Un Lerenda entre Mendos y Mendas
Me gusta hacer el muerto en la piscina, imaginarme a la deriva en algún mar inhóspito. El sueño dura pocos minutos porque las piernas se hunden y termino por tocar fondo. Abro los ojos y allí estoy, bajo la atenta mirada del socorrista.
Hace cinco años que comencé con las clases de teatro para aficionados en el Teatro de la Estación de Zaragoza. La principal motivación fue asegurar mi presencia en los recitales poéticos-narrativos que hacía con mis compañeros de la tertulia literaria “La República de Calíope”. Tenía el sueño de aplicar a aquellas sesiones las herramientas de la representación.
Pero una cosa es proponer y otra distinta disponer. Muy pronto olvidé mis proyectos y caí en la deliciosa tentación del escenario. Jugar a recrear otras vidas, revolotear sobre los sentimientos, hacer divertida o dramática cualquier situación, poner voz a las palabras. En la sala de ensayos era excitante ascender los peldaños que separan el mundo real de los focos. Una distancia minúscula para conseguir el salto más grande: Olvidar las rutinas de la vida diaria, cruzar el espejo y ser, por unas horas, el reflejo de ti mismo. Un personaje más allá de las leyes físicas que nos obligan a tener los pies sobre la tierra, un paraíso para volar.
Luego llegó la efervescencia de enfrentarse al público, superar la barrera del terror, salir ahí sin más armas que tus propios miedos y conectar con los sentimientos, las dudas y los vaivenes de quienes te miran y te escuchan, algo que sólo es posible bajo la pátina del titiritero.
Todas estas sensaciones desaparecieron durante las pasadas Navidades. Los recovecos de la vida, la enésima traición y algunos egos revueltos y mal apagados destruyeron todas las sensaciones positivas que había sentido sobre el escenario y junto a mis compañeros. Había tocado fondo. Fue entonces cuando llegó el SMS de mi profesor de teatro. Jesús Bernal me tiraba, sin saberlo, el salvavidas que necesitaba.
El Grupo número tres estaba montando “La venganza de Don Mendo” y se habían quedado sin rey Alfonso VII. Durante los últimos años les había visto montar funciones con un nivel muy alto. Entre sus alumnos hay actores a los que he visto evolucionar a lo largo de los años, y a los que admiro por la solvencia que demostraban sobre el escenario. Con todas estas premisas no pude negarme. Era un gesto de confianza al que tenía que responder con determinación.
El primer día de ensayos me encontré con la obra montada casi en su totalidad. Ese factor me sirvió de acicate para aprender con rapidez las frases de mi personaje y coger la velocidad de crucero del resto del grupo. El recibimiento que tuve fue espectacular. Me acogieron con cariño y sentí la agradable sensación de integrarme sin problemas a un elenco del que aprendí muchas cosas: La humildad en el trabajo de quienes, con el papel requetesabido, escuchan y ejecutan las proposición que se lanzaban desde dirección, la generosidad de repetir una escena porque alguien no tiene su día, el buen humor como agente vertebrador de todos los ensayos y la agradable sensación de remar en la misma dirección, sin titubeos y con la ilusión de conseguir el objetivo.
Estos antecedentes me ayudaron a calmar los nervios durante el día del estreno. Estuve muy tranquilo, el estado perfecto para deleitarme entre cajas del trabajo de mis compañeros y salir al escenario con la confianza de hacerlo bien y, sobretodo, disfrutar del juego de subirse a un escenario.
Este Lerenda da las gracias a los Mendos y Mendas que por orden de intervención son: Joaquín, Elena, Chon, Maribel, Gabriel, Chuso, Cecilia, Ángel, Antonieta, Fátima, Marta, Inma, Chusa, Elisabeth y Jesús al mando del cotarro.
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Fotografía de Carlosgg: Ángel es Moncada y yo mismo soy el rey Alfonso
Más fotografías en el picasaweb de Elena y Chuso.
Hace cinco años que comencé con las clases de teatro para aficionados en el Teatro de la Estación de Zaragoza. La principal motivación fue asegurar mi presencia en los recitales poéticos-narrativos que hacía con mis compañeros de la tertulia literaria “La República de Calíope”. Tenía el sueño de aplicar a aquellas sesiones las herramientas de la representación.
Pero una cosa es proponer y otra distinta disponer. Muy pronto olvidé mis proyectos y caí en la deliciosa tentación del escenario. Jugar a recrear otras vidas, revolotear sobre los sentimientos, hacer divertida o dramática cualquier situación, poner voz a las palabras. En la sala de ensayos era excitante ascender los peldaños que separan el mundo real de los focos. Una distancia minúscula para conseguir el salto más grande: Olvidar las rutinas de la vida diaria, cruzar el espejo y ser, por unas horas, el reflejo de ti mismo. Un personaje más allá de las leyes físicas que nos obligan a tener los pies sobre la tierra, un paraíso para volar.
Luego llegó la efervescencia de enfrentarse al público, superar la barrera del terror, salir ahí sin más armas que tus propios miedos y conectar con los sentimientos, las dudas y los vaivenes de quienes te miran y te escuchan, algo que sólo es posible bajo la pátina del titiritero.
Todas estas sensaciones desaparecieron durante las pasadas Navidades. Los recovecos de la vida, la enésima traición y algunos egos revueltos y mal apagados destruyeron todas las sensaciones positivas que había sentido sobre el escenario y junto a mis compañeros. Había tocado fondo. Fue entonces cuando llegó el SMS de mi profesor de teatro. Jesús Bernal me tiraba, sin saberlo, el salvavidas que necesitaba.
