La curvatura de la córnea

26 septiembre 2023

Los Tropezantes


 




Alegato por una vida sostenible

Había una vez un mundo donde el crecimiento económico se adueñó de todas las facetas de la vida utilizando productos diseñados para usar y tirar. Desde las prendas de vestir hasta el cuidado de los abuelos y una trampa hardware para desconectar de la realidad. Pero van diciendo por ahí que los de Almorzandia Teatro conocen un lugar sin geolocalización donde viven Los Tropezantes. En El Callejón de los Objetos Olvidados la filosofía de vida se construye sobre una economía circular que amplía el ciclo de vida con las premisas de cuidar, reciclar o reparar objetos, ideas y personas.

La función aborda con sencillez un tema tan complejo. La acción comienza con el discurso pedagógico de Cachivache. Se trata de alertar sobre el materialismo consumista que atasca desde nuestra relación con los demás hasta la saludable costumbre de tirarse pedos. Trasto le pone chanza, cachondeo y muchas ganas de jolgorio mientras Dioge, que guarda bártulos a cascoporro, prepara el atrezo para que la narración abandone el escenario y se desparrame por todo el espacio en forma de juego. Es el momento clave. Los actores se transforman en animadores, rompen la pared de la representación, y junto a su compañero Pingo le dan un puntapié a la dramaturgia para conseguir que el público se convierta en un agente activo.

El teatro de animación que se muestra en la calle está mucho más comprometido con la participación emocional que con alcanzar un elevado grado de conciencia crítica o intelectual. En ese empeño se orienta la energía de un elenco alegre y vivaz que canaliza su excelente trabajo para potenciar el papel de las canciones. Catapultas que lanzan el mensaje con sabrosura para tocar palmas, corear los estribillos y terminar la fiesta con el baile ritual que nos convierte en nuevos Tropezantes.

 

'Los Tropezantes'

Calificación: 4 estrellas

Producción: Almozandia Teatro. Guion: Daniel Tejero y Alba Castillo. Dirección y selección musical: Oscar Puyo. Intérpretes: Inés Andrés, Daniel Tejero, Eva Lago y Rubén Remacha. Letras canciones: Eva Lago. Escenografía: Manolo Pellicer. Atrezzo Mayte Zamorano, Toño Zarralanga y Niño Lápiz.

24 de septiembre de 2023. Jardín de las Artes. Parque Deportivo Ebro.




crítica de Almozandia: alegato por una vida sostenible (heraldo.es)

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18 septiembre 2023

Los paraguas de Satie

 





Un delicado instrumento narrativo

El escritor Antonio Muñoz Molina define la obra del pintor René Magritte como un repertorio de objetos y figuras que forman un vocabulario elemental. Luís Ángel de Benito de Radio Clásica advierte que la música de Eric Satie es un vaivén hipnótico que puede derribar la seriedad de la cultura. Roberto Barra inserta estos dos universos creativos en una dramaturgia sin palabras, pone el acento sobre un léxico compuesto por paraguas, nubes y una pera limonera; mientras las notas del piano activan la acción escénica de una máscara que traduce los pensamientos del personaje en gestos. Una teatralidad que transita entre el jolgorio y la melancolía.

La disposición en el escenario parece bien definida. En el brillo del proscenio un mundo tal real como un pez con bufanda. En la sombra, tras una finísima línea el mundo infinito de la imaginación. La frontera se diluye muy pronto para crear relaciones osmóticas de intercambio entre la creatividad de aquí, y los personajes simbólicos que se generan al otro lado: Desde un ballet multicolor hasta que te pinchen en el. Un mundo irrefrenable de fantasía que aprovecha los ojos cerrados a la hora de dormir para escapar de las sombras, empapar el mundo con una lluvia de confeti y si se tercia comerse a un espectador. Cuando se libera la imaginación no hay límites. Por eso los poderosos le tienen tanto miedo.

