La curvatura de la córnea

10 agosto 2008

Alonso Cordel y un tango de distrito heroico

Alonso Cordel utilizó las páginas de un periódico para poner título a esta reseña. Contó que, allá por junio, recibió el encargo de preparar un recital poético con el Casco Antiguo como motivo y como encontró una buena definición a cuatro columnas: Un distrito heroico.
Se extrañó el poeta del poco realce que tiene el Casco Antiguo de Zaragoza, un protagonismo inversamente proporcional a su tamaño y abogó, entre sueños, por una relevancia similar a las zonas más antiguas de Siena o Nueva Orleáns.
Alonso Cordel, manchego de bautismo y zaragozano de pasión, apostó por sumergirse en las páginas que hace veinticinco años escribió su amigo Luis Herrero. Líneas urbanas para un recorrido costumbrista por el barrio del Gancho, por la calle Predicadores, por los pasos cruzados de santos como San Blas y de oficios como Cereros o Aguadores. Un barrio al que nadie quería ir pero que tiene la solera de Santiago Auserón, José María Forqué y Carmen Paris entre otros.
El poeta nos invitó a callejear por las impresiones de su amigo con voz de cicerone en las descripciones, ondulante en las eses, raudo con las enumeraciones y pausado para el respeto debido al agua bendita de la iglesia de San Pablo, una de las joyas de esta ciudad. Alonso Cordel dio una lección de lectura, de requiebro con la palabra, suspendan el tiempo que yo sólo lo quiero escuchar, deliciosos chasquidos de su lengua para dudar y relanzar el texto, embebido con los adjetivos, soberbio en el verbo, bien plantado como los toreros de antes y el público seducido para recibir el quite. Una larga cambiada al aire y nos habló del tango, de sus paseos en busca de la milonga zaragozana que podría empezar en la Plaza de San Agustín para contornear la silueta mudéjar de La Madalena y morir en el estrechísimo pasillo del Crápula. El tango subterráneo de la Plaza de Sas y el soleado de la plaza José Sinués dónde un día festivo y pilarista descubrí envidioso el poderío de Alonso Cordel al mando del tango.
El poeta acompañó su explicación con papirofléxica geográfica de rotativa, un pliegue por aquí y un dobladillo por allá a una hoja de periódico para mostrar con agilidad de tahúr como existe un polígono mágico del tango conformado, además de las citadas de San Agustín, Sas y Sinues, por la Plaza de España, del Pilar y Santo Domingo. Alonso Cordel se suspendió un segundo en su propia sonrisa, esperó a que las notas del bandoneón impregnaran las paredes del Pabellón de Zaragoza en la Expo, se levantó parsimonioso en los pasos, descendió los dos escalones que separaban el estrado del lugar dónde vivimos los humanos, se acercó a las mesas y me lanzó una mirada cómplice, una mirada sólo para mi, los ojillos chispeantes de los grandes momentos, iba satisfecho y esa presencia me la guardo como un tesoro. Me sobrepasó y le perdí de vista durante un segundo, no me importó porque el instinto me dictó que intención movía al poeta.
La música ya era todo lo importante cuando Alonso Cordel y su pareja de baile deslizaron sus pies. Dos cuerpos unidos, cebados en los giros, distantes en los desplazamientos y ajustados en las paradas para repicar. Los mortales en silencio mientras los dioses de la pista nos regalaban ternura, pasión y la caricia suave de los que poseen el alma imperecedera de los artistas. La música dejó de sonar en un abrazo y mi mujer gritó el ¡Bravo! más espontáneo y sincero que jamás le he escuchado.
La bailarina regresó a su silla, el poeta retomó el estrado, la poesía apostada en los medios y los tendidos entregados. Reinició la lectura con uno de sus poemas dedicados al arte de bailar el tango. Medido en la oxigenación, requiebro alrededor de los tacos, de nuevo la palabra excelsa del poeta, gambeteos en el medio centro, chilenas frente a la media luna, gaucho veloz por las bandas y certero en el área chica dónde los goleadores se la juegan.
Alonso Cordel genio y figura dio una lección magistral de cómo aunar literatura de altos vuelos con espectáculo fino y elegante, ¡y que no se asusten los puristas por la unión de poesía y entretenimiento!
Fue una sesión subyugante, una demostración, otra más, del poderío escénico del maestro, templado en los tiempos, lince en la mirada, cautivador en la dicción, gustándose por derecho. Media hora para romperse la camisa.

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8 Comments:

At 10 agosto, 2008 22:02, Anonymous Anónimo said...

Que pena no haber tenido una grabación del acto.
Un ¡bravo! para Alonso Cordel.

 
At 11 agosto, 2008 13:36, Blogger Manuel Martínez Forega said...

Estupendas reseñas, Javier. El Silbo y yo mismo las celebramos por todo: por su dicción, por su elegancia, por el interés y por el recordatorio.
Y te digo lo mismo que Octavio: ¿Cómo es posible que, estando allí, no te acercaras a tomar un cafecico con nosotros?
(Las fotos estupendas también).
El día 13 estaré yo en el Pabellón con el Sopeña a eso de las 16,30, como siempre, y hasta las 17,30. Si pasas por allí, pásate también por nosotros.
Un abrazo.

 
At 11 agosto, 2008 20:18, Blogger pepe montero said...

Alonso Cordel, el John Wayne del tango, el Gary Cooper de la poesía, el Chopin de lo nocturno. Esencia de lo esencial en un millón de tertulias salidas de su cervantina uretra.
Poseedor del Santo Grial de la lírica.

Buena crónica. Lástima no haber estado.

Abrazos.

 
At 11 agosto, 2008 21:03, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Sagrario.

A veces, en el paso de las dimensiones humanas a las del DVD se pierde la esencia.
¡Bravo! (me apunto)
Salu2 Córneos.

 
At 11 agosto, 2008 21:06, Blogger Javier López Clemente said...

Hola Mister Forega y bienvenido a esta bitácora, aunque dudo si alguna vez ya se acercó hasta aqui. REcuerdo un quítame de aqui esas tetas con los Stones de por medio, pero creo que fue en su feudo.
En cualquier caso, bienvenido.

Gracias por los adjetivos y en la próxima nos saludamos. Tengo ganas de ver a Sopeña, todo depende de mi calendario y el sueño que arrastre, esas siestas agosteñas son peligrosas ;-)

Salu2 córneos.

 
At 11 agosto, 2008 21:07, Blogger Javier López Clemente said...

HOla Pepe Montero y bienvenido a esta bitácora.

Alonso Cordel es un maestro, ya se habló de él en los inicios de esta bitácora, de los días de subir al último piso de Puerta Cinegia, sentarte en un butacón negro, clazarte unos cascos y disfrutar con su voz.

Salu2 Córneos y gracias por los adjetivos.

 
At 11 agosto, 2008 22:34, Blogger Manuel Martínez Forega said...

Naturalmente que me asomo, Javier (en secreto); lo hago con regularidad.
Espero verte.

 
At 25 enero, 2011 22:05, Anonymous viagra online said...

como dices fue poco comun el trabajo de esta vez, pero de igual manera se resive con gran alegria y mucho gusto, igual sigue siendo el trabajo de un genio como Alonso Cordel.

 

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