La curvatura de la córnea

13 julio 2011

`dita sea la charla

La Taberna Real está frente a Gromeló sin estar enfrentados. Rabanaque y Harguindeguy, frente a frente, en una de sus mesas, enfrentados en una conversación sin frentes. Y yo, frente al placer de escuchar al poeta y al actor, me encuentro ante el dilema de contarles una conversación de marejada en la que me dediqué a disfrutar de las experiencias de mis compañeros de mesa, por eso este texto será, antes que la fotografía de la realidad, el boceto filtrado por mi memoria.

La excusa de la reunión era hablar de “´dita sea”, un artefacto poético que Rabanaque pasea por los escenarios y que nació con la prestancia del rayo. El jugo fónico de exprimir el binomio bendita/maldita apareció en las páginas de los cuadernos que el poeta escribe caligrafía en mano, y de los que surgen ideas que se trasvasan de uno a otro hasta que dieron forma a este… ¿recital, espectáculo, propuesta escénica, speech poético, spoken word? Largo y tendido hablamos de las diferencias conceptuales entre esos términos pero Rabanaque se decantó por usar la expresión spoken word para definir un evento que gira alrededor de la palabra en compañía de músicos, con un Dj, un aliño de imágenes, o con todo a la vez, incluso la palabra desnuda pero siempre, siempre la palabra.

“´dita sea” es un camino con intención poética por el que circulan frases que, aunque no son poemas, ejercen de lianas para llegar a lo poético desde lo político, que se con-fundan, que se mezclen para cambiar el mundo y mostrar que hay otra manera de hacer las cosas. Integrar los sintagmas político/poético, colocarse entre ellos y, aunque sabemos que la poesía no nos salvará, pensemos en el sin sentido de la confrontación de ambos conceptos.

Rabanaque manipula y mezcla imágenes en ´dita sea para sentirse acompañado porque, aunque el espectáculo podría ser un programa de radio, la iconografía es un medio excelente para fijar la atención o para crear un tiempo de descanso. Harguindeguy subrayó que este tipo de relación entre la técnica y la escena debería ser uno de los caminos a explorar en el ámbito teatral, que los aspectos técnicos se ensayaran como parte de lo artístico.

Rabanaque se siente poeta aunque confesó lo mucho que le había costado decidirse a imprimir esa palabra en su tarjeta de visita, entre otras cosas por culpa de John Berger cuando decía que “nadie tiene derecho a llamarse poeta, son los demás los que te lo tienen que decir” Y yo lo digo, Rabanaque es un poeta que salta a las tablas. Un transito donde la voz conquista el territorio del actor y – yo lo he visto con estos ojillos –la pose del cantante rock and roll star. Esa es la gran virtud de ´dita sea: Trasvasar el potencial de la palabra hasta escenario y allí, utilizando recursos audiovisuales, mantener la cadencia reivindicativa de lo político y el aliento poético que se hace aire.

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