La curvatura de la córnea

15 noviembre 2012

De la rutina como sustento

Si la memoria no me traiciona, fue con los artículos de Umbral en la contra portada de El Mundo con los que pille manía a los artículos con nombres propios en negrita. Mucho más tarde, las reseñas nocturnas que Octavio Gómez Milián publicaba en su blog, llenas de nombres y apellidos, me parecían hipnóticas, cuando yo salía por la noche era incapaz de identificar a nadie más allá de mi nariz. O el texto que tuve la suerte de leer el otro día con nombres y más nombres del pop aragonés que terminan por modificar los recuerdos propios.
A veces Octavio utiliza esa técnica de avalancha, de nombres o de conceptos, en sus artículos políticos. Y creo que ahí no funcionan. Para la crítica política a mi me gusta más lo concreto, cuanto más concreto mejor, ahondar, cribar, poner la lupa y darle caña al mono, cuanta más caña mejor.
Por eso me gustan mucho más las columnas de Octavio con ese aire costumbrista lleno de nombres, gracias a Dios sin negrita, como la que publica hoy el Heraldo en su deambular de amigo en amigo: Melero (a veces Pepe y otras José Luís), Campos, Romeo, Gascón, Acin, Grasa, Notivol y Mayor. Tras recibir esa excelente sobredosis de apellidos acompañados por sus correspondientes nombres de pila, Octavio remata con las siguientes palabras: Memoria emocional de los tesoros mínimos que nos da la vida, de la rutina como sustento”
Y ustedes me perdonaran, pero ya sueño con un poemario con ese título: De la rutina como sustento.

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