Edelmiro II y el dragón Gutiérrez
Público y Títeres en
el país de Tri
Fernando Lalana confiesa en el prólogo de ‘Edelmiro II y el
dragón Gutiérrez’ que una obra de teatro, más allá del disfrute de la lectura,
su principal objetivo es ser representada, hasta aquí todo parece en orden,
pero cuando uno llega a la página 47 te das cuenta del tipo de humor que se
gasta el autor en esta acotación: “En este momento, entre el regodeo del
público, aparece a espaldas del rey el Dragón Gutierrez. Mide cinco metros
treinta de alto, y aunque tiene un aspecto horripilante, debe inspirar cierta
ternura, problema que le endoso al escenógrafo de la Compañía. No olvidad los
ocho cuernos”
La adaptación para títeres realizada por Teatro Arbolé ha pasado
por alto esta indicación, ha convertido al narrador en titiritero para que
fluya la comunicación entre el público y los personajes que, por aquello de
cambiar la localización del país de Fofa al país de Tri, todos tienen una estrecha
relación en su vestuario y apariencia con los triángulos.
Estoy convencido que cuando Lalana escribió esta obra en el año 1990 estaba
pensando en una obra representada por actores y por eso puso en boca del
narrador algo así como: Quiero contaros una historia sensacional. Pero como es
una historia muy larga y complicada y yo me cansaría mucho, van a ser los
propios personajes los que os hablen. Es lo que la gente mayor llama teatro.
Me parece imposible que el autor imaginara que Iñaqui Juárez
en el año 2025, haciendo gala de la veteranía que tiene en el oficio de
titiritero, pusiera su experiencia y talento al servicio de su historia para
que todos y cada uno de los personajes tomaran vida con una personalidad muy
definida por el mecanismo mecánico que permite a los títeres de mesar realizar diferentes
movimientos, y el aliño de una voz que los caracteriza. Como protagonistas El
narrador como “pelmazo indispensable”. Benito “mandamás en funciones” El rey Eldemiro
II que en la versión original estaba diplomado por la UNED pero en esta ocasión
ha estudiado en Utebo (o vaya usted a saber). La “saladísima” reina Felisa. El
dragón Gutiérrez “un dragón de los de verdad. No valen trucos” Un funcionario,
una pregonera, un dragonero, un caballero, una bruja y todo el pueblo de Tri,
un país tan pequeño que no está en Google Maps.
La ejecución técnica es impecable y la relación que
establece el titiritero con el público incrementa la importancia que Lalana les
asigna cuando no define como un elemento muy importante, porque sin público no
hay teatro. Juárez en su adaptación va un poco más allá, y además de pedir al
público que esté atento a la trama y a lo que se cuenta (funciones que alguno
adultos olvidaron), asigna al público tareas de vítores, el poder de los
conjuros del derecho y del revés, y lo más importante… que forme parte de la
acción.
‘Edelmiro II y el dragón Gutiérrez’
Producción: Teatro Arbolé. Autor: Fernando Lalana.
Adaptación y titiritero: Iñaqui Juárez
Domingo 5 de enero de 2025. Teatro Arbolé
Etiquetas: critica teatro, Fernando Lalana, Iñaqui Juárez, Teatro Arbolé
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