Darwin´s twist
Álvaro Delgado Val citaba en el suplemento cultural del diario ABC a Darwin. El columnista empezaba su articulo* con una referencia a la afamada teoría sobre la selección natural que el biólogo británico desarrolló en su libro “El origen de las especies” Un preámbulo necesario para llegar a “Origen del hombre”, segunda publicación de Darwin en la que desarrolló la teoría de la selección sexual, una hipótesis que responsabiliza a la hembra, y su capacidad para decidir cual de todos los machos disponibles va a fecundarla, como factor determinante a la hora de mejorar la especie. En ese sentido, el citado articulista hace las siguientes comparaciones: “la hembra, en rigor, es a los machos lo que el criador a los perros o los caballos. Lo mismo que el criador, apartando a unos individuos y cruzando a otros, logra al chihuahua y también al galgo, la hembra, movida por sentimientos de los que no cabe excluir el instinto estético, lanza a los machos a una competición de gestos, denuedos y despliegues anatómicos cuya acumulación produce efectos extraordinarios.”
Todos hemos visto algún documental con carneros a topetazos por las serranías ibéricas o el gorjeo de pájaros multicolores con el buche hinchado, estrategias milenarias para conseguir el favor de la hembra. Lo curioso de este asunto es el comportamiento que Álvaro Delgado Val asigna al hombre en estas cuitas antropológicas del apareamiento: “Los hombres salvajes se hacen tatuajes o ejecutan danzas inexplicables. Los civilizados, escriben endecasílabos.”
Tal vez esa sea la explicación a tanto poeta de pensión completa, media pensión, alojamiento, desayuno y todo incluido, hacedores de versos libres en longitudes, clasicismos métricos y latitudes; hijos del arte mayor se revelan contra la rima para redondear una bonita explicación antropomorfosexual a la proliferación de vates en nuestros bares y otros establecimientos lúdico-culturales.
Mi receta para encandilar a las féminas con intención copulativa esta muy alejada de la literatura y aún más de la poesía. Para aparearse, con independencia de si la intención es reproductora o simple deleite, es recomendable una actitud natural y sincera, muy alejada de poses frívolas o falsas representaciones que terminan por ahogarse en la bobería y el ridículo. Hazla reír, si consigues hacer reír a una hembra en estado de celo has recorrido más de la mitad del camino, si fracasas lo mejor es abandonar al instante con la cabeza alta y el orgullo intacto de quien lo ha intentado. Salvadas las dos primeras premisas, el último paso es definitivo, ha llegado el momento de la danza ritual. Los más veteranos pensaran en bailes románticos al arrullo de melifluas cancioncillas, baladas empalagosas y poca luz en la sala. Eso son leyendas urbanas de un pasado gris y anodino. El baile que te abrirá las puertas al deleite sexual es el twist, sólo tienes que mover el cuerpo de la cabeza a los pies, es un zigzagueo constante para que la fiebre del apetito sexual se desate. El twist garantizará la hegemonía de los humanos en el planeta tierra.
Todos hemos visto algún documental con carneros a topetazos por las serranías ibéricas o el gorjeo de pájaros multicolores con el buche hinchado, estrategias milenarias para conseguir el favor de la hembra. Lo curioso de este asunto es el comportamiento que Álvaro Delgado Val asigna al hombre en estas cuitas antropológicas del apareamiento: “Los hombres salvajes se hacen tatuajes o ejecutan danzas inexplicables. Los civilizados, escriben endecasílabos.”
Tal vez esa sea la explicación a tanto poeta de pensión completa, media pensión, alojamiento, desayuno y todo incluido, hacedores de versos libres en longitudes, clasicismos métricos y latitudes; hijos del arte mayor se revelan contra la rima para redondear una bonita explicación antropomorfosexual a la proliferación de vates en nuestros bares y otros establecimientos lúdico-culturales.
Mi receta para encandilar a las féminas con intención copulativa esta muy alejada de la literatura y aún más de la poesía. Para aparearse, con independencia de si la intención es reproductora o simple deleite, es recomendable una actitud natural y sincera, muy alejada de poses frívolas o falsas representaciones que terminan por ahogarse en la bobería y el ridículo. Hazla reír, si consigues hacer reír a una hembra en estado de celo has recorrido más de la mitad del camino, si fracasas lo mejor es abandonar al instante con la cabeza alta y el orgullo intacto de quien lo ha intentado. Salvadas las dos primeras premisas, el último paso es definitivo, ha llegado el momento de la danza ritual. Los más veteranos pensaran en bailes románticos al arrullo de melifluas cancioncillas, baladas empalagosas y poca luz en la sala. Eso son leyendas urbanas de un pasado gris y anodino. El baile que te abrirá las puertas al deleite sexual es el twist, sólo tienes que mover el cuerpo de la cabeza a los pies, es un zigzagueo constante para que la fiebre del apetito sexual se desate. El twist garantizará la hegemonía de los humanos en el planeta tierra.
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*Las dos caras de Darwin
Por Álvaro Delgado-Gal
Etiquetas: reflexión articulo
4 Comments:
Pues a bailar el twist esta noche, ya te contaré que resultados me dá para reconquistar a mi chico y romper la monotonía del día a día. Aunque si me pilla bailando nada más entrar en casa igual piensa que estoy loca...ya te contaré,jajaja.Besos
He leído tu entrada.
Me parece una chorrada lo que ha escrito Alvaro Delgado. La mujer es como un criador de perros o caballos en cuanto a la selección sexual, lo mismito vamos, que sólo nos fijamos en la apariencia. Estos del ABC siempre van a lo mismo, siempre el mismo discurso simplón para hacernos parecer culpables.
Un saludo.
Hola Gubia
Así me gusta, comprobaciones empíricas sobre teorías corneanas.
Y si, cuentános todo
;-)
Salu2 Córneos.
Hola Sara.
Creo que deberías leer el artículo completo de Delgado Val, he dejado un enlace al final del post.
Pero de todas formas a mi me parece que el autor habla de "hembra" desde el punto de vista netamente animal, de esa manera creo que, precisamente, deja fuera a la "mujer", digamos, social. Es decir, no estoy seguro de explicarlo bien, Delgado Val habla de animalidad más que de humanidad.
Y en cualquier caso, ser poseedoras de la capacidad para que la especie perdure, y mejore, no es motivo de culpabilidad para con la "hembra" de la raza, al contrario, es una gran responsabilidad que desde esta bitácora ensalzamos, aunque la verdad, no tengo ni idea que pensará Delgado Val.
Salu2 Córneos.
PD: Y respirdado tranquilo porque, al menos, no has colocado el adjetivo "chorrada" a la entrada en general
;-)
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