'Los paraguas de Satie' es un delicado instrumento narrativo que funciona como un engranaje de relojería para mostrar peripecias a modo de mosaicos donde las teselas son melodías musicales, poesía visual y la excelente pericia de unos titiriteros capaces de dar vida propia a objetos, figuras, y añadir el juego actoral que conecta con eficacia el rostro inmutable de la máscara con la Larga ovación final del patio de butacas.

 

'Los paraguas de Satie'

Calificación: 4 estrellas

Producción: Caleidoscopio Teatro. Dramaturgia: Roberto Barra. Dirección artística: Azucena Gimeno. Reparto: Azucena Gimeno, Roberto Barra, Vicente Martínez. Asistencia a escena y manipulación: Ester de la Parra y Emilio Gazo. Escenografía, objetos y máscaras: Taller Caleidoscopio y Funambulí.

 

Teatro del Mercado 16 de septiembre de 2023.

Crítica de Caleidoscopio: Un delicado instrumento narrativo (heraldo.es)


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12 septiembre 2023

La historia interminable. El musical

 




Una historia desigual

«La historia interminable» de Michael Ende es una novela caracterizada porque el lector se siente íntimamente participe de un universo donde realidad y ficción se entrelazan, empujan al héroe a una aventura donde descubre que la imaginación te hace sabio, libre y puede modificar la personalidad hacia lugares imprevisibles. Beon Entertaiment asume el reto de adaptar su enrevesada peripecia al lenguaje del teatro musical con un resultado desigual.

El inicio de la función es fulgurante gracias a un número con todos los elementos de los mejores musicales: coreografía dinámica, excelentes arreglos vocales y una energía que se mantiene en cada una de las escenas en las que participa el elenco. Magníficos esos inquietantes pájaros negros que bailan claqué. Las ejecuciones vocales tienen brillo.

En los aspectos técnicos se aprecia un elevado interés por sorprender al espectador mediante una escenografía que juega con fuego y agua para crear algunas estampas muy interesantes, mientras el éxito es relativo cuando intenta concretar un mundo de fantasía mezclando sugerentes criaturas interpretadas por actores, con el dudoso impacto de marionetas animatrónicas, sobre todo si las comparamos con la potencia expresiva de un caballo manipulado con las técnicas tradicionales de un titiritero.

Los mayores obstáculos, más allá de cuanto nos guste el envoltorio, son dos. El libreto cuenta la historia a una velocidad que deja en esbozo la importante transición emocional que experimentan los dos protagonistas infantiles, mientras los acontecimientos se deslizan hacia una pendiente de afectación cursi y melodramática. La dirección permite que la asimetría y simplicidad de algunas interpretaciones alejen la emoción propia de la aventura hasta bloquear el latido de los personajes principales.

 

Calificación: 3 estrellas

'La historia interminable. El musical'

Producción: Beon Entertaiment. Basado en la novela de Michael Ende. Libreto y letras: Félix Amador. Dirección: Federico Barrios. Música: Iván Macías. Dirección musical: Laurence Aliganga. Coreografía: José Félix Romero. Intérpretes: Alicia Scutelnicu, Joan Pascual Crosas, Joseán Moreno, Elena González, Alex Forriols, Noemi Gallego, Odo Cabot, Natalia Zarco y un largo elenco.

 

Teatro Principal. 8 de septiembre de 2023.


Una historia desigual (heraldo.es)

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08 septiembre 2023

Perdidas por el teatro


 

Una declaración de amor

Después de darme un garbeo entre la décimo tercera y décimo cuarta acepción de la RAE para la palabra “perderse”, es muy probable que las protagonistas de la obra de teatro que ha escrito Esteban Villarrocha no estén tan perdidas como nos dice el título de la función. Perderse puede ser errar el camino de un rumbo elegido, o no encontrar ni el camino ni la salida, sin embargo, la situación que arranca la aventura de  Martina y Jimena es muy parecida a lo que le ocurrió a Alicia persiguiendo al conejo blanco. La diferencia es que Alicia termina por sentirse perdida en un mundo absurdo, mientras Martina y Jimena saben perfectamente que se encuentran en el sótano del teatro y ocurre lo inevitable, eso que hacen los buenos actores: Jugar.

