“No habrá más enemigo”, una novela de Sergio del Molino
Sergio del Molino (Madrid 1979) recorre la senda de la literatura como un futbolista de la cantera. Escritor de vocación estudió periodismo por estrategia. Afianzó el pulso de su escritura en el papel prensa a base de artículos, crónicas y reportajes. Aunque su primer libro (Malas influencias) era una colección de relatos, sus dos siguientes publicaciones tenían mucho que ver con el periodismo. Soldados en el jardín de la paz abordaba el reportaje de investigación y El restaurante favorito de Nina Hagen contenía una selección de artículos. No habrá más enemigo es su primera novela. Un debut que alegra a la afición y confirma que el trabajo en cantera del periodismo da sus frutos.
No habrá más enemigo es un libro vinculado a la experiencia de Sergio del Molino como padre. Fue concebido cuando el autor ni siquiera soñaba con la paternidad. Creció con el nacimiento y enfermedad de su hijo y ha visto la luz con la dedicatoria “In Memoriam” para Pablo. De esta manera, el autor y sus personajes, como Dorothy, se despiertan de súbito a este lado del espejo, lejos del país de Oz, un lugar dónde no existe la palabra que define a los padres que han perdido a los hijos.
“Los personajes de las novelas y de las películas avanzan sobre rieles que el narrador ha colocado con precisión de ingeniero, pero en la vida rodamos sobre una superficie que solo a ratos distinguimos entre la bruma”
Sergio del Molino ha escrito una novela sobre las relaciones entre padres e hijos, desde la perspectiva de los hijos y ese inquietante deseo de matar al padre. Pero la muerte de su hijo tal vez llevó al autor hasta otras maneras de contemplar la paternidad: La de otros padres que perdieron a sus descendientes en la incomprensible estoicidad del general Moscardó y Guzmán el Bueno, o en giro inesperado del destino, amarrar el deseo de eliminar al resto de los padres para afianzar la propia paternidad.
Los personajes de esta novela viven atrapados entre la realidad de un chalet adosado, un apetito sexual desordenado y un juego de mesa incapaz de vencer ni una vida anodina, ni al desasosiego insoportable de “no saber qué divide el antes y el después, por qué las cosas se desgastan y pierden sabor y dejan de importar”
La estructura formal de No habrá más enemigo tiene la virtud de dosificar la intensidad de la narración. En el final de cada uno de los tres capítulos se alcanza una cima argumental hasta llegar a la resolución final con espíritu de road movie, aroma David Lynch y trama policíaca.
No habrá más enemigo confirma una manera diferente y personal de escribir, marcada por el oficio de mezclar con precisión diferentes estilos que van desde la narración casi pornográfica de “pezones achocolatados” hasta la disección sociológica de unos tiempos en los que no era lo mismo llevar bajo el brazo un ejemplar de El País o de Diario 16. El autor coloca a sus personajes en unos escenarios sugerentes y delimitados entre la indefinición de ciudades subterráneas, aéreas, siete tonalidades de azul y los márgenes de la desolación dibujados con sangre coagulada y fuego de dragones verdes. Geografías que los lectores de Sergio del Molino ya hemos transitado en sus anteriores trabajos. Pasos emocionales de un Madrid de kilómetro cero, descampados de cierzo o el cementerio alemán de Zaragoza. La novela se mueve entre la acción del thriller, y esa exquisita querencia hacia el texto culturalista que bebe anís en las mesas lisboetas de A Brasileira mientras Bob Dylan nos avisa del peligro de nuestros actos, o el devenir de unos hijos con nombres de revolucionarios rusos que cambiaron el mono por la camisa.
No habrá más enemigo es una novela tejida por el hilo del dolor en la que encontraras intriga, sexo, violencia y unos personajes enfrentados al espejo que separa la realidad del miedo a reconocer que “todos podemos hacer daño, de que el mal no está fuera de nosotros”
Etiquetas: reseña libro, Sergio del Molino
2 Comments:
Me has convencido, Javier. ¡Me la leo!
Hola Roberto.
Así me gusta: Buenas noticas en La Curvatura.
Un abrazo.
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