The Police en Barcelona
Las tardes plomizas del verano de 1979 eran propicias para convertirnos en perros pulgosos en busca de un refugio a la sombra, y no había mejor guarida que el sótano del chalet de Enrique Vera Remartinez. Su padre era Facultativo de Minas y como tal, tenía derecho a vivir en una de las casas con jardín entre la carretera y el campo de fútbol La Vega. Bajar al sótano siempre resultó una aventura emocionante hasta que aquella tarde de verano el hermano mayor de Enrique cambió nuestra percepción infantil de la música. Arturo trajinaba montones de discos nuevos en medio de la oscuridad rota por un pequeño flexo. “Exodus” de Bob Marley, “Even in the quietest moments...” de Supertramp y entre sus manos “Outlandos d'Amour” de The Police. Presenciamos el rito en silencio reverencial: Rasgó el plástico, sacó el vinilo, lo insertó en el plato y colocó la aguja con excelso cuidado sobre la superficie que giraba a 33 rpm. El volumen atronador no nos dejó ni respirar, inmóviles, boquiabiertos e impactados, escuchamos de una atacada "Next to You", "So Lonely" y "Roxanne" El cóctel del reggae, rock y jazz se infiltró en nuestro cuerpo y tal vez allí, en el sótano de Enrique Vera Remartinez, descubrí que la música era capaz de hacer circular electricidad por mi cuerpo.
Cuando alguien me preguntaba cual era el concierto al que me hubiera gustado asistir y nunca lo había hecho, la respuesta siempre fue la misma: The Police. El grupo británico irrumpió en la escena musical con gran fuerza con aquel sonido que algunos llamaban reggae blanco, pero que en cuanto rascabas un poquito aparecía la destilación del punk. Llegaron a lo más alto y se separaron en lo que parecía una situación irreconciliable. Más tarde Sting editó uno de los mejores discos que he escuchado. Compré el doble en directo “Bring on the nigth” en Las Palmas de Gran Canarias, el día que terminé la mili, un segundo antes de tomar un vuelo con el tiempo suficiente como para intentar recuperar mi propia identidad borrada entre los galones de cabo, la artillería de tierra del glorioso Ejercito Español y los litros de Kalimotxo en el Guretxea.
Eran demasiados recuerdos para perderme el retorno de The Police a los escenarios. José Luís y Sandra consiguieron las entradas y tuvieron el inmenso detalle de reservar un par de ellas a mi nombre, ese fue un gran día y lo quise celebrar con un viaje al recuerdo. El trastero de mi pisito zaragozano fue lo que encontré más a mano para remedar el regreso al sótano: De las cajas apiladas de vinilos saqué los discos de The Police para darme cuenta que desde hacía demasiado tiempo no tenía un plato que girara a 33 rpm.
Las inmediaciones del Estadio Olímpico de Barcelona eran un hervidero por el que nos escurrimos hasta llegar a las vallas de acceso a la puerta Maratón número 1. Descendimos deprisita por las gradas hasta pisar las placas de plástico que protegían la hierba, secar el puesto de cerveza ambulante, bailotear con Bob Marley y sentir que el sueño se iba a hacer realidad.
El concierto comenzó con un sonido de gran calidad, ondas envolventes para ampliar la voz de Sting a un volumen inusualmente bajo, tan inusual como su desconchado Fender Jazz Bass. Fueron minutos de introspección hasta llegar a la duda… la emoción no venía. La banda seguía desgranando sus grandes éxitos, todos reconocibles, todos mil veces escuchados. El volumen subió un poco pero aún se podía hablar como en el salón de casa mientras Summers dictaba clases magistrales a las cuerdas de una Stratocaster y Copeland tocaba la batería con guantes – no hay figura retórica en esta afirmación – pero con la misma energía de siempre. Bailamos mucho, desde los saltos de rigor hasta agarrados como en un bolero, era, de nuevo, como en el salón de casa pero con una sola, excepcional, diferencia: Sting, Summers y Copeland estaban allí en carne y hueso, presentes, resucitados y con un homenaje a la memoria colectiva de una generación que no encontró nostalgia en el escenario, al contrario, asistimos a un electrizante concierto de tres tipos con una gloriosa personalidad, sólo música y nada de añoranza.