Un filósofo alemán de enorme bigotón escribió de buena mañana que dentro de cada persona hay un niño escondido que quiere jugar. Ese es el motivo, la razón filosófica que explica la inmediata conexión de las protagonistas que pisan escenario y el patio de butacas. Una corriente inevitable entre quienes juegan y aquellos espectadores que arden en deseos de hacerlo hasta que, cuando menos se lo esperan: Luz de sala y a bailar con una vuelta, navegar sobre las olas del mar y cantar esa canción que pone el mundo del verrés.

Toda la función gira en torno a la idea de mostrar el mundo del teatro a partir de dos vertientes. La primera es una intención explícita y razonada para clarificar la realidad que gira alrededor del mundo de las artes escénicas, desde cuestiones prácticas como la función del apuntador hasta una nutritiva muestra de la historia del teatro, sin olvidar el consejo sobre lo saludable de la lectura, y todo un muestrario de supersticiones para la vestimenta o esas palabras prohibidísimas. Leyes ancestrales que deben cumplirse a rajatabla si no quieres que en el cajón de la taquilla crezcan las telarañas. Estos acontecimientos factuales siempre derivan en el vértigo de la acción, la realidad objetiva se deja a un lado y comienza la construcción de su representación escénica hasta alcanzar el tan deseado sentido dramático que olvida cualquier moralidad para presentar un universo que no necesita explicación racional y así, palabras, gestos y silencios se convierten en delicioso divertimento, hondonada de carcajadas y, ustedes me disculparán, en pirueta cultural.

De todas las referencias explícitas que el texto contiene me voy a detener en tres que definen la esencia de esta función y por extensión del teatro. Cuando Oscar Wilde escribió «La importancia de llamarse Ernesto» puso el foco en la libertad para elegir quien quieres ser. La pluma de Moliere siempre afilada para arremeter con las convecciones sociales de su época escribió el «Enfermo imaginario» como el representante de quienes atados al dolor y al miedo son prisioneros de sí mismo. Nuestras dos protagonistas están a punto de elegir lo que quieren ser con la libertad de quienes han guardado el miedo en un bolsillo. Y así de dispuestas llega la prueba crucial, cuando las palabras de Shakespeare flotan en un aire que cambia de densidad mostrando su extraño poder. Ese es mi momento preferido. Julieta suspira en el balcón mientras Romeo camina bajo la luna. Durante un breve segundo, mientras los versos se esparcen sobre el escenario, parece que el drama va a ganar la partida… pero en un pestañeo la réplica no llega a tiempo, el despiste despistado vence y un pescozón bien dado devuelve chanza, cachondeo y su pellizco de amor. Ese es el mejor ejemplo del trabajo de dirección de Blanca Resaco que, más allá de la buena gestión del espacio y los movimientos, ha encontrado el ritmo perfecto para que la pausada premisa intelectual de paso a una acción trepidante, que siempre se detiene en una postal, una imagen fija, una foto en la que Martina y Jimena entre sonrisas, reojos y dudas enamoran definitivamente al patio de butacas.

Las actrices Silvia García Sierra y Blanca Laínez conforman un tándem tan clásico como bien ejecutado. La Jimena de Silvia García Sierra es la marisabidilla, la ley de mis opiniones y el orden de mis deseos, todo empuje y decisión. La Martina de Blanca Laínez es la donde he dejado la cabeza, representante de un universo absurdo. Parecen Carablanca y Augusto en la cuerda floja donde el equilibrio de su relación se ve zarandeado por una narración que las somete a una dura prueba de la que siempre salen airosas: Una montaña rusa de lenguajes escénicos a los que se enfrentan con brio, soltura y esa chispa de quien es capaz de manejar títeres cachiporra, ejecutar saltos mortales de baratillo, plumas de cabaret, bailar con malabares, piratas con los cien cañones de Espronceda, y ralentizar a Quevedo con la moviola prendida entre floretes.

