La curvatura de la córnea

21 junio 2025

Mea Culpa

 





La terapia de Minerva

Minerva Arbués le contó a Pedro Zapater en estas páginas que después de muchos años de actriz necesitaba encontrar una voz propia para sanar del síndrome de la impostora, ese malaje que te hace dudar de tus logros, mientras la voz de la conciencia alimenta la sensación de culpabilidad como estructura fundamental de la vida.

‘Mea culpa’ es una declaración para demostrar que el testimonio verdadero de la personalidad está relacionado con las acciones que somos capaces de hacer. Un camino por donde corre un  relente de cuñadismo machirulo con sus gotitas de la mala leche que nos aleja del ideal de una pureza absoluta. La peripecia ordena los acontecimientos entrelazando discursos narrativos. La realidad autobiográfica de la actriz está atravesada por un desfile de personajes que vaya usted a saber la proporción de ficción y subjetividad que acarrean.

El talento de Minerva Arbués para combinar las herramientas de la comedia es el pegamento que une ese aparente desbarajuste con un discurso moral. La fluidez verbal le permite desarrollar un relato que juega con las palabras, coloca los chistes con solvencia, y afina una banda sonora con capacidad cabaretera. La gestualidad desinhibida nos lleva al terreno de lo grotesco y, aunque el ritmo afloja con los audios  y la participación del público, esta pirueta artística es la terapia con la que Minerva reivindica su concepción del ser humano. El amor severo del nido familiar y la primera socialización infantil son asidero y zozobra para alcanzar la conciencia ideológica del mundo que nos rodea. Hechos y valores de los que surge el elogio sincero a la madre que nos parió, y la ironía para poner en tela de cachondeo esa nostalgia de baratillo que alimenta las esencias de una historia contemporánea de España que se cree intocable.

‘Mea culpa’

Calificación: 4 estrellas

Producción: Yolanda Blanco, Hello Yoli. Escribe e interpreta: Minerva Arbués. Dirección: Diego Peña. Música original: Miguel Ángel Laita, Vestuario y Atrezzo: Raquel Poblador. Obsidiana Atelier. Iluminación: Angel Cantizani.

Jueves 19 de Junio de 2025. Teatro del Mercado.



'Mea culpa': la terapia de Minerva


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15 junio 2025

La música

 



Magnetismo y teatralidad

El magnetismo es un fenómeno físico por el que los objetos ejercen fuerzas de atracción y repulsión. Los imanes se repelen a muerte cuando los polos son iguales, y se atraen con una fuerza inusitada si son opuestos. La teatralidad para Roland Barthes es un espesor de signos, artificios y sensaciones que aparecen en escena antes del argumento escrito. ‘La música’ une ambos conceptos.

La Zarabanda de Händel eleva el telón a ritmo solemne. En el escenario dos imanes se abrazan generando un aroma erótico de labios que se buscan y una caricia en la piel del muslo. Este primer impacto audiovisual deja paso a un texto que se hace cargo de la representación para modificar la polaridad de unos protagonistas que transitan por diferentes situaciones. Evocan el pasado, confunden la secuencia temporal de los acontecimientos, y si algunas veces se repelen en un mar de reproches, en otras ocasiones las líneas magnéticas se ordenan en torno a una idea vaga de amor, que a veces es una deliciosa pincelada sexual. No saben muy bien si guardar la cordura de una nueva amistad, o dejarse arrastrar por la pasión que casi los destruyó en el pasado.

La dirección de Magüi Mira eleva la apuesta de la teatralidad inicial mediante dos elementos básicos. El diseño geométrico de todos los desplazamientos convierte el artificio de la acción en una hipnótica coreografía que modifica el espacio en frontera, cuadrilátero de lucha y lecho de amor. La circulación de las palabras tiene la precisión obsesiva de los pequeños detalles que producen cataclismos de rabia, susurros de esperanza y una leve ironía.

Ana Duato y Darío Grandinetti completan el contraste de esta suite barroca, gracias a un delicado trabajo de orfebrería con la rítmica de una gestualidad elegante, y la tonalidad afinadísima de la dicción.

