La curvatura de la córnea

27 febrero 2012

El Lazarillo de Tormes por Dispara Teatro


Dispara Teatro preestrenó en La Sala de Abajo una adaptación de la novela El Lazarillo de Tormes. Seguro que a usted le pasa como a mí y habrá escuchado alguna vez que nos encontramos ante una de las obras maestras de la literatura española para, inmediatamente, situarla en el paredón de las lecturas obligadas en el colegio y que, precisamente por eso, su arrumbado recuerdo nos devuelve una imagen deteriorada por la difícil lectura de un lenguaje pesado y trasnochado. La adaptación al presente del lenguaje del siglo XVI conserva la acidez y el humor originales de la obra, desde el patio de butacas se advierte la picaresca del protagonista, el chascarrillo del humor y la podredumbre moral que acompaña a los señores a los que Lázaro sirve como criado. El texto transforma su espíritu epistolar original en una constante invitación al público para que participe de las peripecias del personaje. El quebranto de la cuarta pared consigue la complicidad del espectador para con quien nos cuenta su vida que, aunque transitó por la desgracia, bien podemos intuirle un presente de cierta comodidad monetaria, personal y hasta amorosa, digan lo que digan las malas lenguas.

Javier Tenías representó a todos los personajes. Este ir y venir enriquece la trama que, apoyada en un texto muy potente, abandona la tercera persona y salta con frescura hasta la cercanía del diálogo. El actor muda la voz, brinca el gesto y manipula las máscaras con la técnica de la Comedia del Arte. Su trabajo tiene intensidad, cercanía y consigue atrapar la atención del público al que constantemente implica en el desarrollo de la trama.

Este Lazarillo de Tormes es un excelente antídoto para olvidar los malos recuerdos colegiales que esta historia dejó en muchos estudiantes.

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