La curvatura de la córnea

16 enero 2009

El Camino, de Miguel Delibes


El Camino (1950) es la tercera novela de Miguel Delibes y la consagración definitiva de una manera de escribir: La cadencia que guardamos en la memoria de los relatos junto a la lumbre, esa manera oral de contar las historias de los pueblos, de las familias y donde, a poco que la noche sea fría, se cuela el maravilloso aliño de la ficción.
La novela nos muestra la mirada curiosa y avispada de tres niños, de sus correrías, y de sus sentimientos. Daniel, el Mochuelo, junto a sus compañeros el Tiñoso y el Boñiga, nos regalan un baño de nostalgia a cada paso, una sensación que sentirán tanto los que se hayan criado en un pueblo como los que lo hayan hecho en una ciudad, es cierto que el escenario es muy importante a lo largo de todo el libro, pero los sentimientos que se destilan en todas y cada una de las páginas son universales.
La historia transcurre en algún lugar de la meseta castellana plagado de colores, olores y sonidos que el autor recorre con el gusto del que ha disfrutado de esas mieles. El discurrir de una sociedad entre la ignorancia de la beatería en grado sumo, el trabajo manual que dignifica al hombre, los descreídos de Dios y el retrato panorámico de una sociedad rural donde quedaba muy claro quien vivía con un mote tras el nombre, y quien llevaba el “Don” delante del mismo. Ese es el otro motor de la novela. El padre del Mochuelo esta empeñado en que su hijo se vaya a estudiar a la ciudad para progresar. El Quesero, lo que anhela en el fondo, es que su hijo sea algo más en la vida de lo que él ha logrado, al fin y a la postre, que deje de ser el Mochuelo para convertirse en Don Daniel.
La novela tiene una enorme actualidad porque es un canto elogioso a la vida en el campo, y todos sabemos del progresivo enamoramiento de la población urbanita de este país por el regreso a la naturaleza, al campo, al lugar inhóspito que dejaron nuestros padres, y que ahora adopta tintes nuevos en una realidad muy diferente a la de los años cincuenta, nuestros pueblos del siglo XXI son lugares dónde el progreso ha llegado en forma de cuatro por cuatro por las autovías, telefonía móvil de última generación, alcantarillado, pabellones polideportivos y disco móvil para la rematar la romería. Casi todo ha cambiado y el pueblo que Delibes nos regala en esta novela tiene poco que ver con la actualidad, para el autor, la vida en el campo es lo positivo frente a la vida civilizada allende los montes, los ríos y las veredas. En estos días esa frontera esta mucho más diluida.
El Camino es una lectura estupenda, una historia plagada de imágenes con los adjetivos justos y necesarios, construía por la maestría de quien es capaz de hacer de la sencillez una virtud, la enseñanza poética del ciclo de la vida y la obligación de enfrentarnos al mundo para poder interpretar todo lo que la vida nos ofrece: La amistad, el amor, la lealtad y la certeza postrera de que alguna vez nos tumbaremos en la cama para dormir y todos nuestros recuerdos, juntitos, tozudos y bien frescos, se tumbaran junto a nosotros para pasar toda la noche en vela, una de esas noches que sólo puede romper el canto del gallo.

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16 Comments:

At 16 enero, 2009 08:46, Anonymous Anónimo said...

No me lo he leído, que fallo. Y eso que Delibes siempre me ha gustado: me cae bien. Es una persona que destila sencillez, calma ¿verdad?.. cuando lo escuchas y cuando lo lees.
Me lo apunto, que últimamente parece que he olvidamos retomar libros de antaño.
Besos, "silencioso".

 
At 16 enero, 2009 22:54, Blogger JOSEMARCO said...

Excelente reseña de uno de mis libros preferidos y de uno de mis autores favoritos. Cuando releo "El camino" me veo retratado en un espejo. Yo también abandoné mi pueblo, Aliaga, a los once años para ir a estudiar. Todavia recuerdo la última noche de un septiembre de 1964, casi desvelado, inquieto y nostálgico.

Hasta pronto, Javier.

José María

 
At 17 enero, 2009 08:59, Blogger AGUSTIN MARTIN said...

ese libro es maldito para mi, se lo obligaron a leer a mi hermana en el cole, y le cogió mania y yo por empatía fraternal.

de todas formas a mi me gustó mucho la version española en cine: el lute "camina" o revienta.
el remake americano: "camino" a la perdición".

y sin duda la version musical: por el "camino que lleva a belén".

jejejeje.

saludos javier.

 
At 17 enero, 2009 10:48, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Lamima

No creo que sea un fallo, yo tampoco lo había leído hasta ahora, los libros llegan cuando llegan y sólo los tenemos que disfrutar ;-)

Espero que disfrutes de su lectura.

Salu2 Córneos.

 
At 17 enero, 2009 10:49, Blogger Javier López Clemente said...

Hola José María.

Lo pensaba, después de nuestra conversación del otro día, cuando leía el libro, esta es tú historia y la de mucha otra gente, de ello hablaremos en la tercera edición de "Tardes de Blog"

Salu2 córneos

 
At 17 enero, 2009 10:51, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Agustín.