El Grupo número tres estaba montando “La venganza de Don Mendo” y se habían quedado sin rey Alfonso VII. Durante los últimos años les había visto montar funciones con un nivel muy alto. Entre sus alumnos hay actores a los que he visto evolucionar a lo largo de los años, y a los que admiro por la solvencia que demostraban sobre el escenario. Con todas estas premisas no pude negarme. Era un gesto de confianza al que tenía que responder con determinación.
El primer día de ensayos me encontré con la obra montada casi en su totalidad. Ese factor me sirvió de acicate para aprender con rapidez las frases de mi personaje y coger la velocidad de crucero del resto del grupo. El recibimiento que tuve fue espectacular. Me acogieron con cariño y sentí la agradable sensación de integrarme sin problemas a un elenco del que aprendí muchas cosas: La humildad en el trabajo de quienes, con el papel requetesabido, escuchan y ejecutan las proposición que se lanzaban desde dirección, la generosidad de repetir una escena porque alguien no tiene su día, el buen humor como agente vertebrador de todos los ensayos y la agradable sensación de remar en la misma dirección, sin titubeos y con la ilusión de conseguir el objetivo.
Estos antecedentes me ayudaron a calmar los nervios durante el día del estreno. Estuve muy tranquilo, el estado perfecto para deleitarme entre cajas del trabajo de mis compañeros y salir al escenario con la confianza de hacerlo bien y, sobretodo, disfrutar del juego de subirse a un escenario.
Este Lerenda da las gracias a los Mendos y Mendas que por orden de intervención son: Joaquín, Elena, Chon, Maribel, Gabriel, Chuso, Cecilia, Ángel, Antonieta, Fátima, Marta, Inma, Chusa, Elisabeth y Jesús al mando del cotarro.
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Fotografía de Carlosgg: Ángel es Moncada y yo mismo soy el rey Alfonso
Más fotografías en el picasaweb de Elena y Chuso.
Etiquetas: Teatro de la Estación, teatro la venganza de don mendo
14 Comments:
Que grande que eres, Rey!
Ya te echamos de menos. Aunque no por eso te echaremos de mas en la cena :P
Las fotos que publique en la galeria de picasa las hizo Carlos: http://www.flickr.com/carlosgg
Os abraza con un abrazo para toros y toras, el que no es ni menda ni mendo.
Os habéis propuesto entre todos hacer que se me salten las lagrimillas de nuevo u quéeee???
Javier, por mi parte, el placer fue mío, y siempre que quieras le ponemos juntos la cornamenta al de Toro...
La gentil Magdalena.
De Mercader, de Rey, de Javier, de lo que quieras. Pero no me abandones.
J
Hola Chuso y bienvenido a esta bitácora
Ay ay, que tu dices "que grande que eres, Rey" y yo, ya ves me acuerdo de Vicente Fernandez:
http://www.youtube.com/watch?v=YGbiWnoWTto
jajajaja
Yo si que os echo en falta, monstruos.
Salu2 Córneos
Hola Elena y bienvenida a esta bitácora.
Yo con usted me voy hasta el fin del mundo. Fue un placer estar juntitos en escena y fuera de ella, con esa mirada que me turbaba de amor, de tanto amor que el rey de Castilla hablaba como el rey del culebrón, ay! y termino, a sus pies mi gentil Magadalena.
;-)
Salu2 Córneos.
Rey de Castilla y León, que por tu sabiduría y presencia, deberías ser Alfonso décimo y no séptimo.
Qué placer fue compartir escenario con Rey tan grande y con tan curvada córnea.
Por tu reindado he pasado, de republicana convencida a súbdita mora abnegada.
Esto todavia no rima, pero ya rimará con el tiempo...
Azofaifa
Hola George.
De Mercader, de Rey y de Mirabeau, ¿recuerdas?
;-)
Salu2 Córneos.
He tenido que ver la foto dos veces para ver que eras tú, macho tenias que haber nacido en esa época pareces un rey de verdad, seguro que lo hiciste de puta madre.
Estas en el Reino de los cielos.
Majestad, eres un ANIMAL de las tablas y las letras.
Te lo dice Félix Rodriguez de la Fuente.
Ay Azofaifa.
Que grande su melena negra apoyada en la espalda de Don Mendo, previo a esos besos, besos que todos envidimos ;-)
Pero déjame, Azofaifa, déjame que te confiese que, ay, esa Inma Bayadera con su cintura cimbreando en torno a los latidos compulsos de mi, de mi, de mi corazón. Esos remolinos, ese pañuelo, esa grácil figura que embelesa.
Y en fin, que curvada sólo tengo la córnea
jajajajaja
Salu2 Córneos.
Joder Manolo
¿Pero como me puedes decir que estooy en el Reino de los Cielos?
¿Tan poco me quieres, que me quieres fiambre?
jajajajajajaaj
Y en fin, lo hice mal que ya es bastante, eso si, era un papel corto pero sustancioso y además con excelente compañía.
Salu2 Córneos.
Hola Angelito
que de angelito tienes poco... perillan de tranka en ristre.
El homenaje a Mister Rodriguez de la Fuente fue de escándalo y no hablemos de animales que, y lo digo muy en serio, verte ensayar ha sido un master gratuito.
Salu2 Córneos.
Cristiano!Rey de Castilla y de León! satisfaciste nuestro quillotro y será una delicia volver a disfrutarte.
Alí
Hola Marta
Los quillotros van y vienen jajajaj
Fue una delicia...y el gusanillo de repetir no deja de hacerme cosquillas en el estómago.
Gracias Guapetona.
Salu2 Córneos.
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