 

‘La música’

Calificación: 4 estrellas

Producción: José Velasco. Distribución: Okapi Producciones. Texto: Margarite Duras. Versión y dirección: Magüi Mira. Elenco: Ana Duato y Darío Grandinetti. Escenografía: Curt Allen y Leticia Gañán (Estudio Dedos Aaee). Iluminación: Jose Manuel Guerra. Vestuario: Gabriela Salaverri.

Jueves 12 de junio de 2025. Teatro Principal



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12 junio 2025

Mucha mierda (y buen teatro) en La Ballena



Mucha mierda (y buen teatro) en La Ballena

Javier Guzmán tuvo la deferencia de invitarme a los ensayos generales de los grupos a los que conduce y acompaña en la escuela de teatro ‘La Ballena’, y ayer disfrute del trabajo realizado de los actores de los miércoles por la tarde.

Mientras el público tomaba asiento, en el escenario ya estaban situados los actores en el espacio. Sofá, mesas y sillas invitan a pensar en el orden desordenado de un salón que se va transformar en un espacio específico para cada una de las escenas. Fue entonces cuando recordé la primera acotación en ‘La muerte de un viajante’, donde Arthur Miller detalla con precisión la distribución de la casa y pide que las acciones del presente respeten las paredes imaginarias, mientras todos los pasajes del pasado rompen con cualquier limitación arquitectónica.

Esa es la base dramática que nos proponen los alumnos de Javier, una función donde cada escena rompe el orden del espacio inicial para desarrollar una acción que termina abriendo un nuevo espacio. Tejer y destejer para trazar un viaje que se puede dividir entre la exposición de cuestiones terrenales y un rio interno donde la ficción nos recuerda que más allá de todos los acontecimientos que definen la realidad de nuestra vida, los relatos son los juegos que nos define como humanos.

El inicio nos sitúa ante uno de los principales personajes de la tragedia. Antígona  busca la justicia moral de enterrar con dignidad a su hermano Polinices frente al poder de Creonte. Beatriz Jordán y Ana Palomares abandonan la grandilocuencia a la que invita una escena de la tragedia del teatro clásico griego y sitúan la dicción y las acciones en un tono de marcado carácter doméstico y así, más allá del abuso de poder o la estrategia geopolítica, la peripecia se instala en un aire doméstico que incrementan la cercanía y la intensidad del conflicto, precisamente porque lo acercan al sufrimiento humano en el  que todos nos podemos identificar.

 ‘Muerte de un viajante’ en una estupenda radiografía sobre la decadencia de la familia y la sociedad que conforma. En este caso la escena se centra en la comunicación de un matrimonio que acarrea los vapuleos del paso del tiempo. Manuel Naudín y Mapi Villaroya construyen sus personajes desde la dificultad que supone manejar la naturalidad de lo cotidiano, cuanto más incidan en hacer menos la escena irá todavía a más.

La realidad también es la materia prima que maneja Tennessee Williams en ‘La gata sobre el tejado de zinc caliente’ pero el reto en este caso es mostrar el salto psicológico de los personajes para mostrar el conflicto interno. Ana Gracia y Fernando Pueyo cocinan un punto interesante de tensión para recorrer los diferentes estados por los que pasan sus personajes. Él con la sequedad arisca de una pista de aterrizaje para que ella vuele con solvencia entre la pasión y la rabia

Llegados a este punto la realidad empieza deslizarse, ahora el espacio ya no es doméstico. La acción transcurre en la habitación de un hotel y aunque parece un detalle menor, la frialdad que sugiere el espacio permite trazar una relación diferente entre el matrimonio que ocupa la escena. Mientras Luis Javier Tejada transmite la solidez de su personaje con buena disposición para flexibilizar la realidad de los hechos por complacer a su esposa, a la que Alicia Vigo da vida con una deliciosa interpretación en la que demuestra capacidad para armonizando la precisión del tiralíneas de los gestos, y la ductilidad para que el tono de cada frase se mueva entre la ironía la autoridad implacable.

La frontera definitiva la marca Carlos Arroyo con un monólogo que quiere ser diálogo, y en esa aspiración se mece el actor en una especia de tanteo entre  interrogaciones y dudas. Un mundo interior que se muestra temeroso.

