Demetrio Aldous (II)
Husmeaba en el buzón de correos las cartas hipotecarias cuando vi a Cecilia al otro lado de los cristales de la puerta de la calle. Estaba desencajada. El corazón me dio una voltereta. Nunca la había visto así, siempre tan encantadora, con la sonrisa adecuada, la palabra justa, simpática y amable en todo momento.
Los chillidos no eran estruendosos y se quedaban ahogados en la comisura de los labios dejándole una figura grotesca porque la gesticulación no correspondía al escaso volumen de su reclamo que se quedaba prácticamente inaudible. La mano derecha golpeaba la puerta y en la izquierda blandía una hoja de papel.
Cuando llegué a la altura de la puerta, justo antes de abrirla, dejo de gritar. La sombra de la seriedad conquistó su rostro. «Demetrio se ha ido»
Nos sentamos en el poyete exterior y estuvimos callados un buen rato.
— No vas a leer la nota. — Me dijo Cecilia.
— No hace falta.
— Explica porque se ha ido.
— Se ha ido porque desde que lo conozco no le he hecho ni puto caso. ¿Te acuerdas del día que me llamó a la playa?
—No, no sabía que te había llamado.
— Me llamó a Gandia muy alborotado porque había empezado a flotar en el aire ¿y que hice yo? Además de no hacerle ni caso, me descojoné y estuve más borde que un mono cabreado. Y para más coña me invento el relato “Cena de cumpleaños”
— Ya te dije que le gustaba salir en tus relatos. Además tampoco has escrito demasiados textos con Demetrio como protagonista. Déjame pensar… “La fila”, “Mezclar Cajones”, “La Senda Vilas”, “La Senda Vilas II”, “Voyeur”, “Incapaz” y “Complementos”
— Eso da igual ahora. El caso es que Demetrio se ha ido porque me he comportado como un garrulo…
— Pero Javi —me cortó Cecilia— él no tenía derecho a contarte su pasado y además esperar que lo creyeras, ¿a quien se le ocurre ir diciendo por ahí que eres el personaje de una novela?
— A ti te lo dijo.
— A mi me lo dijo porque le quería. Vamos, que le quiero. Javi, le quiero con locura.
— ¿Y a mí? ¿Por qué me lo dijo a mí?
— ¿Recuerdas dónde os conocisteis?
— En el Café Laurel. Andaba agobiado con el número cero del fanzine Linotipia. No encontraba nadie para escribir un cuento y me parecía bastante absurdo intentar editar una revista y que todos los textos fueran míos. Fue él quien se acercó a preguntarme…
— ¿Sabes por qué lo hizo? — Me quedé mudo. — Porque llevabas una foto de Gabriel García Márquez serigrafiada en tu camiseta. Nunca te lo confesó pero Gabo fue el autor que lo ideó. Apareció en la novela…
Le cerré la boca con la suavidad del dedo índice y me caí del guindo. ¿Cómo se me había pasado tan asombrosa coincidencia?
¿Continuará?
Los chillidos no eran estruendosos y se quedaban ahogados en la comisura de los labios dejándole una figura grotesca porque la gesticulación no correspondía al escaso volumen de su reclamo que se quedaba prácticamente inaudible. La mano derecha golpeaba la puerta y en la izquierda blandía una hoja de papel.
Cuando llegué a la altura de la puerta, justo antes de abrirla, dejo de gritar. La sombra de la seriedad conquistó su rostro. «Demetrio se ha ido»
Nos sentamos en el poyete exterior y estuvimos callados un buen rato.
— No vas a leer la nota. — Me dijo Cecilia.
— No hace falta.
— Explica porque se ha ido.
— Se ha ido porque desde que lo conozco no le he hecho ni puto caso. ¿Te acuerdas del día que me llamó a la playa?
—No, no sabía que te había llamado.
— Me llamó a Gandia muy alborotado porque había empezado a flotar en el aire ¿y que hice yo? Además de no hacerle ni caso, me descojoné y estuve más borde que un mono cabreado. Y para más coña me invento el relato “Cena de cumpleaños”
— Ya te dije que le gustaba salir en tus relatos. Además tampoco has escrito demasiados textos con Demetrio como protagonista. Déjame pensar… “La fila”, “Mezclar Cajones”, “La Senda Vilas”, “La Senda Vilas II”, “Voyeur”, “Incapaz” y “Complementos”
— Eso da igual ahora. El caso es que Demetrio se ha ido porque me he comportado como un garrulo…
— Pero Javi —me cortó Cecilia— él no tenía derecho a contarte su pasado y además esperar que lo creyeras, ¿a quien se le ocurre ir diciendo por ahí que eres el personaje de una novela?
— A ti te lo dijo.
— A mi me lo dijo porque le quería. Vamos, que le quiero. Javi, le quiero con locura.
— ¿Y a mí? ¿Por qué me lo dijo a mí?
— ¿Recuerdas dónde os conocisteis?
— En el Café Laurel. Andaba agobiado con el número cero del fanzine Linotipia. No encontraba nadie para escribir un cuento y me parecía bastante absurdo intentar editar una revista y que todos los textos fueran míos. Fue él quien se acercó a preguntarme…
— ¿Sabes por qué lo hizo? — Me quedé mudo. — Porque llevabas una foto de Gabriel García Márquez serigrafiada en tu camiseta. Nunca te lo confesó pero Gabo fue el autor que lo ideó. Apareció en la novela…
Le cerré la boca con la suavidad del dedo índice y me caí del guindo. ¿Cómo se me había pasado tan asombrosa coincidencia?
¿Continuará?
Etiquetas: Relato
9 Comments:
Yo no tengo duda, Javier
Esta historia va a continuar. La idea de pasear por estas calles y poderme cruzar con Demetrio es algo que me gusta, y mucho...
y las coincidencias... vaya semanita llevamos, jajjaja
Un abrazo Javier
Espero que continue.
Fue gratopoder leer tus letras y perderme un poco en ellas.
Un beso de brisa.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
HOla Paula.
Va a continuar, ya tengo el siguiente paso ne la cabeza.
Un abrazo.
Hola mEy y bienvenida.
Gracias por el piropo y espero que tras perderte vuelvas a esta bitácora muchas más veces.
Ha llegado la brisa y con ella tu beso.
Demetrio una vez más, que gusto. Espero que continues contando qué pasa con él. Un beso.
Pasear por tu ciudad y cruzarse con Demetrio...Es para invitarle a cenar en uno de esos sitios que tan bien describes.
Tan córnico él.
HOla Gubia.
¡¡¡Qué suerte tiene el bueno de Demetrio!!! muchos reclaman que continúe contando sus peripecias.
Un beso
Hola Detective.
¿Invita a Demetrio? eso es una buena idea pero, ¿qué pasa con el autor de esta bitácora? :-)
Publicar un comentario
<< Home