[la palabra...]
La palabra es la mejor arqueología
para desbrozar estos tiempo convulsos.
No basta un cambio de perforadora
cuando la sombra te delata
bajo la luz de un callejón:
Ya no sé bien qué soy.
Se trata de celebrar un ritual.
De observar los destrozos del yacimiento.
De sentir la batalla interna.
De dejarse llevar.
La prospección del verbo nunca nos abandona
frente a un negacionismo vacío, irracional,
de un futuro tan incierto como bailar boleros.
¿Desde qué desorden clasifico el molde de cada palabra?
Etiquetas: poema
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