La curvatura de la córnea

21 agosto 2021

Cuando tu trabajo es luchar contra el fuego


La unidad helitransportada de bomberos forestales solo necesita cinco minutos para activarse en caso de recibir un aviso de emergencia. Preparan las comunicaciones, asignan las tareas y, antes de subirse al helicóptero, se miran a la cara, bajan las revoluciones suministradas por la adrenalina, comprueban que todos están bien y que el equipo es el correcto. Solo entonces parten hacia la primera línea de combate para tratar de contener el fuego.

Llegar desde la aire les permite acercarse lo máximo posible hasta el foco del fuego y, asistidos por sus compañeros de tierra, pueden recorrer más de 500 metros desde el lugar donde les deja el helicóptero pertrechados de monos ignífugos, guantes, casco, mochila con herramientas, tres litros de agua, botiquín, barritas energéticas y una muda limpia. Nunca saben dónde pueden acabar.
Habitualmente trabajan en terrenos con desnivel, altas temperaturas y llamas de metro y medio de altura. Lo primero es bajar la temperatura del terreno y para eso está bambi, un balde con 1.200 litros de agua que también marca la diferencia entre el novato que recibe de lleno una lluvia de agua sobre su equipo y el veterano que sabe sortear la avalancha para comenzar seco el trabajo cortar la vegetación, separar lo verde de lo calcinado y preparar cortafuegos con las azadas o quemando con las antorchas de goteo.

La brigada helitransportada no tiene contacto con la población, desciende a los infiernos, hace su trabajo y vuelve a desaparecer en el aire. Alguna vez han leído un gigantesco “gracias” pintado de blando sobre el asfalto. Entonces se emocionan, porque estos bomberos no son máquinas, son trabajadores que en la valla de entrada de la base donde entrenan han colgado una pancarta reivindicando estabilidad laboral.


(A partir de un texto de Cristina Vázquez)

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