Voces del alma: Susana Martínez amasa teatro y poesía
Las persianas de la Sala El Extintor se abrieron cuando el
cierzo amainó y dejó islas de verano en la calle de Las Armas. La compañía Seis
de Trébol presentaba el espectáculo “Voces del Alma” en torno a la poesía, una Idea original
e interpretada por Susana Martínez,
con la dirección de Nashaat Conde Cid,
y la selección musical de Daniel Canelo Soria. Les confieso que
asistí a la función sin averiguar los nombres de los autores que conformaban los
textos y creo que fue una excelente decisión para percibir sin complejos
previos toda la pureza de quien pretende unir poesía y teatro, dos formas tan
diferentes de concebir la comunicación.
El teatro es la representación de la vida que cuenta con el
lenguaje del autor y el trabajo del actor como mecanismos para poner en
contacto texto y público. La poesía es la vida destilada en el lenguaje y, como no podemos abordar nada fuera del lenguaje, tanto el
teatro como la poesía son unos caminos excepcionales para ver el mundo a través
de sus representaciones. Sin embargo la dificultad de unirlos en un espectáculo
radica en elegir la alquimia que permita fusionar la verdad poética y teatral.
En el teatro, antes que la
verdad, es mucho más importante su representación y los mecanismos necesarios
para llevarla a cabo. Sin embargo en la poesía todo debe ser verdad porque la
comunicación va directamente del poeta al corazón o las tripas del lector, es
una representación única, privada y exclusiva. Es cierto que muchas veces los
poetas convierten sus textos en lecturas y recitados que, ¡válgame dios!,
suelen resultar un fiasco porque incorporan elementos teatrales muy alejados de
las virtudes de los poetas.
“Voces del alma” alcanza un
brillante grado de síntesis a la hora de aunar teatro y poesía. La dramaturgia
del espectáculo es muy sencilla, pequeñas acciones que dan base terrenal a los
textos, que los anclan al ladito de una malea, un teléfono o una cinta en el
pelo. Una pausada ocupación del espacio y los brazos de Susana Martínez. La
poesía se emite desde los ojos de la actriz, una caja de ritmos capaz de
modular una amplia gama de sentimientos que van desde la felicidad de sentirse
enamorada a la pena que añora el mar.
El gran mérito del espectáculo,
más allá de una excelente selección musical que se ahorma perfectamente a los
textos, es como Susana Martínez nos muestra sus excelentes hechuras en el manejo
de los resortes teatrales de la mirada y el gesto y, a la vez, permitir que la
esencia poética se haga presente a través de su voz: Una perfecta dicción en la
que cada frase, cada palabra encuentra su dimensión precisa, no hay rastro de
afectación o engolamiento, la voz de la actriz son ecos de verdad que emocionan
gracias a su potente carga de sinceridad.
El programa on line de “Voces del
alma” dice que este espectáculo te cambiará el concepto de poesía. Es muy
posible que eso ocurra con una parte del público, en mi caso, significó la
confirmación de lo que siempre pensé sobre como deberíamos percibir la poesía.
Pero claro, una cosa es llegar hasta la poesía a través de nuestros
rudimentarios elementos como lectores y otra muy diferente que una actriz en
estado de gracia nos regale toda su capacidad de representación.
Van diciendo por ahí que “Voces
del alma” regresará al circuito de teatro alternativo de Zaragoza en próximas
fechas, así que anden pendientes de su reposición y no se la pierdan.
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