Jimena y Martina tan solo quieren jugar y quizás todavía no lo saben, pero ‘Perdidas por el teatro’ es una declaración de amor a las artes escénicas. Lo entendí cuando llegué a la vigésimo tercera acepción de la RAE para «Perderse» “Amar mucho o con ciega pasión a alguien o algo”

 

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‘Perdidas por el teatro’

Producción: Producciones Kinser.

Dramaturgia: Esteban Villarrocha.

Dirección: Blanca Resano.

Actrices: Silvia García Sierra: Jimena. Blanca Lainez: Martina

Ayudante de dirección: Jonathan Carrillo

Ayudante de producción: Irenne Joven

Diseño de iluminación: Alfonso Félez y Julio Sebastián

Diseño de espacio escénico: Manolo Pellicer

Diseño de vestuario y atrezzo: Lucía Igual

Arreglos y confección: Esther Martín

Letrista canción: Joaquín García

Grabación audiovisual y voces en off: Ideosound Pro

Diseño gráfico y rrss: Sonia Celihueta

 

Teatro Arbolé 7 de septiembre de 2023



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18 agosto 2023

Un mundo feliz


 

Un mundo feliz a 111 Kilómetros de casa

La carretera A-1202 se endereza con la extraña sensación de abandonar la provincia de Huesca para reingresar a la de Zaragoza. Al poco el casco urbano de Santa Eulalia de Gállego se queda a la derecha mientras el cauce del río se adivina al fondo. Justo antes de abandonar el pueblo y triangulando su posición geográfica con la ermita de Santa Quiteria y los Mallos de Agüero, se advierte un paralelepípedo negro que transforma el Corral de García en un centro de creación creativa dirigido por Jesús Arbués que, “más allá de romanticismo de situar un espacio escénico en una población tan pequeña”, nació en 2019 con “la intención política para generar economía y difundir el acceso a la cultura para gente que vive en los pueblos pequeños”. El sábado 12 de agosto la platea presentó un lleno de campanillas para recibir a la compañía Teatro Che y Moche y su nuevo espectáculo «Después de El Funeral siempre llega…Un día feliz».

Enrique Vicién en la revista cultural El Eco de los Libres sitúa este nuevo espectáculo como la continuación de las más de 1.000 representaciones de «El funeral» El título de la pieza de Vicién resume perfectamente el espíritu de la nueva función: “Humor y memoria para hacer frente a la barbarie.” y recuerda que los dos pilares fundamentales sobre los que se construye el espectáculo son musical y literario.

El entramado teatral es el caparazón que acoge un concierto de un estilo musical que el periodista Luis Lles bautizó como “zingarozana” o una mezcla de música zíngara realizada por zaragozanos que ya es marca de la casa. Un repertorio con todos los ingredientes para que las melodías envuelvan al público en un ambiente alegre y vital, donde las voces maridan con el tintineo de los dedos saltimbanquis de Teresa Polyvka jugando con el violín, la energía de Joaquín Murillo con los saxos, el colchón de acordes en la guitarra de Kike Lera, y la fiabilidad en las percusiones de Sergio Domínguez con la máquina del ritmo a pleno rendimiento. La brillante ejecución musical garantiza la fiesta a la que el público se suma con la alegría de dar palmas. La exuberancia festiva se compensa con momentos más ceremoniales y nostálgicos en los que todo el peso musical recae en la capacidad evocadora del violín. Situaciones donde la presencia simbólica de la muerte sustituye al jolgorio y destila el valor nutritivo del humor negro. Una interesante tensión dramática donde la tragedia transita por una iluminación y un maquillaje que abonan una realidad mágica para situar a los protagonistas más allá de la muerte y reivindicar una continuidad temporal que no terminé de comprender.

