Ciudad de Mármol, de Octavio Gómez Milián
“Ciudad de Mármol” es una plaqueta editada por ediciones “4 de agosto” en un coqueto cuadernillo de elaboración artesanal y el último poemario de Octavio Gómez Milián, al menos hasta el próximo 22 de noviembre, día que presentará un nuevo libro editado por Olifante.
“Ciudad de Mármol” se inicia con una cita del maestro Enrique Morente “Conozco las banderas que había en las puertas de tu ciudad de mármol” Una frase reveladora que marca con intensidad flamenca todo el recorrido por el texto.
El poeta escala, durante la primera parte del poemario, por el cuerpo de la amada, sus fragancias, sus recovecos, todos los milímetros del cuerpo adorados, embebidos en una pleitesía que tan bien conocemos los hombres, esa capacidad para ahondar en los poros, vagar en las lejanías de la epidermis y bucear en los manjares agridulces que nuestras diosas reservan para los momentos lúbricos y previos al mayor de los gozos. Cuerpos que son farol, imanes para la vista, vasos comunicantes en la ley física de los fluidos; anatomía de formas apetitosas, curvas, siempre las curvas, curvas por las que morir, unas curvas que nos llevan hasta la ciudad de mármol, curvas para transitar, curvas hasta Portales por la ventana y “la magnífica pose abisal de tus muslos”
El cuerpo adorado abandona la cama, las sábanas y las mantas. El poeta lo sigue hasta el mercado público dónde los ojos del hombre siguen siendo esclavos del cuerpo, un cuerpo al que cortejar, un cuerpo como contenedor de gozosas cavidades, un cuerpo por reconquistar a cada paso. Pero ya nada será igual. Esa escapada al mundo real — a las carnes crudas, al paseo de peces muertos — es el preludio para el olvido, el aviso de un cuerpo negro como sombra chinesca, mutado en pavor y rechinar de dientes
El amor, si lo hubiese, disuelto. La energía agotada, el cansancio deviene en triunfador de los caminos que aún llevan al poeta hasta la ciudad de mármol, hasta sus puertas cerradas, días de hielo, de pesadillas, días de huída.
Pero la huída no ahuyenta al recuerdo y el recuerdo regresa. Lo hace destilando momentos gozosos, lametones del pasado, de caricias y gemidos. Es el punto de no retorno, ese momento crucial dónde lo más importante se conjuga en pasado y el presente pasa a un segundo plano, al lugar donde la mecánica del dormir vence al juego lúbrico de hacer el amor. Dormir con el cuerpo que antes fue Ciudad de Mármol, esa es la certificación del fracaso.
Octavio Gómez Milián se despide en primera instancia volviendo a su fijación con las duchas. Duchas había en “Vasos comunicantes” el primero de sus poemas en arribar a esta bitácora, duchas había en su anterior poemario (“Con el sueño cambiado”), y ahora, en uno de los postreros versos de “Ciudad de Mármol”: “Tiritando tras una ducha incómoda” Palabras con el valor de la premonición que anticipó la actual situación del poeta, que hace unos días describió en su bitácora ZarAgota, como vagaba por Zeta mientras en su casa alquilada ni había calefacción, ni agua caliente.
El último poema es una despedida que contiene el espíritu del autor, una manera muy especial de mirar al pasado que tal vez, de tanto correr, se convierte en… “Ciudad de Mármol”, una aventura de quienes han escalado las más peligrosas empalizadas con la íntima creencia de ser capaces de decodificar los recovecos de las mujeres, esos aventureros que aportan lucidez a los momentos de cuando, después de esplendorosos deleites, los mimos se olvidan, hombres condenados a huir de sus palabras que terminan por destilar en poemas cercanos y versos para dar lumbre a la reflexión sobre las relaciones sexuamentales, un ejercicio alrededor del jeroglífico del amor, tan recomendable como peligroso.
Etiquetas: reseña libro, video poema
13 Comments:
muchas gracias por tus palabras, amigo.
o.
Hola O.
¿cómo decía el cura de mi pueblo?
Ah, ya recuerdo.
"Es justo y necesario" pues eso, man
Salu2 córneos.
El poema me ha encantado. Ya me va sonando más este chico. El tono de humor que le das a tu voz es aposta ¿no? Porque me ha dado la risa varias veces.
Eres genial.
Enhorabuena al autor y si lee mi comentario que sepa que su libro "con el sueño cambiado me gustó mucho".
Hola Sara.
El poema es el que abre el libro.
Sobre el efecto que ejerce la voz sobre los oyentes, en fin, uno lo cuelga y ya no es responsable de lo que pasa ;-)
Salu2 Córneos
No he leído ninguno de sus poemas pero después de esta super crónica creo que no me queda más remedio que acercarme a su obra.
Mire, Lamia, no le merece la pena, créame... ¡Hay tanto que leer en este mundo, y algunas cosas tan buenas!
Niggerman
Hola Lamia
Estas reseñas no pretenden ser consejo de nada, aunque me guste que de ellas salga el impulso por leer la obra de la que se esta hablando ;-) para evitar futuras regañinas jajajajaja
Y mira, mira lo que te dice Niggerman.
Salu2 Córneos.
Hola Niggerman y bienvenido a esta bitácora.
Salu2 Córneos.
Muchas gracias por la bienvenida. Ya nos iremos viendo/escribiendo.
Niggerman
ay, Niggerman, el día que sacies tu necesidad de amor...
Lamia, Javier es un genio, el tío, el libro está guapo, y el nuevo que sale ahora más todavía...
bs
o.
Anda, ¿quién le habrá contado a ese o., quienquiera que sea, lo de mi "necesidad de amor"? Qué curioso...
Me reitero en mi consejo para Lamia: de verdad, hay mucho que leer en esta vida, seleccione con cuidado...
A o.
¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? En este caso, sexo manual.
Deja de tocarte y de mamporrear, hombre de dios.
Saludos
Yo no estoy de acuerdo con los que critican a Gómez Millán. A mí me parece un SUPERPOETA, pero superbueno. Yo creo que es el mejor de Aragón después de Manuel Vilas, que es genial.
Pero Octavio Gómez Millán no es un recién llegado, ni nada de eso.
Los que te critican te envidian, man.
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