La mortalidad también va por barrios
La mortalidad es uno de los elementos que usan los geógrafos
para estudiar las dinámicas de la población y que podemos definir como la cantidad
de personas que mueren en un lugar durante un período de tiempo determinados en
relación con el total de la población. La mortalidad de una población está muy
condicionada por la estructura de edades y, por lo tanto no es un buen dato
para establecer comparaciones espaciales a gran escala, sin embargo, es una
medida muy adecuada “para describir la situación sanitaria” y, aunque vivimos
en un tiempo en el que se aprecia un evidente descenso de la mortalidad en los países
industrializados de Europa, analizar las diferencias que se observan en la
mortalidad a pequeña escala espacial nos permiten analizar las diferencias que
se establecen según la clase social y una evidente relación entre el nivel de
ingresos, la educación y la mortalidad. También se pueden analizar otros
condicionantes como la etnia, el estado civil o el sexo de manera que, el
resultado de todos estas situaciones desiguales derivan en la diferente
esperanza de vida de los seres humanos según en lugar en el que se nazca o se
viva, algo que parece evidente a escala global pero que tendemos a olvidar a
escala local.
El diario El País se hacía eco de la publicación del nuevo
mapa de la mortalidad en España coordinado por Miguel Ángel Martínez Beneito en
el que se analiza un millón de muertes en 26 ciudades entre 1996 y 2015
agrupadas por secciones censales de unos 1.500 vecinos que votan en el mismo
colegio electoral. Este trabajo, el más detallado de la historia de este país, ha
revelado las “brutales desigualdades entre los vecinos de una misma ciudad”.
El resultado general identifica que el mayor riesgo de morir
se concentra en los barrios pobres y, de las 15 causas analizadas, destacan el
cáncer de pulmón, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la cirrosis y el
cáncer de estómago. Martínez Beneito afirma que una y otra vez se repite el
mismo patrón que se corresponde con la desigualdad socioeconómica en la salud: Viviendas
deficientes, bajos salarios, marginación social y desempleo se asocian a una
peor alimentación, menor actividad deportiva y, sobre todo en los hombres,
mayor consumo de tabaco y alcohol. Algunas calles, afirma el autor del
reportaje, “actúan de frontera entre dos mundos diferentes, uno a cada lado de
la acera”.
El reportaje hace un recorrido por diferentes zonas del país
y comienza en Las Tres Mil Viviendas de Sevilla, uno de los barrios más pobres
de España con una renta media anual de 5.000 euros donde el riesgo de morir es
superior en un 112% por cáncer de pulmón o un 214 % por enfermedad obstructiva
crónica.
La Avenida de la Institución Libre de Enseñanza en el barrio
San Blas de Madrid es una frontera urbana que separa dos mundos y la diferencia
que va de morir entre los hombres con un riesgo superior de 56% por cáncer de
pulmón, o en las mujeres por diabetes con un 41% de media por encima del
promedio de la ciudad que se atisba al otro lado de la avenida.
Ana Gandarillas es epidemióloga y nos recuerda que cuando
las mejoras socioeconómicas llegan, como ocurrió con en el año 2.000, a veces
ocurre que la ganancia en salud no es igual en todos los niveles sociales y
así, aunque todos mejoran, los más ricos lo hacen más y, por lo tanto, es
posible que la desigualdad aumente. Gandarillas concluye que un patrón claro
que se observa en todas las ciudades españolas que que “cuanto más pobre es una
zona, más cáncer de pulmón en hombres. Cuanto más rica sea una zona, más cáncer
de pulmón en mujeres. El mayor riesgo de muerte por cáncer de pulmón en las
mujeres de Madrid está en el entorno del Paseo de la Castellana, una de las
zonas más privilegiadas de España con una renta media bruta anual de 35.000
euros por habitante. Mientras que el mayor exceso en cáncer de pulmón masculino
aparece en El Cabanyal de Valencia, “un barrio históricamente abandonado por
las administraciones”
La epidemióloga Maica Rodriguez ha estudiado el fenómeno de
la llega de jóvenes inmigrantes al centro histórico de Barcelona desde el año
2.000 y en El Raval, con un 50% de población extranjera, se ha producido una
mejoría en las cifras de mortalidad y, sin embargo, en algunas secciones
censales dentro del mismo barrio se registran aumentos del riesgo por cáncer de
pulmón, cirrosis y diabetes.
El autor del reportaje señala que en el año 2008 la
Organización Mundial de la Salud recomendó alcanzar la equidad sanitaria
mediante la “lucha contra la distribución desigual del poder, el dinero y los
recursos”. Este nuevo atlas de la mortalidad en España nos muestra los efectos
letales de esa desigualdad y, como recuerdan los expertos en salud pública, la
peor epidemia de nuestro tiempo es la desigualdad social. Así que tal vez ha
llegado el momento de preguntarnos cuantas avenidas estamos dispuestos a
convertir en fronteras.
Documentación
Aguilera Arilla, Mª José y otros. “Distribución, dinámica
demográfica y evolución del a población mundial”. Geografía General II Geografía Humana. Uned: Madrid 2010.
Ansede M. y otros. “El mapa de la mortalidad barrio a barrio”
El País. 21 Feb 2021: 30-31.
Etiquetas: artículo
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