La curvatura de la córnea

15 noviembre 2022

Amalia y el río


 

No sé si a ti también te pasa, pero yo cada vez que escucho la palaba antropólogo, enseguida me imagino un señor muy británico que está estudiando el estilo de vida de alguna sociedad de lanza y taparrabos en la profundidad de una selva a puntito de desaparecer. Afortunadamente el profesor de antropología Eusebio Medina García hace un uso mucho más cercano de una profesión que estudia la realidad humana en sus aspectos biológicos, culturales y sociales, en este caso, para una tesis doctoral que se alimenta del testimonio directo de Antonia "La Lirina" y otros contrabandistas y estraperlista. Se trata de un relato que nos permite conocer las interioridades de quienes desarrollaron una actividad comercial ilegal en la frontera que el Guadiana dibuja entre Extremadura y Portugal, una historia que abarca desde los años de postguerra hasta la masiva inmigración que vació el campo en dirección al a las ciudades. El reto de la función es transformar el material de estudio antropológico en combustible dramático para el escenario

El núcleo de la historia tiene la forma de un monólogo que bebe del origen oral del relato, de la fragmentación propia del recuerdo y de un esquema global que recoge una visión crítica de la realidad. La acción se centra en el propósito de Amalia de sobrevivir mediante el trapicheo con pequeñas cantidades de comida y esquivar la autoridad de guardiaciviles españoles y carabineros portugueses que muchas veces, más que perseguir el delito, buscaban saquear a los contrabandistas para su propio beneficio.

El espacio escénico asume una doble función con la utilización de elementos reales como fardos y maletas, y al mismo tiempo sugerir múltiples caminos simbólicos trazados por el recuerdo de Amalia.

La narración de los acontecimientos tiene la fuerza de los relatos familiares que surgen de la realidad para ser contados  una y mil veces hasta constituir un territorio mítico. La adaptación del texto descuida la necesaria depuración de los acontecimientos, que en algún momento pecan de reiterativos y lastran el dinamismo de la aventura.

El potente y hercúleo trabajo actoral de Magda García-Arenal merece una dirección más intensa para diferenciar los niveles de un discurso construido sobre una montaña rusa que va del miedo al Arrojo con grandes dosis de Picardía. Este trasiego emocional no se define con claridad porque, más allá de pequeños matices en la interpretación, el texto se reproduce con una velocidad de crucero que dificulta el pellizco orgánico que merece el relato, y en alguna ocasión lo sitúa en el terreno de la retahíla.

La dramaturgia incorpora la interesante figura simbólica del Hombre de Piedra para explicitar que Amalia sufre el poder patriarcal de una masculinidad característica de esa época. Su aparición a lo largo de la función es intermitente, y quizás por eso me pregunto qué hubiera pasado si ese recuerdo onírico de susurros, tonadas y chascarrillos también hubiera iluminado las piedras en el camino que pone una suegra envidiosa, la alegría de Rosa o los secretos de Basilisa.

"Amalia y el río" es un documento que aúna el esfuerzo en el campo académico y el arte dramático, un trabajo imprescindible para que la historia de los comportamientos sociales vaya más allá de los libros y se encarné en la emoción el teatro.

Ficha Técnica'Amalia y el río'

Compañía: Teatro Guirigai. Basado en un relato oral recogido por Eusebio Medina García. Dramaturgia y dirección. Agustín Iglesias. Diseño y realización de escenografía: Marcelino de Santiago (Kukas). Reparto: Magda García-Arenal, Cándido Gómez.

13 de noviembre de 2022 Teatro de la Estación.

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