El segundo pilar de la función es una dramaturgia emparentada con la novela «Todo está iluminado» del escritor de raíces ucranianas Jonathan Safran Foer que, en palabras de Martínez de Pisón, abre el armario familiar para encontrar humor, realismo mágico y una pizca de sentimiento trágico de la Historia. Materiales literarios que se trasladan con eficacia a un lenguaje dramático en un ejercicio de memoria para descubrir las tragedias de los ucranianos a lo largo de la historia, y transmitir la idea de un autoritarismo que viaja en el tiempo: Bolchevique en el año 1922, nazi en 1942 y nacionalista ruso en la actualidad. Tres capsulas temporales para subrayar el mismo proyecto reaccionario: Perseguir al artista que no se acomode a los moldes culturales y políticos implantados por un poder que, con capacidad para cambiar los pasaportes de las gentes que permanecen durante generaciones en el mismo lugar geográfico, es incapaz de permitir un mundo más allá de sus estrechas coordenadas.

Este interesante planteamiento se debilita cuando la dramaturgia cae en la tentación de utilizar el pobre recurso de repetir el esquema narrativo que nos cuenta el origen de los protagonistas y así, olvidando la máxima del historiador Julián Casanova: “La historia rima, pero no sé repite”, diluye la potencia de unos personajes perfectamente construidos con anterioridad. La afirmación académica nos ayuda a comprender la importancia de dotar a cada periodo histórico por el que pasa la función de un marco narrativo diferente que vaya más allá de las interesantes variaciones musicales y someros cambios en el atrezo.

La peripecia, los personajes y las situaciones históricas se merecen ir un paso más allá de las herramientas del happening y su propósito de alejarse del texto fijado de antemano para huir explícitamente del propósito de contar una historia y así, modificar la narración básica que se repite para conectar los golpes de humor con todo el devenir trágico y fortalecer la excelente construcción de los personajes para que la trama gane en fortaleza. Aprovechar al máximo el excelente trabajo actoral con el recurso de manipular el lenguaje de un idioma inventado, en el que las palabras se relacionan con la musicalidad de los sonidos hasta conseguir un delicioso muestrario gestual de intenciones y actitudes que expresan perfectamente la personalidad de los personajes y los mensajes que quieren transmitir.

La vuelta a la ciudad fue tan especial como la intención de los comediantes: Pararse al borde de la noche y disfrutar de la querencia de Las Perseidas para convertir lo más negro del cielo estrellado en un espectáculo.

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«Después de El Funeral siempre llega…Un día feliz»

Producción: TEATRO CHE Y MOCHE

Dramaturgia: JOAQUÍN MURILLO

Dirección musical y arreglos: TERESA POLYVKA

Dirección artística y puesta en escena: JOAQUÍN MURILLO

REPARTO: TEREZA POLYVKA, JOAQUIN MURILLO, KIKE LERA y SERGIO DOMÍNGUEZ.

 

Espacio escénico: ÓSCAR SANMARTÍN

Diseño iluminación/dirección técnica: TATOÑO PERALES

Vestuario: ANA SAN AGUSTÍN

Realización escenografía: JESÚS SANCHO Y CARLOS TRÍAS

Realización vídeo: VÍCTOR IZQUIERDO / BARBECHO PRODUCTIONS

Diseño gráfico: ÓSCAR SANMARTÍN

Técnico de sonido/Técnico de iluminación: DIEGO VICÉN/ÓSKAR ÚBEDA

Ayudante de producción: SAÚL BLASCO

Asesoría y coordinación musicológica: VICTOR REBULLIDA

Distribución/producción: RAQUEL ANADÓN

Ayudante de producción: MARIAN PUEO


Sábado 12 de agosto. Corral de García de Santa Eulalia del Gállego

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04 agosto 2023

Todas las hembras que habito

 

He venido a jugar

Amparo Nogués escribía en su muro de Facebook que «Todas las hembras que habito» era un proyecto personal, un canto de esperanza para un muestrario de mujeres que, más allá de su cercanía o lejanía, todas le habían marcado la vida. Ese es el punto de partida de esta lección magistral sobre la esencia de cómo se alcanza el equilibrio cuando viajas en un montaña rusa de lenguajes narrativos como la expresión corporal, una deliciosa manera de cantar, fluidez en las coreografías, y la clarividencia para dejar el espacio y el ritmo que necesitan todas y cada una de las palabras que vibran en sus cuerdas vocales.

