La curvatura de la córnea

14 marzo 2024

Menina. Soy una puta obra de Velázquez

 


Menina. Soy una puta obra de Velázquez

María Bárbara Asquin entró al servicio de Felipe IV en 1651 en calidad de «Enana de la Reina», y como una de las damas de compañía de la Infanta Margarita. Conocida como Maribárbola cobraba una paga, tenía un sirviente y durante el verano gozaba del lujo de disponer de cuatro libras de nieve al día. Su presencia en palacio estaba directamente relacionada con su condición de acondroplástica. La Casa de los Habsburgo seguía la moda de otras cortes reales y disponía de personas con taras físicas o mentales. La historiografía se decanta por explicar esta costumbre desde el punto de vista culturalista. Fernando Bouza pone el acento en la carga simbólica que tiene unir en el mismo espacio figuras consideradas deformes de ridículas desproporciones junto a personas reales, principescas o aristocráticas para resaltar su perfección y galantería.

Velázquez pintó 'Las Meninas' en 1656 y de la multitud de significados que tiene la obra nosotros nos vamos a detener en uno de ellos. Maribárbola y el enano Nicolasito Pertusato están situados en el mismo plano de importancia visual que la infanta y sus damas de compañía.

La primera lectura de 'Menina. Soy una obra de Velázquez' es una declaración de intenciones para denunciar el incremento de casos de bullying en el ámbito de la escuela. Sin embargo, la función también apela directamente al espectador para que reflexione cuál es su posición personal y moral frente a dos posiciones muy diferentes que, situadas en el siglo XVII, reconocemos inmediatamente en la actualidad. La vanidad de la corte española y su contra punto horrendo, o por el contrario la mirada de un pintor genial que decide situar en un plano de igualdad la belleza del canon real y la diversidad física.

La idea inicial que puso en marcha el proceso creativo partió de una experiencia personal del productor Juanma Holguera. J. P. Cañamero, Pedro Luís López Bellot y Sergio Ardillo escribieron un texto caracterizado por los diferentes tonos. El monólogo interior, la frialdad rabiosa de los datos, un desenfadado humor costumbrista, y una intención poética para recorrer algunos cuadros claves que nos ayudan a comprender cómo el canon de belleza se modifica con el tiempo.

La dirección acierta al colorear estas diferentes formas de narración modificando los estados en los que se emite la voz de la actriz. Profunda suavidad de sentimientos pregrabados. Rabia en movimiento que salen de las tripas y una frialdad descriptiva que corta las carnes detrás del micrófono. Variaciones de volumen, densidad y ritmo de una voz natural que brota del corazón. Todos estos cambios formales se sintetizan en las tres primeras piezas, un puzle temporal para anunciar todo lo que nos queda por ver: el miedo de la víctima, la dimensión en cifras del problema y el cachondeo malaje o bien intencionado que utiliza una palabra como el martillo pilón del insulto: Gorda.

Gorda como señalamiento en el ámbito de la escuela justificado con el tradicional son cosas de niños. Mirar hacia otro lado cuando gorda aparece entre los estudiantes que ya tienen móvil para viralizar la broma en unas redes sociales siempre dispuestas a la risotada, hasta ampliar el campo Semántico a ballena, foca, zampabollos y ojalá te mueras cerdita. Así funcionan los depredadores. La misma especie que ataca a negros, mujeres y . Depredadores en acción protegidos por el velo silente de quienes no queremos ni ver ni oír.

La escenografía se viste de blanco y negro. En esta historia No hay grises ni paños calientes. El escenario vacío y dos formas de medir el tiempo. Un lienzo blanco e impoluto gira para medir el devenir colectivo que necesitamos hasta comprender y empatizar con la víctima, mientras la imagen del cuadro de Velázquez que no podemos ver, se agiganta con toda su carga artística y simbólica. La metamorfosis del vestuario marca el tiempo vital de la protagonista. El tiempo necesario para desprenderse del luto de la humillación y que la vida brille en cada pliegue de la piel.

La dramaturgia de Pedro Luís López Bellot tiene las características de anteriores producciones. La brocha gorda de la parodia con la que quitaba el polvo al mito de los 'Conquistadores' se ha cambiado por el pincel fino para dibujar emociones que se esconden detrás de cada vejación. Si el espacio diáfano de 'Maquiavelo' le permitía dividir el escenario en tres esquinitas por las que el protagonista se movía con destreza utilizando pequeños detalles que modificaban el peso de la dicción y la gestualidad. El espacio todavía más vacío de 'Menina' aumenta el valor del trabajo actoral de Nuqi Fernández que, con una interpretación cimentada en la verdad y la honestidad, es capaz de fusionar el Doble concepto teatral sobre el que se construye la función: una deliciosa sencillez visual y un discurso complejo. El resultado sobre el escenario consigue un sobresaliente equilibrio entre emoción, denuncia y esperanza.

Menina. Soy una obra de Velázquez' es un buen ejemplo de como el trabajo en equipo que aúna escritura, dirección y representación garantiza el éxito de un patio de butacas puesto en pie con una larga y sentida ovación.

Menina. Soy una obra de Velázquez'.