Mientras Miller se detenía en los detalles realistas del espacio, 'Las criadas' de Jean Genet es la teatralización de un rito. El texto comienza estableciendo la diferencia entre la habitación señora con muebles Luís XV y encajes como un lugar religioso que no se debe "profanar", mientras nos recuerda que la cocina es el espacio natural donde las criadas vierten sus "esputos" En este caso toda esa geografía ha desaparecido, y sin embargo el rito del juego entre los personajes se mantiene fresco gracias al luminoso trabajo de María Mengual y Pilar Gracia para trasladar la intención lúdica del juego a las palabras y a unos gestos que se concentra en la expresión de sus caras y así, cuando la alarma cambia el registro, ellas se recomponen, moldean nuevos ademanes y matizan el paso de la ficción a la realidad que no las deja ni soñar ni vivir.

La función culmina con un alegato a la capacidad para contar cuentos como el recurso de esconder la realidad por muy cruel que sea. Es una escena donde la tendencia al relato se compensa con una actitud escénica que ocupa todo el espacio. Se trata precisamente  de romper la frontera impuesta por relato. Pilar Pérez y Brian Aley lo consiguen. Ella  se enfrente a la enorme dificultar de componer un personaje que se alimenta de tics y frases contundentes que la actriz somete dentro de los márgenes de la credibilidad. Mientras tantos su compañero coreografía los textos asimilando la complejidad de su personaje en un vendaval interior que exterioriza poniéndose en comunicación con los bustos inertes de sus compañeros, un baile que hipnotiza hasta que llega el oscuro final y una merecida ovación para todo el elenco

El grupo de los miércoles de ‘La Ballena’ estrena esta función el 18 de junio. Desde  estas líneas les deseo mucha mierda, porque lo valen.

 

Escuela de Teatro La Ballena. Autores: Tennessee Willimas, Neil Simón, Arthur Miller, Martin McDonagh, Guillermo Heras, Jean Genet y Jon Fosse. Dirección: Javier Guzman. Elenco: Ana Gracia, Fernando Pueyo, Alicia Vigo, Luís Javier Tejada, Manuel Naudín, Mapi Villarroya, Brian Aley, Pilar Pérez, Beatriz Jordán, Ana Palomares, María Mengual, Pilar García y Carlos Arroyo.

La Ballena. Miércoles 11 de junio de 2025



 

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07 junio 2025

Camino a la Meca

 


Vivir en los límites

El límite desde el punto de vista matemático es un lugar al que por mucho que te acerques nunca vas a llegar. Un paisaje de frontera. La flexibilidad filosófica lo muestra como la posibilidad de un sitio donde la vida transcurre y cambia. Un espacio de creatividad. El uso de la libertad personal se pone de manifiesto en ambos casos.

‘Camino a la Meca’ es una confluencia de límites sentimentales y geográficos donde los tres personajes manejan la potestad de obrar por reflexión o elección para definirse como personas, generar conflictos con el entorno, poner en valor la amistad y recordar que el amor a veces no es suficiente para cambiar. Una peripecia que nos muestra la revolución de una anciana que pone velas de dignidad, para ahuyentar el miedo infantil a las tinieblas de la noche. La soledad de una mujer a la búsqueda de un propósito y vivir la vida. Un hombre atrapado en la burocracia de un corsé religioso que oprime los latidos de su corazón.

La dirección de Claudio Tolcachir aliña un inicio ordinario donde el peso de la historia recae en la fluidez de la conversación para revelar y esconder confidencias, hasta que la peripecia apuesta por el uso del relato que sitúa el pasado en el primer plano. Tolcachir conoce bien ese límite donde el actor tiende a ser narrador, y como demostró con su interpretación en ‘Rabia’, conseguir que la expresión oral sea el elemento más importante. Carlos Olalla compagina eficacia en los diálogos con un tierno alegato final mientras se las tenía con su micrófono. La energía escénica de Natalia Dicenta transforma la vitalidad de su verbo en la difícil tarea de escuchar con criterio teatral. Lola Herrera cincela un arco dramático desde la ligera voz juvenil hasta una densidad trágica que se rompe en la confianza de un abrazo con carcajada.

 



‘Camino a la Meca’

Calificación: 4 estrellas

Producción: Pentación Espectáculos. Autor: Athol Fugard. Versión y dirección: Claudio Tolcachir. Reparto: Lola Herrera, Natalia Dicenta y Carlos Olalla. Escenografía: Alessio Meloni. Iluminación: Juan Gómez-Cornejo. Productor: Jesús Cimarro.

