La curvatura de la córnea

04 diciembre 2008

Siete días de diario

Fotografía de Natalia Langes





Santa Flora
Ángel ha terminado el taller media hora más tarde de la hora oficial. Teresa saca de su bolso las fotocopias de un manual de escritura y una carpeta con recortes de prensa. Me alegro porque su afición documentalista sigue intacta. Durante un momento recobro el sabor añejo de cuando la tertulia de La República de Calíope me llenó de satisfacciones. Recuerdo el día en el que Teresa me mostró el cartel de una película, un documento gráfico con el que me propuso cambiar el nombre polaco del protagonista de uno de mis relatos. No lo dude, eliminé a mi Karol polaco, con su matiz papista, lo rebauticé como Tadeusz y me gané el primer premio en un concurso de relatos.

San Gonzalo
He llevado el C4 al taller de Javier para la revisión. Hago la cuenta de la abuela y me asombro de los kilómetros con los que he sobrepasado lo previsto cuando compramos el coche. Son los de ir y venir, son los kilómetros que recorro para justificarme, para no sentir que he fallado a mi madre, son los kilómetros que me acercan a su gran sonrisa, 15.000 kilómetros de más.

San Conrado
He mandado a Nieves la reseña que me pidió de “Pastoral”. Ella me ha contestado con una pregunta. Quiere saber si recordaba la primera vez que entré en una Óptica, un segundo para ver el mundo de otra manera, un instante que sólo esta al alcance de quienes usamos gafas. Lo he pensado pero lo cierto es que no lo recuerdo. Esa experiencia esta ocupada totalmente por una de las mayores preocupaciones que tuve en mi infancia: Cuando fui por primera vez al oftalmólogo estaba cagadito. Durante los días previos sólo tenía una idea en la mente, una idea constante, incisiva, ácida. Pensaba que para graduarme la vista, tendrían que extraerme los ojos de sus cuencas y hacerles una analítica completa, afortunadamente, en la Seguridad Social de 1973 ya se usaban otros métodos.

Santos Ramón, Virgilio y Milagros
Vale, lo admito: No estoy preparado para representar la escena de la taberna del Tenorio. ¡¡Con lo que me gustaría hacer un duelo Far West entre Don Luís y Don Juan!!

Santos Valeriano y Honesto
Hoy he estado muy a gusto delante de los niños. Tal vez porque he tenido a Lagi entre mis brazos y no se ha dedicado a dar saltos por toda el aula. Algunas veces ha levantado la vista para mirarme, eso ha estado bien. Pero lo mejor han sido las sonrisas de Lucía y Paula. Al terminar la historia de “Pulgita y Piojito” han gritado que el cuento les había gustado muchísimo. Esa es la energía que tengo que recoger para retroalimentarme.

Santos Iluminada y Saturnino
Darío me ha puesto en la cuerda floja durante el curso de clown. Ahí estuve, aguante el tipo como pude, sentí el vacío a mis pies, la soledad vertiginosa que separa lo sincero de lo impostado. Un poco más tarde, con el oxígeno, regresaron algunos sentimientos que vagaban anestesiados por mi barriga peluda, por la panza prominente, por el flotador que rodea este body de playa con guiris, paella y tinto de verano, un feeling que ya casi había olvidado, el murmullo de cuando aún me creía capaz de vivir en este mundo. Eso me ha ayudado a pensar que hay otras formas de cambiar, de adaptarse, de navegar.
Después he llorado con la versión que Carme Teatre ha montado en el Teatro de La Estación alrededor del mito de Antígona. Hablamos tanto y con tanta ligereza de palabras tan grandes como libertad, tortura y asesinato, que olvidamos la carga de realidad que acarrea perder la libertad como los ciudadanos del Sahara, sufrir torturas como en Guantánamo, morir asesinada en Ciudad Juárez por ser mujer. Olvidamos que detrás de esas palabras siempre hay un ser humano que sufre, que es humillado, que se desintegra en el caldo gordo de la televisión, la publicidad y las lucecitas navideñas que hoy ya lucían en el Paseo de la Independencia.

San Andrés y Andrea (Primer domingo de Adviento)
Tengo agujetas. Van desde la punta de los dedos de los pies, pasan por el culo y terminan en el cuello. Dos días intensos de aprendizaje, dos días, cuatro sesiones, dieciséis horas para dejar reposar. Me he puesto la nariz de payaso, es el primer paso, aún no se si daré más, pero ese salto al vacío ha merecido la pena aunque sólo sea porque Migue, cuando he llegado a casa, me ha dicho que el abrazo del reencuentro ha sido diferente, una nueva incorporación al muestrario de abrazos con cohetes, abrazos funcionarios, abrazos sudorosos y atropellados. Un nuevo abrazo para renovar la veteranía de nuestro amor.

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7 Comments:

At 04 diciembre, 2008 15:07, Blogger LauRa said...

vale la pena hacer los kilometros que sean si sabes que al llegar vas a encontrarte una sonrisa...
:)

nos vemos esta tarde, marine mio!



La Juani_




P.D.: y puede que yo tampoco estuviese preparada para ser Ulrike Meinhof...

 
At 04 diciembre, 2008 17:38, Blogger Lamia said...

Qué buenos son los abrazos, Javier. Y tiene razón Miguel: hay muchos tipos de abrazo. Los de mi hijo, a la hora de dormir, ocupan el top ten.

 
At 04 diciembre, 2008 17:39, Blogger Lamia said...

Quería decir Migue. Lo siento, se me fue el dedo.

 
At 04 diciembre, 2008 23:45, Blogger George said...

Llegar cansado de trabajar.

Cenar la apetitosa cena preparada con mucho amor, hoy unas rebanadas de pan con mil cosas por encima todo ello horneado.

Sentarse frente al ordenador para hacer un poco de tiempo, para ir acostumbrando al cuerpo a que mañana este despierto hasta las 7 de la mañana y no por gozar sino por trabajar.

Abrir el correo y...

encontrarse una nueva entrada asi... no tiene precio.

Gracias Alicate

 
At 06 diciembre, 2008 14:48, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Laura.

Tienes razón pero el problema no son los kilómetros, ya sabes, aire acondicionado, dirección asistida, compac disc. El problema es la conciencia, gracias a quien se las deba todas las dudas se esfuman con la sonrisa regeneradora, la carcajada de todas las semanas, los besos en los dos carrillos y su manos, sus manos cogiendo las mías.


Y me encanta esa posdata, ¡¡Reina mía!!

Salu2 Córneos y un beso con abrazo, ¡¡¡para que veas que estoy espléndido!!!!

 
At 06 diciembre, 2008 14:51, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Lamia.

La dinámica de los abrazos, ay. Yo tengo guardados abrazos que valen un potosí. A veces aún me acuerdo del que me dio Saúl cuando conseguismos hacer una escena como los dos soñábamos.

Pero claro Lamia, el abrazo de un hijo nucna lo voy a sentir, eso me tuvo preocupado durante mucho tiempo, ahora, ahora también jajajajaja, pero menos.

Salu2 Córneos

 
At 06 diciembre, 2008 14:52, Blogger Javier López Clemente said...

Hola George.

Supongo que lo de "llegar cansado de trabajar" es un licencia literaria, ¿no? jajajajajajaja

Salu2 Córneos y ya sabes: Moderate en las cenas, alicate.

 

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