Un día feliz_Estreno
Teatro, historia y fantasmas
El actor, poeta y dramaturgo José Luís
Esteban escribió en su muro de Facebook que ‘Un día feliz’ de Teatro Che y
Moche era una gozadera. Una fórmula reconocible, personal y universal a la que
le tienen bien cogido el pulso con los siguientes ingredientes: Música, ritmo,
humor, lenguaje y desenfado.
‘Zingarozana’ es el término que se inventó
el periodista Luís Lles para definir el estilo musical de Teatro Che y Moche.
Esa mezcla de la ciudad de Zaragoza con la música zíngara es un contenedor en
el que arrasan las melodías saltimbanquis de Teresa Polyvka jugando con el
violín, la energía de Joaquín Murillo soplando todo tipo de saxos, el colchón
de acordes en la guitarra de Kike Lera, y las percusiones de Sergio Domínguez como
garantía de fiabilidad.
‘Un mundo feliz’ es la historia de tres
generaciones de fantasmas. Un siglo de aventuras y desventuras a cargo de
diferentes miembros de la familia Poliedrich La peripecia avanza mediante la
estructura dramática de tres sketch que clarifican la secuencia histórica de
las acontecimientos, añaden información geográfica y una explicación
pormenorizada del árbol genealógico de una familia de músicos que mudan de
época y vestuario manteniendo las esencias de un repertorio, siempre amenazado
por elementos externos que solo quieren acallarlo.
El trabajo actoral mantiene con firmeza
las intenciones grotescas que van de un idioma que vaya usted a saber, hasta la
cumbre que solo está al alcance de los valientes de corazón: El humor negrísimo
como herramienta de concienciación, ese momento cuando el chiste está tan claro
que casi no puedes ni sonreír por el horror que muestra.
El repertorio musical de la función se
puede dividir en dos grandes grupos. Intensas peripecias rítmicas con
ejecuciones brillantes para garantizar una fiesta a la que el público se une
con sus palmas. Las transiciones entre actos como descanso ceremonial para que
todo el peso dramático recaiga en el lamento de las cuerdas que unas veces son
vocales femeninas y otras el desgarro del violín. Momentos donde la presencia
simbólica de la muerte rompe el ritmo del jolgorio vital.
La estructura de la función apela al
público rompiendo la cuarta pared con las melodías musicales, pero también
desde las herramientas teatrales de la exageración en el gesto y la rienda
suelta a una prosodia en la que el verbo busca el humor blanco con aroma de realismo
mágico. La notable eficacia con la que se trasladan estos materiales narrativos
al lenguaje dramático está determinada por juegos de palabras, torpezas y
broncas que tanto recuerdan a las relaciones escénicas entre payasos.
El comentario de José Luís Esteban en su
página de Facebook continuaba con un merecido elogio al tratamiento que hay
detrás de todo lo que hasta ahora se ha comentado, pero también destacaba que
nos encontramos ante una función sin trascendentalismos, sin mensajes
subrayados en negrita, y sin aburrimiento concertado y cultísimo. Y es cierto
que la pátina dramática se pasea sobre el escenario tiene una tenue insinuación
histórica, que sin embargo es importante poner en valor porque pone el foco en
las curvas de un camino que no deberíamos olvidar.
Los asesinatos que jalonan la historia de
la familia Poliedrich tienen el aire marcial de un siglo de autoritarismo situado
en el corazón de la Europa que mira hacia el Este y así, los tres actos de la
función que transcurre desde 1922 hasta 2022 es una novedosa cronología para un
siglo de violencias.
El Terror Rojo Bolchevique que, más allá
de la Revolución de 1917 y la Guerra Civil de 1918-1919, continúo en el tiempo
una vez que Stalin se convirtió en el amo indiscutido de la Rusia Soviética, y
que en 1922 fue el responsable de las primeras muerte violentas en la familia
musical de los Poliedrich.
Las ganas de interpretar música llevó a
la familia Poliedrich a disfrazarse de judíos para sustituir a una banda
musical de judíos que en 1942 había sido trasladado en tren a un campo de
concentración para formar parte de la solución
final que los nazis diseñaron para terminar con el pueblo judío. El periodista
Guillermo Altares relató en 2017 como algunos documentos de Naciones Unidas demostraban
que los Aliados tenían claro lo que estaba ocurriendo con los judíos desde
diciembre de 1942, y que esa barbaridad no significó la apertura de sus
fronteras. “Los documentos de la Comisión de Crímenes de Guerra de la ONU
ofrecen una nueva perspectiva de un momento crítico: cuando los países que
podían recibir refugiados supieron que los judíos estaban siendo asesinados a
escala industrial tampoco cambiaron su política.”
El epílogo de la función nos sitúa en
2022, en los primeros bombardeos que el régimen ruso de Putin puso en marcha con
la intención de conquistar Ucrania. Una guerra que todavía está viva, y que el catedrático
de Estudios Europeos de la Universidad de Oxford Timothy Garton Ash ha definido
como una nueva era de la historia europea y mundial que, tras el periodo de
postguerra mundial y la época del Muro de Berlín, ha explotado en una crisis
fundamental. “Hacer posible que gane Ucrania o dejar que pierda, influirá de
manea crucial en como sea la nueva era. La lección más importante de la
historia es que somos nosotros quienes la hacemos.”
Pero volvamos a las palabras de José Luís
Esteban para cerrar esta reseña y subrayar como la experiencia de asistir a una
función de ‘Un día feliz’ es descubrir el placer de jugar con el teatro y con
la música, de fundir realmente lenguajes distintos para llegarle al alma al
espectador.”
‘Un día feliz’
Producción: TEATRO CHE Y MOCHE. Dramaturgia:
JOAQUÍN MURILLO. Dirección musical y arreglos: TERESA POLYVKA. Dirección
artística y puesta en escena: JOAQUÍN MURILLO. REPARTO: Teresa (Violín): TEREZA
POLYVKA, Ioaqim (Saxos): JOAQUIN MURILLO, Yuri (Guitarra): KIKE LERA, Zoltan
(Percusión): SERGIO DOMÍNGUEZ. Espacio escénico: ÓSCAR SANMARTÍN. Diseño
iluminación/dirección técnica: TATOÑO PERALES. Vestuario: ANA SAN AGUSTÍN. Realización
escenografía: JESÚS SANCHO Y CARLOS TRÍAS. Realización vídeo: VÍCTOR IZQUIERDO
/ BARBECHO PRODUCTIONS. Diseño gráfico: ÓSCAR SANMARTÍN. Técnico de
sonido/Técnico de iluminación: DIEGO VICÉN/ÓSKAR ÚBEDA. Ayudante de producción:
SAÚL BLASCO. Asesoría y coordinación musicológica: VICTOR REBULLIDA. Distribución/producción:
RAQUEL ANADÓN. Ayudante de producción: MARIAN PUEO.
Domingo 12 de mayo de 2024. Teatro del
Mercado
Etiquetas: critica teatro, Joaquín Murillo, Kike Lera, Sergio Domínguez, teatro che y moche, Teatro del Mercado, Teresa Polyvka, Victor Rebullida
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