Todo lo que ocurre en el escenario está al servicio de la representación teatral. Lo fundamental es la presencia de la actriz y la claridad con la que cambia de registro mediante pequeñas modificaciones que generan potentes (sobre)saltos emocionales. A veces el protagonismo se centra en un vestido, una pañoleta o un abrigo; y otras en la manipulación de los elementos de Atrezo que cobran vida para enriquecer la estética del relato. En todos los casos el texto tiene especial relevancia porque, más allá del mensaje explícito que transmite, la modulación en la forma de expresarlo termina por ser fascinante, sobre todo cuando en medio de la ligereza cotidiana se cuela una pincelada dramática que, sin grandes cambios en el tono de la interpretación, van dejando huellas de reflexión que no necesitan acudir a un aparatoso cambio de registro, al menos hasta que la dramaturgia lo considera necesario y entonces se produce un salto entre las ensoñación infantiles que aterrizan en la aridez de la vida cuando se pone seria. Un cambio tan abisal solo precisa de un pequeño detalle en la iluminación, porque el cuerpo y la voz de la actriz se hacen cargo de todo el peso de la transformación mediante la solemne naturalidad de quien es capaz de alcanzar el nivel dramático justo y necesario, ni un milímetro más allá. Por eso es fascinante observar como la actriz cambia de personaje y sin embargo el personaje parece que siempre permanece en ella. La transformación está ahí, delante de nuestras narices, pero no la vemos, en realidad la sentimos porque cambia la energía, el tono de la voz y la fuerza de la gravedad. Aparecen movimientos y equilibrios nuevos, todo está ahí, al alcance de nuestra mirada. Son las herramientas propias que van mucho más allá de la simple imitación, y aunque gestos, sonrisas y mímica se construyen mediante los estándares que todos conocemos de la interpretación, y sin embargo el trabajo de Amparo. Nogués es brillante porque trastea con todos esos materiales desde la alquimia más profunda de su profesión con un solo objetivo: Conectar la peripecia de la narración con el corazón de los espectadores y ahí salta la chispa del mejor teatro.

Por eso, aunque formalmente asistimos a una magnífica representación de un catálogo de energía femenina, la propia construcción del texto es una profunda e interesante defensa de todos aquellos que se suben a un escenario. Es cierto que el relato tiene la apariencia formal de una historia circular que comienza en un punto determinado de la vida, se da un garbeo espacio-temporal y justo cuando parece que va a regresar el punto de inicio..., «Todas las hembras que habito» tiene un giro inesperado para subrayar que, más allá del contrato entre el espectador que acepta el juego de la ficción y los actores que la muestren como si fuera verdad, lo realmente importante es que todos sepamos que la energía de la que se alimenta la brillante interpretación de Amparo Nogués se resume en una sola frase: "He venido a jugar"

 

'Todas las hembras en las que habito'

Interpretación, textos y músicas originales Amparo Nogués.

Arreglos musicales y grabación Nana-tango-rumba: Toño Giménez, David Celorrio, Amparo Nogués, Loreto Ferrer, Art Lab, Justo Bagueste.

Bossa nova: Faustino Cortés, María Pérez y Amparo Nogués.

Canción Infantil: Faustino Cortés, Amparo Nogués.

Base de Rap: Manuel Palomares.

Letra del Rap: Ayla Quintos y Amparo Nogués.

Apoyo vocal: María Confussion.

Dirección del clown: Caroline Dream.

Dirección piezas sueltas: Carmen Córdova, Arantxa Azagra, Amparo Nogués.

Asesoría en movimiento Carmen Nogués.

Cartelería Nacho Ferrer.

Iluminación y sonido Ester Gascón.