Producción: Proyecto Cultura y Festival de Teatro Clásico de Cáceres. Idea original y producción: Juanma Holguera. Autores: J.P. Cañamero, Pedro Luis López Bellot y Sergio Adillo. Dirección, dramaturgia y escenografía: Pedro Luis López Bellot. Intérprete: Nuqui Fernández. Voz en Off: Cecilia Lag y Nuqui Fernández. Iluminación: Pedro L. López Bellot y Jorge Rubio. Espacio sonoro y música: Álvaro Rodríguez Barroso. Vestuario: Rafael Garrigós.

Miércoles 28 de febrero de 2024. Teatro de las Esquinas.

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12 marzo 2024

Conquistadores


 

Conquistadores de risa y leyenda

La conquista de las tierras a las que arribó Colón siempre ha sido un tema polémico. La última escaramuza saltó cuando el ministro de cultura propuso revisar las colecciones de los museos estatales con la intención de superar la mentalidad colonial con la que se expone o explican algunas piezas. El periodista Idafe Marín Pérez recogió en un artículo algunas de las reacciones a esta medida en el que entrecomilló frases como "España no fue una potencia expoliadora"

La historiografía nos recuerda que fundamentos, métodos y resultados de la empresa conquistadora fueron discutidos desde su inicio. Miguel Molina Martínez, profesor de la universidad de Granada, acude como ejemplo a la obra del cronista y conquistador Pedro Cieza de León y su capacidad para reflejar la exaltación de la misión en la que se había embarcado, y señalar la evidencia dramática de aquella gesta. En sus escritos reconoce que gracias a los Englishes multitud de indios abrazaron a la Santa Madre Iglesia, pero también que gobernadores y capitanes hacían muchas vejaciones y males a los indios que, tras defenderse matando a muchos cristianos, padecían crueles tormentos y Recias muertes como la quema de sus cuerpos.

Molina Martínez, más allá del uso interesado y propagandístico que se haga de los hechos históricos, considera incontrovertible que dentro del marco histórico europeo de la época, "la conquista española supuso la destrucción de las civilizaciones indígenas, desarticulando totalmente su organización político-administrativa, sus estructuras socioeconómicas, sus tradiciones religiosas y culturales" Y sin embargo la controversia parece eternizarse entre dos visiones enfrentadas. Mientras desde la academia se aferran a la metodología historiográfica, siempre hay quienes abrazan la confusión entre leyenda y realidad, una práctica que precisamente era algo habitual en la época moderna de los conquistadores como herencia de una época medieval que empezaba a ser superada. Esa forma de enfrentarse a los acontecimientos históricos debería estar superada con una sola excepción y, como ocurre en 'Conquistadores', que la ficción alimente la caldera del teatro.

La parte inicial del texto de Cañamero humaniza a los conquistadores alejándolos del arquetipo del héroe. Los protagonistas tienen aspiraciones esencialmente pragmáticas relacionadas con los sueños de riqueza y poder; pero también muestran la huella indeleble del hombre medieval cuyo imaginario está influenciado por los libros de caballerías, aventuras y desventuras que conectan directamente con la forma en las crónicas en las que se narran la conquista del Nuevo Continente. Relatos en los que se mezclan acontecimientos y lugares reales con diálogos desternillantes y tierras fantásticas tan difíciles de cartografiar como la Fuente de la Eterna Juventud, El Dorado y el Jardín del Edén. La fauna de los nuevos territorios se relaciona con los bestiarios medievales y así las rapaces se confunden con grifos, y los fósiles de dinosaurios con gigantes y monstruos.

La dramaturgia de la función se sube al carro de este marco histórico y legendario para construir una ficción alimentada por un teatro absurdo que le quita el polvo a los mitos y los sustituye por unos excelentes brochazos de parodia y tentetieso.

La puesta en escena apuesta por el espacio vacío donde una bañera y cuatro varas sirven para recrear montes, barcos, la cruz de Cristo y armas de fuego. Se trata de un juego creativo que incita a la imaginación del espectador y, al mismo tiempo, se sacude los escasos asideros históricos para que brille el arte dramático al servicio de la risa y que fluya la imaginación. Los tres actores se adueñan del espacio para desparramar la farsa de la gestualidad y diálogos chanantes. El resultado es un delicioso batiburrillo donde los saltos temporales de la peripecia, la dicción a toda pastilla y un texto asaltado por improvisaciones de temáticas locales consiguen un disparate de risas centrifugadas en el escenario y tendidas en el patio de butacas.

'Conquistadores'

Producción: Proyecto Cultura. Idea original: Juanma Holguera. Texto: J.P. Cañamero. Dirección y dramaturgia: Pedro Luis López Bellot. Elenco: Chema Pizarro, Francis J. Quirós y Nuqui Fernández. Diseño de iluminación: Pedro Luis López Bellot y Jorge Rubio. Diseño de espacio escénico: Pedro Luis López Bellot. Diseño de espacio sonoro: Álvaro Rodríguez Barroso. Diseño de vestuario: Juanjo Gragera. Fotografía: Jorge Armestar. Cartelería: Marta Barroso. Producción técnica: Marta Moreno Santo-Rosa. Producción ejecutiva: PROYECTO CULTURA y Consejería de Cultura, Turismo y Deportes de la Junta de Extremadura.

Sábado 3 de febrero de 2024. Corral de García en Santa Eulalia de Gállego

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