La corrupción: Algo huele mal
Rodrigo Borja en su enciclopedia política nos recuerda como
Marcelo, uno de los centinelas del Palacio Real de Elsingor, le dice al príncipe
Hamlet que algo huele mal en Dinamarca, justo antes de que se presente el
fantasma de su padre. El rey de Dinamarca cuenta que acaba de ser asesinado por
su hermano Claudio para usurparle la corona y casarse con la viuda. Ese momento
narrado por la pluma de Shakespeare originó que la frase "algo
huele mal en Dinamarca" designara las cosas que no marchan bien en un país
a causa de la corrupción.
La Real Academia de la Lengua define la corrupción en las
organizaciones, especialmente públicas, como las prácticas que los gestores
realizan para sacar provecho personal de sus funciones profesionales. Victoria
Carvajal nos lleva hasta el FMI que la califica como “impuesto al crecimiento”
a cargo del contribuyente y que supone una reasignación de recursos públicos
que, en lugar de invertirlos en educación, sanidad o investigación, terminan en
los bolsillos de quienes gestionan esos fondos. Pero la corrupción también
anida en la columna de ingresos a la que no llegan los fondos favorecidos por
exenciones fiscales, pagos de sobornos o amnistías fiscales que terminan por
desincentivar al pequeño contribuyente inmerso en el menudeo de la economía
sumergida. En España, recuerda Carvajal, se cuentan ya 121 casos de corrupción
que han supuesto el desvío de miles de millones de euros de las arcas públicas.
Los corruptos, como apunta Fernando Savater, son unos
privilegiados incapaces de comprender que su situación es una oportunidad para
ayudar a la comunidad y optan por todo lo contrario: El corrupto solo piensa en
saquear los fondos públicos e incumplir el objetivo social de proteger y
distribuir el dinero que legitima el Estado democrático para arrastrarnos al
paraíso de los ladrones.
Manuel Villoria nos invita a beber de la definición que
Javier Pradera hizo de la corrupción española que surge tras la Constitución de
1978 como “el abuso de poder en beneficio privado, directo o indirecto. Cuando
a una persona se le otorga poder para que lo use en beneficio del grupo que se
lo cede fiduciariamente y, traicionando la confianza, lo usa para beneficiarse
directa o indirectamente.”
La corrupción en España, insiste Villoria, no está
relacionada con la inmensa mayoría de los servicios públicos y los funcionarios
que los gestionan porque el 80% de las sentencias por corrupción analizadas por
Carlota Tarín han tenido lugar en ámbitos locales relacionados con la contratación, las licencias y el urbanismo.
Las más altas cotas de percepción sobre la corrupción europea y especialmente
españolas se centran en las empresas constructoras de infraestructuras y
gestión de residuos.
Todas estas estrategias suelen esconderse en los entresijos que
permiten navegar a los corruptos entre las aguas de la legalidad y la
responsabilidad política, por eso es importante recordar una carta publicada en
The Guardian “La narrativa de los medios de comunicación hasta ahora se ha
centrado en el escándalo y en los que es legal o no. Y lo que yo quiero que se
sepa es que lo legal es escandaloso y tiene que cambiar.”
¿Qué ha cambiado en España después de la sucesión de
escándalos a la que hemos asistido? Fernando Jiménez nos recuerda el proceso de
cambios legales para dar apariencia de que se reaccionaba cuando en realidad no
había la más mínima intención de ir a las causas del problema. En 1987 se
introdujo una ley para ampliar la financiación pública recibida por los
partidos al tiempo que se les imponían algunas limitaciones a la financiación
privada, pero el legislador “no cayó en la cuenta” de que todas estas
limitaciones quedaban en papel mojado al permitir las donaciones anónimas.
Veinte años después y con una nueva ola de escándalos en 2007 se prohibieron
las donaciones anónimas sin embargo, el legislador volvió a “olvidarse” de
introducir limitaciones sobre las condonaciones de las deudas bancarias de las
que se beneficiaban algunos partidos y permitió que las donaciones, en lugar de
ir a los partidos, fueran a las fundaciones de los mismos. En el 2012 se
introdujeron nuevos cambios para que esos regalos de los bancos a los partidos
llamados condonaciones se vieran sujetos a limitaciones, pero el legislador
flexibilizó el régimen de donación a las fundaciones y eliminó los topes
legales que se podían percibir. Con Bárcenas llegó la última reforma de 2015 en
la que se elimina por completo las donaciones de cualquier empresa a los
partidos, sin embargo nos encontramos ante un nuevo olvido porque, en el caso
de las fundaciones de los partidos, las empresas pueden seguir aportando fondos
sin límite.
