla reír, si consigues hacer reír a una hembra en estado de celo has recorrido más de la mitad del camino, si fracasas lo mejor es abandonar al instante con la cabeza alta y el orgullo intacto de quien lo ha intentado. Salvadas las dos primeras premisas, el último paso es definitivo, ha llegado el momento de la danza ritual. Los más veteranos pensaran en bailes románticos al arrullo de melifluas cancioncillas, baladas empalagosas y poca luz en la sala. Eso son leyendas urbanas de un pasado gris y anodino. El baile que te abrirá las puertas al deleite sexual es el twist, sólo tienes que mover el cuerpo de la cabeza a los pies, es un zigzagueo constante para que la fiebre del apetito sexual se desate. El twist garantizará la hegemonía de los humanos en el planeta tierra.

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*Las dos caras de Darwin
Por Álvaro Delgado-Gal

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