De la rutina como sustento
Si
la memoria no me traiciona, fue con los artículos de Umbral en la
contra portada de El Mundo con los que pille manía a los artículos con
nombres propios en negrita. Mucho más tarde, las reseñas nocturnas que Octavio Gómez Milián
publicaba en su blog, llenas de nombres y apellidos, me parecían
hipnóticas, cuando yo salía por la noche era incapaz de identificar a
nadie más allá de mi nariz. O el texto que tuve la suerte de leer el
otro día con nombres y más nombres del pop aragonés que terminan por
modificar los recuerdos propios.
A veces Octavio utiliza esa técnica
de avalancha, de nombres o de conceptos, en sus artículos políticos. Y
creo que ahí no funcionan. Para la crítica política a mi me gusta más lo
concreto, cuanto más concreto mejor, ahondar, cribar, poner la lupa y
darle caña al mono, cuanta más caña mejor.
Por eso me gustan mucho
más las columnas de Octavio con ese aire costumbrista lleno de nombres,
gracias a Dios sin negrita, como la que publica hoy el Heraldo en su
deambular de amigo en amigo: Melero (a veces Pepe y otras José Luís),
Campos, Romeo, Gascón, Acin, Grasa, Notivol y Mayor.
Tras recibir esa excelente sobredosis de apellidos acompañados por sus
correspondientes nombres de pila, Octavio remata con las siguientes
palabras: Memoria emocional de los tesoros mínimos que nos da la vida,
de la rutina como sustento”
Y ustedes me perdonaran, pero ya sueño con un poemario con ese título: De la rutina como sustento.
Etiquetas: artículo, Octavio Gómez Milián
posted by Javier López Clemente @ 11:32
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