Al terminar el concierto recordé lo que escribí en estas páginas durante la última visita de los Stones al suelo patrio: La pena que sentí por no acudir al que – y no te rías – parecía su última gira mundial, y como suplí aquel sentimiento con una maratoniana sesión de videos de la banda. Bajando las escaleras de Montjuiic me asaltaron esas mismas dudas pero al revés ¿Habría sido suficiente un visionado de todos los vídeos de The Police? Una pregunta muy peligrosa a menos de quince días para el regreso de Héroes del Silencio al Estadio de La Romareda de Zaragoza.
Cuando alguien me preguntaba cual era el concierto al que me hubiera gustado asistir y nunca lo había hecho, la respuesta siempre fue la misma: The Police. El grupo británico irrumpió en la escena musical con gran fuerza con aquel sonido que algunos llamaban reggae blanco, pero que en cuanto rascabas un poquito aparecía la destilación del punk. Llegaron a lo más alto y se separaron en lo que parecía una situación irreconciliable. Más tarde Sting editó uno de los mejores discos que he escuchado. Compré el doble en directo “Bring on the nigth” en Las Palmas de Gran Canarias, el día que terminé la mili, un segundo antes de tomar un vuelo con el tiempo suficiente como para intentar recuperar mi propia identidad borrada entre los galones de cabo, la artillería de tierra del glorioso Ejercito Español y los litros de Kalimotxo en el Guretxea.
Eran demasiados recuerdos para perderme el retorno de The Police a los escenarios. José Luís y Sandra consiguieron las entradas y tuvieron el inmenso detalle de reservar un par de ellas a mi nombre, ese fue un gran día y lo quise celebrar con un viaje al recuerdo. El trastero de mi pisito zaragozano fue lo que encontré más a mano para remedar el regreso al sótano: De las cajas apiladas de vinilos saqué los discos de The Police para darme cuenta que desde hacía demasiado tiempo no tenía un plato que girara a 33 rpm.
Las inmediaciones del Estadio Olímpico de Barcelona eran un hervidero por el que nos escurrimos hasta llegar a las vallas de acceso a la puerta Maratón número 1. Descendimos deprisita por las gradas hasta pisar las placas de plástico que protegían la hierba, secar el puesto de cerveza ambulante, bailotear con Bob Marley y sentir que el sueño se iba a hacer realidad.
El concierto comenzó con un sonido de gran calidad, ondas envolventes para ampliar la voz de Sting a un volumen inusualmente bajo, tan inusual como su desconchado Fender Jazz Bass. Fueron minutos de introspección hasta llegar a la duda… la emoción no venía. La banda seguía desgranando sus grandes éxitos, todos reconocibles, todos mil veces escuchados. El volumen subió un poco pero aún se podía hablar como en el salón de casa mientras Summers dictaba clases magistrales a las cuerdas de una Stratocaster y Copeland tocaba la batería con guantes – no hay figura retórica en esta afirmación – pero con la misma energía de siempre. Bailamos mucho, desde los saltos de rigor hasta agarrados como en un bolero, era, de nuevo, como en el salón de casa pero con una sola, excepcional, diferencia: Sting, Summers y Copeland estaban allí en carne y hueso, presentes, resucitados y con un homenaje a la memoria colectiva de una generación que no encontró nostalgia en el escenario, al contrario, asistimos a un electrizante concierto de tres tipos con una gloriosa personalidad, sólo música y nada de añoranza.
Al terminar el concierto recordé lo que escribí en estas páginas durante la última visita de los Stones al suelo patrio: La pena que sentí por no acudir al que – y no te rías – parecía su última gira mundial, y como suplí aquel sentimiento con una maratoniana sesión de videos de la banda. Bajando las escaleras de Montjuiic me asaltaron esas mismas dudas pero al revés ¿Habría sido suficiente un visionado de todos los vídeos de The Police? Una pregunta muy peligrosa a menos de quince días para el regreso de Héroes del Silencio al Estadio de La Romareda de Zaragoza.
16 Comments:
¿Empacho de expectativas?..siempre he querido saber que es realmente eso.
(Que a mí me pasa también y lo suelo achacar a que hago, a veces, las cosas fuera de mi momento)
¿La vuelta de Héroes...?, ¡que momento!
Abrazos findesemaneros.