Vestuario Raquel Poblador, taller de obsidiana

 

3 de agosto de 2022. Centro Joaquín Roncal CAI




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12 julio 2023

Mil Atardeceres


 La literatura vence al teatro

`Mil Amaneceres’ nos invita a viajar hasta la primera mitad del siglo XVII cuando Felipe IV y su valido el Conde-Duque de Olivares remataron una crisis económica en la que reinaban hambre y carestía. La mentalidad de la época despreciaba el trabajo manual, atendía a los valores nobiliarios del honor y la dignidad por encima de todo, y los arquetipos sociales se movían entre el hidalgo de verlas venir, un clero de andorga y el pícaro de buscarse la vida a salto de mata.

El texto de José Luís Alonso de Santos tiene la virtud de añadir a la autobiografía tradicional del pícaro, algunos pasajes que recuerdan el viaje del héroe cinematográfico, gracias a la incorporación del meta teatro y poemas jocosos que enriquecen la vertiente literaria de la historia. La peripecia es la de una pareja de amigos y, precisamente porque uno de ellos está de cuerpo presente,, lo que debería ser un ñaque con dos actores se convierte en una representación bululú en la que un solo interprete se hace cargo de todos los personajes.

El inicio de la función recuerda al preámbulo de ‘Cantando bajo la lluvia’ cuando la estrella del cine mudo Don Lockwood empieza a contar su vida de artista siempre en compañía de su amigo Cosmo Brown. En la película la narración arrnaca oral de los pero  muy pronto se convierte en una sucesión de secuencias en las que priman la ironía y el desarrollo visual de los acontecimientos. ‘Mil Amaneceres’ también utiliza ese mecanismo pero con un resultado dispar.

La escenografía determina el desarrollo de la función dividiendo en dos partes el espacio escénico. Un estrado ocupa la parte central dejando libre el proscenio, es ahí donde transcurre la primera parte de la función, con un marcado acento narrativo para relatar hechos y emociones. La palabra nos muestra la fábula con una dramaturgia muy básica en la que los cambios de personajes, atorados por tanta descripción, están lastrados por una dinámica simple que resta credibilidad a ese ir y venir de una voz a otra donde destaca ese detenerse en un curilla estático que hace puñetas bajo una luz cenital.

La aparición de un misal provoca un cambio espacial para que los acontecimientos se concentren un poco más en lo alto del estrado. La modificación es sustantiva porque la acción dramática gana algunos enteros y todo resulta un poco más interesante gracias a la manipulación del atrezo con repercusiones narrativas, de manera que los personajes están más presentes. Esta pequeña mejoría no alcanza su plenitud porque la narración sigue muy presente y así, con una teatralidad achicada a lo largo de toda la función, pasajes con un alto potencial humorístico se quedan a medio camino. Sirvan de ejemplo el altercado con el remo o la sinfonía del badajo que, una vez desvelado el giro final por la narración oral, su teatralidad pierde eficacia diluyendo la posibilidad de la carcajada provocada por la sorpresa del efecto sonoro y visual.

El buen manejo de Juan Alberto López con la dicción no es suficiente para construir unos personajes que necesitan sostenerse sobre perfiles con mucha mayor precisión, cambios dinámicos que espanten cierta sensación de estática pesadez y vayan mucho más allá de una leve cojera, el deambular monótono y una gestualidad previsible y esquemática. Ese texto literario reclama mucho más teatro.

Al terminar la función, buena parte del público se puso en pie para dedicarle una larga ovación.

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Compañía: Teatro del Temple. Producción: María López Insausti. Autor: José Luís Alonso de Santos. Dirección: Carlos Martín. Reparto: Juan Alberto López. Ayudante de dirección: Alfonso Plou. Música: Gonzalo Alonso. Espacio escénico: Oscar Sanmartín. Vídeo: Víctor Izquierdo / Barbecho Producciones. Iluminación: Tatoño Perales. Vestuario: Ana Sanagustín. Fotografía: Toni Galán. Cartel e imágenes proyección: Óscar Sanmartín. Diseño gráfico  Línea Diseño. Construcción escenografía: Ibón Baquero. Equipo de producción Pilar Mayor y Pilara Pinilla

Miércoles 28 de Junio de 2023. Teatro de las Esquinas

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