Nadar
Nadar
La ventana
del verano.
Aire caliente
de libros.
Pileta
municipal con agua desinfectada
y un manual
para esquivar pandemias.
El espacio
diáfano olvida titulares.
Sobre la
superficie azul de la piscina
las
desgracias y los sucesos
flotan rotos
al vaivén de mil pedazos.
No es el
sol, sino la mascarilla
blanca
reutilizable Made in China
el horror de
quien no se acerca
porque piensa
que puede morir
o matar.
Nadie entiende
mi sueño.
Acallo el
grito verde.
Nado de un
borde a otro.
Cinco
brazadas por exhalación
libre de
miradas:
Limpias,
sucias, oscuras y de amor.
Me detengo
cuando el oxígeno se va y, aún vivo,
repaso la
vida con nuevos ojos.
Etiquetas: poema
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