La curvatura de la córnea

09 agosto 2008

Octavio-Fariña. Dos poetas, dos miradas

El Pabellón de la ciudad de Zaragoza en la Expo celebraba el día del barrio Universidad, con este motivo subieron al estrado Octavio Gómez Milián y Eduardo Fariña.
Gómez Milián hizo un ejercicio memorístico que le llevó hasta la postmodernidad zaragozana, todavía no existía Zeta, de los años ochenta. Un viaje hasta el barrio Universidad dónde la movida madrileña tenía su réplica aragonesa sin que sus protagonistas tuvieran conciencia de semejante evento , unas calles por las que Octavio niño “regordete” paseaba de la mano de su madre para hacer la compra, las mismas calles que descubrí en mi aterrizaje desde la lejanía pueblerina, un lugar dónde beber en copas de cinco litros o morir ahogado bajo los labios posesivos de alguna girl dark del barrio de San José experta en peligrosas succiones y en birlar vasos de tubo. El poeta recordó un barrio dónde todavía era posible adquirir esos discos que ahora sólo clickeamos, una de esas tiendas dónde tuve que decidir entre una cassette de los Police y otra de los Stones, un barrio de librerías con David Mayor frente a los anaqueles, un barrio que le recibió científico después de cursar ingeniería al otro lado del Ebro River y que le enseñó - de la mano de un joven concejal guipuzcoano - la cara más dramática de este país, un barrio con una calle, una casa y una habitación que alojó a Sergio Algora, un barrio con un Parque al que todos llaman Grande y que Octavio citó con su nombre oficial de Primo de Rivera, un parque para dar pan a los patos, leer a la sombra de sus árboles y acudir al derruido anfiteatro del Rincón de Goya dónde el poeta asistió al regreso del Niño Gusano, un espacio con el que sueño la noche de verano que no conseguí escuchar a Camarón.
Una exposición cercana, sincera y muy bien trenzada. Octavio Gómez Milián esta alcanzando altas cotas de excelencia como poeta, como articulista de prensa en las páginas del Heraldo y como analista de la actualidad en la televisión local “La General”. Y todavía me queda por descubrir en vivo y en directo sus facetas musicales como pinchadiscos y cantante lírico rockero.
Eduardo Fariña también glosó su mirada sobre el barrio Universidad, una mirada de cuatro años, la mirada del recién llegado y que sin embargo ya es parte fundamental de su tejido cultural. El poeta de origen chileno se paseó con detenimiento por los bares del barrio que han sido fundamentales en su devenir literario. Desde el Tibet dónde se gestó esa maquinaria literaria que se llama La Caja Nocturna, hasta el bar cuyo nombre es “Bar” en una explosión minimalista que al joven autor le parece maravillosa, también se citó el Juan Sebastián Bar y ese bar que esta junto a la librería Antígona, y ese otro junto a la librería Cálamo. Cometió Fariña un exceso cuando otorgó el mérito de las mejores papas bravas de la ciudad al Bar Montesol, al menos no lo era en mi época de estudiante cuando tras subir al segundo piso me las pasaba jugando al guiñote, apurando copas de ponche y barajando las sonrisas de las chicas que estudiaban FP Administrativo en el cercano Instituto Corona de Aragón.
El evento finalizó con la intervención de Luís Felipe Alegre, director y actor de la compañía El Silbo Vulnerado cuyo nombre desconozco. Subió al escenario con la soltura de los actores para reivindicar el trabajo de los técnicos en cualquier faceta artística y recitó con brillantez un poema de César Vallejo como homenaje a Héctor Grande Álvarez, técnico de iluminación que falleció hace unos días en el recinto Expo mientras realizaba su trabajo.

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2 Comments:

At 10 agosto, 2008 18:50, Anonymous Anónimo said...

Muchas gracias por tus palabras Javier. Y por el texto, lo voy a copiar en mi blog, si no te importa...
sólo una cosa...enfadado me dejas por no acercarte a saludar y compartir unas cervezas. No seas soso, joder
abrazos amigo
o.

 
At 10 agosto, 2008 19:59, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Octavio.

Es fácil escribir desde la admiración de alguien que muestra su talento con sencillez y sin falsas verguenzas, chapeau.
A este ritmo tu blog va a ser una de mis sucursales jajajajajaja

Tienes razón en cuanto al enfado. Lo diré rapidito. Es este maldito complejo de inferioridad, ¿compartir cervezas con Forega, Luis Felipe, Fariña, Octavio y Carmen Ruiz? ya me gustaría pero empiezo a notar como la tartamudez me aceca y las estupideces hacen cola en mi cerebro y... me cago de miedo, así que ¡pies para que os quiero!

Pero lo juro aunque no lo creas, en las distancias cortas, una vez superado los traumas, soy de todo menos soso jajajajajaja.

Salu2 Córneos, man.

PD: Llevo cotejando mi calendario Non Stop, ya sabes, con tus sesiones pero no hay manera. Me muero por ver como enlazas la música.

 

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