No quiero
El día me
trae lo que no quiero
Un tostador
nuevo que quema el pan.
Los grumos
de la soja caducada.
La luz
atascada en la persiana.
No quiero
ver la vida ajena
como si los
porcentajes de muertos
pertenecieran
a la monotonía
amarilla de
los tiempos del cólera.
No quiero
oír la duda impaciente
mientras la revolución
de los abrazos
y la
magnitud lejana de la vida
se desmaya
entre estas palabras.
No quiero
sentir estos latidos.
Son brillos
furtivos de un engranaje.
La
conversación oxidada de un compás
que la
anatomía llama corazón.
No quiero
ver.
No quiero
oír.
No quiero
sentir.
Tal vez
debería morir.
Etiquetas: poema
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