Parece evidente, recuerda Jiménez, que nos encontramos ante
reformas meramente cosméticas que nos llevan hacia una pérdida de credibilidad
y confianza en los actores políticos y a confundir las consecuencias con las
causas de la corrupción. Porque el combate contra la corrupción no debería
fiarse al poder prodigioso de las instituciones, sino más bien debería
centrarse en las operaciones concretas que se ejecutan en el contexto social en
el que inciden dentro de un proceso político donde la corrupción, más que una
enfermedad, es el síntoma de que en órdenes sociales muy estables predomina la
lógica grupal primaria de pertenencia (familia, confesión religiosa, partido
político) que los actores políticos sitúan por encima de los intereses
generales. Por eso es importante instalar una gobernanza en la que las
fronteras entre lo público y lo privado sean mucho más sólidas de lo
habitualmente aceptado, y en el que los ciudadanos que aspiran a tener algún
grado de poder político sean capaces de anteponer los intereses generales de la
sociedad a los de su propio grupo. Las sociedades, afina Jiménez, que instauran
esta gobernanza son sociedades menos corruptas. Por lo tanto el error consiste
en identificar la corrupción con una enfermedad en la que se puede aislar a los
corruptos para mantener sano al resto de la sociedad, desde ese punto de vista,
la solución no consiste en sustituir gobernantes corruptos por otros que se
encuentren con las mismas reglas de juego y fiarlo todo a la integridad moral
de los recién llegados, como asegura Andrés Herzog, la paupérrima calidad de
nuestra democracia es el fundamento de la corrupción política que,
“afortunadamente no contagia a la función pública”, y solo se ha instalado en
el entramado de cargos electos y por extensión en las empresas que contratan
con la Administración. Herzog señala que este tipo de corrupción se ha
producido por la colonización de los partidos políticos en todos los ámbitos
sociales hasta crear una red clientelar que algunos han calificado como
capitalismo de amiguetes.
Herzog aporta una solución: Avanzar hacia una mejor
democracia en la que se respete las instituciones del Estado mediante una despolitización
que permita profesionalizarlas, algo que no se podrá conseguir sin una
ciudadanía exigente e implicada por la intolerancia ante la corrupción, el
clientelismo y la mentira.
Tal ver por eso recuerdo la serie danesa de televisión
Borgen y el impacto que recibí al comprobar cómo el funcionario de carrera
Niels Erik Lund, desde su cargo de Secretario Permanente de la Oficina del
Primer Ministro, no hace distinciones entre laboristas, moderados o liberales. Los
políticos electos pasan por las dependencias oficiales mientras él permanece en
ellas para poner un hilo de continuidad profesional en la gobernanza del país.
Documentación
Borja, Rodrigo. Enciclopedia política. http://www.enciclopediadelapolitica.org/Default.aspx?i=&por=a&idind=1589&termino=
Carvajal, Victoria. “El coste de la corrupción en el
mundo.” Ahora.3-9 de junio de
2016.13.
Herzog, Andrés. “¿Nos
preocupa realmente la corrupción?.” Claves. Mayo-Junio 2016: 32-41
Jiménez, Fernando. “Tres
errores en el combate de la corrupción.” Claves. Mayo-Junio 2016: 18-31
Savater, Fernando. “Corruptio optimi pessima.” Claves.
Mayo-Junio 2016:5-6
Villoria, Manuel. “La
sociedad española frente a la corrupción.” Claves. Mayo-Junio 2016: 8-17
Ilustración de El Roto:
http://www.eldescodificador.com/wp-content/uploads/2016/05/el-roto.gif
1 Comments:
Hola: Supongo que soy de las muchas personas que se alegra que la Curvatura vuelva a estar activa, y es que la vida sin ella era demasiado rectilínea....
Un abrazo.
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