 

Jueves 5 de junio de 2025 Teatro Principal


'Camino a la Meca' con Lola Herrera: Vivir en los límites

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03 junio 2025

Si fue mi maestro un sueño

 


Una deliciosa burbuja

El dramaturgo Miguel del Arco le contaba a la periodista Rocío García que en Madrid hay una burbuja entre los de sus profesión en la que se piensa que la homosexualidad está normalizada en todas partes cuando eso no es así. Y sin embargo después de cuarenta años con la misma pareja todavía son incapaces de darse la mano por la calle porque ese acto de intimidad se considera un acto político que despierta muchas miradas.

‘Si fue mi maestro un sueño’ es una historia de amor entre dos hombres que tampoco se dan la mano, ni siquiera en la intimidad. La dramaturgia se construye sobre tres pilares narrativos que se presentan de manera paralela sin llegar a confluir de manera contundente: la peripecia, el simbolismo y la banda sonora.

La peripecia sitúa la acción en el año 1934. Un profesor llega a un pueblo con el ímpetu que la Segunda República puso en la escolarización. Allí se encuentra con un lugareño y el flechazo es instantáneo. José y Aureliano crean un mundo alternativo al devenir del pueblo hasta que la guerra civil separa definitivamente sus vidas. El lenguaje que predomina en esta parte de la función es la narración de los acontecimientos, que poco a poco se va combinando con escenas que ganan peso dramático. El trabajo actoral de Fran Díaz y Pedro Endolz tiene un deliberado toque de ingenuidad formal con un aroma tan amable que diluye la contundencia del arco dramático que contiene la historia. Una vía de escape del realismo a la que añade un toque simbólico.

El simbolismo está representado por el uso de ‘La vida es sueño’ de Calderón de la Barca. Todo comienza con el verso que titula la función, y continúa con el uso explícito de otras partes del texto, para que los personajes de Segismundo y Rosaura eleven la relación homosexual de los protagonistas a un lugar poético, y desde ahí reflexionar sobre la dualidad entre la tozuda realidad que nos rodea y el libre albedrío de ser lo que uno quiere ser. Si Segismundo se lamenta de su vida confinada en una torre. José y Aureliano solo pueden mostrar su relación en la intimidad del hogar., y sin embargo en lo más profundo de su pensamiento, a ellos les gustaría comportarse con la valentía de Rosaura para criticar las convenciones sociales, buscar su propia identidad, y desafiar la definición de género al uso de la época.

La banda sonora incluye, entre otros, a Sinatra, Aute, Chavela y Berlanga & Canut para mezclar estilo y tiempo diferentes con una sola misión: subrayar con letra y melodía el significado de cada pequeña escena representada. Pero permíteme una confesión. Tuve la sensación que la apenas esbozada arquitectura dramática en realidad era la justificación para regalarnos con una combinación de diversos estilos musicales con unos sencillos y eficaces arreglos al servicio de la voz y la guitarra acústica de Pedro Endolz que, si comenzó un poco dubitativo, muy pronto alcanzó la serenidad necesaria para transmitir la emoción que brillaba en sus ojos

Sábado 17 de mayo de 2025. Teatro Bicho


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31 mayo 2025

Aporofobia o la creación de una sociedad cosmopolita


 


Un ágora para excluidos

Adela Cortina aprendió en Macondo que las cosas se incorporan al mundo si tienen nombre. Las palabras son importantes porque definen la realidad frente a quienes la ocultan o distorsiona en esta sociedad capitalista organizada alrededor de la idea de mercado, donde el diferente de verdad es quien no tiene capacidad real de contratar. La razón inicial para la discriminación no es de raza o procedencia. Todo comienza por la aversión a las personas pobres o desfavorecidas. Cortina consiguió que ese comportamiento figurara en el diccionario de la RAE con el término de ‘Aporofobia’.

‘Caídos del Zielo’ cede el uso del gesto y la palabra los excluidos mediante una escenografía que juega con dos elementos esenciales del teatro  griego. El ágora como espacio público donde el ciudadano manifiesta sus opiniones. La dramaturgia para convertir esas inquietudes y reflexiones políticas en una representación híbrida de lenguajes teatrales que apelan a la sociedad sin renunciar a la emoción y el entretenimiento. La exposición de ideas y datos objetivos nos sitúan en una realidad social definida por agresiones, malentendidos y buena voluntad, que sobre el escenario se desarrollan con la perfecta armonía de diferentes tonalidades.