Yo pensaba que la empatía fraternal sólo servía para dar o recibir cachetes jajajaaj.

Sin lugar a dudas que los caminos que citas son grandes caminos, pero en lo musical creo que olvidas una muy importante para los de "nuestra" generación, ahí te dejo un enlace y ya me dirás:

http://otrascurvaturas.blogspot.com/2009/01/camino-soria.html

Salu2 Córneos.

 
At 17 enero, 2009 12:03, Blogger Lamia said...

Yo lo leí hace muchos años... Siempre me ha gustado la manera que tiene de escribir Delibes, esa prosa tan periodística, tan descriptiva.

 
At 18 enero, 2009 01:20, Anonymous Anónimo said...

Me gusta Delibes, siempre tan cercano y tan poético.
Hacía días que no pasaba por tu blog, monstruo, que te los curras bien.
He dejado un comentario sobre el Sr. Dolan.
Un besote.
S. Manrique.

 
At 18 enero, 2009 01:54, Blogger Sara Fedrika said...

Hola Javier.

Leí el camino dos veces, una cuando era estudiante y otra por puro capricho hace muchos años ya. El recuerdo me queda de la novela es el de la amistad y lo relaciono siempre con mi vuelta del pueblo a la ciudad cuando acababa el verano. Recuerdo que viajaba de vuelta a Zaragoza en la parte posterior del coche de mi padre mirando por la ventanilla mientras densos lagrimones se me resbalaban por las mejillas.

El niño que puede criarse en un pueblo tiene una suerte inmensa.

Más tarde, después de EL CAMINO, leí LAS RATAS, que me gustó algo menos, SEÑORA DE ROJO SOBRE FONDO GRIS, que a pesar de ser lectura obligada en los institutos y me gustara bastante no veo superior a El CAMINO, y EL HEREJE, fabulosa novela histórica que para mi gusto, carece del encanto de la novela que tu reseñas. En EL HEREJE todo funciona correctamente, sin embargo El CAMINO tiene una sensibilidad especial. DELIBES nos toca el alma con ella, porque, al menos eso creo yo, nos transporta a nuestro fuero interno de niños, esos niños que siguen encerradosdentro de nosotros, en cuepos de adultos.

Excelente reseña.

 
At 19 enero, 2009 21:09, Blogger Sara Fedrika said...

He encontrado unos versos del poeta Luis Rosales que me ayudan a explicar ese encanto especial que tiene el libro.

"Una niñez eterna que liga el mundo con nosotros igual que una bisagra donde se junta el cielo con la tierra".

Ah, se me olvidaron los SANTOS INOCENTES, pero me acuerdo más de la peli que del libro.

 
At 21 enero, 2009 13:36, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Lamia.

Ese es el secreto de Delibes, su forma tan sencilla de contar, de llegar, tal vez porque ejerciendo de periodista descubrió que en lo esncial esta la sustancia.

Salu2 córneos.

 
At 21 enero, 2009 13:37, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Sagrario.

En fin, no se si me lo curro, lo que si se es las horas muertas que paso en el sofá pensando que tendría que estar haciendo otras cosas, ay, esta retórica judeo-cristiana de la culpabilidad.

Salu2 Córneos y un besote.

 
At 21 enero, 2009 13:42, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Sara por partida doble.

La amistad es uno de los motores de la novela, la amistad y el aviso claro de que esa amistad va a terminar, de la separación que se avecina entre el niño que se van a quedar en el pueblo y el que marcha a la ciudad, un sólo lazo nos unirá en el futuro, un lazo que les lleva a una de las tumbas del cementerio.

Seguramente que poco a poco todas esas obras que citas de Delibes irán apareciendo en esta bitácora y será un placer compartir tus impresiones sobre las mismas.

"Una niñez eterna" Me gustan que traigas los versos de Rosales, mucho mas poético que aquello de la única patria es la niñez.

La peli de los Santos Inocentes marcó un hito en nuestra generación, la revelación por muchos ignoradas de dónde veníamos.

Salu2 Córneos.

 
At 22 enero, 2009 11:44, Anonymous Anónimo said...

Me gustaría conocer impresiones de los que han leído El Camino al respecto del uso repetitivo de los apódos. ¿Le encuentran algún valor estilístico?

 
At 23 enero, 2009 11:31, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Anónimo del 22 de enero y bienvenido a esta bitácora.

A mi me gustan esas reiteraciones, sobre todo la coletilla que usa cada vez que cita al cura"que era un gran ssnto" Con esa hasta me reía, porque aguantar al beaterío de ese pueblo esta sólo al alcance de los santos jajajajaaja

Incluso creo que Delibes se acordó de a quienes ese recurso no les puede gustar, ¿recuerdas? el hermano del Tiñoso rasga ese apodo de la cinta que adorna una corona funebre y deja escrito Moñigo y Mochuelo.

Salu2 Córneos.

 
At 25 enero, 2011 23:36, Anonymous viagra online said...

Las novelas de Miguel Delibes estan cargadas de romanticismo y generalmente presentan un lenguaje muy elaborado pero aun asi me fascina este escritor

 

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