El último suspiro
El ruido del
tráfico es la serpiente
que silba en
la verbena de la selva.
Una infección
de sirenas azules
traslada la
muerte de mi cuerpo
de la cama
al crematorio.
El volumen exponencial
del negocio
reubicó el
hedor de las chimeneas
en el
extrarradio de la desigualdad,
donde las
cenizas interpelan
a ese nuevo
urbanismo social
de
periferia: Rostros invisibles.
A un lado la
economía color salmón.
Al otro lado,
el miedo al contagio
de todos los
que trabajan con sus manos
y han olvidado
el tacto de la hierba
bajo los
pies desnudos, que ahora,
solo son
muñones inservibles.
Los
grilletes se funden con el fuego
mientras el
metraje sincero de mi vida
revela todas
las grietas y lamentos
y yo, en el
último suspiro,
conservo la
belleza de mi infancia
y quemo al
hombre que no pude ser.
Etiquetas: poema
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home