La sindemia está aquí, ¿vamos a dejar que se instale para siempre?
La doctora en sociología Olivia Muñoz- Rojas afirma en un artículo que no nos encontramos ante una pandemia, que el mal que nos asola es una sindemia y nos recuerda que fue el antropólogo Merrill Singer quien acuñó el término en los años noventa para describir la interacción entre elementos biológicos y sociales en la expansión de las enfermedades.
Olivia Muñoz nos recuerda que Richard Horton, director de la revista médica The Lancet, publicó un artículo sobre el SARS-Cov-2 donde desarrollaba la correlación entre los factores biológicos y sociales en los casos más graves de covid y determinó la evidencia de que en EE.UU. la mortalidad por covid-19 afectaba de manera desproporcionada a las personas y comunidades afroamericanas para afirmar que la razón de estos datos había que buscarlas en los determinantes sociales de salud: Vivienda, alimentación y educación como los elementos que forman la base de una vida razonablemente saludable.
Esta misma observación, continúa Muñoz-Rojas, es posible trasladarla al contexto europeo, a los barrios más densamente poblados, de menores ingresos y con mayor número de inmigrantes donde se han acusado más contagios, casos grave y muertes por covid.
Muñoz-Rojas nos invita a pensar en la covid desde el punto de vista sindémico y así, además implicar las políticas públicas para controlar la expansión y el tratamiento de la enfermedad, introducir en la ecuación variables como la ampliación y mejora de la calidad de las viviendas en los barrios más densamente poblados y menores ingresos, de manera que se conviertan en una prioridad sanitaria como la regulación de los alimentos procesados, el impulso de una alimentación saludable, la actividad física o hacer que los alimentos frescos sean tan atractivos como accesibles sin olvidar que, no estamos hablando de políticas sociales a futuro, que su implementación es urgente para evitar el agravamiento de la salud de los ciudadanos más vulnerables y colocar en esa situación de vulnerabilidad a ciudadanos que no lo estaban.
Pero claro, si alanzamos la mirada al estado actual del debate público el pesimismo se apodera de los ciudadanos que contemplamos incrédulos como el ágora se ha llenado de falsedades, gritos y postureo que están desplazando la discusión y la reflexión en profundidad sobre como deberíamos afrontar la sindemia de la Covid-19.
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