El testimonio personal muestra en cuerpo y alma el buen hacer de unos actores naturales que, cuando comparten espacio con el delicioso trabajo de los actores profesionales, sostienen el pulso interpretativo. Los momentos álgidos de emoción llegan cuando el grupo abandona la asamblea para apretarse en una piña que pone voz solista y coros a una cuidada selección de canciones, o mecerse en el suave vaivén de una coreografía con vocación de plebiscito entre perder pie después de un rosario de golpes, o vivir al arrullo de una cadena cosmopolita de abrazos y caricias.

‘Aporofobia o la creación de una sociedad cosmopolita’

Calificación: 4 estrellas

Producción: Caídos del Zielo. Dramaturgia: Alfonso Plou. Dirección: Félix Martín. Intérpretes: Sara Lapiedra, Rubén Remacha, Lucie Thiombiano, Lucio A. Racho, Isidro Sánchez, Gerardo Prichard, Fernando Muñoz, Alba Castillo, Jesús Grijalba, Marina Pastrán, José C. Sáenz, Javier Antón, Mercedes Ramos, M. Esther Lucas Sena, Pepe Ndong, Juany Palomo, José Guillermo Peña, Manuela Lawson, Inma Oliver, José Carlos Causapé y Félix Levi. Composición musical: Pato Badián. Coreografía: Maia Pik. Iluminación: J. J. Sánchez. Participación de alumnos de la escuela superior de diseño de Aragón (ESDA) en escenografía, vestuario, imagen gráfica y fotografía.

Jueves 29 de mayo de 2025. Teatro del Mercado

Foto Daniel Marcos

'Aporofobia': un ágora para excluidos



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25 mayo 2025

Ramón Acín. Pajaricos en la cabeza

 



Lección magistral de Alfonso Palomares

Ismael Grasa se rindió ante  la dificultad de definir al Ramón Acín periodista, pintor, escultor, pedagogo y anarquista. No le quedó más remedio que acudir al humor somarda de José Jarne que en 1930 zanjó la cuestión. «Ramón Acín es un elemento de difícil catalogación, a Dios gracias»

Alfonso Palomares asume un reto mayor cuando se planta en escena para exponer su obsesión con la vida de su paisano. Un retrato caleidoscópico con una dramaturgia que utiliza diferentes lenguajes narrativos: herramientas documentales de negro sobre blanco para fijar las certezas históricas, y el buen uso de la ficción para tapar los huecos desconocidos de la biografía del protagonista.

Esta dualidad alimenta una peripecia desarrollada en la aparente tranquilidad de un espacio poético con imágenes proyectadas sobre sábanas blancas, y la solvencia habitual con la que Palomares transita de unos personajes a otros hasta regresar a la verdad de su piel. Pero desde el inicio de la función se ha plantado la semilla de una duda que estallará en el tramo final de la representación, cuando el texto del dramaturgo, el ritmo dinámico al gusto del director, y los matices que definen una buena interpretación muestran la vulnerabilidad de quien busca gestos, actitudes y palabras con la suficiente verosimilitud teatral para que la muerte injustificable de Acín provoque una catarsis en el espectador.

El desarrollo y la resolución final de este conflicto genera los momentos más brillantes de una función, donde la pasmosa naturalidad del trabajo actoral deja instantes de extraordinaria teatralidad para mostrar un esposo enamorado, al buen padre, el amigo de sus amigos, ese ciudadano comprometido con la revolución de señalar con lápiz y pluma, que lo más reaccionario siempre ha sido la pésima distribución del dinero.

‘Ramón Acín, pajaricos en la cabeza’

Calificación: 4 estrellas

Producción: Maite Bergues y Lagarto, lagarto. Texto y dirección: Alfonso Palomares y Javier Trillo. Reparto: Alfonso Palomares. Ayudante dirección: Manuel López Vigo. Escenografía: Circoku. Video arte: Oscar Aranda.

Viernes 23 de mayo de 2025. Teatro de las Esquinas.

‘Ramón Acín, pajaricos en la cabeza’: Lección magistral de Alfonso Palomares

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