Hola Lamima
Yo no lo llamaría "empacho de expectativas" tal vez sea una mala gestion de las expectativas, o alemamiento preocupante de la realidad, o el canto del cisne. Eso es lo que me preocupa... no saberlo.
Las cosas fuera de mi momento, puede ser una causa aunque a mi me gustaría pensar que es la incapacidad por asimilar el momento, precisamente por un error en el cálculo de las expectativas.
Salu2 córneos.
Hubiera alucinado en ese concierto, pero no pudo ser. Dentro de poco tengo otro de otros míticos, pero españoles (Héroes del Silencio).
Un abrazo.
En unos dias, el 6, estaré viendo a Héroes del silencio. Va a ser una noche estupenda.
Un abrazo
Magda
Mira la suerte que tienes!!!
un abrazo y felicidad para Octubre
Hola Javi!!
Mira qué buen apronte me has dado. Yo tengo ya comprada mi entrada para el recital que darán acá en Diciembre....tu post no ha hecho más que redoblar mis expectativas. Me ha pasado algo similar, considerando que The Police vino por única vez a este país el año 1980, cuando yo contaba apenas con 6 años...desde entonces que me gustan, pero no había forma que a esa edad me permitieran ir a la tocata que, por otro lado, pasó casi desapercibida gracias al oscurantismo en que nos tenía sumidos el dictador de turno. Años después nos vinimos a enterar en este culo del mundo, que Police la rompía en todos lados. E incluso Sting nos ha visitado en un par de oportunidades como solista, pero claramente no es lo mismo. Así que este revival es más que bienvenido para los que hemos crecido soñando con ver su performance en vivo, ya que no podremos decir lo mismo de Nirvana, ni The Beatles, ni de Elvis.
Un beso al viento para ti!!
PD: Claramente he ignorado el alcance que por esos pagos tiene nuestra común expresión "la raja"...Entonces creo que morirías de tanto reír si supieras de la existencia de nuestra "Polla Chilena de Beneficencia"... :-P
Cómo te lo pasas ;-) de concierto a concierto viendo videos...por si toca.
Que envidia más sana te tengo, a mi Police me conquistó cuando ya no formaban grupo, los conocí gracias a Sting al que me hice muy aficionada. Era una cría, adolescente, pero me encantaba escuchar su música y me pasaba horas y horas haciendolo. Escuché también algo de Police y me convertí durante años en esa chica rara que no escuchaba a Los Hombres G, que era lo que debería hacer con mi edad y mis amistades. Como ves he sido "rarilla" en cuanto a gustos, pero contenta por ello y por que coincidamos mucho más.Un abrazo.
Hola Jaav y bienvenido a esta bitácora.
Muchos estamos esperando a los cuatro conciertos españoles de Héroes y por lo visto allende los mares la cosa pinta muy bien.
Salu2 Córneos y un abrazo
Hola Magda.
Unos el día 6, otros el 10 o el 12, hasta el veinte y el veintisiete. Muchas espectativas y mucha energia, seguro que será una noche estupénda.
Salu2 Córneos y un abrazo.
Hola Andrea.
La verdad es que fue una suerte que nos reservaran esas entradas.
Salu2 córneos y un abrazo.
Hola Cleo.
Una gran noticia que la reseña eleve aún más tus ganas de ver a The Police, ¡¡¡menos mal que tus papas no te llevaron a ese concierto con seis años!!! (no esta mal conocer a alguien con sentido común ;-))))))
Salu2 córneos.
jajajajaaja entre rajas y pollas ande el juego, aunque sea de la Beneficiencia jajajajaja
Hola Ana.
De concierto en concierto y tiro poque me toca. Y menos mal que para las próximas fiestas del Pilar mi turno de trabajo hace muy difícil que pueda acuidir a muchos de los eventos musicales programamods :-(
Salu2 Córneos.
Hola Gubia.
Ese viaje lo han realizado mucha gente de la generación posterior a The Police, teniendo en cuenta la carrera musical de Sting.
Salu2 Córneos y regusto en los gustos ;-)
Mi querido Javi:
Siempre he admirado tu pasión por la música...y hoy lo vuelvo a reiterar.
saludos, monique.
Hola Monique.
La música, una banda sonora en mi vida, eso es lo importante, como tu visita.
Salu2 Córneos.
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