The Amazing Metromán
Andrés Pathos era como cualquier internauta masculino, adicto al porno y a los videos chorras del You Tube. Pero gracias a la fortuna, en una de esas largas noches de navegación, encontró la secuencia cinematográfica que cambio su vida: Las cámaras de seguridad del metro grabaron para la posteridad la acción heroica de un ciudadano.
Andrés Pathos visualizó aquellas imágenes una y otra vez hasta que comprendió la llamada que iba a cambiar su vida, y desde entonces dedicó cuerpo y alma a desfacer entuertos cual Quijote del siglo XXI, una época repleta de ciudadanos indeseables que dejan las cagadas de perro en las aceras, te cuentan su vida en el autobús o tocan el claxon cuando el semáforo acaba de ponerse verde. Seres infames a los que hay que eliminar. Andrés Pato hizo honor al lugar dónde vio la luz y adoptó el nombre de Metroman, un súper héroe con los calzoncillos por fuera.
Metroman también encontró a su Dulcinea, una bella usuaria del transporte público que sembró un hálito de esperanza en la áspera y peligrosa vida de su caballero andante, un hombre castigado por la ausencia de referencias familiares, falta de cariño y esclavo permanente de su misión.
En la dura tarea de batallar contra el mal imperante, Metroman se topó con un aliado. Lince es un ciego capaz de manipular el lenguaje hasta conseguir que las metáforas se transformen en oráculos, un trasunto de Sancho Panza que diseñó armas mortíferas para nuestro súper héroe, gachets como el metroflat, el anillo de telekinesia o la gorra telepática.
Zaragoza, ciudad inmortal y tranviaria, se encuentra de enhorabuena porque Metroman se comprometió a visitarnos todos para relatarnos la espeluznante historia que transformó a un ciudadano anodino en el azote de los zotes.
No te pierdas a Oscar Castro y su Teatro Tacastrófico los próximos días 11, 18 y 25 de marzo a las 21 horas en el Espacio Parakultural Gromelo, un reducto para valientes situado en el almacén de La Caja Tonta, un garito lleno de vinilos de la calle Comandante Repollés. Solo tienes que reservar tu entrada en gromelo@gromelo.com y llevarte un billete de cinco euros. Te garantizo una experiencia desternillante y la certeza de que “Angel”, una de mis canciones favoritas de Massive Attack, no volverá a ser la misma.
Andrés Pathos visualizó aquellas imágenes una y otra vez hasta que comprendió la llamada que iba a cambiar su vida, y desde entonces dedicó cuerpo y alma a desfacer entuertos cual Quijote del siglo XXI, una época repleta de ciudadanos indeseables que dejan las cagadas de perro en las aceras, te cuentan su vida en el autobús o tocan el claxon cuando el semáforo acaba de ponerse verde. Seres infames a los que hay que eliminar. Andrés Pato hizo honor al lugar dónde vio la luz y adoptó el nombre de Metroman, un súper héroe con los calzoncillos por fuera.
Metroman también encontró a su Dulcinea, una bella usuaria del transporte público que sembró un hálito de esperanza en la áspera y peligrosa vida de su caballero andante, un hombre castigado por la ausencia de referencias familiares, falta de cariño y esclavo permanente de su misión.
En la dura tarea de batallar contra el mal imperante, Metroman se topó con un aliado. Lince es un ciego capaz de manipular el lenguaje hasta conseguir que las metáforas se transformen en oráculos, un trasunto de Sancho Panza que diseñó armas mortíferas para nuestro súper héroe, gachets como el metroflat, el anillo de telekinesia o la gorra telepática.
Zaragoza, ciudad inmortal y tranviaria, se encuentra de enhorabuena porque Metroman se comprometió a visitarnos todos para relatarnos la espeluznante historia que transformó a un ciudadano anodino en el azote de los zotes.
No te pierdas a Oscar Castro y su Teatro Tacastrófico los próximos días 11, 18 y 25 de marzo a las 21 horas en el Espacio Parakultural Gromelo, un reducto para valientes situado en el almacén de La Caja Tonta, un garito lleno de vinilos de la calle Comandante Repollés. Solo tienes que reservar tu entrada en gromelo@gromelo.com y llevarte un billete de cinco euros. Te garantizo una experiencia desternillante y la certeza de que “Angel”, una de mis canciones favoritas de Massive Attack, no volverá a ser la misma.
Etiquetas: gromelo, metroman, oscar castro, reseña teatro, Teatro Tacastrófico
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