¡Nos casamos!
Antonio y Vanesa iniciaron su compromiso el 3 de septiembre de 1999, ese día empezaron como pareja, un noviazgo que culmina hoy con esta ceremonia matrimonial. Ellos han decidido comprometerse en público y nos han invitado a todos los presentes a reunirnos en esta sala de Ayuntamiento de Alagón para ser participes de esa ilusión, para que nuestra compañía se transforme en un potente impulso que les ayude a enfrentarse con esta nueva etapa de sus vidas, para certificar la grandeza que define la esencia del matrimonio: La libre elección de una pareja y con ella construir el futuro.
Pero además de un futuro esperanzador, Antonio y Vanesa forman parte de nuestra memoria, seguro que todos nosotros tenemos un recuerdo dónde ellos son los protagonistas. Algunos evocaran bailes y juergas, las madres irán mucho más lejos: Al primer día del colegio, a las nanas o incluso al paritorio. Yo también tengo los míos.
El primer recuerdo que conservo de Vanesa es muy moderno, un recuerdo cinematográfico. La escena transcurre en una de las mesas del Burger King del Centro Comercial de Grancasa, estamos esperando para ver una película cuyo título he olvidado, sin embargo, recuerdo a la perfección el desparpajo de su juventud, la alegría contagiosa de sus opiniones y una estimulante ilusión por comenzar un tramo nuevo es sus estudios.
De Antonio tengo un ciento, pero me quedo sin dudarlo con las tardes de sábado de cuando tenia tres años y se arrastraba por el pasillo entre lloros para reclamar la atención de su madre, era capaz de hacer aquel recorrido una y otra vez mientras el resto de la familia intentábamos obviar sus lamentos de metirijilla y disfrutar de la película de la tele.
Y ahora que estamos instalados en el recuerdo, me gustaría sumar toda la energía sentimental, la alegría y la jovialidad que genera la celebración de esta boda para recordar a todos aquellos que no están entre nosotros, aprovechemos este impulso de cariño, amor y amistad para mantenerlos presentes en nuestra memoria. Yo recuerdo a dos de los míos.
Mi primer recuerdo es para mi padre, el abuelo materno de Antonio se casó con Rosario, que aún anda por ahí, en un matrimonio que duró sesenta años, un record a batir en la familia.
El segundo recuerdo tiene que ver con una foto que hice en Santa Pola en el mes de agosto de 1990 y que tengo junto al ordenador en el que he escrito estas líneas. Mi cuñado esta sentado sobre las piedras de un rompeolas, a su lado, mi sobrino levanta la mano derecha en lo que parece el inicio de un salto. Ambos se miran ajenos al objetivo fotográfico que los inmortaliza, los dos sonríen, y me gusta pensar que Antonio, el novio de mi hermana que tantas veces me llevó en brazos, nos mira desde vaya a saber usted que rompeolas y une su sonrisa a la de todos nosotros para celebrar la boda de su hijo.
Pero además de un futuro esperanzador, Antonio y Vanesa forman parte de nuestra memoria, seguro que todos nosotros tenemos un recuerdo dónde ellos son los protagonistas. Algunos evocaran bailes y juergas, las madres irán mucho más lejos: Al primer día del colegio, a las nanas o incluso al paritorio. Yo también tengo los míos.
El primer recuerdo que conservo de Vanesa es muy moderno, un recuerdo cinematográfico. La escena transcurre en una de las mesas del Burger King del Centro Comercial de Grancasa, estamos esperando para ver una película cuyo título he olvidado, sin embargo, recuerdo a la perfección el desparpajo de su juventud, la alegría contagiosa de sus opiniones y una estimulante ilusión por comenzar un tramo nuevo es sus estudios.
De Antonio tengo un ciento, pero me quedo sin dudarlo con las tardes de sábado de cuando tenia tres años y se arrastraba por el pasillo entre lloros para reclamar la atención de su madre, era capaz de hacer aquel recorrido una y otra vez mientras el resto de la familia intentábamos obviar sus lamentos de metirijilla y disfrutar de la película de la tele.
Y ahora que estamos instalados en el recuerdo, me gustaría sumar toda la energía sentimental, la alegría y la jovialidad que genera la celebración de esta boda para recordar a todos aquellos que no están entre nosotros, aprovechemos este impulso de cariño, amor y amistad para mantenerlos presentes en nuestra memoria. Yo recuerdo a dos de los míos.
Mi primer recuerdo es para mi padre, el abuelo materno de Antonio se casó con Rosario, que aún anda por ahí, en un matrimonio que duró sesenta años, un record a batir en la familia.
El segundo recuerdo tiene que ver con una foto que hice en Santa Pola en el mes de agosto de 1990 y que tengo junto al ordenador en el que he escrito estas líneas. Mi cuñado esta sentado sobre las piedras de un rompeolas, a su lado, mi sobrino levanta la mano derecha en lo que parece el inicio de un salto. Ambos se miran ajenos al objetivo fotográfico que los inmortaliza, los dos sonríen, y me gusta pensar que Antonio, el novio de mi hermana que tantas veces me llevó en brazos, nos mira desde vaya a saber usted que rompeolas y une su sonrisa a la de todos nosotros para celebrar la boda de su hijo.
8 Comments:
Que vivan los novios! y el resto de la familia. Siempre es bonito ir de boda y más cuando se quiere a los novios tanto como tú lo haces. Abrazos con arroz!
Hola Gubia.
No lo puedo evitar: Me encantan las bodas, que se besen los novios, que se besen los padrinos, que se besen el Javi y la Miguela, bailar pasodobles, palmear por rumbitas y un vals, me pirro por un vals.
Salu2 Córneos
¡¡¡¡Y la tarta nupcial!!!
Pues ¡que vivan los novios!, claro que sí.
Yo me lo he pasado muy bien en las bodas...vaya que sí.
En la mía sobre todo (recuerdo que acabamos en El Monaguillo comiendo bocatas de chorizo picante como a las 7 de la mañana. Después de todo el día de tirititiri...tremendo).
Eso sí, lo dije y lo mantengo: no me volveré a casar nunca más.
A ver cuando vuelve una boda de esas....
Hola LaMima
Pues eso ¡que viva los novios!
Ejem, Inma, con ese dato horario de los bocadillos picantes te recuerdo que te perdiste la noche de bodas de tu boda, ese momento mágico ajajajajajajajaj.
Salu2 Córneos.
Conmovedora, tu explicación y, tu implicación. Mi enhorabuena para Antonio, el del rompeolas, por la boda de su hijo, y por su córneo cuñado.
Hola Pepe.
Gracias por tus palabras.
Salu2 Córneos
Los ojos de Isaac y Antonio, observando desde más allá de arco iris estarían brillantes de felicidad y emoción.
Y dejando un poco la seriedad, decirte que a mí me gustan tanto las bodas que por eso he repetido pero...........espero NO tripitir.
Mucha felicidad para los novios.
Bsks
Emibel
Hola Emibel.
La emoción fue lo que me cortó la respiración para no poder decir el texto como lo soñé.
ajajaja
A mi me gustán los bodas pero... en las mesas de los invitados.
Salu2 córneos y BSks
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