Sex o no sex para principiantes
Una comedia para despejar dudas
Shakespeare escribió para Hamlet, uno de los monólogos
más famosos de la historia del teatro a partir de una frase que todos hemos
repetido alguna vez. "Ser o no ser esa es la cuestión" quiere resolver una duda
que parte de una certeza. El príncipe de Dinamarca sabe que el suicidio le
llevará hasta el ámbito de los muertos sin embargo, la preocupación del
personaje es saber si encontrará algo más allá de la muerte, o la nada más absoluta.
Si tras la muerte se mantiene el "ser" o irremediablemente será un "no ser".
'Sex o no sex para principiantes' nos sitúa ante un
dilema similar. Que el sexo está ahí es una certeza porque es un terreno
abonado a la tentación de contar experiencias bien sabrosas que muchas veces no
lo son tanto, por no hablar de esas historias que son pura ficción. ¡
sabe de lo que habló. Pero todas las dudas surgen cuando entramos en la
geografía del sexo con el cartelito de principiante. Un vez aterrizados en esa
cartografía lo habitual es perderse por el camino, acumular equivocaciones y alejarse
de esa meta mítica de conseguir un orgasmo de faralaes con castillo de fuegos
artificiales.
El inicio de la función es toda una declaración de
principios. Meli León irrumpen la
sala sobre ruedas con una descarga de energía que rebosa más allá del escenario,
enciende la vitalidad del patio de butacas y se mete al púbico en el bolsillo. es
un preámbulo que ya nos avisa de la importancia que va a tener el trabajo
físico para la representación de una dramaturgia que utiliza diferentes elementos
narrativos que se pueden resumir en tres grandes apartados.
La utilización de sucedidos, juegos de palabras y
algunos chistes que bucean en ese territorio donde se subraya la comicidad del
monologuista que busca el girito ingenioso para provocar la risa. Este recurso
nos deja algunos momentos brillantes, pero también roza el peligro de caer en un
ejercicio reiteración. La teatralidad vuelve a ganar enteros gracias a la
incorporación titiritera. Unos delirantes Adán y Eva descubren la tabla de
gimnasia que ha marcado la historia sexual de la humanidad. Finalmente el
grueso de la obra se centra en una representación donde la palabra y la acción
conviven en el cuerpo de una terapeuta, o vaya usted a saber, que empieza por
recordarnos a la Eva bíblica con hoja de parra y la manzana, hasta convertirse
en la televisiva Eva Nasarre de los años ochenta. Un salto temporal que
propicia una explicación práctica con un solo objetivo: dar herramientas a las
chicas del siglo XXI para extraer la máxima productividad sexual cuando les
toque bregar con una pareja de baile con careto de susto y conocimientos de
principiante.
La dirección de Jaime Ocaña suelta el carrete ante una
actriz que nos regala una presencia y un trabajo tan poderoso como determinante
y, aunque es verdad que la tensión de la comedia se mantiene en el escenario, en
algunos momentos la puesta en escena muestra un problema de ritmo. No se trata
tanto de hacer las cosas más o menos deprisa, sino de conseguir dos objetivos.
El primero es encontrar el flujo adecuado para que las
frases cómicas no detengan la acción, porque el recurso de buscar la risa cómplice
del espectador y detenerse es una elemento importante de la comicidad, pero utilizarlo
en exceso reduce ritmo y teatralidad a la comedia. El segundo tiene que ver con
la manera de enlazar las pausas que a veces se generan entre cuadros, pequeños espacios
temporales en lo que deja de fluir tanto la acción como la palabra y provoca un
paréntesis. Afortunadamente la comedia siempre regresa al escenario después de
estos pequeños detalles, que una vez engrasados con más actuaciones llevarán la
representación a otro nivel con un equilibrio mucho más depurado entre los
elementos que componen la comedia y su ejecución en escena.
Meli León se enfrenta a esta complejidad narrativa con
la verdad de la pasión. La intensidad de su trabajo marca definitivamente el
desarrollo de la peripecia, su manejo
sobresaliente de la teatralidad física llena el escenario de gestualidad,
coreografías y elementos gimnásticos que siempre suman, sorprenden y le dan más
flow a una prosodia cómica entre la metralleta de chistes del stand up y un
café teatro que revela las virtudes escénicas de una actriz que utiliza la
mirada femenina para subrayar "anacronismos del pasado"
La función se cierra con la imagen simbólica de los
juguetes sexuales tomando la situación y el foco. Tal vez sea un aviso para principiantes
y después de estas primeras lecciones básicas de sexo para principiantes, lo
suyo sería una segunda parte para contar la historia de como los materiales
sintéticos, vibradores y otras herramientas de ensueño han pasado a ser los
protagonistas de una nueva era: El sexo tupperware.
'Sex o no sex para principiantes'
Dirección: Jaime Ocaña. Intérprete: Meli León.
Viernes 7 de febrero de 2025. Teatro Bicho.
Etiquetas: critica teatro, Jaime Ocaña, Meli León, Teatro Bicho
1 Comments:
Totalmente de acuerdo con tu crítica de la obra, que sin ser mala y tediosa, le falta mucho ruedo, para que la obra fluya sin parones ensayo y error.
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