La curvatura de la córnea

22 agosto 2021

(Casi) Nadie llora en Haití

 


La periodista Lorena Arroyo nos cuenta desde Haití la situación de un país desde el último terremoto que se suma a una larga lista de desastres naturales, crisis económica, sanitaria y hace unas semanas un magnicidio. El periplo de Lorena se puede resumir en una frase: En Haití se han agotado las lágrimas.

El paciente grita cuando el cirujano ortopédico Chovel Arcy le endereza la pierna fracturada pero no llora. Ylet Gertha tiene 25 años y cuenta que en el anterior terremoto perdió a una hija, a sus padres y a una hermana. Ella que no tiene para comer asegura que Dios sabe lo que hace y no llora. El campo de fútbol de Los Cayos es un campamento improvisado donde cientos de familias que lo han perdido todo viven bajo plásticos, chapas y telas. Los niños duermen en el suelo pero allí nadie llora. Un escuadrón de hombres busca varillas para reciclar o algo que sirva para algo en los motones de escombros y casas derruidas. Ninguno de ellos llora. Aunque se escuchan gritos, indignación y desesperación, sobre todo se invoca a Dios. Pero no hay lágrimas. No sé trata de no sentir el dolor, quizás es que el dolor es tan grande que ya no sabes cómo reaccionar cuando piensas en 2.200 muertos, 12.000 heridos y al menos 300 desaparecidos.

Lorena afirma que los haitianos se han quedado sin lágrimas sin embargo, ha podido ver con los haitianos en un hospital saturado de heridos organizan una procesión para acompañar a una embarazada que pasea entre otros pacientes antes de romper aguas y dar a luz. Dos enfermeras envuelven el  cuerpo de una anciana que acaba de morir en medio de una sala donde varios recién nacidos han llegado al mundo poco después del terremoto. Allí sí, los bebés están llorando y eso es un buena señal.

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