La curvatura de la córnea

14 octubre 2021

Clavícula es mucho más que una comedia de dolores

 


Fotografía de Mas Mastral


La clave de Clavícula está en el cambio de clave. Clavícula es un libro de Marta Sanz que, como nos recuerda Rodríguez Fischer, es un tratado sobre el dolor y sus ramificaciones, dolores grandes y chicos, de exploración médica y de auto prospección, dolores de mujer, de esposa, hija, amiga, trabadora y escritora. Sobre todo escritora. Porque el origen de Clavícula es un libro muy preciso a la hora de señalar los síntomas, pero absolutamente variado en cuanto al método de expresión que utiliza para hacerlo y así, Marta Sanz salta de un estilo a otro para moverse por las líneas de pentagramas tan variados como la crónica, el diario o los cuentos y que pueden ser retratos, autobiografía o un contubernio de palabras que a veces suenan raras y otras son esa palabrota gratamente sonora. Un universo formal que la editorial Anagrama resumió en la portada del libro mediante una clave de Sol.

El primer gran acierto de la compañía de teatro Le Plató dTeatro es que la adaptación de Rafael Campos consiga modificar un texto literario en clave de Sol en una dramaturgia simbolizada en clave de Fa. Un cambio de clave que entiendo como una declaración de principios que nos habla de la diferencia formal entre la obra literaria de Marta Sanz y su versión teatral.

La dramaturgia juega a mostrar el texto de la obra como si se tratase de una interpretación musical, o al menos esa fue mi percepción y así, cuando la avalancha de palabras empezó a llenar el escenario, yo las recibía como si fuesen diferentes estilos musicales, palabras como una fuga donde las voces se perseguían unas a otras, frases para componer un cuarteto de cuerda donde la melodía y sus variantes pasaban de un timbre a otro hasta componer una coda final, duetos que son conversaciones de ida y vuelta para crear tensión entre la nota tónica y la dominante, sentarse en el muelle de la bahía del soul, la emoción rota de la canción francesa o el rasgueo del heavy metal. Palabras, palabras y palabras que se trabajan como si fueran las notas escritas en un pentagrama que nos habla del dolor en clave de Fa.

Les confieso que mi primera reacción cuando los dolores empezaron a tomar el escenario fue mantener un puntito de prevención para no reírme de los males ajenos y eso se reflejó en un gesto serio, pero ya ven ustedes, como desde el patio de butacas no podía hacer eso que tanto me gusta de contarle mis propios males a quien intenta contarme pormenorizadamente sus dolores, como eso no se puede hacer si eres el público de la función, tal vez por eso, de a poquitos, como quien no quiere la cosa, todo el inventario de órganos cancerosos, vísceras necrosadas y recovecos pestilentes terminó por provocarme una deliciosa sonrisa que llegó a carcajada gracias a una enumeración de las cosas que no debería comer siguiendo criterios médicos, sociales y mediopensionistas. Fue la risa la que consiguió equilibrar todos mis males y demostrar que ir al teatro es cosa buena porque, aunque curar no cura, siempre alivia, sobre todo si la avalancha de dolores de los demás es tan apabullante que los males propios se quedan en ná.

El excelente texto de la obra se sustenta en un gran trabajo actoral de Carmen Marín, Marissa Nolla, Blanca Sánchez y Claudia Siba. Las cuatro actrices compusieron una coreografía que me recordó a las mejores interpretaciones musicales de conjunto donde la excelencia de lo individual tiene que estar siempre al servicio de la pieza musical en su conjunto. En Clavícula encontramos una dinámica parecida a una coral donde cada voz ocupa un lugar exacto y predeterminado en la partitura común para que el conjunto brille en todo su esplendor, esa es la gran virtud de esta obra que, como receta el programa de mano, es un diario de malestares que nos ayudará a asumir el desorden de nuestro cuerpo como un gran contenedor de intestinos, músculos y huesos tan complejo como ese mundo exterior que tratamos de ordenar para ser capaces de explicarnos y entendernos porque Clavícula, además de una comedia de dolores, es un espejo en el que te vas a encontrar. 



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