Este afán
por escribir desde la ignorancia
me
sobreviene casi a diario
mientras
observo como el agua sucia
desparece en
un tifón
La escritura
se hace fuerte
en el
frontón de mi cabeza
donde las
palabras rebotan hasta el 6
y hacen todo
lo opuesto a un poema:
Escribo cada
día justo y sostenible
como acto de
rendición.
Cuento sílabas
con los mismos dedos
que sueñan
golpear la piel de un djembé.
Rebozo imágenes
en harina vieja.
Despilfarro
de los recuerdos.
Avanzo línea
a línea.
Fracaso
desde el principio hasta el verso final.
Etiquetas: poema