La curvatura de la córnea

22 mayo 2020

Salgo al balcón






Las antenas clavan el espículo radioeléctrico

sobre la conciencia de las tejas rojas que

como milagro de lo cotidiano

se destiñen

se entregan

se infectan con la programación audiovisual que rearma milagros.



Mis dedos buscan la humedad innegable

de la colada semanal centrifugada en prime time

tras un listado de alarmas que confunde

lo cotidiano

lo virtual

lo que se puede cambiar con el electroimán del aprendizaje.



La pinza bicolor de la suerte me recuerda el menú del display

cuando las sábanas blancas goteaban al sol

y el mundo se resumía en una calle

un usuario

una contraseña

un localizador de emergencias y mucho amor. Amor de madre.



La vida sin las camisetas chillonas del Decathlon era más sencilla

sin milagros cotidianos que colgar en las redes sociales

donde cada día rearmo

una familia innegable

una vivienda genuina

y una libertad para malgastar.



¿Qué cambiará el día que no salga al balcón?

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