Los huevos de la realidad y la ficción
La escritora Bárbara Blasco anda preocupada con estos tiempos extraños en los que la realidad, inflada por una pandemia de esteroides, ha adelantado a una ficción que resopla entre crónicas, diarios y algún poema. Blasco advierte que la realidad y la ficción son dos vasos comunicantes y lo que se vacía por el lado de la literatura de ficción, lo ocupa desde la telerrealidad de cualquier concurso donde se cosa, se cante o se guise, pasando por el striptease del Miguel humano y para la semana que viene el Bosé divino hasta llegar a los duques de York contando al mundo las desgracias de vivir en un palacio. Mientras tanto, se lamenta Blasco, la literatura se vacía de ficción en forma de eclosión autorreferencial y el tiempo dedicado a la realidad seguirá creciendo delante de nuestras narices. Ya lo estamos viendo con personajes tan delirantes como el tránsfuga Toni Cantó que ha pasado de los titulares de El Mundo Today a la cabecera de los informativos de televisión cual caballero andante para defender nuestra libertad, en una historia real con todos los ingredientes para construir una buena ficción.
Pero no se preocupen porque la ficción sigue aquí, a nuestro
lado. Mientras las noticias inventadas, los perfiles falsos y los personajes multicolor
inundan la realidad, siempre son quedará esa rendija por la que escaparnos
hacia la ficción, como aquel día de hace unos años cuando una de mis sobrinicas
me dijo que quería un huevo frito y yo le contesté que esperara un momento
porque me parecía que solo quedaban huevos de tortilla. Tras unos segundos de
tensión se desató la alegría y ¡¡mira qué suerte hemos tenido!!: Todavía quedan
en la nevera huevos de huevo frito. Y tú, querido e improbable lector, ¿qué
huevos tienes en la nevera?
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